Partida Rol por web

Pikard también nota como su lobo sucumbe al miedo. Él no desmonta, porque no necesita que Bro se acerque al monstruo, solo que resista a esta distancia.

Dejando al lobo retroceder un paso, el trasgo se concentró en dos disparos que, esta vez, encontraron huecos entre las escamas. Según los druidas, aquel arco había sido hecho para matar dragones, así que eso debía de haberle dolido.

Revolviéndose con un rugido contra las pequeñas amenazas que le rodean, el dragón rojo chasquea su largo cuello como un látigo golpeando de lleno a Drusilda. La semielfa sale volando hacia atrás por la fuerza del golpe y acaba tumbada a unos 10 pies del monstruo. La armadura de madera se ha astillado, su sangre asoma por los huecos de la coraza. Otro golpe como ese acabaría con ella.

El dragón está claramente medio enloquecido por el dolor y la ceguera. El lado bueno de eso es que no parece inclinado a usar maniobras sutiles y magia que podrían hacerle aun más peligroso. El lado malo es que un dragón rojo enfadado es una visión terrible y solo están empezando a sufrir su furia.

Dork no para de atacar, sus brazos caen una y otra vez sobre el Dragón, descargando golpes con fiereza. Dork instintivamente sabe que cualquier movimiento del Dragón puede suponer su muerte así que cada golpe que lanza se lo toma como el último.

Drusilda se levanta todavia con las piernas temblorosas y se aleja en dirección opuesta del dragón a todo correr. Envaina su espada mientras se aleja y prepara su arco con una flecha.
 

Concentrado en la enorme figura del dragón, Abrojos busca clavr su espada mágica en el enorme cuerpo que tiene frente a si - No hay tiempo de dudar - intenta convencer a sus compañeros - Todos contra el, está herido - insiste aunque en sus palabras se siente una expresión de deseos más que un análisis cierto de la realidad

Pese a sus animosas palabras su arma parece incapaz de abrirse paso entre la coriaceas escamas de la enorme bestia roja

Con su pequeña espada, Kirk lanza golpes muy rápidos y desesperados que sin duda no dañarán al dragón pero le distraen. El pequeño trasgo busca facilitarle el golpe a Abrojos. Si el monstruo se concentra en Kirk, le dará la espalda al viejo pícaro..

Pikard sabía que su hermano se metería en problemas. Atraer la atención de un dragón furioso podía ser valiente, pero también era estúpido. Con su pequeño tamaño y poca fuerza, era poco probable que el dragón le hubiera elegido como objetivo cuando tenía oponentes tan peligrosos como Drusilda o Dork... y así tenía que ser. Ninguno de los trasgos hubiera sobrevivido el ataque que recibió la semielfa.

Lo importante, para proteger a su hermano y a los demás, era acabar con la amenaza lo antes posible, de forma que Pikard hizo lo único que se le ocurrió: seguir disparando. Al menos sus flechas parecían hacer daño.

El dragón sabe bien de dónde han venido las flechas que ahora adornan su lomo. Ruge, mostrando dientes enormes y una negrura rojiza en su garganta como ascuas encendidas. El instante siguiente carga contra el olor a trasgo y lobo que le ha causado daño. Sabe que puede despedazarlo en poco tiempo y concentrarse en oponentes más duros sin armas matadragones.

Al ver al dragón girarse, Abrojos aprovecha el despiste creado por los trasgos para clavar su espada corta muy profunda en una pata. La sangre negra mana en abundancia pero el reptil continúa su carga hasta Pikard.

Las mandíbulas chasquean a poca distancia del pequeño trasgo. Su lobo está congelado de pavor, incapaz de moverse ni siquiera para huir.

Desde 60 pies de distancia Drusilda prepara la flecha y dispara. El proyectíl vuela directo al Dragón y parece clavarse. Carga otra flecha y vuelve a disparar en silencio.

Dork ataca sin parar al dragón pero los rápidos ataques de este a sus compañeros hacen difícil acertar.

Kirk avanza hasta el dragón sobreponiéndose al terror. No puede dejar a Pikard solo. Esta vez concentra su estoque en estorbar los ataques de la bestia hacia su hermano.

Pikard continúa disparando. Tiene que encontrar un punto débil en el dragón antes de que los mate a todos. Ahora la huída no es una opción porque, para empezar, su lobo está paralizado de miedo y el trasgo nunca lo dejaría solo.

El mercenario olvidó por un momento las ganas que tenía de huir despavorido y se acercó a la enorme bestia con su espada corta en la mano.

Pese a su intención de clavar el arma magica en el pecho del dragón, el miedo y la dureza de las escamas le impidieron siquiera hacerle algo de sangre. Sin embargo no pensaba rendirse, no cuando ya estaban jugados y no había posibilidades de huir - No te escaparás - expresó con los dientes entrecerrados buscando fuerzas en su interior para seguir combatiendo - Te tenemos rodeado - se intentó convencer a si mismo, yu a sus compañeros mientras intentaba evitar pensar en el tamaño de su rival - Y no podrás escapar! -

Más allá de los árboles se oyeron gritos, todo tipo de alboroto y aullidos de lobo. Parecía que los seguidores del dragón tenían sus propios problemas como para unirse a la lucha. Tal vez incluso algunos refuerzos estuvieran de camino para los mercenarios.

El dragón desata su furia contra los que le rodean, atacando rápidamente con todas sus armas naturales. Un dragón tiene pocos puntos débiles y muchas armas. Con mordisco y garra, el monstruo trata de deshacerse de Pikard. Sin embargo, los golpes a ciegos fallan por suerte. Incluso las alas, articuladas, muy flexibles y acabadas en espolones, tratan de golpear a ambos lados. Dork recibe un amplio corte en el pecho.

Entonces la garra derecha del dragón bajó hasta Kirk, aplastándolo contra el suelo. Cuando la sierpe se movió para encarar los ataques renovados de su hermano, el pequeño trasgo sin lobo estaba moribundo en el suelo. Inconsciente y con muchos huesos rotos.

El Dragón le pilla por sorpresa a produciendo una buena brecha en su pecho y desequilibrando a Dork haciendo que no lleguen bien sus golpes.