Partida Rol por web

- Aggghhhhh! - el picaro intenta disimular su dolor pero le resulta dificil evitar un grito cuando las garras atraviesan su armadura

Sin embargo, es consciente que huir no es una opción por lo que aferra la espada corta e intenta clavarla en una de las patas de la enorme bestia. Como parece se ha vuelto costumbre, el filo del arma resbala por las escamas por lo que Abrojos da un par de pasos hacia uno de los lados, tratando de buscar un sitio donde pueda ser más sencillo clavar su arma

Su familiar, atenta a las imágenes de peligro que el mercenario irradia casi sin darse cuenta, se aleja del dragón y sisea furiosa

Drusilda gira la cabeza intentando ver que es el ruido que se oye en el bosque. Se desespera y grita enfurecida mientras intenta dar una nueva estocad a dos manos contra el dragón.  SEÑOR LUPIN, FUE UN PLACER CONOCERLE. LASTIMA NO HABER TENIDO TIEMPO DA HABLAR MAS. La espada vuelve a rebotar contra las escamas. MALDITA SEA!

La  sensación de muerte inminente se agita en forma de dientes, cola y garras pasando una y otra vez. Con cada ataque esquivado la furia de Dork aumenta.

- ¡VOY A MATARTE INÚTIL SIN ALAS!

El dragón estaba más furioso cuantas más heridas acumulaba, y en estos momentos su rabía era terrible. Cada golpe podría haber matado a cualquiera de los mercenarios, pero la ceguera y la furia del monstruo afortunadamente no le dejaban acabar con las amenazas.

Cuando la bestia acercó el hocico a Dork, previsiblemente para destrozarlo de una vez, el semiorco clavó el pico de guerra justo en la cabeza. Esto parecía ser todo lo que resistía el dragón, que retrocedió y se revolvió como una serpiente agonizante. Con la sierpe ya indefensa, el estoque de Abrojos y la katana de Drusilda encontraron poca resistencia. En unos momentos el combate había terminado y la sangre de un gran dragón rojo alimentaba la hierba.

Desgraciadamente, los trasgos con sus compañeros animales, además del semiorco druida, no habían salido con vida. A juzgar por los gritos alrededor y el sonido de tantos animales, los druidas habían ganado la guerra. Quizá su magia pudiera hacer algo por los héroes caídos.

El mercenario volvió a golpear a la bestia, aparentemente muerta, una vez más, solo para asegurarse que no se volvería a levantar antes de enfundar la espada corta que le habían obsequiado por la tarea.

Tras respirar profundamente miro a su alrededor y observo que tanto el semiorco como la semielfa estaban en pie, aunque la sangre que brotaba de sus herdias daba cuenta que estaban tan heridos como el.

- Recuerdenme que nunca más enfrente a un dragón - musito, en un intento de broma, a los sobrevivientes - No se si se justifican tantas heridas por... veamos porqué? - agregó olvidándose por un momento de las heridas e ingresando a la tienda en busqueda del que pudiera ser el tesoro del dragón

Drusilda sonrie agotada por el esfuerzo. No puede creer que hayan acabado con un Dragón. Echemos un vistazo rápido por si encontramos algo muy valioso pero pequeño. Luego veremos que ha sido todo el jaleo a nuestras espaldas. Y sigue a Abrojos al interior espada desenvainada.

Despues de varios golpes al cadáver del dragón Dork suelta sus armas y se arrodilla sobre la sangre pone sus manos en ella y se las pasa por la cara mientras se ríe a carcajadas.

JAJAJA ... JAJAJA

Los tres entran en la gran carpa que dio cobijo al dragón.

Una alfombra negra crea un camino hacia el fondo de la tienda. A los lados, infinidad de adornos, útiles y cachibaches cubren el suelo. Hay una piel de lobo invernal, herramientas de madera, un tocón de arbol que quizá fuera usado como silla, pendientes y collares con plumas... Al fondo hay también una mesa con una única silla pero completamente vacía.

Abrojos inmediatamente intuye que hay algo raro. Esto no se parece en nada a lo que se espera de un cubil de dragón rojo. Algo no es lo que parece.

¿Dónde está el tesoro? Estoy harta de que me tomen el pelo.

- Acá hay algo que no funciona bien - comenta el mercenario antes de agacharse y verificar que puede pisar fuera de alfombra sin inconvenientes

Sus ojos se mueven entre los cachivaches y finalmente se detiene en uno de los collares - Será que el tesoro está disfrazado? - se pregunta en voz baja antes de dirigirse hacia el mismo, dispuesto a acariciarlo y verificar si, al tacto, la sensación se condice con lo que ve

Drusilda da una patada a alguno de los cachibaches que tiene más cerca.

- ¿Que pasa viejo? ¿El Tesoro está escondido?

Dork agarra la alfombra y da un fuerte tirón

- Puede que haya una puerta bajo tierra, muchos lo hacen por si tienen que escapar, más que hombres son topos

Abrojos examina el ambiente dudando. Si se trata de magia, sin duda es buena. Afortunadamente, aunque no sea oponente para la magia de un dragón, el viejo pícaro sabe que cualquier ilusión puede deshacerse con experimentación y paciencia. Al salir varios pasos de la alfombra, el contacto con el suelo a sus pies no resulta el que esperaba. Cuando Dork y Drusilda cambian el entorno a la fuerza, los sonidos no corresponden.

Con ayuda de todos sus sentidos, Abrojos ve finalmente a través de la ilusión, y con su ayuda, también el semiorco y la guerrera. Poco a poco comienzan a ver el verdadero contenido de la carpa. En realidad el suelo más allá de la alfombra está alfombrado de monedas de oro y plata, y de gemas, predominando los rubíes de distintas calidades y tamaños. No hay armas ni armaduras, pero sí unos guanteletes pesados y unos guantes muy delicados bordados con oro. Dentro de un pesado cofre grabado en plata hay una capa marrón, unas botas ligeras, un anillo y muchas piedras preciosas con runas, además de más oro.

- Ahora si - la sonrisa del viejo picaro demuestra que por fin ha conseguido su objetivo. Casi sin darse cuenta toma varias gemas y las guarda en su morral mágico, antes de ocuparse de lo que realmente le interesa

Sus ojos observan los objetos que le parecen más interesantes, los guantes, las botas, la capa y el anillo - Supongo que estos objetos, solos, valen más que todas las monedas - comenta como al pasar - Pero no tengo claro para que pueden servir. Quizás los druidas nos puedan ayudar, pero sino siempre está la opción de... a ver -

Con cuidado, se calza primero los guantes más pesados y con ellos puestos, abre y cierra los dedos, tratando de detectar algun cambio en sus propias manos. Luego realiza una acción similar con los guantes bordados en oro.

Luego toma el anillo e intenta verificar si hay algun texto en su interior, antes de apoyarlo en el suelo y dejar caer algo de polvo sobre el mismo, sus ojos verifican si el polvo toca el mismo o es repelido por la magia que supone puede tener

Tal como hizo con los guantes, el viejo mercenario se coloca las botas y verifica que sus pies se apoyen firmemente en el suelo, antes de dar un par de saltos de poca altura para ver si de alguna manera se potencian por el calzado

Finalmente observa la capa con cuidado, buscando algun texto antes de ponersela sobre los hombros y tratar de sentir cualquier efecto que le pueda causar

Drusilda observa a Lupín con atención mientras se guarda 4 rubies en un bolsillo. ¿Tienes una poción de curación para darme Lupin? Se acerca de nuevo a la puerta de la carpa y vigila oculta desde dentro katana en mano. No tardaremos en tener compañía y no me fio de nadie.... mucho menos de esos druidas.

- Lo siento. No tengo nada que permita curar - contesta el mercenario mientras continúa con las pruebas para detectar las posibilidades de los objetos mágicos - Y no veo ninguna poción por aquí... aunque quien sabe, fijense si ven algun vial con liquidos extraños -

La experimentación de Abrojos da unas pocas respuestas.

El anillo tiene unas inscripciones en élfico que declaran que el portador será invisible a la visión en la oscuridad de criaturas subterráneas o nocturnas. Estas piezas se hicieron para las luchas entre los elfos de superficie y sus primos de la infraoscuridad. Por supuesto, también son útiles contra orcos, el otro gran enemigo de los elfos.

El pícaro sonrió al notar que le resultaba más fácil saltar con aquellas botas. Sin embargo, no era de ningún tipo de objeto mágico que conociera y si tenía otras aptitudes, era difícil decirlo.

Los guantes tenían unas runas arcanas, lo que tal vez podía decir que potenciaran habilidades mágicas. Por lo demás, los objetos eran un misterio. Abrojos se aseguró de coger todas las gemas y piedras preciosas (en su increíble morral le cupieron todas) y todos llenaron sus bolsillos de oro. Sería imposible cargar con todo aquello, pero ya llevaban encima una fortuna.

Estaban en ello cuando entró alguien en la tienda.

COF COF COF ¿Quién anda ahí? preguntó el viejo ciego. Su delicada salud y falta de vista no le había impedido, sin embargo, llegar hasta allí.

Si es un siervo del dragón más le vale desaparecer antes de que vuelva a transformarme y me enfade. COF COF El gusano rojo ya está muerto y le seguirán todos sus bastardos.

- Uhm... Interesante... Invisibilidad dirigida. Y esto, si. Es curioso. Botas para saltar mejor y quizás algo más. Y por aquí.... Guantes para mejorar la magia? - las palabras y murmullos del viejo picaro no resultaban demasido claras, pero daban cuenta que, de alguna manera iba descubriendo las aptitudes de algunos de los objetos

Una vez que completo la carga de su morral mágico le comentó a sus compañeros - Seremos más ricos de lo que alguna vez hayan podido imaginar... solo debemos llegar a alguna población y vender, de a poco, estas gemas. Si quieren que las repartamos ahora no hay problema, pero no creo que puedan llevar tantas como yo. Prometo que en cuanto estemos en alguna ciudad, las repartiremos más tranquilamente... junto con los objetos mágicos -

Casi sin darse cuenta el picaro buscó los restos del druida, para ver si podìa recuperar el bastón, cuando fue interrumpido por la aparición de viejo ciego de la cabaña - Tranquilo, abuelo, nosotros somos quienes acabaron con el dragón... y debería decir que casi a costa de nuestras vidas -

- Solo espero que vuestros viejos compañeros mantengan su palabra y nos dejen partir en paz... despues de que nos recuperemos un poco. Ese rojo sabía pegar... y lanzar fuego... y ser peligroso -

- Bueno, ya tenemos un botín, es hora de volver a casa, aquí no se me pierde nada

Dork se gira hacia el viejo

- Se tendría que cuidar esa tos ¿como ha llegado hasta aquí usted solo?