Partida Rol por web

Eckhart asintió ante el comentario de Hilda, no exento de gracia por la situación:

- Bueno, vamos a avanzar, pero esto de entrar en la casa del maloso con tanta familiaridad me produce una irónica sensación de ánimo. Es como las viejas epopeyas, vamos a salvar el mundo y nos ahogaremos en cerveza para celebrarlo, quizás hasta alcanzar la semi-divinidad. Es excitante, si señor... - Se dio cuenta tarde de la frase.- Emocionante, es muy emocionante.

El guardia parece dubitativo un instante, se aparta de la puerta y dice algo por un comunicador. Parece extrañado, os mira, y dice "¿esta seguro?". El comunicador responde, y el guardia se encoje de hombros y hace unos gestos al guardia de la garita. Acto seguido, la verja metálica se abre y el guardia os invita a pasar.

- El señor Fronson dice que les espera, y pide que por favor hagan bajar al tirador que tienen ubicado en el risco mas alto, ya que no le gustaría ponerse desagradable

Con mi oído antinaturalmente amplificado por los dones de mi padre, escucho al guardia de la puerta mientras responde a Ian. Miro a Eckhart a mi lado con la pistola desenfundada y un gesto interrogativo.

- Nos espera... - repito. De alguna forma no me sorprende. Las noticias de la muerte de su hermano y de los gigantes en el pueblo de los enanos deben de haber llegado aquí mucho antes que nosotros. A poco que Gunnar haya sabido sumar dos y dos, habrá deducido que seguiríamos nuestra búsqueda del Corazón del Invierno hasta aquí. Por mucho que me resista a creer que un gigante es capaz de sumar, me fuerzo a recordar que no se llega a director de una compañía sin al menos una mínima inteligencia. - Estoy segura de que es una trampa, pero no tenemos mucha más opción.

Busco a James con la mirada. Los guardias le habían detectado como "tirador", pero no han hecho ninguna alusión respecto a Eckart y a mi. Es posible que desconozcan nuestra presencia, aunque dadas las circunstancias no creo que el gigante comparta su ignorancia.

Espero la reacción de Eckhart, haciéndole un gesto como si le invitara a entrar en la finca, tal y como han sugerido los guardias.

Me mantengo atento a todo cuando de repente algo llama mi atención. El tipo de la puerta señala en mi dirección mientras habla con Ian y Hagger.

- ¿Realmente me han visto? - me pregunto. ¿Como lo han hecho?

Observo como Hilda me mira pero no dice ni hace nada así que permanezco atento sin moverme en espera de alguna señal de mis compañeros.

Otro mensaje llega al guardia de la puerta

- Ah, y por supuesto la invitación también va para sus dos compañeros más rezagados.

Quedo en la clásica pose de haciendo dedo para señalar para atrás y boquiabierto tras escuchar al gigante...

-Eh, si. No, no no no... Digo entraremos sin ningún problema.- Haciendo ademan con la cabeza a Eckhart y a Hilda.

-Pasa que Fronson es un primo segundo del sobrino de mi padre -creo-, y nos estaba esperando...- Digo palmeando el hombro del guardia y dirigiendome hacia la mansión como si nada, sin contar la cara de llanto que puse cuando adelante a los guardias y ninguno podía verme.

Siguió las instrucciones de Hilda mientras tanteaba a Tejedestinos en sus manos, como siempre ansiosa por matar gigantes con su hoja serrada ligeramente. Eckhart pensó en el primer hombre que empuñó esta lanza y en aquellos que la forjaron, de seguro que se sentirían orgullosos de ver como su creación y su legado perviviría en él. Esos cabrones sabían de su presencia, mal asunto... Habría que ir sigilosos y pillar por sorpresa a Fronson.

- Bueno, es hora de infiltrarse, veremos qué les cuenta a estos y si se pone duro, lo molemos a palos...

Miro a Eck arqueando una ceja.

- ¿Infiltrarse? - pregunto sin entender a qué se refiere. - Va a ser complicado si los guardias de la puerta ya saben que estamos aquí. El gigante nos está esperando, así que podemos dar por perdido el factor sorpresa...

Enfundo la pistola y me dirijo hacia la entrada.

- Al menos nos están invitando a pasar. Con suerte podremos evitar un baño de sangre. No me hace mucha gracia enfrentarme con humanos. - Casi sonaba irónico que dijera eso después de la matanza de gigantes que llevamos a cabo en el pueblo de los enanos. Sin embargo, habíamos recibido nuestros dones para enfrentarnos a las semillas de titán y, de alguna forma, utilizarlos con humanos era faltar al deber de nuestra herencia divina. Claro, que era posible que estos humanos supieran que trabajaban para un gigante...

Salí finalmente al camino. Si los humanos trataban de atacarme, no me costaría mucho sacar mi arma y terminar con ellos antes de que tuvieran una segunda oportunidad. Con paso decidido me acerco a los guardias.

- Bien, ¿dónde podemos encontrar al señor Fronson? - les pregunto sin rodeos. - Ya que sabía que íbamos a venir podía haberse molestado en salir a recibirnos...

Espero la respuesta de los guardias sin mirar hacia atrás. James y Eck saben que nos están esperando, pero no han dado muestras de querer salir. Si no les hubieran detectado, tal vez sería una buena idea esperar atrás, pero no es el caso, así que no estoy muy segura de si separarse ahora es buena idea.

Los guardias siguen armados, pero no empuñan sus armas ni apuntan a nadie

Resignado, guardó la lanza de nuevo en sus tres piezas y de ahí a sus fundas. Avanzó junto a Hilda en todo momento, no iba a abrir mucho la boca si no era necesario, prefería dejarle a ella las presentaciones y él quedarse en segundo plano como un muro de carne, su principal función por el momento.

- De acuerdo, tu guías, yo te sigo. Me mantendré en silencio para no chafar el diálogo demasiado.

Los guardias os dejan pasar, pero antes os hacen una advertencia.

- Las armas, por favor. Si quieren ver al señor Fronson, tendrá que ser desarmados.

Me paro y miro a los guardias con una sonrisa, imaginándome a Hagger dándoles su espadón con el filo por delante.

- ¿No os han contratado por vuestra inteligencia, verdad? - les pregunto con tono irónico. - Si quieres nuestras armas tendrás que quitárnoslas, y te aseguro que no estás capacitado ni para intentarlo.

Desenfundo a Ehiwad y la levanto en son de paz mientras le saco el cargador. Con un gesto hábil saco de él las tres balas que contiene, dejándolas caer al suelo. Meto el cargador vacío y vuelvo a guardar el arma.

- Eso es todo lo que vais a conseguir. Agradece que te de la munición aún en su casquillo. Ahora, si no nos dices donde encontrar a Fronson, el cual supongo que también estará armado, tendremos que buscarle por nuestra cuenta.

Les miro desafiantes. Si el gigante les ha dicho que veníamos y como afirman, nos está esperando, será casi mejor que no le hagan esperar.

El guardia traga saliva con pesadez; aquella valkyria había conseguido asustarle de verdad

- Esta bien, pero no hagan tonterías. Nosotros también tenemos armas