Partida Rol por web

Khuran esperaba que, de un momento a otro, aparecerían aquellos seres primitivos.

Vamos a ver por qué están causando tantos problemas en Costalejana.

Entráis en aquellas cavernas. Las posibilidades de ocultarse no eran muchas, pero vuetros recursos os permiten avanzar sin problemas. Tras un par de minutos, llegáis a una zona más amplia y escucháis el inconfundible sonido de alguien alarmado por la presencia de una luz que no debería estar allí.

En cuanto giráis una esquina, un grupo de 4 trogloditas parecen dispuestos a atacar a los intrusos...

Talos se esconde entre las sombras con el arco preparado y un flecha entre los dedos.

Khuran se prepara para escudar a sus compañeros de cualquier daño que puedan recibir, listo para lanzar sus conjuros defensivos.

Al igual que Talos, me intento esconder con los estoques desenvainados mientras espero la reacción de Khuran y el resto.

Mako avanza lentamente, quedando por delante de sus compañeros. Se mueve con las manos en alto, mostrado las palmas vacías. Empieza a hablar esperando que alguna de las criaturas entienda el idioma común.

Venimos a hablar con vosotros en representación del poblado del asentamiento humano de la costa. Queremos llegar a un acuerdo para que termine la violencia entre vosotros y ellos...

El monje mira a los troglos para intentar ver si le están entendiendo.

Los trogloditas echan mano de sus jabalinas y gruñen algo en un idioma gutural...

Acaban de decir que no quieren diplomacia...

Thindiel comienza a sentirse debilitado por el hedor de los humanoides.

Talos empieza a oler un pestuzo inimaginable. Por miedo a ser descubierto, aguante la respiración y mira con recelo a Varanil que está escondido junto a él.

¡Por Pelor! Qué les darán de comer a estos elfos...

Moviendo la cabeza de un lado a otro, intento aguantar el terrible hedor que desprende este lugar. Cada vez estoy más seguro que estos seres no merecen ni estar en este sitio, y mucho menos siendo tan ariscos.

Habrá que enseñarles modales pienso cuando oigo a Thindiel.

Justo en ese momento, respiro más hondo de lo que debería y una terrible arcada se eleva hacia mi boca, arrastrando algo de bilis y dejándome un regusto ácido en la garganta.

Con un gesto de la cabeza, animo a Talos a que ensarte a uno de esos miserables de un flechazo, antes de lanzarme al combate.

Parece que poco diálogo puede haber con estos seres. Esto de que vivan en cuevas, ocultos de la Luz de Pelor, ya debería haber sido suficiente indicio de la oscuridad que mora en sus almas...

Mako, ¿quieres que te bendiga con la Lengua de Pelor, para que puedas comunicarte con estas criaturas?

Mako mira con desconfianza las jabalinas.

Pues no sé que decirte sacerdote, pero si estás dispuesto puedo volver a intentarlo en su idioma. Eso sí, luego echaros para atrás por si sale mal. -Termina su frase con una media sonrisa