Partida Rol por web

El hacha de Dork secciona de un solo golpe la garganta de Rowan-Krar, de forma que el único sonido que emite en sus últimos momentos de vida es un gorgoteo de sangre. Ya innecesario, el pico se clava en el pecho del moribundo y acaba con su agonía.

Drusilda clava su espada curva en el elfo, demasiado aturdido por el conjuro hasta para gritar. El fiero jabalí de Ulk y la flecha de Pikard acaban con él.

Los mercenarios miran alrededor, preocupados de que alguien pueda haber notado lo ocurrido. Aunque se escuchan voces no muy lejos no había nadie pasando cerca y todo ha sido tan rápido y silencioso que ni el elfo recién muerto podría haber escuchado el ataque. En un instante, los cadáveres están fuera de la vista, disimulados entre arbustos. Solo llevaban encima dos pergaminos, muy probablemente mágicos, y lo que parecen símbolos sagrados con la forma de una garra teñida de rojo.

¿Y ahora que? ¿Nos equipamos y ponemos las cartas sobre la mesa atacando directamente? ¿Dejamos los cadaveres a la vista con la gema y acechamos a su lider? ¿Avanzamos y mandamos al tejón a que husmee?

"Abrojos" sonrió complacido. Por ahora las cosas estaban saliendo bien.- Bien hecho - felicitó a sus compañeros mientras escondían los cuerpos en la maleza - Ahora sabemos donde está el dragón y sabemos que no tendrá ayuda... como si la necesitara - no pudo menos que completar en voz baja

Acostumbrado a revisar cuerpos sin vida, en búsqueda de objetos utiles, el mercenario detectó enseguida los pergaminos y los extendió frentes a sus ojos. Sacando de su aparentemente inagotable morral mágico un trozo de cristal lo puso frente a los mismos mientras pronunciaba unas extrañas palabras arcanas

Tras leerlo se giró y contestó a la guerrera - No se que opinan Uds. Pero yo creo que una buena alternativa es usar todos esos pergaminos que nos dieron y buscar la mejor ubicación para cuando el Dragón salga de la carpa. Quizás escondidos por la misma tela. Luego podemos poner la gema azul frente a la puerta y de alguna manera llamar la atención de la bestia... En cuanto salga y la toque le lanzamos todo lo que podamos -

- Por cierto, los conjuros no duran demasiado tiempo, así que debería utilizarlos cuando ya tengamos claro el plan y el sitio de cada uno -

Mientras espera la respuesta de sus compañeros a su primer esbozo de plan, abrojos guarda en su morral mágico los pergaminos que obtivo de los cadáveres

Perfecto, preparemonos para el combate y avancemos a cubierto hacia la carpa. Quizas alguien con forma de animal pueda adelantarse unos metros para verlo antes de comenzar el ataque.

Dork se mantiene preparado dando poca importancia a lo que acaba de suceder.

Vamos, viejo ¿cual es el siguiente paso?

- No es mala idea - asegura Lupin al escuchar a la semielfa - Si nuestro amigo el tejón puede echar un vistazo, sabremos a que nos enfrentamos - propone

Ya con los cuerpos escondidos, los mercenarios pudieron investigar la zona antes de tomar ninguna decisión precipitada. Tras dar una vuelta en torno a ella, queda claro que la carpa solo tiene una entrada, la principal, que está cubierta con una pesada tela colgante como única puerta. Por supuesto, a un animal pequeño y flexible como el tejón no le costaría deslizarse por debajo de las pieles que forman los lados de la carpa.

En la zona hay abundante arbustos, como los que usaron para esconder los cuerpos de Rowan y el elfo, pero solo hay árboles en la zona este (la de la entrada a la carpa), que hacen que este lugar, aunque solo esté alejando unos doscientos pies de otras tiendas del campamento, sea discreto y apartado. Las voces ocasionales o ruidos de gente trabajando provienen del otro lado de esa arboleda.

No podemos enfrentarnos a la bestia directamente. Es necesario que el talisman llegue a sus manos. Solo entonces, cuando el hechizo merme sus poderes podremos enfrentarnos con posibilidades, o al menos, mas posibilidades. - Drusilda que apreciaba su vida y su melena estaba realmente preocupada -¿Cómo le hacemos recibir el objeto sin que desconfie? ¿Hacemos que uno de nosotros entre en tromba para entregarselo mientras los demás fingimos seguirlo y al entrar en la carpa y verlo huimos retrocediendo dejando al heroe entregando el objeto? En cualquier caso, habría que enviar primero al tejón, solo para que eche un vistazo desde la puerta.

Ulk había rodeado la carpa en su forma de tejón y en estos momentos debía de estar entrando en ella. Pikard se alejó un poco para buscar un lugar desde donde atacar por sorpresa cuando llegara el momento y también para reconocer el terreno. El plan todavía no estaba del todo cerrado, pero parecía claro que el dragón tendría que coger la gema azul y que habría que combatirle aquí y ahora.

En ese momento se escuchó un chillido de dentro de la carpa. No un sonido humano, sino más bien el de un tejón a punto de morir. El silencio tan profundo que se hizo al momento siguiente heló la sangre. Después, todos hubiera jurado que escuchaban pasos acercarse hacia la salida...

- Escondanse! - el murmullo de Abrojos fue acompañado por el rapido gesto de su mano ingresando a su morral mágico y extrayendo la gema azul que, esparaban, les diera la ventaja en el combate que estaba apunto de comenzar

Ante las palabras de Drusilda el viejo mercenario asintió mientras se planetaba las posibilidades

- Supongo que lo mejor es dejarle la gema en la puerta y no decir nada. Incluso si no sabe que es el objeto que está esperando, no creo que deje de tomar una piedra preciosa. Despues de todo, dicen que los dragones son los mayores acaparadores de tesoros de la tierra -

- Así nosotros podemos atacarlo por sorpresa... o por lo menos eso espero -

Drusilda deseaba entrar en furia a lo Dork, pero estaba realmente a punto de huir a la carrera. Como la hermana pequeña que imita a la mayor no se le ocurrió otra cosa que pegarse a Lupín y esconderse en la parte trasera del arbusto. No recuerdo como hemos llegado a este punto. De veras que trazando planes somos los mejores. Ahora mismo me convertia en mula.

Dork se oculta tumbandose en el suelo para contrarrestar parte de su corpulencia. 

Los tres mercenarios tuvieron el tiempo justo para esconderse antes de que un hombre corpulento vestido de rojo y oro saliera de la carpa.