Partida Rol por web

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   Niranna busca en los armería, junto a Atarkar hacen recuento y catalogan lo siguiente (el resto ayuda lo justo para no estorbar).

   En los armeros quedan todavía un buen surtido de viejas armas melnibonesas. Aunque el tiempo y el óxido han afectado estas armas hasta el punto de que el 50% de ellas se romperán al recibir el más mínimo golpe, hay algunas que todavía reúnen las condiciones necesarias para su uso.

   Hay una espada larga, un hacha de batalla, dos espadas anchas, una lanza larga, cuatro dagas y una docena de puntas de flecha. Las cañas de las flechas y los arcos están podridos o han sido comidos por la carcoma, vamos, que hay puntas de flecha, no flechas que se puedan usar.

   En la vitrina de las armaduras, hay dos armaduras de placas melnibonesas completas. El metal está intacto, pero las ataduras de cuero, los forros y la prendas de ropa interior están totalmente desintegradas. No están en condiciones de ser utilizadas. Estas armaduras pueden ser reconstruidas sin duda, por los artesanos herreros de melniboné, pero en su estado actual son inútiles.

   Hay un hueco donde había una puerta enfrente que da a otra sala.

   Uxyr vuelve al pasillo y entra en el dormitorio de al lado.

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   Esta habitación está muy oscura. No tiene ventanas y la puerta se ha mantenido mucho mejor que las demás (todavía se mantiene sobre sus goznes). Los muebles del interior están destrozados y podridos, en especial el dosel de seda.

   Las alguna vez suntuosas sedas están por completo echadas a perder y, envuelto en ellas, se encuentra un esqueleto, con el cráneo totalmente destrozado. Cerca de ella hay un gran pedazo de piedra proveniente del techo. Esparcidos por la habitación hay más cascotes provenientes del techo y de las paredes, aunque ninguna de ellas está completamente hundida o perforada.

   En el dormitorio no parece haber nada de interés ni de valor, salvo un espejo de latón pulido de tamaño de cuerpo entero en la pared, ahora sucio y deslustrado.

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No había encontrado nada que pudiese indicar que había alguna estancia oculta en la que ocultar algo valioso, por lo que me decanté por hacer inventario junto a Niranna. Una gran parte de las armas estaban en mal estado y las armaduras aunque conservaban un buen aspecto, eran inservibles pues todos los correajes y prendas de interior habían desaparecido, lo que denotaba que había pasado muchísimo tiempo por esas armaduras. Hicimos inventario y colocamos todo junto a la entrada para recoger cuando hubiésemos revisado toda la torre.

En este trabajo estábamos cuando observé que Uxyr se encamina a la estancia de al lado. - Menos mal que habíamos dicho de ir todos juntos, - pensé mientras me echaba mano a la zona de la herida y comprobaba su estado antes de volver a coger mi arma y el escudo e ir tras el. 

Niranna se fijó en la herida de Atarkar y antes de que siguiera avanzando le cogió delicadamente del brazo.

—Compañero, aquí tengo un cataplasma que te puede ayudar  —dice sacando de un bolsillo inferior una hoja plegada que en su interior esconde una especie de pasta malicenta de aroma extraño—. Aliviará la herida si me permites aplicarla.

—Uxyr, ¿dónde te diriges? Deberíamos planificar nuestros movimientos por aquí. Esto es muy peligroso, como hemos visto. Y todavía queda la planta de arriba.

Uxyr no se fiaba de aquellos melniboneses, sabía que tenían una tendencia a invocar objetos demonio, aquella cama o aquel espejo sin ir más lejos podrían ser uno de ellos, con precaución fue buscando en la habitación algún indicio que pudiera servirles de ayuda...

Leyre ayudó con el recuento y empaquetó las armas mientras Urxyr se dirigía a otra sala y Niranna atendía a Atarkar que trataba de seguir al orondo argimiliano. Se tomó su tiempo para preparar un petate equilibrado que portear más fácilmente. Dejaba las armaduras para los guerreros, pero quería hacer su parte. Se sentía algo culpable por no haber encontrado anda, se suponía que era bueno en eso. Trabajaba en silencio, con el ceño fruncido, ciñendo la soga para ajustarlo todo correctamente y cargarlo a la espalda.

   Para la saca que te guardas esas dagas.

Insectos y alimañas se deslizan entre los pliegues de tu armadura y te pican mientras examinas la sala, cuando...

   En el dormitorio no hay nada de interés ni de valor, salvo ese espejo de latón pulido, ahora sucio y deslustrado. Aunque no tenías forma de saberlo, en esta torre habitaba un hechicero que lo usaba como portal hacia otros mundos y planos de existencia.

   Esto lo averiguas al tocarlo, para desgracia tuya.

   Desprende malas vibraciones que un hechicero podría haber detectado. También contagia un sentimiento de nerviosismo su contacto, pero eso es la menor de tus preocupaciones. Permanecer a menos de un metro de distancia de él, causa la pérdida permanente de la salud física en su estado actual y sólo tocarlo comporta a que quien lo toque ser intentar ser succionado por él y transportado a otro mundo. El espejo está dañado y no funciona correctamente, por lo que en vez de desaparecer para siempre de la faz del mundo, tu cuerpo se marchita y humea.

   Un alarido de dolor se escapa de tu cuerpo mientras salen ampollas y tu piel se vuelve negruzca, como de un color carbonizado. Tu cuerpo humea, la piel se te cae y por si fuera poco los insectos.

   La sala está plagada de pequeños insectos y alimañas venenosos.

   Te suben por la armadura y consiguen colarse dentro de tu armadura, aunque te libra de ellos, no puedes evitar ser picado por pequeños alacranes, arañas y otras alimañas cuyo veneno te debilita temporalmente.

   Un alarido de dolor de Uxyr resuena en la sala. Al instante un olor a podredumbre, cómo a carne descompuesta y quemada o una mezcla de todo emana del dormitorio.

- No hay tiempo, le dije a Niranna - la herida no es suficientemente grave y nuestro compañero está en peligro. Abrá tiempo mas adelante, o no.

Salí de la armería y me dirigí a la sala contigua cruzando el pasillo en donde se encontraba Uxir, tomando la espada ancha y el escudo en mis manos.

Leyre se irguió intantáneamente, alarmada por el lastimero grito de Uxyr. Rápidamente se echó el petate a la espalda, recogió su linterna y salió corriendo tras Atarkar a grandes zancadas. Aquello no eran monos alados, aquel hedor solo podía significar brujería. La torre era el mismísimo infierno y si no permanecían juntos perecerían en él.

—Vamos, no nos separemos —les dijo al guerrero de los harapos, a la mujer alada y al marino al pasar junto a ellos.

- Nnno, no.. no os acerquéis al espejo!

La advertencia de Uxyr les llegó rasposa, como si su garganta se hubiera secado y hubiera sido atravesada por millares de cuchillas de cristal. El guerrero argimiliano levantaba hacia ellos la mano extendida indicándoles que se abstuvieran de entrar en la habitación. Con la luz de la linterna de Leyre, pudieron ver su rostro quemado y envejecido de repente, a través del casco abierto podían ver como la otrora barba cobriza había adquirido numerosos mechones blancos muestra del envejecimiento prematuro. De dentro de su armadura, reptando y arrastrándose se asomaban una plétora de diminutos insectos, que el robusto guerrero trataba de apartar con mano temblorosa.

- Por todo lo que os es sagrado, repitió, no os acerquéis al espejo.

Podéis ver todavía el espanto reflejado en sus ojos mientras se dirige con paso pesado hacia la puerta de la habitación y se apoya en marco señalando hacia el corredor.

- Prosigamos, aquí no hay más que dolor.

Salí inmediatamente de la armería casi dejando a Niranna con el emplasto en las manos, al atravesar la puerta de la armería hacia el pasillo me encontré de frente con Uxir, que venía... no sabría como explicarlo... desfigurado, apagado, quemado, como si de repente hubiese entrado en el una maldición. Parecía que había envejecido una eternidad y que la muerte le hubiese pasado por encima.

Nos indicó que no nos acercásemos a la habitación y que no mirásemos al espejo. - Podemos hacer algo por ti? Que clase de magia puede hacer eso? le dije.

Miré en dirección al resto de compañeros buscando algo de apoyo y preguntando con la extrañeza en las facciones de mi cara si alguno de ellos podría hacer algo al respecto.

Niranna partió detrás de Leyre y escuchó las palabras de Uxyr. Aterrada, vio su transformación causada por algún tipo de brujería y se planteó la posibilidad muy real de que no salieran con vida de allí.