Partida Rol por web

Cuando la posadera menciona el bosque, no puedo evitar estremecerme al recordar mi sueño. La historia de la desaparición de su hija es casi la gota que colma el vaso en la suma de acontecimientos extraños que estoy viviendo durante este trayecto del viaje.

Pero ahora no es momento de meditar todo esto. Si puedo ayudar de algún modo lo haré.

- Le acompaño -digo a Modesto mientras yo también busco algo con que calzarme y abrigarme.

Tomaré la pistola que tengo bajo la almohada, intentando que no lo vea Idrich, y también el candil.

A la mujer le caen lagrimas por las mejillas mientras os mira agradecida por vuestro ofrecimiento.

Si, Etel siempre utiliza la puerta de atras para ir al pozo, pero no la han visto alli...

La mujer abre de pronto los ojos como si se hubiese dado cuenta de algo.

Quiza haya ido por el cementerio. El pozo esta cerca, pero nadie atraviesa el cementerio para ir, asi que no la habran buscado alli... Me la traeran de vuelta, ¿verdad? Mi pequeña Etel.

Respiro agitadamente; se parecía a ella, menuda pesadilla, ha sido horrible.... Todavía dormido y confuso, me incorporo a medias en la cama y miro hacia la cama de al lado para comprobar si estoy solo otra vez.

Estas solo, la cama de al lado esta vacia y ni siquiera esta deshecha.

-Intentaremos traerla de vuelta... - tan pronto temino de pronunciar estas palabras me doy cuenta de que no han sonado demasiado esperanzadoras, pero creo que cualquier palabra es igualmente poco consuelo para Idrich en estos momentos. -El cementerio será un buen lugar para empezar a buscar- concluyo mientras compruebo que Modesto está listo para partir.

Lampara en mano me apresto hacia el cementerio, no sin antes pensar lo aterrador que aquello me resultaba, si había cosas que no hacia era caminar en una noche húmeda entre lapidas y huesos fosilizados. Pero la situación lo ameritaba, aquella pobre niña podía estar pasándola muy mal en aquel lugar.

- Estoy listo Thomas, encontremos a esta pequeña - sin más le sonrió a la posadera tratando de infundirle confianza en nosotros, mientras me encamino hacia la sala de baño y el cementerio.

Salís de la taberna por la escalera de atrás, que es una entrada de servicios. A pocos metros veis la vaya de madera que indica los limites del cementerio. Una densa niebla cubre el suelo, por lo que apenas veis donde pisáis, y solo podéis ver la parte superior de las lapidas.

La temperatura ha bajado sensiblemente, o quizá al estar dentro hace unos instantes se nota ahora mas el frió.

Me ajusto aún más la capa para combatir el frío mientras dirijo la luz de la lampara hacia las lapidas en busca de alguna pista.

Antes de partir observo que Modesto toma una lámpara que nos servirá mucho mejor que el pequeño candil de la habitación, así que dejo este último sobre la mesita. Una vez en el exterir, empuño mi pistola y mantengo los ojos bien abiertos, oteando a mi alrededor mientras sigo los pasos de Modesto. La niebla dificulta la búsqueda, así que me esfuerzo en poner los cinco sentidos.

Modesto ve un movimiento, y rápidamente ilumina el lugar con la linterna, haciendo que Thomas, que no lo habia visto, pueda ahora ver con claridad una pequeña puerta de madera que cuelga de sus goznes, abierta, y meciendose al ritmo de la brisa nocturna.

-¿Qué sucede?- pregunto a Modesto con un susurro. Hago una pausa mientras me fijo en la puerta y continúo. -¿Cree que la niña ha podido entrar ahí? En cualquier caso, supongo que lo mejor será asegurarnos...

No puedo evitar recordar mi incursión, junto al doctor, en la cripta del bosque cercano a la Mansión Vadja. Sólo espero que aquí no encontremos más murciélagos, o algo peor.

Al ver el movimiento de la puerta de madera no puedo más que sobresaltarme, sin lograr articular palabra alguna hasta que mi mente logra convencerse de que no hay peligro en una pequeña puerta.

- Echemos un vistazo, mejor asegurarse que la niña no haya caído por la zona 

Llevo la lampara al frente tratando de ver en el interior de aquel lugar con la esperanza de encontrar algún rastro de la pequeña Etelka.

Atravesáis la pequeña puerta de madera entrando en el cementerio. El cementerio parece bastante grande para lo que es el pueblo, lo que indica que debe llevar ahí muchos años. Hay numerosas lapidas diseminadas desordenadamente, pero la mayor parte de las tumbas no son de gente adinerada, y en ellas las lapidas se sustituyen por cruces de madera, en las que apenas se lee un nombre y una fecha.

A simple vista no se ven los límites del cementerio a causa de la niebla, pero suponéis que será probablemente cuadrado. Os encontráis en el extremo norte del mismo, y el cementerio se extiende hacia el este, el sur y el oeste.

La tierra esta húmeda, pero no hasta el punto de convertirse en barro, por lo que no podéis apreciar huellas ni ningún otro rastro a simple vista.

Sin separarme demasiado de la iluminación de la lámpara, exploro en dirección sur tratando de descubrir algo que nos indique que la niña está, o ha podido estar, aquí. Me siento tentado de exclamar su nombre repetidas veces, por si estuviese cerca y nos pudiese escuchar, pero prefiero esperar por ahora.

Me levanto de la cama, me pongo la bata, miro la hora y salgo a investigar al pasillo; no sin un claro sentimiento de dejá vu.

Has dormido poco mas de media hora, pero sin embargo cuando sales al pasillo no oyes ningun ruido. El pasillo esta levemente iluminado por una luz que viene del piso de abajo, aunque en su recorrido pierde casi toda su intensidad al llegar a lo alto de la escalera.

Al ver que Tomas observaba pensativo hacia el sur comienzo a examinar la zona que nos rodeaba sin alejar demasiado la lampara de mi compañero.