Partida Rol por web

El agujero del suelo, similar a un pozo es oscuro y ocupa parte del pasillo que se extiende tras la puerta que teneis enfrente. Cuando el Doctor se acerca puede oir el eco de su propia voz en el pozo, pero nadie le responde. Las luces que portais apenas si iluminan la abertura, y definitivamente no teneis ni idea de cual debe ser la profunidad, pero probablemente bastante.

El esfuerzo por abrir la puerta me había dejado sin aire. Sumado al miedo fue imposible que me moviera para ayudar a Costantine. Había sido egoísta pero al ver caer al Padre Berky atravesado por aquella fantasmal garra, solo podía pensar en huir, correr y esconderme de todo aquello. Pero mis piernas no respondían, no me pude mover siquiera un cm para escapar del lugar.

El agujero parecía terriblemente profundo, había llegado a él… no puedo recordar cómo, todavía sentía las piernas entumecidas por el temor. Sin embargo estaba junto a mis compañeros observando el mancho negro en el piso.
- De.. debemos bajar – sin poder pensar con claridad fue lo único que pude decir, sabía que allí encontraríamos las respuestas que estábamos buscando.

- ¡...De inmediato ! continuo las palabras de Modesto. Todo ha pasado tan rápido, no hemos podido hacer nada. Primero la hermana y ahora el hermano, en verdad esto es una maldición. En ese momento recapacito, y miro al suelo, ahí cubierto de sangre y polvo yace el cuerpo del padre Berky. Santo dios... no podemos dejarlo así, ayúdenme a llevarlo hasta el salón digo mientras hago al amago de levantarlo por los hombros.

Esa criatura y Constantine deben de haber caído en algún lugar de las catacumbas de este castillo. Creo que ninguno de nosotros tiene una cuerda, por lo que sugeriría que fuésemos al pasadizo de la capilla y desde allí empezáramos a buscar a los desaparecidos Vadja si es que la caída no lo haya matado...

¿Bajar? Creo que es hora de que nos planteemos salir de este maldito lugar parecía totalmente decidido Señores ¿Que se nos ha perdido aquí? Ahí abajo podemos encontrarnos cualquier cosa. ¿Están dispuestos a sacrificar sus vidas?

-Sí-respondo sin preámbulos a la pregunta de Thomas-. Porque mi trabajo es salvar vidas en la medida de lo posible, pero ai alguno quiere abandonar que lo haga ya. Busquemos uan cuerda, yo quiero bajar ahí. Vamos-digo mientras ayudo a Abberline con el cadáver del padre Berky.

¿Salvar vidas? ¿Y que hay de la nuestra? ¿Ha perdido usted la cabeza? dijo al doctor viendo como éste intentaba bajar por la oquedad. ¿Cree que bajando por ahi vamos a salvar a alguien?

Propongo que volvamos al pueblo y pidamos ayuda dijo a los demás buscando en ellos algo de la cordura que parecía haberse marchado de la cabeza de Heideck

¿Qué opinan?

-Nadie le está obligando a venir, señor Thomas-le digo algo más seco de lo que me gustaría, pero su estado anímico me afecta un poco-. Intente pedir ayuda en el pueblo...le trataran como a un loco-le explico con algo más de paciencia.

- No quiero perder la vida en este castillo, pero mi consciencia de caballero me impide abandonar a estas personas en peligro a una muerte segura - No se de donde logro sacar fuerzas para expresar aquellas palabras con tanto convencimiento, la idea de la muerte fue algo que siempre me aterro, pero no quedaría como cobarde una vez más. Ya era hora de enfrentar mis temores - Thomas, comprendo tu temor y lo comparto. Momentos antes hubiese sido el primero en salir corriendo de este lugar... - se me hace un nudo en la garganta al recordar la atrocidades que habiamos visto desde nuetra llegada - hemos visto demasiado para dejar en manos de ese monstruo a la señorita Katia y a su hermano. Yo voy con usted doctor.

Tras aquellas palabras me pongo  a buscar algo que nos permita decender por aquel agujero. Tal vez los cordones de las cortinas resistan lo suficiente. 

- Un arma - murmuro para mi mientras continuo recorriendo la habitación - recuerdo haber visto unas espadas colgadas en alguna parte.

Actuando solo por impulso tome una de las hachas que adornaban las paredes del catillo junto con unos cuantos metros de soga. No puedo recordar si fue del depósito de la cocina o de algún otro sitio, todo había pasado muy rápido y en ningún momento pude sacarme la imagen del padre Berkey siendo atravesado por la garra de aquella criatura. Algo que me atormentaría durante todo la vida, sin embargo algo me llevaba a enfrentarlo, no podía permanecer quieto ante la posibilidad de que un alma inocente como la de la señorita Katia pasara por lo mismo.

Atando un extremo de la cuerda a la puerta y el otro a una de las lámparas de aceite comencé a bajar la misma por el hoyo hasta que la misma hiciera tope contra el piso.

Luego de ello, y haciendo acopio de un gran valor que nunca hubiese siquiera imaginado que poseía, le tendí la cuerda a mis compañeros y me encare a aquel negro abismo. Ajustando previamente el hacha a mí cinto.

- Señores, nos veremos en la próxima vida – tras lo cual comencé a bajar por la cuerda antes de que aquello que me motivaba a moverme terminara pode desaparecer. – Déjenme ver si es seguro.

Modesto se lanza en solitario por el pozo, tras atar la cuerda a la puerta lo mejor que puede.

Señor Arrabbiati. Por todos los santos. Le ruego que apele usted a la cordura y vuelva aquí arriba dijo Thomas mientras su cuerpo se doblaba para asomarse por aquella apertura. Estaba seguro que bajando por allí solo se podría acabar en el sitio donde había nacido la terrible maldicion que asolaba a esta casa y a sus ocupantes. Un lugar que no debía ser muy diferente al Infierno.

Modesto ha atado la cuerda a la puerta, pero con las prisas el nudo no esta bien hecho y se esta deshaciendo. En cuestion de unos segundos la cuerda cedera al peso de Modesto.