Partida Rol por web

La máscara de la Muerte Roja

4. Sala Verde

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30/07/2013, 00:03
Director

Una sala idéntica a la anterior excepto por el color, recibió a los invitados y sirvientes de Próspero que, despavoridos, huyeron de la sala púrpura. La luz verde que se filtraba a través de las vidrieras daba a todos los objetos y personas un aspecto alienígena, extraño y siniestro al mismo tiempo, y ante la visión de semejante escena  la inseguridad afloraba en la mirada de cada uno de los presentes

Bajo ese resplandor, las expresiones de los rostros parecían sibilinas y toscas, y aún el miedo que producía el tañido del reloj a medianoche, se removía en los corazones como un ascua desgarradora, que era más intensa en aquellos que habían sufrido la pérdida de un ser querido en medio de los desgraciados acontecimientos.

En esa sala, la comida tenía un aspecto poco apetecible. El pan tenía algo moho y la carne estaba reseca. El vino era definitivamente agrio, y la decoración y los muebles, a pesar de ser exactos a los de la sala anterior, tenían un aspecto más apagado, como si el paso del tiempo hubiese comenzado a hacer mella en todo lo que se encontraba en el interior de esa habitación.

Los mismos invitados de Próspero, de pronto se sentían más cansados, menos vitales. Cuatro noches ahora parecían una centuria, y a pesar de la juventud de muchos entre ellos, la nostalgia propia de alguien añoso que mira hacia atrás en un momento avanzado de su vida asaltaba a cada ser viviente que aún se encontraba en pie. 

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30/07/2013, 00:30
Director

Aún asediados por el miedo, los invitados de Próspero se observan entre si.

Poco a poco la desesperación da paso a la sorpresa, pues Fionna se encuentra entre los que han logrado huir de la sala púrpura y tiene un aspecto saludable.

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30/07/2013, 00:38
Fabiano

-Mi señora - Dice el chambelán acercándose a la joven que parece haber recuperado su bien estar - Me alegra constatar que parece que los síntomas de la enfermedad han remitido y se encuentra mucho mejor. Siempre es tranquilizador poder observar tal cosa.

Hace una reverencia y se vuelve hacia Giuseppe y Cecile.

-Mis señores, ¿puedo preguntarles por qué han propuesto a mi persona para acabar finado? Creo jamás haber hecho nada en su contra, así que no entiendo sus acusaciones sin fundamento.

Me vuelvo hacia Fausto.

-Igualmente, mi señor, quisiera pedirle disculpas por mis palabras de ayer... yo... en esa maldita sala púrpura no era capaz de ver ninguna esperanza y realmente le voté a usted sin ningún motivo real. Me alegra que nadie más se dejase llevar por los mismos motivos que yo y que por tanto siga vivo.

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30/07/2013, 01:04
Lucrezia

Quizás porque ya se lo esperaba, o quizás porque afectó a alguien con quien no tenía mucho roce, esta vez Lucrezia solo sintió unas ganas tremendas de devolver lo que había comido. Se llevó la mano a la boca del estómago mientras tapaba sus ojos con el abanico y corría en dirección a la nueva sala.

Cuando entró, el color mortecino y enfermizo que lo bañaba toda la hizo palidecer y quedarse quieta, atónita ante el poder que tenía un simple cambio en el tinte de las ventanas. ¿O sería verdad que ahí las cosas eran más enfermas? Su mirada recorrió el pan estropeado y el olor del vino agriado le arrancó una mueca. Se abanicó para quitarse aquello y en cuanto todos entraron, volvió sobre sus pasos hacia la puerta que separaba la sala verde de la púrpura. Aquello era un mensaje. La aristocracia, el lujo, la superioridad, se habían perdido. El que cruzaba aquellas puertas debía perder la esperanza... ¿O no? Miró el vientre de su hija. No quería a ese bastardo, no lo quería en absoluto, pero sí quería a su hija, y era consciente de que a pesar de todo, aquel error era la promesa de una nueva vida, y el faro que iluminaba su alocada huida de la Muerte Roja. ¿Qué clase de abuela era? Dio varios pasos hacia ella.

- ¿Estás bien, Elisabetta? - Preguntó. Miró de reojo a Chiara y sabía que iba a acercarse a su hija. No confiaba en ella, no después de su forma de salirse por la tangente intentando dejarla mal delante de todo el mundo. - No te preocupes, hija. Pienso protegerte, a ti y a tu hijo.

Suspiró y se santiguó.

- Recemos por el alma del buen Attilio. Era un buen hombre... - Cerró el abanico y lo llevó a su pecho. Unió sus manos y comenzó una plegaria. - Pater Noster qui es in Caelis, sanctificetur Nomen Tuum... Adveniat Regnum Tuum, fiat Volunctas Tua, sicut in Caelo et in Terra. Panem nostrum da nobis hodie. Et dimitte nobis debita nostra sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in tentationem: sed libera nos a malo. Amen.

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30/07/2013, 07:02
Fionna

Fionna mira el lugar atónita. Desconoce cómo ha logrado llegar hasta allí sin ayuda y aún más, cómo ha logrado sobrevivir a lo que parecía su muerte inmimente.

Mira sus manos y toca su cuerpo. No puede creerlo. Attilio está al otro lado pero ella no.

Busca la mirada de su familia y corre hacia su padre a abrazarlo, luego a su hermana Patricia. Su felicidad no era completa pues su madre continuaba al otro lado pero era grato saber que ella no se iría de su lado. Con la voz quebrada por las lágrimas, le dice a su padre - Me han dado una segunda oportunidad, querido padre - a continuación, abraza a Patricia y le da un beso en la mejilla. Acomoda un poco su cabello y luego mira a la otra persona que le había asistido en su lecho de agonía. Se dirige caminando y con una sonrisa, le hace una reverencia a Salvatore y le dice - Gracias, mi señor. Ha cuidado de mí como si fuera su propia sangre. Os lo agradezco de corazón. Si hay algo que pueda hacer por usted, no dude en hacérmelo saber - se levanta y mira a Cecile.

Ella nunca había cruzado una palabra con Cecile pero ahora era ella quien sufría y lo mínimo que podía hacer era expresarle una palabra de aliento. Se acerca a ella y le dice - Lamento lo que ha ocurrido. Él se encuentra conmigo al otro lado y si hay algo que quiera decirle, se lo haré saber de vuestra parte -.

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30/07/2013, 08:05
Giuseppe

Todo había pasado demasiado deprisa... Ni siquiera cuando Nicola le puso la mano en su cuerpo y le preguntó supo ni qué decir ni cómo actuar... Satanás estaba jugando con ellos, arrinconándolos cada vez más y más en un juego macabro y sin sentido...

Si la sala anterior era mala, esta nueva sala era aún peor... un juego de colores perverso donde el verde esperanza estaba transformado en el verde enfermedad, en el verde desesperación...

Las palabras de Fabiano sacaron a Giuseppe de su encierro mental.

Querido Fabiano... no hay razón ninguna para votarnos más que la evidente... alguien tiene que morir para que los demás podamos vivir... es así de simple... Unos moriremos por la muerte roja y otros por la espada... cualquier motivo que te de sería estúpido e infantil. Baste saber que prefería tu muerte a la mía... y eso, al final, es lo que marca el cuello que la espada cortará... cuanta gente prefiere la muerte de uno de nosotros a la suya propia...

El gesto de Giuseppe era duro pero sincero al mismo tiempo... Después se acercó a Nicola mientras llevaba a Martina de la mano.

Querido amigo... disculpame por antes... absorto en mis pensamientos no te hice el caso que merecías. Estoy bien, me encuentro perfectamente. Por alguna razón el Señor me dió una segunda oportunidad. No se cómo ni porqué pero entiendo que mi misión, ahora mismo es ayudar a todos los presentes. Nicola... creo al igual que muchos que las personas con síntomas de la enfermedad son meras víctimas y que alguien los envenena o traspasa la enfermedad pero ¿cómo?

Apenas comemos y bebemos ya... los alimentos no pueden ser la fuente y procuramos tener el mínimo contacto entre nosotros mismos... Sospecho de brujería... pero...

Cada vez disponemos de menos tiempo Nicola... sinceramente me encuentro desbordado por los acontecimientos...

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30/07/2013, 08:37
Fabiano

- Me parece un motivo adecuado, al igual que vos, todos votaremos intentando sobrevivir nosotros mismos. Quería saber si era por algún otro motivo que mi mente no hubiese logrado discernir. - Responde el chambelán inclinando la cabeza hacia el mercader. - Aunque resulta evidente que preferiría que otros fuesen los receptores de esas acusaciones y no yo, pero claro, todos lo preferiríamos.

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30/07/2013, 08:48
Cecile

Cuando Alfredo procedió a iniciar las votaciones, a Cecile le tembló todo el cuerpo. Aún y así era consciente de que indiferentemente de lo que ocurriera en ellas, Attilio iba a abandonarla de este mundo. Permaneció a su lado cumpliendo su promesa, completamente desesperanzada. 

Los primeros votos fueron como puñaladas para la mujer, a pesar de que los esperaba, pero el hecho de que la mayoría de los presentes hubiera escogido esa opción, hizo llevaderos los últimos, y más viendo cómo el bardo estaba sufriendo por culpa de la enfermedad.

Finalmente llegó el momento. Sintió cómo apartaban de su lado, a la fuerza, al hombre que le había prometido una vida distinta junto a él cuando todo mal terminara. A la persona que le había dado la felicidad sin necesidad de rozarse las pieles y de elevarla a lo más alto cuando lo hacía.

Escuchar el sonido de la hoja de la espada separando la cabeza del cuerpo de su amado, provocó un grito desgarrador a la mujer, que con los ojos entelados de lágrimas se dirigió a la nueva sala, dejando atrás a una de las personas más importantes de su vida.

Cuando la puerta se cerró se encontraban en una sala verde que daba un aspecto todavía más extraño a todo lo que había en ella, a pesar de ser lo mismo que en las anteriores. Pero Cecile no tuvo tiempo de mirar a su alrededor hasta que fue capaz de calmar su llanto, transformado en pequeños sollozos. Se dejó caer al suelo, derrotada, escuchando en un segundo plano la plegaria de Lucrezia dedicada a su Attilio.

Poco tiempo después, la hija pequeña de Roderigo, Fionna, se acercó a la mujer. ¿Có-cómo es posible que ella haya podido escapar de la muerte? Parece... Parece que se ha curado. ¿Por qué Attilio no pudo...? ¿Por qué él no...? Oh... Siento... Tanto dolor... - Se llevó las manos a la cara. Todavía no tenía fuerzas para hablar. Le costaba creer que la joven podía comunicarse con los fallecidos, pero no perdía nada si se trataba de la posibilidad de comunicarse con él. Mi vida... Ya no será la misma sin él... Dígale... Dígale que pronto me reuniré con él... Que no se sienta solo... - Contestó, volviendo a llorar con más intensidad. Gracias... - Soltó en un hilo de voz entre sollozos.

Una vez más calmada, contestó a Fabiano, que había pedido explicaciones por su decisión, con razón.
- Señor... Me sentía derrotada... Cegada por cuidar de Attilio en sus últimos momentos de vida... Me dejé llevar por la situación... Al igual que Giuseppe. Mis... Mis disculpas... -
Dijo finalmente, con la voz rota desde que nombró al bardo.

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30/07/2013, 09:16
Roderigo

Sentir alivio porque alguien muriese iba en contra de sus principios, pero que su hija se hubiese salvado de las garras de la Muerte Roja era otro cantar. Mi dulce Fionna, lo ha conseguido. De todos modos, al llegar a la nueva sala lo primero que hago es coger a Patricia por los hombros.

- ¡No volváis a hacer una tontería así! - Le grito airado mientras la zarandeo. - ¿Queréis que ruede vuestra inocente cabeza? ¿Acaso queréis dejarnos a mí y Fionna? - La suelto y me llevo una mano a mi frente sudorosa. Esta hija mía es una cabeza loca, una cabeza loca... Cuando consigo relajarme respiro profundamente y acaricio el dorso de su mano. - No volváis a hacer tamaña estupidez, os lo suplico.

Ahora mis ojos no pueden evitar dirigirse hacia Fionna.

- Mi dulce Fionna, habéis sido liberada de los síntomas... Mi alivio no puede ser expresado con palabras. - Le doy un beso en la frente y hundo mi mano en su melena, frotándole la cabeza con suavidad. - Conseguiremos salir de esta. Los tres...

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30/07/2013, 12:55
Patricia

Entro en la sala con mi familia y el resto de supervivientes, tras escuchar el tétrico sonido de las campanadas del reloj, ése reloj que siempre anuncia muerte y desesperación. La sala en este caso es verde, un color mugriento y viciado, al igual que los alimentos que hay en esta nueva sala. Estoy cansada tanto física como anímicamente. No descanso bien, como la mayoría de los allí presentes, y hace días que no comemos en condiciones.

Fionna, milagrosamente ahora está bien, quitándome un gran peso de encima y ello hace que sonría. Veo como luego se aleja para animar a la señora Cecile. Es evidente que le profesaba afecto al señor Attilio y debe de estar pasándolo terriblemente mal. Por desgracia, sé lo que es eso. Echo de menos a madre... aunque aún mantengo la esperanza de que Nuestro Señor se apiade de su alma y la haga regresar como lo hizo con el señor Giusseppe.

Mi padre se acerca a mí, molesto por lo que hice en la votación. Me zarandea y me habla airadamente. Nunca se había dirigido a mí de ese modo, por lo que me chocan mucho sus palabras pero está en su derecho.

- Padre, yo... no lo soporto más, cada día es una tortura -le respondo mientras mis lágrimas caen tenuemente por mis mejillas- Después de ver lo que le pasó a Julianna por culpa de mi voto no quiero hacerle daño a nadie. No creo que ninguno de nosotros esté usando brujería, pero sí que estamos desesperados por sobrevivir y haríamos cualquier cosa para hacerlo. Pero al final, dime padre, ¿quedará alguien en pie o todos pereceremos como si de un juego macabro estuviéramos siendo los protagonistas? Dudo mucho que jugar al juego de ése ser nos libre de su sadismo. ¿Qué he hacer entonces, padre? ¿Votar a algún inocente? ¿Usar la política de "o ellos o yo"? ¿Eso es lo justo? Decidme, padre, qué he de hacer -le digo en actitud y ánimo derrotado.

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30/07/2013, 13:08
Chiara

Chiara entra en la nueva sala con la mirada perdida, asustada después de ver la muerte tan cerca. Siente que le debe una disculpa a Cecile, unas palabras de consuelo... Pero no se siente capaz. Busca un lugar donde sentarse, sin fijarse en nadie ni en nada de lo que la rodea, llevándose una mano al cuello, como si quisiera asegurarse de que aún tiene la cabeza donde debe estar.

La joven era consciente desde siempre de que algunos en la corte la miraban mal. Las envidias por su posición junto al Príncipe, por su belleza y juventud... Se suscitaban igual entre los nobles y entre el servicio. Sin embargo... Ella pensaba que con el tiempo se había ganado la confianza de los criados. Alguien tenía que haber estado vertiendo palabras venenosas en sus oídos contra ella para que la hubiesen votado así. Y tenía claro quién había sido. Su mirada se posa sobre Lucrezia con rencor. A buenas horas se preocupaba la devota mujer por su hija, después de pasar el día anterior jugando a las cartas. Esa mujer que el día anterior le había pedido disculpas por votarla, tan sólo para repetirlo al día siguiente. Y que había estado ensuciando el nombre del Príncipe... Estaba claro que habría querido vengarse de ella por las palabras que le dijo la tarde anterior.

Chiara se siente francamente desolada. Sus ansias de pelear por sobrevivir, por averiguar qué es lo que sucede y cómo solucionarlo, no parecen estar sirviendo para nada más que para ganarle enemigos. En silencio, oye sin escuchar realmente las palabras de todos mientras permanece encerrada en sí misma. Buscando fuerzas para seguir adelante.

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30/07/2013, 13:27
Lucrezia

Cuando terminó de orar, hizo la señal de la Cruz sobre sí misma y una leve genuflexión. Cuando alzó de nuevo el rostro se encontró con Chiara mirándola con obvio resentimiento. Le dedicó un gesto serio, sin acritud alguna excepto en la frialdad de su mirada.

- No me miréis así, querida. No debo ser la única que se ha percatado de las incongruencias en vuestro discurso y vuestra actitud huidiza ante mis preguntas. Desde el principio, incluso habiéndoos votado, me empeñé en disculparos, en buscar algo que os separara de las manzanas podridas. - Dijo. - Pero con vuestra exagerada ofensa ante mis palabras, y vuestra forma de tergiversar mis preguntas para hacerme parecer poco más que una vieja chismosa, habéis enseñado a muchos que tenéis cosas que esconder. - Cogió su abanico y la señaló de nuevo. - Campesina, temo que has roto la confianza que quería depositar en ti, y la de tantos otros que querían hacerlo igual que yo. Y si eres una de las manzanas podridas, no dejaré que pudras todo el cesto. - Alargó una mano hacia su hija. - Hemos sufrido ya bastante. No dejaré que tus malas artes sigan trayendo la muerte a estas salas que debían ser un refugio, aunque eso me coloque en el punto de mira de quienes, junto a ti, se hayan asociado a ese ser enmascarado de pestilencia salido de los infiernos más repugnantes. A tu alrededor te observamos quienes creemos que tú debes ser ajusticiada, ¿tienes algo que decir en tu beneficio?

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30/07/2013, 15:16
Enzo

Enzo se aproximó a Chiara tratando de consolarla con su cercanía. Deseaba tomarle la mano para acariciársela, pero era demasiado atrevido por su parte, aquel gesto podría ser malinterpretado por la joven e incluso rechazarlo.

Entonces Lucrezia comenzó a acusarla y no pudo evitar intervenir.

- Mi señora Lucrezia, me temo que está usted prejuzgando a mi señora Chiara por sus orígenes no porque su culpabilidad esté probada- miró a Lucrezia fijamente- Todas vuestras mercedes conocen el pasado humilde de Chiara, tuvo que ser muy duro que el Príncipe la eligiera a ella como su protegida- era incapaz de decir amante- mientras el Príncipe estaba vivo ninguno de vosotros se ha atrevido a acusarla, pero ahora podréis situar a cada persona en el lugar que le corresponde... ¿no es así?- Enzo estaba visiblemente molesto.

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30/07/2013, 15:38
Fausto

Escucho con atención a Fabiano y una sonrisa se dibuja en mi rostro.

-Mi señor Fabiano no sabia que os encontrabas tan alterado en la sala anterior. Lamento no haberos puesto atención incluso la próxima vez os invitaré a jugar cartas y no solo a traernos la bebida.- Las últimas palabras las pronuncie con molestia.
 
-Entiendo que el dolor y la angustia de este lugar os incomode. A mi el primero. Pero hacerme creer que me habéis votado por error. Vamos Fabiano habla con claridad. A día de hoy no os considero un necio. Y déjame decirte que si la primera noche votaste por mi y la segundo lo haces de nuevo entiendo que tienes algo en mi contra.- Muevo las cartas en mis manos. -Puedes odiarme si quieres no soy un hombre especialmente sociable. Pero no trates de rebajarme a tu nivel asiéndome creer que me habéis votado por estar alterado o necedad similar.- 
 
Guardo las cartas. -Ya que estamos, deberías de traer algo de agua.-
 
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30/07/2013, 15:53
Fabiano

- En ningún momento, mi señor, dije que os votase por error. Dije que lo hice sin ningún motivo. El primer día me parecieron inoportunas sus palabras y por eso lo hice. - Fabiano carraspea
- Mi señor, ¿Le importa recordarme cuál es su cargo en esta corte? Es que, según tengo entendido, no es usted el señor de esta fortaleza, ¿cierto? Pues si estoy en lo cierto. pida agua al servicio, no al chambelán personal del difunto príncipe. Yo también dispongo de título nobiliario y no he de servir a nadie más que a mi señor.

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30/07/2013, 16:50
Salvatore

Y así Attilio desapareció... pobre desgraciado La enfermedad y el miedo al contagio acabaron por suscitar el temor y acabo por atraer los votos como la miel a las moscas, todos sabíamos que algo así ocurriría tarde o temprano.

Eché un vistazo a Cecile y la observé de reojo durante unos segundos, me entristecía verla en aquel estado, nadie merecía ver como sus seres queridos le eran arrebatados. Por otro lado era un alivio no ser el objetivo de Alfredo, no conseguía librarme del miedo a ser el siguiente y pasar por la espada.

Hice una educada reverencia a Fionna con una sincera sonrisa alegre. -Nada podría alegrarme más que ver que estáis a salvo mi señora, sabía que tarde o temprano os recuperaríais. Si volvéis a necesitar ayuda no dudéis en acudir a mi, os ayudaré encantado. -dicho aquello le guiño un ojo bromista y simpático y me retiro.

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30/07/2013, 17:44
Fionna

El gesto amable de Salvatore hace que las mejillas de Fionna se coloreen un poco y ella tímidamente devuelve la sonrisa. A veces, él era encantador pero otras veces la ignoraba por completo. Era todo un misterio pero tal vez por su edad, no obtendría una respuesta clara.

Antes de ir con su padre, le responde a Cecile, dando el mensaje que Attilio tenía para ella - Attilio quería deciros que os ama y que cuidará de usted como le sea posible desde allí. También que todas sus cosas son vuestras y que se cuide de las serpientes - mira a todos y luego a Chiara - También hay un mensaje para usted. Attilio dice que no esperaba su traición - con tono serio pero sin descortesía y vuelve al lado de su padre. Ella tenía sus sospechas frente a Chiara pero aún no quería asegurar ninguna.

Fionna mira a su padre con temor. Nunca lo había visto así y no quería verlo así. Su pobre hermana estaba asustada y al parecer, Fionna estaba llevando mejor la situación por lo que ella misma conocía el otro lado. El escondrijo de la muerte. La oscuridad que les esperaba. Esto hacía que su temor a la muerte no fuera tan fuerte.

No es capaz de decir nada a su padre pero corre a buscar algún alimento cuyo estado no sea del todo deplorable. Al final, sólo encuentra una botella de vino cuyo estado es mejor que el de toda la comida de allí. No era algo que calmaría el hambre y la debilidad de su hermana, pero era algo que les ayudaría a tranquilizarse.

Se lo muestra a ellos con una sonrisa y con voz calma, dice - Me gustaría poder daros algo mejor pero no hay nada en mejor estado que esto - dice con pesar. Era lo único que podía hacer por ellos.

Miraba al señor Giussepe y se preguntaba por qué no había dicho nada sobre la Sala Negra. Tal vez quería olvidarlo y nadie puede culparlo. Ella también lo haría, si no estuviera todo el tiempo en ambos lugares.

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30/07/2013, 20:31
Cecile

Poco a poco Cecile fue calmándose, sin dejar de tener los ánimos por los suelos. Oh Attilio... ¿Qué voy a hacer ahora sin ti...? Escuchó sus palabras a través de Fionna y finalmente acabó comprendiendo del todo que la pequeña realmente se encontraba en dos lugares distintos a la vez. Asintió y se sentó en una silla desocupada.

Ella se había recuperado en el momento en que se abrieron las puertas de la sala de vidrieras verdes, salvándose del horrible final que condenaba la enfermedad. ¿Y si Attilio también se hubiera recuperado, si le hubieran dado la oportunidad? La mujer no podía parar de torturarse mentalmente.

Más tarde observó la comida pero nada le apetecía, ya no sólo por su aspecto sino porque tenía el estómago revuelto de tantas emociones. Pero luego se dio cuenta de que había algo que sí le apetecía, mucho. Se levantó lentamente, con la mirada fija en la botella de vino más próxima y se dirigió a ella. Se llenó una copa y, sin dejar de agarrar la botella, se bebió un recipiente tras otro, hasta hartarse. Sabe... Asqueroso... Pensó, aunque su cara se mostraba totalmente hierática.

Parece que Attilio se ha sentido especialmente ofendido por el voto de Chiara... Dio sus razones y las comprendo, pero no puedo evitar sentirme algo desconfiada después de lo que mis oídos están escuchando... Mientras pensaba, miró a Lucrezia, manteniendo la misma expresión que no reflejaba ninguna emoción.

Empezó a notar las consecuencias de beber, y más a ese ritmo. Se levantó tambaleando y se paseó por la sala, teniéndose que apoyar en algunos muebles que se encontraba en su camino. Observó a Martina y a Nicola.
En sus miradas huidizas se notaba una conexión, un vínculo camuflado para que no fuera visible a ojos de seres cercanos, pero sí para el resto.

Finalmente fijó sus ojos vidriosos al padre de la joven, Giuseppe. Su expresión cambió a algo más serio y preocupado, hasta que la mujer se decidió a preguntarle directamente. Se acercó al hombre y se puso delante de él, dejando caer sus brazos pero sin dejar de sostener la botella de vino en una mano y la copa en la otra. - Dígame, Giuseppe... Algo debe haber hecho para que Dios le haya concedido una segunda oportunidad... Y no me cuente que desconoce la razón... Estoy segura de que vos sabéis algo más... Lo veo en sus ojos.

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30/07/2013, 21:12
Chiara

Chiara envara su espalda cuando la vieja víbora se dirige a ella, se dispone a responder, pero Enzo se adelanta a defenderla y la joven esboza una sonrisa triste. No está sola del todo, algo es algo. Sin embargo, se gira despacio para hablarle al joven.  

Mi señor, os lo agradezco sobremanera, pero... no deberíais defenderme. Vuestra posición también es frágil y no me gustaría que empezasen a enseñarse con vos por mi culpa. Como habéis visto, los buitres acechan en cuanto creen que uno presenta debilidad. No querría que pensaran que yo soy la vuestra...

Se dirige entonces a Lucrezia, con voz calmada y ojos llameantes. — Mi querida señora, lo cierto es que me turba ver cómo se ha encaramado a ese trono de intachable moralidad, intentando manejar desde él los hilos de la corte, ahora que Próspero y Juliana ya no se encuentran entre nosotros. ¿Os sentís cómoda y segura en él? Puede que yo sea una campesina, nunca he negado mi origen. Pero vos mostráis una moral, unos modales y unas aficiones más propios de una tabernera que de una dama. Sois vos la que tratáis de tergiversar mis palabras. ¿Cuándo he incurrido en incongruencias? ¿Seríais tan amable de señalármelas? ¿Y cuándo he mostrado una actitud huidiza hacia vuestras preguntas? Las he respondido todas, incluso las que versaban sobre mi vida privada. Es obvio que no me gusta hablar de mis encuentros con el Príncipe en público. ¿Acaso a vos os gustaría que os preguntara delante de toda la corte si vuestro esposo os trataba bien cuando se cerraban las puertas de vuestros aposentos? Vuestras preguntas, sin ninguna relación con la situación actual, sólo podían buscar dos cosas: Hacerme sentir incómoda, o chismorrear sobre un muerto. Responded vos, ¿de qué os sirve saber qué hacíamos el Príncipe y yo sobre el lecho para descubrir quién quiere vernos muertos a todos? 

La voz de Chiara se ha ido exaltando poco a poco según avanzaba su discurso. No comprende por qué esa mujer la quiere ver muerta. Entiende que pueda odiarla, al fin y al cabo ella hasta hace un par de días era prácticamente una repudiada en la corte a pesar de su nobleza, pero de ahí a desear su muerte de forma gratuita... Hay un paso enorme. La joven tiene que hacer una pausa y tomar aire para calmarse antes de seguir.

— Si algo he aprendido en estos años en la corte, ha sido a ser prudente. Y observadora. Puedo llegar a ser muy observadora, algunos lo saben ya. Vos habéis cambiado vuestra actitud en cuanto el Príncipe nos ha dejado. Y os ensañáis con la persona que creéis más débil. Quizá para que la espada de Alfredo termine el trabajo que realizáis a escondidas para la Muerte Roja. Intentáis envenenar nuestros oídos, y pienso que quizá seáis vos quien extiende también el otro veneno. Cuando acabéis conmigo... ¿Quién será el siguiente? ¿Quién es el siguiente eslabón más débil? Probablemente no sea un noble... Al final Fausto iba a tener razón cuando dijo que primero caeríamos los plebeyos.

La joven se encoge de hombros antes de terminar. — ¿Queréis que hable en mi defensa? No sé por qué se me acusa a mí, pero lo único que puedo decir es que yo no soy una de esas semillas. ¿Por qué iba a querer matar al Príncipe, cuando no solo lo amaba, sino que toda mi posición dependía de él? Creo que con su pérdida, yo no he salido ganando precisamente. En cambio a vos se os ve muy cómoda desde entonces. ¿Quién ha escalado posiciones en los últimos días? ¿Quién ha ganado algo con estas muertes? Creo que respondiendo a esas preguntas os daréis cuenta de que yo sólo he perdido. También os diré, que soy una superviviente. No os será tan fácil acabar conmigo, mi señora.

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30/07/2013, 21:55
Nicola

Nicola no podía evitar, como seguramente todos los presentes, atender a la pelea que parecía estarse formando entre Lucrezia y Chiara. Sin duda la primera era ya toda una arpía de la corte... Otra muestra más de la teoría que él defendía, alguien que haría cualquier cosa para sobrevivir y para escalar. En cuanto a la segunda, no tenía una opinión formada. Pero lo que sí tenía claro es que aquello no podía continuar. 

-Señoras, ésa discusión no lleva a ninguna parte. Uno de los objetivos de las votaciones debería ser que no nos saquemos los ojos los unos a los otros con los cuchillos de trinchar carne. Si alguien quiere acusar a alguien de algo, aconsejo que lo haga pública y claramente. Los manejos de la corte han muerto, o como poco, han caído en un largo sueño. Las amenazas veladas y el veneno vertido en oídos ajenos no van a salvar a nadie, ni van a servir para que nadie medre. Ante la muerte, todos somos iguales. Recordadlo bien. 

El antiguo caballero había pronunciado estas palabras en voz alta y clara, aunque sin moverse de su posición, cercana a Martina y Giuseppe... Y ahora, también Cecile. La pregunta de ésta era interesante, y podía servir para aclarar algunas cosas... Y quizás identificar a alguna de las manzanas podridas. El hombre apoyó la mano de nuevo en el hombro de Giuseppe, y dijo:

-Por favor, contadnos todo detalle, por nimio que pueda parecer. Quizás sirva para esclarecer algo...

"Al menos, espero que esto funcione y poder sacar algo en claro..."