Partida Rol por web

Alguna que otra protesta hubo en la posada claro, sobre si podían o no terminar de desayunar, pues a saber cuando sería la siguiente comida en condiciones que podríais hacer, por lo que aún tuvisteis algo de tiempo. Además, os dieron comida como para tres días antes de salir de allí, que con todos los que estabais, era mucha comida para un lugar tan pequeño.

La cosa sucedió como siempre que se va en grupitos. Unos a lo suyo, otros por aquí... que si éste os acompaña...

En definitiva, terminasteis mirando a una zona muy hermosa, en la que se veían cascadas, árboles en flor y una enorme montaña. A vosotros os había tocado la zona Sur.

Hasta aquí todo indicaba que el mayor peligro que ibais a correr era el que os apareciera un conejo y os resbalarais sin querer, hasta que dos pasos más hacia delante os disteis cuenta de que a otros dos pasos delante vuestro, en lo que sería siguiendo el mismo sendero que estabais pisando, había una pequeña franja de unos cincuenta centímetros en la que no había absolutamente nada que no fuera el esqueleto de plantas y aún era más chocante cuando un desazón comenzó a recorreros al no escuchar nada, ningún sonido que no produjeráis vosotros... Ni los pájaros cantaban y eso, que después de esa " franja muerta " seguían viéndose aquellas maravillas de la naturaleza en un paisaje digno de los relatos del mejor de los bardos.

- Yo no me voy a acercar más. - El aldeano al que le había tocado dejaros allí se puso detrás vuestro no sin antes escupir al suelo, queriendo olvidarse de la cercanía de aquel lugar. - Aún os lo podéis pensar. Ya os han dicho que el que entra no sale ¿ no? - Era un hombre delgaducho, desdentado y quedamos por el sol. Casi era un pellejo con forma de hombre.

La desolación...

-Igual es que les gusta quedarse.-respondió Raknor a las palabras del campesino, tratando de mantener un rostro jovial.

No hay que aparentar nunca debilidad. Jamás.

-Compañeros... toca descubrir qué ocurre aquí y ponerle fin. Luego el oro será nuestro. ¡Campesino, dile a tu señor que vaya preparando el dinero!

-Y ahora todos con los ojos bien abiertos.-musitó en un tono totalmente diferente en cuanto se alejaron del labriego.

 La muchacha miró aquella franja de la huella de la muerte impresa en el suelo, testigo de un poder inenarrable. Miró aquel pobre campesino y lo despidió con un vago ademán.

 - Ve y lleva el mensaje que mi compañero te ha dado. Pronto estaremos de vuelta con la solución para la región.- Al terminar la joven mostraba una gran determinación y solemnidad.

 Luego miró a sus compañeros, en especial a Crann, con quien más tiempo llevaba recorriendo el mundo.

 - Creo que con esto la cosa ya se torna un poco más personal, ¿no crees?

 El silencioso Crann contempló toda aquella desolación, era inaudito aquella atmósfera, como si estuviera de luto... no se respiraba la tensión del silencio cuando las presas saben que el depredador anda cerca... era... distinto.

 Las palabras de la enigmática Sianna le llamaron la atención y el negro se la quedó mirando un largo instante. Parecía que fuera a decir algo, pero su mirada fue más elocuente de lo que nunca serían sus palabras. En lugar de ello, el hombre se llevó unos dedos a la boca y emitió un agudo silbido que cruzó los alrededores.

 Al poco tiempo un chillido en la cúpula celestial le respondió y al poco los ojos pudieron distinguir la figura majestuosa de una águila aparecer contrastando contra el azul celeste. El hombre alzo uno de sus largos brazos y el hermoso animal descendió hasta posarse sobre su puño parecido a un jamón.

 El hombre canturreó al majestuoso ejemplar, mientras le daba trocitos de carne y le susurraba. Parecía que se comunicara con él y finalmente lo proyectó de nuevo hacia el firmamento para que se lanzara en una búsqueda.

 El negro se quedó mirando como el ave iba tomando altura en un aspiral ascendente.

 - Estará atento de los peligros mientras avanzamos.- Fue todo lo que dijo en varios días... y no parecía que fuera a decir mucho más, por el momento.

 Sianna, acostumbrada a los silencios de Crann, asiente distraidamente mientras ve como la águila emprende el vuelo de nuevo.

 - Sí, siempre será mejor tener otra perspectiva en nuestro avance.

 Luego la joven se adelantó unos pasos, pareciendo reacia a termianr de cruazar el límite, mientras oteaba el suelo a ambos lados de la mancha muerta y en la misma zona muerta, buscando algún tipo de información o señal en la tierra que le pudiera dar algún dato interesante.

Observaba las hermosas tierras de este señor, mientras nos dirigiamos a donde nos llebava aquel buen aldeano. Tenia ganas de partir ya, pues las chacharas y las pijerias de la gente que no partirian sin antes desayunar me sacaba de quicio.- Da igual si te alimentas o no si la muerte te acecha por las esquinas, te atrapara donde estes. ¡Volveremos para la hora de cenar! En ese momento de mis pensamientos fue cuando derrepente se corto en seco en un paraje desolado y triste.

El aldeano se detuvo y nos dijo que podriamos volver si quisieramos- Si lo habeis dicho varias veces- Dije en mi tono seco- Ya veremos de que pasta estan hechos los rumores y cuentos que temeis...- Deslice una medio sonrisa justo cuando iba a poner un pie para atravesar esa franja. Mirando aun al aldean que aparentemente estaba mas que aterrado por estar alli.

Espere a que aquel piel de ebano llamara a ese aguila y observe cmo le susurraba y este empezaba a volar reconociendo la zona.- Ummmm- habia ciertas costumbres en mi tierra y una de ellas era ver como reaccionaban ciertos animales a las cosas. Si aquel pajaro no dudaba es que estaba todo despejado hasta la entrada. Aunque agarre el mango de mi hacha y ande observando cada recodo, arbusto y cualquier cosa donde pudiera acecharnos algo.

El primero en desaparecer fue el animal que acompañaba al druida y por unos momentos, visteis que el hombre de ébano arrugaba el gesto sin comprender pues sintió como si lo hubiera perdido, como si el vínculo que tenía con el animal hubiera desaparecido, pero la sensación sólo duró hasta que cruzó la línea, momento en el que volvió a sentirlo, aunque quieto, revoloteando inquieto porque él había sentido lo mismo que el druida al entrar en aquella zona.

Uno y otro, fuisteis pasando aquella franja hasta el paisaje dejó de parecerse a lo que había tras ella desde el otro lado.

Ahora era de noche y seguía sin escucharse demasiado, aunque ahora sí que soplaba el viento, pero en un terreno en el que no había absolutamente nada. Allí donde antes estaba la exuberante vegetación ahora sólo había el esqueleto de un árbol con un cuervo encima que os miraba atentamente.

No había hierba sobre el suelo, sólo terreno seco y pedregoso. No había río... aunque se podía ver el camino que un día siguió aquel que habíais visto. Ahora estaba tan seco como todo lo que había en aquel lugar. No hacía nada de frío, más bien, el aire estaba cargado de una forma que parecía que os hubierais metido en un mausoleo cerrado durante muchos años a la gente. La montaña sí seguía en pie y la entrada que habíais visto desde fuera intacta.

No se escuchaba ni se veía nada. Tampoco parecía que tuviera mucho que ver un lugar como aquel.

-¿Qué hace ese cuervo en un lugar desprovisto de vida?-dijo Raknor en voz baja, no había ni que decir que el lugar no le gustaba en lo más mínimo.

Descolgó la ballesta que llevaba a la espalda y la cargó con decisión, apuntando al pájaro.

-A ver si tengo un poco de puntería...-musitó guiñando un ojo.

Atravesamos aquella linea y el paraje y ambiente cambio radicalmente. De primeras acababamos de desayunar y ahora era de noche*. Aparte el terreno era mas seco, se podia decir que era un yermo muerto,- Grrrrrr- Gruñi, pues sentia una sensacion rara, algo que no me gustaba y era alguna clase de magia.

Mire a Raknor, como sacaba su ballesta y comence a reirme.- ¿No iras a matar al pajaro de Crann, no?- Aunque realmente me daba igual si lo mataba o no, pero no me parecia tener de morros a los que a lo mejor se tenian que proteger la espalda en un momento dado.

Sigamos hasta la entrada, parece que no hay mucho camino que recorrer....- Frunci el ceño, sujetando el mango de mi hacha mientras me dispuse a avanzar. No me daba miedo este paraje, simplemente queria buscar un refugio de esta inhospita tierra desprovista de un lugar donde refugiarse de lo que sea.

A Raknor no le gustó demasiado aquel cuervo y en seguida sacó la ballesta para deshacerse de él, aunque por algún motivo incluso su férreo pulso tembló al ir a hacerlo.

- Espera no hagas eso... - Crann puso la mano en su muñeca y le negó con la cabeza. - No es un animal...

El druida no sentía vida en aquel ser y eso era algo para lo que tenía un don desde que había nacido, por lo que quizás disparar a lo que quiera que fuera no fuera una buena idea.

El animal del druida no parecía tener intención alguna de ir a acercarse al árbol en cuestión y mucho menos, a intentar relacionarse con aquello que parecía un cuervo.

- Sigamos.. - La muchacha no estaba por la labor de quedarse discutiendo si había o no que desplumar a un pollo o lo que fuera, aunque de todas formas, esperó a ver que hacía Raknor antes de nada.

-¿Entonces qué tormentas es?-Preguntó Raknor a Crann.-Si nos están vigilando... no quiero que nos vigilen.-pensaba a toda velocidad, sus palabras reflejaban sus pensamientos, sin saber muy bien que hacer.

-Pero eres mi amigo y te haré caso... de momento.-El hechicero no guardó su ballesta ni la descargó. Ahora pasaría al lado del pájaro, o de lo que el druida decía que no era un pájaro. Comprobarían a ver si se movía. Esperaba que no, porque de lo contrario significaría que les estaban vigilando. Raknor sabía bien que los poderosos magos usaban extensiones de su propio cuerpo como familiares. Él mismo podría hacerlo, pero prefería no obligar a un pequeño animal a servirle.

-Vamos rápido.

 Sianna, en la avanzadilla del grupo se detuvo unos instantes mientras los chicos comentaban acerca de aquel ser de mal augurio. Las palabras de Crann le llamaron la atención. ¿Aquello no era un animal? ¿De que se trataba pues? Hacía tiempo que había aprendido a confiar en parte en los instintos del negro, pero como bien apuntaba Raknor, ¿qué hacía allí el negro ser?

 ¿Será un vigía, o un familiar como tienen algunos magos y hechiceros?

 Sin lugar a dudas le gustó el impulso de Korn, parecía haber un camino claro a seguir.

 - Vayamos, cuando estemos cerca daré un vistazo más detallado a ver si el suelo me dice algo de lo que hay por la zona.

El druida era plenamente consciente de que aquello no estaba vivo y algo le decía que era mejor no molestarle, no os fuera a traer consecuencias poco oportunas tan pronto, por lo que acabó convenciendo a Raknor de que era mejor que lo dejara así, como estaba, sin ninguna saeta que lo atravesara.

Aquel lugar daba escalofríos, sobretodo, pensando en lo idílico que parecía desde fuera.

La entrada de la cueva no tenía inscripción alguna. En realidad no tenía más que piedra un poco descascarillada por la erosión que producía aquel aire caliente, porque estaba claro que allí no llovía demasiado o habría alguna cosa verde. En los primeros dos metros de cueva, que era lo que se veía desde donde os hallabais, tampoco se veía nada más que piedra seca y arenilla y piedras más pequeñas que se habrían desprendido de la cueva hacía ya mucho tiempo.

Me alegro de que me convenciera, pero con la puntería que tengo últimamente con la ballesta no creo que ni le hubiese rozado.

Aún así no bajé la ballesta ni quité el virote de la misma, porque no estaba seguro de nada, lo que si hice fue destensar el mecanismo para no estropearlo.

-Aunque no creo que ninguno de vosotros entienda lo que voy a decir, existen tierras-la manera de decir la palabra era bastante diferente a lo habitual.-extrañas lejos de nuestras tierras, lugares por los que caminan los demonios, los ángeles, los espíritus y los muertos. Se puede llegar a ellas mediante "puertas" o eso creo... no conozco nada más que su existencia, mi abuela no se molestó en enseñarme mucho de ello... y menos mal, hablaba de tres ruedas y... no se.-Era una de las parrafadas más extrañas del ya de por sí extraño bárbaro.

-Pero es posible que esas tierras estén aquí, o es posible que simplemente todo ésto sea producto de un encantamiento.

-Sea lo que sea quiero ver en la oscuridad.- Y agarrando la punta del virote que tenía en mi ballesta, conseguí que se iluminara, después de pedirle al espíritu del metal que brillara. Una luz rojiza iluminó el exterior de la cueva. Había que saber pedir a los espíritus de las cosas que brillaran, las palabras no eran normales, pero a mí se me daban bien.

 Mientras sus machotes compañeros miraban por la cercanía, la joven y silenciosa elfa se acuclilló cerca de la arenilla y piedrecitas desprendidas ante la entrada de la cueva para buscar en ellas alguna señal que le permitiera tener alguna referencia acerca de lo transitado de la zona.

 ¿Habrá moradores en las cercanías que empleen esta cueva?

Crann silbó nuevamente para que su compañero regresase a su lado. El águila se posó en el antebrazo como estaba acostumbrado desde siempre. Después escuchó atento a lo que sus compañeros decían y a la teoría de las "tierras" de Rknor.

- Así es, yo soy capaz de materializar alguna de esas criaturas para que luchen a mi lado, realmente yo traigo hasta mi criaturas de tierras nobles, no traigo criaturas infernales ni muertas, pero alguna vez he necesitado su ayuda y han venido hasta aquí para ayudarme. Sé de lo que hablas y es posible que estemos en algún lugar que dices.

Mientras tanto Crann observaba atento el lugar que le rodeaba esperando a que alguno de sus compañeros diera el primer paso para introducirse hacia la oscuridad.

No había rastro alguno que se distinguiera, como si fuerais los primeros en pasar por allí en muchísimo tiempo y tampoco había nada que observar a parte de la roca, que como veía el druida era piedra bastante sólida y consistente, como si fuera a ser difícil que se derrumbara de alguna manera.

Desde fuera, se veía un lugar oscuro, sin luz alguna, pero cuando había avanzado por su interior poco más de un metro algunas piedras de las paredes comenzaron a iluminarse con un tono rojizo, lo cual, os daba luz, pero tampoco resultaba demasiado agradable, pues ponía nervioso a cualquiera.

Al fondo, se veía como el camino comenzaba a descender, aunque al menos, la piedra estaba muy seca y no resultaría un camino peligroso si tomaba más pendiente, al menos, no por el momento.

Todo estaba tranquilo y los únicos ruidos que se seguían escuchando en aquel lugar eran los que vosotros mismos hacíais.

Crann se quedó mirando el relucir de aquellas piedras. No sabía que podían ser. No había visto nada igual nunca, o al menos eso pensaba. Se acercó detenidamente para estudiar la naturaleza de aquellas rocas mientras con su otra mano acariciaba a su águila. De vez en cuando lanzaba una mirada a sus compañeros a la espera de que alguno se decidiera a avanzar un poco más.

 - Apesta a magia... - Susurró quedamente con desagrado.

 Como mujer de mundo, y aventurera élfica, sus agudos sentidos le permitían ver cosas que a otros les podía pasar por alto, y antes de que alguien activara alguna trampa por ignorancia y descuido, Sianna abría la maracha avanzando lentamente, atenta al suelo, al techo y a las paredes rocosas que formaban el túnel descendente. Todo teñído de un intenso rojo.