Con un siseo de vapor y el ruido de mecanismos bajo nuestros pies, las ruedas hidráulicas del Fortuna comienzan a batir las verduscas aguas del puerto. Comenzáis a moveros lentamente, cruzándoos con multitud de barcos: barcos de recreo a vela, transportes de carga e incluso un acorazado de la marina de guerra cygnarita. Al virar río arriba, Bizco ordena aumentar a máxima potencia el motor, y el Fortuna comienza a abrirse paso contra la lenta corriente del Río Negro.
Alcanzaremos la ensenada dentro de cinco horas- dice Bizco, gritando sobre el sonido del motor- si tenemos suerte, quizá podamos mantener una velocidad de tres nudos o más una vez hallamos girado.
Tripulación:
Capitán- Bizo
Marineros- Killian y Anouar (hermanos) y Leto.
Podéis hacer en estos momentos lo que queráis: hablar, debatir, mataros entre vosotros... en caso de que no queráis hacer nada en particular continuo.
Eberk va afilando sus armas con cuidado y esmero, perdiendose en sus pensamientos mientras tanto.
Ust'e e vienen del norte? Alguna noticia picante capitan? pregunta Damarcus arrojando una linea sobre la borda.
Toy encarnando con pasta...espero que a la vuelta pueda encarn'a con carne 'e bruja...dicen que tiene buen pique... Murmura para si mientras espera una respuesta del capitán o de los marinos.
Poco que contar- te dice uno de los marineros- no hay mucho donde ir yendo por este rio. Solo algún que otro poblado aislado.
La menuda sacerdotisa, de constitución delicada prefuiera mantenerse lejos de cubierta en las dependencias interiores, repasando y estudiando algunos de los muchos pergaminos que tiene. Pero cada poco se ve forzada a subir a cubierta para respirar aire fresco y le de el aire.
Su rostro se muestra un poco más palido de lo habitual, no parece muy acostumbrada a navegar.
El viaje transcurre con monotonía, sin mucho que hacer. Las horas pasan y el barco continúa sin dificultades su marcha.
El barco se aproxima a la ribera oriental para buscar la entrada en el afluente. Un momento después Killian silba y señala al frente. Podéis ver la entrada de un estrecho afluente lleno de plantas. Árboles cubiertos de musgo se inclinan sobre las orillas y nubes de insectos sobrevuelan la superficie del agua.
Reducid a un tercio- dice Bizco- y prestad atención, todo el mundo ha cubierta. Si chocamos con esas ramas de sauce tendremos que volver nadando a casa- Bizco reduce aún la velocidad del Fortuna y comienza a virar- queridos pasajeros, estamos a punto de abandonar Cygnar e introducirnos en las tierras yermas. Si viajamos lo suficiente hacia el oeste podríamos llegar a la Marca de la Piedra Sangrienta. Ningún hombre del rey ni guardia de la ciudad vendrá a ayudarnos si sucede algo. Espero que sepáis lo que estáis haciendo.
Killian y Anouar se dirigen a proa y comienzan a hacer sondeos con largas pértigas en el agua sobre la que navega el fortuna.
La joven sacerdotisa asiente con determinación, a pesar de su blanquecino rostro.
- Es importante continuar, tan solo los dioses pueden preveer que pasaría si no lo hicieramos. Demasiadas cosas dependen de que esta fugitiva sea apresada.- De su hombro descuelga una ballesta ligera y se la cuelga del cinturón para tenerla más a mano a la vez que quita la tapa del carcaj de cintura, dejando al descubierto las plumas de los cuadrillos.- Seremos precavidos, pero no podemos dar media vuelta.
Lo se, lo se- dice Bizco- solo era una advertencia de este lobo de mar. En fin, que luego digan que no lo he intentado.
El afluente tiene una estrecha ensenada poco profunda, y Bizco tiene que avanzar con cuidado para asegurare que el Fortuna no embarranca. Tras unos cientos de pies el canal se ensancha y se hace más profundo, por lo que Bizco incrementa la velocidad a unos tres nudos. El afluente no tiene prácticamente corriente y el agua está cubierta de algas, lentejas de agua y restos de árboles. Enjambres de moscas y mosquitos van de un lado a otro, y por todas partes se escuchan ranas y trinos. Jirones de niebla danzan en el agua, y periódicamente cruza una densa capa de niebla.
En la mayoría de los lugares el afluente tiene 60 pies de anchura. Ocasionalmente se ensancha hasta los 80 pies o más, o se estrecha hasta unos 40 pies. Algunos pequeños lagos también salpican el recorrido. Bizco mantiene el Fortuna en el centro del afluente, alejado de las ocasionales rocas y árboles que sobresalen del agua cerca de las fangosas orillas. Killian pasa la mayor parte de su tiempo en lo alto de la timonera buscando obstáculos al frente, mientras que su hermano Anouar atiende el combustible y el motor. Ocasionalmente Killian ordena que se detenga el barco para hacer un sondeo con la pértiga. Es una forma muy aburrida de viajar, nada que ver con el comparativamente amistoso Río Negro.
Si hubiéramos ido por tierra, siguiendo los pasos de'sa bruja, seguro que nos encontrabamos con varios poblados afectados por sus muertos ambulantes....Una suerte haber viaja'o asi verdad? comenta Damarcus, mientras "cocina" dos grandes bogas que ha pescado por la mañana, sumergiéndolas en jugo de limon.
Tienes razon, realmente fue una buena idea acercarnos así. Por cierto, eso tiene muy buena pinta. ¿Me dejarias probar un poco? Eberk, sentado, mira con interes lo que Damarcus cocina.
El paladín, que ha pasado la mayor parte del viaje deambulando por la cubierta y observando con el interés el paisaje de las orillas, contempla con escepticismo el plato que está cocinando Damarcus. Arruga la nariz, pero no dice nada.
Se apoya sobre la barra y comenta - "Es mejor viajar de esta manera, pero así y todo resulta bastante frustrante. No me fío ni un pelo del lugar al que vamos, y tengo la sensación que cada minuto que perdemos aquí, es un minuto que luego tendremos que recuperar combatiendo a los dioses saben qué abominaciones".
Mira a Bizco - "Por cierto, Capitán... ¿Quién o qué se supone que habita estas tierras? Siento curiosidad desde que os oí mencionar los peligros de los que, decíais, ningún hombre del Rey vendría a salvarnos en caso de necesidad".
Tribus de gobos, animales extraños, más tribus de gobos... en fin, no es un lugar en el que uno pueda habitar- responde el capitán- son pocos los humanos que viven por aquí. A esas personas les llamamos pantaneros, aunque no se lo digáis que pueden ofenderse.
Bizco mira hacia Damarcus- ¿las habrás limpiado antes verdad? No es muy aconsejable comer pescado de este afluente sino están bien limpias por dentro.
HA! No temas! Les limpié bien las vísceras...y además, el limón lo mata todo...humm...podriamos guardar las cenizas de es'a bruja en limon, una vez colgada y quemada en la hoguera...
Damarcus, le da un trozo de boga a Eberk Karack-Ulock...
Toma, ya casi está lista. Buen sabor eh?
El tiempo transcurre, y la noche comienza a aparecer. Bizco lo tiene claro, no va a navegar por la noche por el afluente. Decide parar. En la niebla frente a vosotros comienza a recortarse débilmente una silueta de corte angular en la orilla septentrional. Cuando os aproximáis veis que es un pequeño edificio de madera,elevado sobre la superficie del agua con unos pilares cubiertos de légamo. Bizco reduce la velocidad y grita:
Nos detendremos aquí un momento. Mis muchachos necesitan recoger algo de grog. También sería una buena idea hablar con los lugareños y descubrir si está sucediendo algo.
Luz de lámparas resplandece en las mugrientas ventanas y podéis apreciar movimiento en su interior. En el exterior hay amarrados dos pequeños botes. En el lateral del edificio hay escrito-Krim: población 13 12
Sir Héctor enarca una ceja al ver la maltrecha construcción... y, sobre todo, el letrero que informa de la (decreciente) población. Mira a Bizco:
- "Nada que objetar respecto a lo de detenernos... al fin y al cabo nadie conoce estas aguas mejor que tu tripulación y tú. Pero, ¿qué clase de lugar es éste?" - lo mira fijamente, con aire claramente desaprobador - "¿Y se supone que es seguro?"
Si, es seguro- te responde- no hay problemas con ellos. Suelo parar por estos lugares. Creedme, no tendréis problemas aquí, siempre que no los causéis. Y es una pequeña aldea.
Despues de comer un poco del pescado se dirige a Damarcus. Estaba muy bueno, grácias. Bueno, pongamonos en marcha.
Baja y se pone en busca de alguien con quien hablar.
Todo el viaje permaneció desde un rincón, observando ese nuevo medio, cogiendole confianza y observando a Damarcus y Eberk degustando esos raros pescados...
- Guardame un poco Damarcus! se atreve a comentar finalmente la chica acercandose a ellos... aunque las palabras de Bizco distraén su atención mirando fijamente lo que empieza a divisarse. - Este rio es misterioso y desconocido para nosotros, creo que será bueno parar a tierra firme por la noche, además el cuerpo digiere mejor sin este "vaiven" - por fin... -
Bratza con arco en mano se coloca cerca de la proa preparada para saltar de esa "barca grande" y atenta a lo que se va divisando.