Partida Rol por web

La máscara de la Muerte Roja

4. Sala verde - 2ª parte.

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02/08/2013, 01:47
Director

Los invitados y sirvientes del difunto príncipe Próspero se enfrentaron a una nueva noche de intranquilidad e insomnio. El miedo, la inseguridad y aún la culpabilidad en algunos casos, se mostraban evidentes en cada rostro, que ahora bajo la luz de la sala verde, cobraba un aspecto más demacrado y triste.

El cuerpo sin vida del joven Attilio, y su laúd abandonado, permanecían impasibles e impetérritos, como macabros espectadores que observaban la desgracia ajena a través de la única puerta que permanecía abierta en la sala.

Las horas transcurrían, mientras algunos acudían al rezo para intentar buscar algo de luz en medio de aquel encierro, y otros permanecían pensativos o intentaban distraerse de cualquier manera con tal de no recurrir a la idea de que la Muerte revoloteaba sobre sus cabezas, decidiendo quién sería el próximo en irse con ella.

El hambre comenzaba a acuciar en la mayoría de los vientres, pues a pesar de la situación sólo unos se habían preocupado de ingerir alimento adecuadamente, y la preocupación no impedía que a la larga no notasen las consecuencias de su dejadez. Sin embargo, el estado en el que se encontraba la comida en la sala verde, hizo a más de uno abstenerse de probar bocado.

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02/08/2013, 02:02
Reloj

El reloj volvió a sonar, con su tañido horripilante. De nuevo, con las doce campanas del mediodía, todos los presentes en la sala se envaraban, mirando alrededor, temerosos, con un resabor amargo en el fondo de sus gargantas. La sentencia final de cada campanada reverberaba entre las paredes, erizando las pieles, y poniendo los pelos de punta.

¿Hasta cuándo duraría aquel encierro? Algo, una intuición quizá, hacía pensar a las víctimas del reto macabro impuesto por la Muerte que cada vez quedaba menos, para bien... O para mal.

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02/08/2013, 02:28
Lucrezia

Conforme las campanadas iban sonando, Lucrezia iba palideciendo más. El tiempo pasaba, y su inexorable caminar era un recordatorio de la cercanía de la muerte. Su abanico fue enlenteciendo su movimiento y caminó hacia la mesa. Cogió un trozo de pan mohoso, lo mojó en el vino agrio, y lo comió sin hacer el más mínimo gesto de asco. De hecho, cuando terminó, volvió a tomar del pan y comió. No miraba alrededor, simplemente saciaba su hambre, que había aumentado después de rehuir la comida durante más tiempo del acostumbrado.

- Elisabetta, hija... Chiara... - Las llamó e hizo una genuflexión ante ambas, y al incorporarse cogió aire hondamente. - Perdonad mi exabrupto. He caído presa de las maquinaciones de la Muerte Roja. Pero no pienso dejar que siga así... - Sonrió y se acercó a Chiara. - Ahora sé... - Tomó aire y suspiró, aclarándose la garganta antes de limpiar algo de sudor de su frente. - Al menos creo, que he hecho mal en desconfiar de vos... Si hay algo que queda claro es que sois una mujer inteligente, y en virtud de eso... no podríais ser vos. Decidme un nombre, Chiara, Elisabetta. Decidme en quién veis las huellas de la maldad, por favor, os lo ruego. Es lo único que os pido para que este encierro tenga sentido.

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02/08/2013, 04:33
Fionna

Ver la reacción de la viuda no hace sino desconcertar a Fionna. La mira detenidamente y se le acerca despacio. Un momento estaba atacando a Chiara y al segundo, estaba alabándola. ¿Qué le sucede?

- Mi señora Lucrezia, ¿Por qué habéis cambiado vuestra opinión de esa manera tan drástica? ¿Os han hecho algo? - mira a Chiara y Elisabetta con inquietud. - ¿Podríais vosotras explicarlo? -.

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02/08/2013, 08:33
Cecile

Esta noche, Cecile durmió peor que en las anteriores. Se sentía completamente sola sin el bardo.

Oh Attilio...
Cuánto extraño dormir entre tus brazos, que tanto calor y seguridad me aportaban...
Cuánto extraño tu melódica voz acompañada del sonido de tu laúd...
Oh Attilio...
Cuánto te extraño...

Se incorporó como pudo para levantarse y comer algo. Aunque no quisiera, debía hacerlo si quería intentar seguir adelante. Dirigiéndose a una de las mesas observó una botella de ese agrio vino del que no podía separarse hacía unas horas. Un pinchazo en la cabeza acompañó una pequeña arcada que disimuló tapándose la boca con las manos. No... No pienso volver a beber esa cosa. Al menos hasta que lo vuelva a necesitar...

Al ver cómo comía Lucrezia, ella también hizo lo mismo pero sin untar el pan en vino. Parecía que la mujer se había rebajado para pedir disculpas a Chiara. Pero Cecile se mantuvo apartada del intercambio de palabras que se dedicaron anteriormente ya que estaba ocupada recibiendo los gritos de Giuseppe.

Quiso acercarse a Fionna para pedirle que le informara del estado del bardo, pero justo acababa de dirigirse a Lucrezia y decidió esperar. A ella, aunque no hubiera estado atenta, también le intrigaba saber si ese cambio repentino había surgido de la madre de Elisabetta de forma natural.

Finalmente, llevándose un trozo de pan, se dirigió a una silla abandonada y la arrastró a la pared más cercana.
Se sentó y apoyó la cabeza en ésta, mientras comía desganadamente.

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02/08/2013, 12:39
Nicola

Nicola había vuelto a un estado taciturno. No bebía como acostumbraba antes, pero sí parecía preocupado. El tiempo pasaba, y no quedaba claro quien o quienes eran siervos de la Muerte Roja. A pesar de tener algunas sospechas, no podía actuar, no sin tener mayores certezas. Pero el tiempo pasaba, y nada parecía aclararse. 

Al menos, haría algo útil. Acudiría a la sala anterior a por comida, y quizás encontrara algo que le iluminara. Se levantó, con cierto esfuerzo debido a su impedimento, y dijo:

-Creo que todos agradeceríamos poder comer otra cosa, dado el aspecto de la comida y la bebida en ésta sala. Voy a acudir a la sala púrpura, quizás haya algo comestible en ella aún. 

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02/08/2013, 16:39
Chiara

Los rezos y reflexiones de Chiara son interrumpidos por los tañidos del reloj, estremeciendo la espina dorsal de la joven con cada eco de su sonido. Tragando saliva alza la mirada temerosa del reloj. Quizá deberían haberlo roto cuando tenían oportunidad... Así no tendrían que seguir escuchándolo eternamente, marcando el camino hacia el final, una y otra y otra vez...

Es entonces cuando sus ojos pasean por la estancia, buscando alguna expresión en alguien que revele algo distinto, alguien que sienta satisfacción con el sonido del reloj... Cualquier detalle que pueda darle alguna pista... Y de repente se da cuenta de que se ha equivocado totalmente en algo.

Lucrezia se acerca y se disculpa de una manera que parece sincera. Chiara no quiere ser desconfiada, pero el cambio de actitud tan repentino le resulta extraño y no puede evitar reparar en la mano de la mujer limpiando el sudor de su frente.  — ¿Habrá enfermado y quiere ganar aliados antes de las votaciones? — Sin embargo, ella también le debe una disculpa a la mujer y es el momento de hacerlo.

Mi señora... No tengo ningún nombre para daros, no sé quién puede ser el responsable de nuestras desgracias. Pero yo también os debo una disculpa. Creí que habíais sido vos la que vertía palabras venenosas en los oídos del servicio, haciendo que me señalasen en la votación... Pero ahora sé que no erais vos. — La joven sujeta el crucifijo que porta entre ambas manos, y lo enreda en su muñeca derecha en un movimiento lento, después posa durante unos instantes su mirada sobre Fausto con rencor en los ojos. Tras una pequeña pausa, sigue hablando hacia Lucrezia. — Ahora sé que la ira de alguien es la responsable de las desconfianzas que se han producido entre los criados. Puede que esa persona no sea un heraldo de la Muerte Roja, pero sin duda esa ira mal orientada es muy peligrosa. Lamento haberos tratado como a una chismosa.

La joven se gira hacia Fausto y le habla con tono calmado, como quien no quiere la cosa. — Es realmente hipócrita por vuestra parte portar ese pañuelo como prenda de cariño hacia Juliana, cuando fueron vuestras palabras en los oídos de Rosella las responsables de su muerte, ¿no os parece?

Después se vuelve hacia la pequeña Fionna con la misma calma en la voz. — No os voy a mentir, pequeña. No termino de creer que sea cierto que habláis con los espíritus, ni estoy segura de que sea algo sano que lo hagáis. Pero si no es un delirio de vuestra mente y realmente tenéis esa capacidad, me gustaría dar dos mensajes a los que ya no están aquí. Os agradecería que le dijerais a Juliana, que tenía al enemigo más cerca de lo que ella pensaba. Y a Attilio... — La voz de la joven se quiebra por el peso de la culpabilidad y sus siguientes palabras son débiles, apenas un hilo de voz. — A Attilio decidle que no puede imaginarse cuanto lamento haberlo señalado. Si hubiera sabido que los síntomas se pueden detener, nunca habría esgrimido mi voto contra él. Decidle que me arrepiento y que lo haré cada minuto que me quede de vida, por favor.

Una vez dicho lo más importante, Chiara responde a la pregunta de Fionna, encogiéndose levemente de hombros. — No sé qué ha hecho a la señora Lucrezia cambiar de opinión y entrar en razón, pero no puedo decir que no me sienta aliviada. ¿Querríais decirme vos por qué me votasteis? ¿Fue solamente venganza por haberos votado anteriormente yo a vos? Si es por algún malentendido quizá pueda resolverlo...

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02/08/2013, 17:27
Fionna

Fionna mira a Chiara con algo de descontento pues el hecho de que aún no confie en sus palabras, pero suspira y tratando de mantener la calma, dice - Mi señora, si de verdad no cree en mis palabras, el señor Giuseppe puede dar fe de ellas. Él estuvo en el otro lado y me ha visto alli, como cada uno de los caidos mas solo él ha regresado - se siente desanimada por la soledad que congoja su alma. Su familia estaba muy ocupada y ella se sentia sola. Su madre apenas y respondia a su llanto y la soledad pasaba cuenta.

- Mi señora, he votado por usted porque después de usted votarme, he caido enferma. Realmente ha sido la única razón pues la venganza no está entre mis prioridades. Pero me aseguraré de que su mensaje sea entregado - dice en un tono frio y firme.

Notas de juego

Me disculpo por la falta de tildes, la tecla "i" no funciona y me toca usar comandos para ponerla T.T

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02/08/2013, 19:20
Salvatore

-¿Qué es lo que ha pasado Lucrezia? Habláis como si hubierais resuelto el enigma. -pregunté directamente, sin irme por las ramas como estaban haciendo las mujeres de la corte. 

Me adelante algunos pasos hasta ella. -Por favor, explicadme que es lo que habéis averiguado. -me apresuré a decirle algo nervioso, hasta que finalmente no pude ocultarme más detrás de mi férreo aspecto de tipo duro y eché a llorar notablemente alterado. -Quie... quiero salir de aquí, por favor. -dije mientras tiraba de la manga de Lucrezia. -Por favor, por favor... oh dios, yo no he hecho nada....

-¡Por favor señor no dejéis que me asesinen! -supliqué al divino entre llantos.

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02/08/2013, 21:29
Fausto

La resolución y soltura con que Chiara me enfrenta me hace reír. Definitivamente... Debí escribir historias de ella.

-Pues mi señora. Que queréis que os diga. Juliana en un discurso extraño trato de desviar la votacion encontra de la señora Fioona. Cuando todos ya hemos visto que puede hablar con los muertos. De alguna forma esta cri... La señorita Fioona se convirtió en una suerte de Medium.- Me encojo de hombros y me llevo la mano derecha a la cabeza. La resaca sumada a la falta de alimento me tiene con un dolor de cabeza difícil de lidiar.

-Así que acorde con Rosella votarla, pero mi amistad con Juliana es sincera y data de tiempo a tras.  No podía creer lo que mis oidos escuchaban y en cuento vi en la votación  que no voto en contra de Fioona. Entendí que la juzgue mal y cambie mi voto.- Lastima que ella votara a Rosella de no hacerlo la sirvienta no hubiera votado en su contra.

-¡Lo único que lamento es no lograr quitaros la cabeza del cuello!- Digo mirando a los ojos de Chiara. Aunque mi mirada no tenia nada de ira, estoy muy cansado para expresar sentimiento alguno. -Vos no solo votasteis contra Fioona. Sino que insistís en no reconocer su poder. Solo a los sirvientes de la muerte roja les sirve cortar la comunicación de los vivos y los muertos. Por lo que o bien sos una de ellos o sos una mema al no reconocer lo que ya nos han demostrado ampliamente. Por lo cual mi señora Chiara. Vote contra vos y lo repetiré esta noche.-

 Dicho lo cual me siento. El estomago pidiendo comida y mi cabeza con la resaca era suficiente problema para atender por una noche.

 

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02/08/2013, 21:51
Lucrezia

Tomó la mano de Chiara, algo temblorosa, e hizo una pequeña inclinación de cabeza.

- Todo está bien, querida... Me he comportado como una vieja chismosa, de hecho. Supongo que es en lo que me he convertido sin mi marido y mi hijo cerca, y mientras he intentado tener algo con lo que guarecer a mi hija y a mí de las habladurías... algo con lo que contraatacar, y me he dejado llevar... - Suspiró con una sonrisa melancólica. Escuchó las acusaciones que ésta hizo contra Fausto y su sonrisa se acentuó aún más. Negó con la cabeza. - Así que finalmente sois vos el que más me ha mentido... Verdaderamente estabais enfadado con la pobre Juliana, y ahora la sangre que manó de su cuello descansa sobre vuestras manos... Bueno, no os culpo. Todos votamos en base a conjeturas, y por poco he acabado con la sangre de Chiara en las mías, y ahora creo que habría sido en vano. Pero sí por mentir... ¿Por qué mentir si contáis con la verdad de vuestro lado? ¿Por qué no reconocer el fallo si con ello os explicáis? - Frunció el entrecejo y negó con la cabeza de nuevo. Se abanicó, estaba algo acalorada, y cuando Salvatore se acercó a ella se apartó con un movimiento algo brusco.

- Vos me mentisteis desde antes que todo esto empezara, eso es algo que averigüé antes siquiera de que empezara a ver cosas con la ayuda de Dios o la maldición de la Muerte Roja. Hablabais de amor y futuro. Y yo llegué a pensar en vos como alguien que me acompañara hasta el final de mis días con la bendición de Dios, y no sois más que un charlatán que picáis de flor en flor como una mariposa vagabunda y falta de atenciones y cariños. ¿Quién me asegura que vuestras lágrimas no son más que una máscara con la que esconder vuestras verdaderas intenciones? - Se aclaró la garganta y volvió a dirigirse a Elisabetta, a quien acarició el pelo varias veces, quedándose con algunos de sus cabellos rubios sueltos entre los dedos. - Hija, eres tan hermosa... Por favor, no caigas en las tentaciones del Maligno... Por favor, tú eres quien da esperanza a toda esta gente.

Tosió y se llevó la mano a la boca mientras se hacía a un lado

- Fausto... - Dijo, mirándolo. - Y Salvatore... Dos mentirosos, ¿entre cuántos? ¿Qué hay de los demás, de quienes más callados están? ¿Nadie sospecha ya de nadie o es que preferís callar hasta el momento en que lancéis el espadazo final contra un desgraciado?

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02/08/2013, 22:32
Chiara

Chiara asiente a las palabras de Fionna. La idea es un poco retorcida, pero en cierta forma comprensible, más tratándose de una niña. — Comprendo. Si os sirve de algo, yo no tuve nada que ver con vuestro... Brote de enfermedad, o lo que haya sido. Ya os expliqué por qué os voté la primera noche, pensaba que teníais extraños síntomas y que debíamos apartar a los enfermos como decía Nicola. Pero ya me di cuenta de que lo que buscamos es otra cosa. Por eso no os voté anoche. No tengo nada contra vos y a no ser que tenga la certeza de que sois una de esas semillas, no vais a recibir ningún otro voto por mi parte. Pensé que lo sabíais.

Se esfuerza por dedicarle una sonrisa a la pequeña. Hable con los muertos de verdad o no, no deja de ser una niña que acaba de perder a su madre. Chiara no llegó a conocer a la suya, pero igualmente sabe lo que es perder a seres queridos.

Entonces Salvatore empieza a llorar como un niño y Chiara lo mira asombrada de ver a un hombre hecho y derecho como él dejarse llevar así. Sin embargo, antes de que le dé tiempo a reaccionar, Fausto le responde, reconociendo lo que hizo.

La joven se vuelve hacia él, manteniendo la calma y le escucha con tranquilidad. — Guardáis demasiado odio en vuestro interior, Fausto. Os encargáis de la muerte de la que llamabais vuestra amiga y todavía seguís defendiendo que la apreciabais... Me pregunto si ella os seguirá considerando su amigo allá donde esté. 

Chiara mantiene la cabeza alta mientras el hombre la amenaza, dejándose llevar y mostrando su verdadero carácter. Continúa hablando con el mismo tono calmado, como si no le afectasen las amenazas del dramaturgo. — Adelante, votadme si queréis. Poned en mi contra a todos los criados que gustéis. Mi conciencia está limpia. Ya he explicado en numerosas ocasiones por qué voté por Fionna la primera noche. Y creo que es normal dudar de una niña que dice hablar con los muertos. Aún si lo hiciese, parece cosa de brujería, no una santa virtud precisamente. Pero le doy el voto de la duda, incluso he enviado mensajes a través de ella. Lamento contradeciros, pero no hay en mí ninguna intención de eliminarla, si la hubiese, la habría votado de nuevo anoche.

Con tranquilidad, busca una silla donde sentarse junto a la mesa. — Mi único pecado es ser demasiado observadora. Aunque algunos dirían que mi prudencia es una virtud. Sin embargo, vos sonreís a la cara y apuñaláis por la espalda como un cobarde. Y he visto el destello de la ira en vuestros ojos. Llegado el caso, la corte tendrá que juzgar quién es más peligroso.

Entonces escucha a Lucrezia con preocupación. La mujer parece estar... ¿despidiéndose? La mirada de Chiara busca la de Elisabetta. Su madre podrá ser una arpía, pero es su madre y la necesita en estos momentos más que nunca. Chiara decide preguntarle directamente lo que le da vueltas en la cabeza desde que la mujer se le acercó hace rato. — Señora Lucrezia. ¿Os encontráis bien? ¿Os sentís enferma?

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02/08/2013, 23:23
Fionna

Fionna se acerca a Fausto por un momento para entregar su mensaje y le dice - Mi señor, la señora Juliana dice que podéis conservar su pañuelo pues os considera un vieja amigo - le dice con una sonrisa y luego mira la conversación atentamente. Escucha la respuesta de Chiara pero decide callar pues ella no la atacaba.

Era suficiente con eso. Ve a Salvatore deambular buscando el cariño de Lucrezia y aunque era cierto que era algo impropio, no le sorprendía. Le acercó un pañuelo, de color rosa con una F tejida en hilo de plata, para que el hombre pudiera secar su rostro pero las palabras de Lucrezia dejan a la joven inmóvil. La mira con los ojos abiertos de par en par y débilmente dice - ¿Amor? ¿Ha dicho usted amor? - mira a Salvatore con una mezcla de desasosiego y confusión, esperando que Salvatore contradijera esas palabras pero lo veía en su rostro. El miedo. ¿Era cierto?

Fionna lo mira fijamente mientras se aleja lentamente, sin apartar su mirada ni por un instante. Era difícil para ella, pero tal vez era lo mejor. Pone sus manos en su pecho y da unos cuantos pasos hacia atrás. Ríe con tristeza y tapa su rostro con su cabellera - Que tonta he sido... - dice en una voz débil y pequeña. Permanece de pie sin decir una sola palabra pero con la sonrisa débil, que poco a poco se vuelve un poco espeluznante y en un momento cae de rodillas al suelo y permanece allí.

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02/08/2013, 23:38
Fausto

-Os lo agradezco enormemente mi señora.- Le contesto a Fioona la darme la razón de Juliana. -Sentiros libre de repètir mis palabras a sus oidos. Que sepa como fue la votación.-

Me giro a Chiara.-En eso estamos de acuerdo. Es mucho el odio que guarda mi corazón. Solo espero encausarlo en la dirección adecuada.- La resaca me podía. ¿Por que no comí cuando podía?

-Decís que sos observadora. ¿Acaso tenéis la perspicacia de Petra la oveja? Si es así, por mucho que os desprecio no puedo votaros. Es claro que si lo que decís es cierto sos una buena arma contra la muerte roja.- Me siento de nuevo. La resaca solo empeora cunado hablo.

-Apuntad vuestros ojos con decisión en otro lugar. Ya sabéis desde mucho antes de entrar en esta corte. Mi corazón vacío solo pudo llenarse con enojo. Solo sé que Fioona y su habilidad de hablar con los muertos es un bien que se debe mantener entre los miembros restantes de esta corte.- 

 

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03/08/2013, 07:14
Cecile

Callada y apagada, permaneció sentada observando a los demás.
Tenía los ojos brillantes y esperaba que nadie se dirigiera a ella porque en el momento en que lo hiciera, el brillo de sus ojos se convertiría en una cascada de lágrimas inevitables.

No podía parar de pensar en Attilio, en los momentos que pasó junto a él y en cuánto de menos le estaba echando. Cuando de repente Chiara se digna a pedirle perdón a Attilio a través de Fionna, se rompe el ensimismamiento de Cecile. Sus lágrimas salieron entonces como se había descrito anteriormente y, aún sentada, se dio la vuelta.

No quería ver la facilidad en que la joven había pasado de sentirse arrepentida a intentar volver a recuperar la confianza de los demás. - Increíble... - Musitó.
Cecile todavía no había recibido ninguna disculpa por su parte, ni siquiera en forma de apoyo, y eso le ofendió. 
No esperaba esto de Chiara... De ella no...

Salvatore se estaba comportando distinto, se estaba mostrando débil ante todos. Y Lucrezia. Ella también había cambiado de repente, como si algo le hubiera hecho recapacitar.

La mujer esperó a que llegara el momento. No le hacía falta observar más. Su decisión estaba tomada.
Y aunque lo sentía en el alma y, por mucho que la gente se justificara, no era capaz de ver remordimientos reales en nadie por haber señalado al bardo.

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03/08/2013, 08:40
Giuseppe

Giuseppe mira a los presentes para después mirar a Fionna...

Doy fe de que lo que la muchacha dice es totalmente cierto. Satanás retiene las almas de los que ya no están aquí en una sala aún más aterradora que esta sala verde o ninguna de las salas por las que hemos pasado...

Y es cierto que Satanás me ofreció un pacto que rechacé de plano lo cual me ha concedido el favor del Altísimo devolviéndome a la vida con la intención, creo, de aportar claridad a esta sala.

Pero querida Fionna, dices que de todos los que han muerto a mí y solo a mí se me ha ofrecido ese pacto.... No creo que sea verdad... creo que todos los que están aquella sala han sido tentados de una forma u otra pero... no lo han hecho público como yo...ç

Esta "corte" tiene demasiado rencor y, quizá, demasiados secretos... Fionna... ¿Porqué te entristece que Salvatore y la Dama Lucrecia tengan una relación amorosa? Fionna, pequeña... el señor Salvatore... ¿te corteja?

Este tipo de secretos es lo que hace que en vuestra alma anide el rencor, un rencor desde el cual salen las votaciones... Vuestros votos nada tienen que ver con la muerte roja...

Si todos los presentes siguen enrocados en los misterios y el rencor es más que probable que no salgamos ninguno con vida de aquí....

Y... por si no se han dado cuenta.... estamos próximos a que el Senescal vuelva a cortar otra cabeza.... Por favor, piensen su próximo voto y no se dejen llevar en él por el rencor o la ira...

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03/08/2013, 11:50
Patricia

Tras las palabras alentadoras de padre, trato de recomponerme y recobrar la compostura, aunque de nada sirve en la situación en la que nos encontramos. Tengo miedo. Tengo mucho miedo. Hemos caído en la más profunda desgracia, todos los aquí presentes. Ya no sé quién es quién, pues ahora todos parecen vestir piel de cordero pues en el fondo de sus corazones siempre encuentran algo para usar en contra de otro invitiado y así poder sobrevivir un par de campanadas más... En triste momento decidió mi familia aceptar la invitación del Príncipe Próspero para alejarse de la enfermedad que asola la región. A lo mejor fuera de estas murallas hay supervivientes... O quizás si en vez de resguardarnos en el castillo como intocables sencillamente hubiésemos ido a refugiarnos a casa de algún conocido o familiar lejos de la región... ¡Qué sé yo! Mi cabeza es un hervidero de pensamientos desazonados que tratan de encontrar una razón para todo esto, una razón plausible y lógica, pero no encuentro nada más allá del sadismo y la crueldad aunque el regreso del señor Giusseppe y la recuperación de mi hermana me dan esperanza, aunque sea nímia.

Entretanto, sigo la pequeña pulla que se extiende entre las señoras Chiara y Lucrezia. ¿Que vino aquí forzada? ¿Y qué más da si vino por su pie o si vino forzada? Quien no la tolere por sus orígenes va a hablar mal de ella ya haya venido de una manera u otra. Si vino por su propio pie porque vino por su propio pie, y si vino forzada porque vino forzada. Tras unos largos minutos discutiendo la señora Lucrezia repentinamente se arrepiente de su comportamiento y pide disculpas, volviéndose de nuevo amable y dócil; deduzco que tras ver que no llegaba al punto en el que ella quería llegar. El señor Salvatore llora a su cortejada viuda, ésta le rechaza por sus mentiras, Fausto aclara su decisión de votación... Todo esto me da igual, ahora mismo y tal como me siento, me da igual. Todo, excepto el hecho de que piensen que mi hermana está usando brujería para comunicarse con los muertos.

- Lo que tiene mi hermana es un don, no producto de la brujería como algunos dicen sin ser firmes en tal acusación -digo colocándome a su lado tras levantarme de mi asiento- Le ha sido conferido éste don por motivos que personalmente desconozco pero es un don. ¿En qué momento ése don nos perjudica? Puede comunicarse con los que nos han sido arrebatados de nuestros brazos de manera forzosa. Quizás ahora estén impactados y sin saber dónde están, pero puede que más adelante nos puedan avisar desde ése lugar en el que están y prevenirnos sobre ése ser -ahora desvío la mirada entre los presentes, cayendo finalmente en el señor Giusseppe por sus preguntas impertinentes hacia mi hermana- Y a lo que atañe a la vida personal de mi hermana a nadie le debe de importar. Es apenas una mujercita así que no traten de aprovecharse de su inocencia e inexperiencia para levantar acusaciones infundadas sobre ella, ni sospechas, ni tonterías por el estilo. Si entre ustedes quieren buscar falsos motivos y rencores para justificar sus votaciones entre chanzas y provocaciones lo entiendo, pero déjenla a un lado. Por favor, os lo pido por favor.

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03/08/2013, 12:12
Giuseppe

Giuseppe mira a Patricia, sin duda, a pesar de su juventud, está dotada con el don de la prudencia, la paciencia y la oratoria. Asiente a todas y cada una de sus palabras incluso cuando las mismas se dirigen contra él. Sin duda, a pesar de todos sus dones, sigue siendo una niña y no entiende las palabras de Giuseppe...

Querida Patricia, temo que malinterpretas mis palabras... La vida amorosa de tu joven hermana no me preocupa lo más mínimo... lo que me preocupa es que el amor es una poderosa sensación que, algunas veces, se transforma en decepción... la decepción de no ser amado por el ser querido..

Esto sin duda, en otras circunstancias, no me preocuparía lo más mínimo e incluso, quizás le diese algún que otro consejo a Fionna sobre los desamores de la juventud...

Pero creo que ya todos nos hemos dado cuenta que el juego de Satanás se aprovecha de todas y cada una de nuestras vivencias, sentimientos y sensaciones y trata, de una forma retorcida y macabra de conseguir desviar nuestras votaciones...

Os pido por favor, que en las próximas votaciones no os dejéis llevar por la ira, el rencor, el odio, el miedo, el desamor así como por cualquier otra circunstancia subjetiva.... Tratemos de buscar en el interior de nuestra alma, de purificarnos, en estos momentos previos a las votaciones para ayudar a que nuestra razón nos haga votar a quien sintamos que es el aliado de Satanás en este crudo juego...

El Senescal no va a parar de separar cabezas del cuerpo y de nosotros depende que esa cabeza sea la del aliado de Satán y no la de una persona inocente...

Patricia, lamento si mis palabras te han incomodado pero no es la vida personal de tu hermana lo que me preocupa. Ni la de tu hermana ni la del resto de presentes... Lo que me preocupa son las inevitables votaciones... Cuanto antes acabemos con el aliado de Satán menos muertes de personas inocentes recaerán sobre nuestras conciencias....

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03/08/2013, 14:07
Enzo

Enzo permanecía en silencio al lado de Chiara, estaba decidido a no separarse de ella y mostrarle su apoyo. Estuvo a punto de defenderla en varias ocasiones, pero desestimó la idea pues la dama estaba perfectamente capacitada para hacerlo ella misma. 

Entonces, Lucrezia le pidió perdón, a Salvatore le dió un ataque de pánico, Fausto y Fionna volvieron a arremeter con Chiara y Giusseppe expresó su opinión sobre emitir el voto de manera objetiva... tuvo que admitir que el mercader estaba totalmente en lo cierto, de lo contrario, nadie saldría del castillo.

- El señor Giusseppe tiene razón, debemos centrar nuestra atención. Las riñas disputas y rencillas no nos van a sacar de eta terrible situación en la que nos encontramos... yo, en mi humilde opinión desconfio más de los que reservan sus opiniones que los se encuentran constantemente tratando de entrever a las malas hierbas.

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03/08/2013, 14:47
Patricia

Tras la respuesta del señor Giusseppe asiento, satisfecha de que al menos alguien hable con claridad y sin tapujos; sin armas escondidas en las anchas mangas de bellos vestidos y encajes.

- Lamento entonces si he malinterpretado sus palabras, mi señor; aún así, no creo que sea de interés público lo que pase por su joven cabeza -digo mientras poso una de mis manos sobre el hombro de mi hermana- Yo tampoco quiero que un inocente caiga esta noche bajo el filo de un arma, sigo tratando de convencerme de alguna otra solución. Pero si no la hay, debemos elegir con sabiduría quién es el culpable. Aunque sigo sin entender por qué solamente nosotros somos los sospechosos, por qué los guardias, el servicio o el propio Senescal no cuentan como sospechosos. No me imagino a ninguno de los presentes practicando magia negra, así que... ¿cómo sabremos si hemos elegido bien?

Todo ello va preguntado directamente al señor Giusseppe, pues creo en su confiado criterio y sus palabras.