Partida Rol por web

Al entrar en la sala, Ulk se inclinó en el suelo ante los antiguos. Veía al otro druida, a quien suponía el anterior guía de los que le acompañaban, y miró fijamente y en silencio a los fundadores de la muralla. Sus mentores y ancestros.

El grito y las palabras de Drusilda parecen enfurecer aun más a los fantasmas. Dos de ellos giran en torno a la guerrera como un huracán y cada vez que un retazo de sus formas toca a la semielfa se transmite un dolor agudo.

Ulk parecía hablar en serio cuando avisó de que mantuvieran silencio. Drusilda ahora lo sabe con seguridad.

Los demás fantasmas no miran con buenos ojos a Dork ni Abrojos, pero el castigo no está repartido homogéneamente y parece que por el momento no dañan a Lupin.

El druida del fondo de la sala habla sin alzar la voz.

Si la elfa quiere salir de aquí haría bien en mantener la boca cerrada y la mirada baja. Os dije que aquí serías juzgados, y los espíritus saben de todo lo que habéis hecho: lo bueno gira la cabeza dejando ver su oreja cortada ...y lo malo.

Al notar la situación Abrojos levantó, lentamente, sus manos y se mantuvo quieto. No estaba seguro de cuanto mal le podían hacer esos "espiritus, pero viendo la palidez de Drusilda, se felicitó a si mismo por haber abogado por la libertad del druida

Parecía que lo correcto era el silencio, y exactamente eso fue lo que se dedicó a hacer, empleando todas sus fuerzas en hacerlo correctamente

Drusilda se deja caer al suelo y se tumba en posición fetal. Se encuentra muy debil y maldice en su interior su vida y el momento en el que se embarco. Sigue sin entender por qué todos los seres les atacan constantemente, especialmente los malditos Druidas.

Los espíritus parecen darse por satisfechos con el silencio de Drusilda y dejan de hostigarla. El más alto de todos se coloca ante Abrojos.

La sangre de tres druidas mancha vuestras manos. Sabemos las circunstancias exactas. Habéis juzgado y sido juzgados, víctimas y verdugos.

La voz grave y cavernosa claramente viene de otro mundo.

La ignorancia de las tradiciones no exime totalmente de la falta. Habéis traído el fuego con vosotros. Sin saber lo que hacíais, habéis partido el pan con los Rojos, los enemigos de todo lo bueno y natural. Aunque haya sido por engaño, os han contado como aliados.

Por necesidad, ciertamente, pero habéis traspasado la muralla. Terreno vedado. Habéis obligado a un druida a guiaros y no os ha importado usar la fuerza.

Tú... lpuedes hablar. Hazlo sabiamente, pues mucho depende de tus palabras. No hables de prejuicios ni malentendidos, pues sabemos de ellos y de todo lo que habéis pasado excepto los detalles en el campamento de los rojos. Di algo que no sepamos y tal vez incline la balanza a vuestro favor. ¿Por qué os ayudaron los de rojo?¿Qué promesas se hicieron en ese campamento?

El picaro, bajó las manos, sin dejarlas llegar hasta su cuerpo. Su mente trabajó a marchas forzadas mientras intentaba entender que es loque realmente sabían, o suponían saber, los espiritus que le daban la palabra.

Finalmente optó por el menor de los males, la verdad. Claro que el viejo mercenario no había sobrevivido tantos años sin saber maquillarla cuando hacía falta y exactamente eso era lo que se disponía a hacer.

- Como decís, nos vimos obligados a matar a vuestra gente, en defensa propia, y también a compartir el pan con quienes nunca nos parecieron confiables... esa gente de rojo - comenzó su alegato - Y si, teneis razón. Ellos querían algo a cambio de dejarnos partir de su campamento y acercarnos hasta la muralla. Algo que pretendían que nosotros les robáramos a Uds para entregárselos. No tuvimos opción, debimos engañarlos y decirles que por el precio suficiente estabamos dispuestos a cumplir esa tarea. Sin embargo nunca pensamos en cumplir ese engaño. No tenía sentido - agregó mientras se encogía de hombros con una naturalidad absoluta - Queremos atravesar la muralla e irnos, no volver para que nos entreguen unas gemas que no tendríamos forma de gastar -

Esperando que su sinceridad hubiese sido suficiente "Abrojos" continuó con su discurso - Ese algo era una piedra azul que decían era importante para... realmente, ahora que lo pienso, no lo se, no fueron muy claros al respecto. Pensaron que mostrandonos una buena cantidad de gemas no haríamos preguntas. Y lo cierto es que no las hicimos. Solo nos interesaba llegar hasta aquí y atravesar vuestra fortaleza. No volver atrás para que nos paguen por algo que no pensabamos siquiera intentar. Necesitamos salir de saquí, no recuperar ningun tesoro -

- Uds. sabrán cual es el verdadero valor de vuestra piedra - completó mientras señalaba hacia la gema azul de la sala - A nosotros no nos interesa averiguarlo. Solo queremos vuestra comprensión, por las ofensas que, inadvertidamente, hayamos podido haceros y que nos deis paso franco para no volver a ver a esa gente... como dije, nunca nos parecieron confiables. Ni a mi, ni a los compañeros que han sido convertidos en piedra, y ni siquiera a los más... eh... a los menos diplomáticos del grupo. Solo dejadnos pasar y una vez que hayamos atravesado vuestro bastión no nos volvereis a ver -

-Es decir, que me mentisteis.-Dijo el druida en ese momento.-A mi me dijisteis que no os habían pedido nada a cambio de su ayuda. Que conveniente olvidarse de esa pequeña misión, ¿No? 

Drusilda miró a Ulk dolorida desde el suelo. No te jode el coletas. Aquí se presentan los limpios y puros. Deben cagar cilindros perfectos.

-Nada más lejos.-Susurró el semiorco.-Pero tienen la educación suficiente para decir la verdad cuando se les pregunta. Os habría sacado igual, pero resulta algo molesta esa falta de confianza en quien se ha ofrecido a encargarse de vuestras heridas.

- Mentirte? No, nosotros nunca tuvimos intención de robar nada - aseguró el picaro - No tuvimos más alternativa que dejarles creer a "esos de rojo"... - el tono del mercenario se volvió sumamente despectivo al nombrarlos - ... que ibamos a hacerlo. Pero nunca lo consideramos nuestra misión. Solo un deseo de alguien a quien no les teníamos confianza -

-No, simplemente me refería a que podíais haberlo dicho cuando os pregunté.-Dijo el druida.-Ya que os pregunté qué os pidieron, no si lo ibais a hacer o no. En todo caso, es deber de los ancianos deliberar y decidir, no el mío.

Dicho lo cual, se acercó a su compañero druida.

-¿Necesitas ayuda con la oreja, hermano?

Dork enseña un poco sus dientes con un ligero gruñido al recibir el toque frío.

- ¿Ya dejaste de llorar Ulk?

Dork mira a Abrojos y luego a los Espiritus

- Viejo, ¿estos nos van a matar o nos van a dejar pasar? ¿si están muertos porqué no dejan a los vivos con sus cosas y ellos se van a donde quiera que vayan los druidas muertos, dentro de un árbol o en el fondo de un lago?

- Yo todas las cosas que hago las hago para sobrevivir como lo hace cualquier criatura que va por la tierra, el agua o el aire. No quiero meterme en asuntos de druidas ni de rojos, quiero largarme de aquí y si me tienen que matar háganlo ahora me siento como un ratón con el que está jugando un gato sin hambre.

Los espíritus se revuelven, volando furiosos por toda la habitación. No les ha parecido gustar tanta discusión. Dork aprieta los dientes soportando el dolor del toque gélido, y Abrojos esta vez se ve obligado a hacer lo mismo. Drusilda vuelve a caer al suelo, casi demasiado débil para estar de pie.

SILENCIO.

La voz parece la misma que antes, pero proviene de otra figura.

En un bosque de mentiras es fácil perderse. Juzgaremos por hechos; no palabras.

La voz se vuelve ligeramente más suave. Todo lo amistosa que puede serlo.

Levántate guerrera. Vivirás para salir de aquí. No habéis recibido ningún castigo que no hayáis merecido. Y sin embargo estas tierras no han sido justas con vosotros.

Tres druidas muertos.

Y, sin embargo, aunque él os odie habéis respetado la vida de Nauatl el druida de la oreja cortada gruñe y os negásteis a dejarlo con los rojos, salvando su vida. Además, dos de vuestros compañeros han quedado atrás. Muchos más en el mar. La balanza está equilibrada. Creemos al señor Lupin cuando dice que solo buscáis pasar al otro lado... y se os permite hacerlo.

La voz sale ahora de la otra silueta que, solo mirada con atención, recuerda a una mujer.

Y, sin embargo, no podemos garantizar salvoconducto con los druidas más allá de la muralla. Hace tiempo que dejaron de escuchar nuestras palabras. Dos caminos se abren ante vosotros: podéis pasar y tratar de evitar a los druidas hasta llegar a una zona segura.

O podéis ser los héroes que nosotros una vez fuimos y acabar lo que empezamos. El líder de los rojos tiene que morir... y si confía en vosotros eso os da una oportunidad. No estaríais solos en la lucha.

Vuestra presencia aquí puede ser una bendición o un castigo del destino, pero no creemos que haya sido casualidad. Elegid el camino y elegidlo bien. Luchad ahora contra ellos... os preparáos para luchar después con los nuestros.

Drusilda meneo la cabeza negativamente.

Tras sentir el toque helado que le robó parte su vitalidad, apretando los dientes, Abrojos respiró profundamente y se dirigió a las voces, esperando no recibir un nuevo toque

- Como decís, las mentiras no son buenas para nadie, por lo que suponemos que sois sinceros con nosotros. Lo cierto es que, en este momento no podemos seguir ninguno de ambos caminos. No con el daño que le habeis hecho a nuestros cuerpos -

- De cualquier manera... si el daño fisico pudiera ser reparado, quizás podamos ayudaros. Los de rojo esperan esa gema azul y si se las llevamos seguramente seremos bien recibidos. Seguramente lo suficiente como para que se descuiden y podamos acabar con sus jefes. Lo complejo será salir del pueblo... pero mis compañeros son eximios luchadores -

Abrojos continúa hablando, pensando en voz alta antes que dirigiéndose a nadie en particular - Supongo que eso será más sencillo que intentar atravesar un bosque lleno de enemigos. Claro que también podemos intentarlo. Nuestro objetivo es avanzar, no volver hacia atrás. Despues detodo tenemos un contrato que nos reportará suficientes monedas como para vivir sin inconvenientes durante mucho tiempo. Y no lo podemos cumplir por culpa del naufragio y esta... eh... demora. Volver hacia atrás para ayudaros nos impedirá cumplir definitivamente ese contrato. Y necesitamos las monedas que nos habían ofrecido...

No hay heridas que no puedan ser sanadas. Restitución es lo que ofrecemos y lo que pedimos.

Ahora, antes de que una decisión sea tomada, merecéis saber la historia completa.

El espíritu levanta las manos y una luz muy brillante ilumina toda la sala.

La luz al principio es cegadora, pero cuando los ojos se acostumbran puede percibir toda la habitación. Aun así, tardan unos instantes en entender a qué se refiere el fantasma.

La historia está pintada en las paredes.

Justo detrás de los espíritus, con rasgos muy toscos y algún colorante natural azul, hay pintada una escena familiar. Un bosque lleno de animales, humanos con bastones y siluetas de bestia y hombre superpuestas. Druidas.

A la derecha hay una figura que deja pequeñas a todas las demás. Un dragón. Al contrario que el bosque, está coloreado en rojo, al igual que las figuras humanas que el reptil alado tiene detrás. 

Después de una zona vacía hay otra escena. El mismo bosque, pero con siluetas de torres, agujas y edificios pintadas en rojo. En la espesura que es el bosque azul, la ciudad es como una herida que deja la zona calva.

Siguiendo el patrón, a la espalda de los mercenarios hay una batalla. Seis druidas luchan contra el dragón, que en este dibujo tiene las alas hechas jirones. La ciudad está destruída. La siluetas de los seis que luchan recuerdan a los espíritus: uno pequeño con arco, una mujer, uno con bastón... También recuerdan a los guardianes vegetales contra los que lucharon a las puertas de la muralla. Se les daría forma en honor de los héroes. Entre los fantasmas tan solo falta el que tiene forma de oso.

En la última escena, a la izquierda de los mercenarios, los seis druidas parecen tan heridos como el dragón. Tienen las manos levantadas y están en lo alto de un acantilado, con el dragón y sus secuaces debajo. Todos los demás druidas están a salvo en la parte superior.

En conjunto, todo el perímetro de la sala está dibujado. Entre cada conjunto de marcas hay objetos y armas apoyados contra la pared. Una espada corta, un arco de pequeño tamaño, una armadura completa de tono rojizo, una armadura de cuero amarillo...