Partida Rol por web

Meditabundo, observo cómo mi compañera desaparece detrás de la puerta, que se cierra rápidamente sin dejar opción de entrar también. Al parecer, hay que decir las palabras exactas para activarla y que se abra. Leyre primero y Uxyr después, logran cruzarla, por lo que parece que si no te equivocas al decir los vocablos, entras sin peligro. Avanzo unos pasos y repito la contraseña:

-"Apelo a Vezhan, déjame entrar libremente."

   La puerta se abre silenciosamente para dejar entrar a Lan, pero en cuanto ha entrado se cierra de golpe y vuelve a hablar las mismas palabras extrañas de antes.

   Al cerrarse atrás la puerta a tu espalda, oyes de forma muy, pero muy apagada la misma recitar la misma cantinela al demonio con forma de puerta.

   Miras donde has entrado. Es evidente que es la sala más importante de la torre y, de hecho, sospechas que la razón de su existencia. Sin duda aquí, el hechicero melnibonés hacía sus conjuros e invocaciones y si aún existen, aquí se guardan todavía sus mágicos artefactos.

   Tres cosas llaman la atención sobre las demás. La primera es una horrible estatua representando a un demonio, tan real que tiene el aspecto de poder cobrar vida en cualquier momento. Las otras están en medio del limpio suelo blanco: una gran estrella de ocho puntas de color carmesí y, desperdigados a su alrededor, los huesos rotos y mutilados de un esqueleto humano. Ante esta visión, tu salud mental se pone a prueba.

   Y detrás de Uxyr entra Lan, estáis ahora cuatro a este lado.

Niranna se mueve muy despacio por la sala. La probabilidad de que esa estatua cobrara vida con cualquier movimiento en falso la llenaba de ansiedad y terror. Dado que eran saqueadores, lo más probable es que el arcón escondiera algo que poder devolver a su empleador. No obstante, ella se acercó a la estantería pues tal vez los libros contuviesen algo de valor.

Nada más cruzar el umbral, me quedé atónito ante lo que mis ojos veían. Multitud de cosas alrededor: mesas, columnas, tapices, libros... pero sobre todas las cosas, destacaba una estatua de un demonio que parecía cobrar vida por momentos. Miré a mis compañeros y avancé por el lado contrario a la estatua para acercarme al tapiz que cubría parte de una de las paredes. No solté el arma, ni la bajé... dado que el miedo hacia aquella horripilante estatua me consumía poco a poco.

-"Estad atentos, esto no me gusta." Indiqué.

Tras el susto inicial por la amenazadora estatua, la ladrona templó su ánimo con rapidez. Observó la estrella de rituales en el suelo y como una grieta ajaba el dibujo. Un escalofrío se encaramó a su nuca. Avanzó cautelosamente pero sin pausa tras los pasos de Niranna, hasta el arcón.

–¡Shhh! –chistó a Lan alarmada llevándose el índice a los labios, como si temiese que pudieran despertar a la estatua.

Tras cerciorarse de esta no se movía, se dedicó a examinar el arca en busca de trampas o cualquier cosa sospechosa o interesante. Instintivamente no podía dejar de observar de reojo la maldita estatua mientras sus compañeros examinaban el tapiz y buscaban entre los libros. Todo aquello le dama muy mala espina, como al marinero. Tenía la boca seca y un sabor metálico en la lengua, así sabía el peligro. 

Uxir se había unido a la expedición pese a estar malherido. No podía quedarme quieto solo en esta habitación así que con las dificultades de mi estado me dirigí tras ellos.

Llegados al descansillo del piso superior, algo llamo la atención de mis compañeros hasta que Niranna logró pasar, todo parecía ser como un acertijo o una contraseña preguntada por algún tipo de magia Melnibonesa, una grotesca cara sobre la puerta que preguntaba o decía algo en una lengua extraña. En el primer momento no me enteré de que habían dicho, pero escuchando lo que repetían uno tras otro mis compañeros me apresuré a colocarme delante de la puerta y reproducir las mismas palabras.

- "Apelo a Vezhan, déjame entrar libremente."

No parecía dificil, pero me quedaba la duda de quien era ese tal Vezhan. Como no sabía que me iba a encontrar nada mas  pasar, tomé el escudo, la espada y me puse el casco. Estaba tan débil que un soplido me podría mandar a la tumba, pero... esperaba poder llevarme a alguien conmigo al mas allá.

Debía ayudar a mis compañeros, aunque parecía que estábamos todos condenados, en aquella maldita torre desde el momento en el que llegamos, apenas habíamos conseguido nada de utilidad en esa endiablada torre, frincí el ceño furioso y repetí las palabas de Atakar la contraseña para que aquella maldita puerta me diera paso, mientras desenfundaba la espada y embrazaba el escudo, al menos ahora iba protegido con una armadura, aunque era un superviviente nato, aquella torre nos estaba poniendo a todos a prueba, era momento ahora de saber que nos aguardaba tras aquella puerta.

   La puerta se abre silenciosamente para dejar entrar a Atarkar, pero en cuanto ha entrado se cierra de golpe y vuelve a hablar las mismas palabras extrañas de antes.

   Tras entrar Atarkar la puerta se cierra de golpe con velocidad sobrenatural, quizás a punto de darle a alguno en los morros, no hay posibilidad de "colarse" tras ella. Luego todo queda en silencio, nada se oye al otro lado.

   El rostro tallado en la puerta empieza hablar en una lengua extraña y desconocida, ¿ha dicho lo mismo que antes? Eso os ha parecido.

La puerta se abre silenciosamente para dejar entrar a Krylaak, pero en cuanto ha entrado se cierra de golpe y vuelve a hablar las mismas palabras extrañas de antes.

   Al cerrarse atrás la puerta a tu espalda, oyes de forma muy, pero muy apagada la misma recitar la misma cantinela al demonio con forma de puerta.

   Miras donde has entrado. Es evidente que es la sala más importante de la torre y, de hecho, sospechas que la razón de su existencia. Sin duda aquí, el hechicero melnibonés hacía sus conjuros e invocaciones y si aún existen, aquí se guardan todavía sus mágicos artefactos.

   Tres cosas llaman la atención sobre las demás. La primera es una horrible estatua representando a un demonio, tan real que tiene el aspecto de poder cobrar vida en cualquier momento. Las otras están en medio del limpio suelo blanco: una gran estrella de ocho puntas de color carmesí y, desperdigados a su alrededor, los huesos rotos y mutilados de un esqueleto humano. Ante esta visión tan caótica, tu salud mental se pone a prueba.

   Miras donde has entrado. Es evidente que es la sala más importante de la torre y, de hecho, sospechas que la razón de su existencia. Sin duda aquí, el hechicero melnibonés hacía sus conjuros e invocaciones y si aún existen, aquí se guardan todavía sus mágicos artefactos.

   Tres cosas llaman la atención sobre las demás. La primera es una horrible estatua representando a un demonio, tan real que tiene el aspecto de poder cobrar vida en cualquier momento. Las otras están en medio del limpio suelo blanco: una gran estrella de ocho puntas de color carmesí y, desperdigados a su alrededor, los huesos rotos y mutilados de un esqueleto humano. Ante esta visión, tu salud mental se pone a prueba.

   Por último entran, primero Atarkar y luego Krylaak, estáis ahora todos a este lado.

Miré a Leyre y asentí con la cabeza afirmativamente, llevándome un dedo a los labios y chistando a los dos compañeros que faltaban para que mantuvieran silencio. Me volví de nuevo y seguí mi camino hasta el tapiz.

-"¡Sssshhhhhh!"