Partida Rol por web

No especialmente tupido en toda la zona del camino, se respira calma y tranquilidad, los perros persigen a las tortolas y a los insectos que rebolotean por la zona, y puesto que salis bastante pronto, avanzareis bastante antes de que se haga de noche.

Mientras vais por el camino un viento ligeramente frio os recuerda que la seguridad de la fortaleza, queda ya bastante atras. Algunos regimientos de alabarderos y piqueros se acercan a la fortaleza, sus pieles morenas y doradas, hacen evidentes que son soldados del sur, y detras de los mismos podemos encontrar un batiburrillo de charlatanes, putas y mercaderes, que aprobechando la seguridad del ejercito para moverse por la zona.

Mientras vamos avanzando, me siento confiado por que smos un grupo numeroso, a lo que a mi respecta voy calladado y en silencio, memorizando la misión y repasando punto por punto lo que se dijo. Lo que daria porque Sir Olvier estuviera aqui

Al ver a los alabarderos me acerco, presto y velz hacia elllos. ¿Hola buena gente saben si por este camino han tenido algun percance? Me detengo a su lado, aventajando la distancia que he sacado a mis compañeros galopando. Algo sospechos, o algun indicio de problemas.

Uno de los soldados te mira con pinta divertida, hace una señal a un compañero que se hacerca y despues de un intercambio de palabras te mira y te dice con un marcado acento del sur - buenas señor, venimos de Estalia caminando desde hace semanas, el camono ha sido bastante tranquilo, aunque es verdad que somos un numeroso grupo y no presentamos un blanco facil nosotros vamos hacia el norte, a la gran guerra - este señor, achaparrado y regordete hace una sonrisa brabucona hacia uno de sus compañeros - y vos y vuenstros lacallos hacia donde os dirigis si me permite preguntar - los soldados os adelantan, mientras Sir Lancelot habla con uno de los jefes de la guardia.

Medio divertido por el acento, el cual hacia varios años no oía, pero había estado muy presente en mi infancia. Yo y mis compañeros, nos dirijimos al sur, tenemos allí un encuentro con otros compañeros, pero la verdad es que no estoy muy bien informado. A lo mejor partimos hacia un lugar no reflejado en los mapas o tal vez no. intento parecer interesante a la vez de que no tengo muy clara la información. Como sabrán soy un caballero novel y voy en busca de entuertos y desaguisados. Y me han comentado que en el sur se requieren mis servicios. En el tono mas caballeresco posible  La gesta que vayamos a cometer permitirá conocer a donde vamos, por supuesto si se produce. Aunque este soriendo el Yelmo no les permite verlo. Absurda situación ellos no me dicen a que van pues yo tampoco y no creo que sea riguroso. 

Que tengan buen camino y se sirvan gustosos una buena cerveza si pasan por el imperio, les digo mientras veo como bribon se acerca al galope tendido hacia mi y estos desconocidos. Y me alejo con el perro subido en la silla del caballo ya que está exahusto.

La Soldada sigue su camino hacia la cercana ciudad con manos levantadas y sonrisas de soslayo mientras se despiden de Sir Lancelot, estos solo os dejan polvo en suspensión para afrontar el camino, ademas de los vendedores ambulantes que se os acercan y las putas que os lanzan besos, vosotros seguis el camino que se habre ante vosotros.

Despues de un trecho el camino se bifurca y vosotros seguis por el camino principal, se nota por los adoquines que lo señalizan y por algunas patruyas que os pasan, en dirección a la segura ciudad, algo de niebla baja por vuestra derecha, parece como si una mano tapara parte de la montaña y el bosque que os rodea. Asi seguis algo mas de 2 horas y con el sol ya bajando empezais sospechar de las primeras sombras.

El jamelgo de Leopold avanzaba a paso cansino, siguiendo acompañando la caravana. El estudioso se sentía fuera de lugar; sin un libro que le explicara las variables que existían en estos caminos, en estas situaciones.

Espoleó levemente el caballo para acercarse a los elfos, ya que la curiosidad sacó más de sí.

- Disculpe, noble señor, dijo dirigiéndose a Delarce, pero saludando con grandes aspavientos a la elfa también. Le molestaría mantener una charla conmigo?

Realizamos la primera parte del viaje de forma bastante tranquila, cuando a lo lejos parece haber un grupo de soldados el caballero acelera el trote y se detiene a hablar con uno de ellos, en lo que tardamos en llegar la conversación ha finalizado y el grupo sigue su camino pasando a nuestro lado.

Ya está? No creo que les haya podido sacar demasiada información con unas simples frases, esto de no entender el bretoniano empieza a cansarme y no ha pasado ni un día...

Cuando Leopold se acerca a los elfos mantengo su ritmo para poder oir la conversación, esos seres siguen intrigándome bastante y prefiero hablar con ellos que no quedarme cabalgando solo hasta que nos detengamos.

Observaba tranquilamente las coniferas que nos rodeaban, aquello indicaba que poco a poco nos introduciamos en las zonas más elevadas de la región. A pesar de su basta belleza, pues aqui nadie parecía interesarse por los bosques aunque el futuro de estas tierras dependiera de ello, no dejaba de recordarme vagamente mis tierra natal.

Me encontraba absorto en estos pensamientos cuando Leopold se acerco a mi.

Oh, por supuesto que no me molestaría. Siempre estoy dispuesto a intercambiar impresiones con alguien que haya estudiado en Nuln. Por favor señor Sigdun, participar en nuestra conversación, parece ser que sois un experto en la vida subterranea de las ciudades imperiales.

- Gracias, señor elfo... debo felicitarlo además por la fluidez con la habla nuestro idioma! 

El claqueo de las herraduras sobre el suave terreno, de vez en cuando resonando sobre algo piedra o canto rodado, bordeaba la tranquila conversación.

- Me preguntaba, si no es molestia, a qué se dedica usted. Por lo que han dicho pueden ayudarnos a localizar a esta... rata, engendro, lo que sea.

Duda un segundo, pero continúa. En mi vida he oído rumores, cuentos, quién no? Pero nunca encontré nada que no caiga fulminado por un disparo certero entre ceja y ceja. Y aunque he visto mi buena porción de eventos inexplicables; pues después de todo es nuestra función en Nuln intentar aprender a describirlos y repetirlos, nunca tampoco ningún fenómeno "mágico". 

- Por favor no malinterprete estos comentarios como algo negativo a sus facultades, señor. Solo tal vez una sana dosis de esceptisismo junto con una gran cantidad de curiosidad. 

El simpatico compañero se despide animadamente del grupo de alabarderos que estaban en retaguardia, mientras daba grandes besos a las fulanas que intentaban retenerlo, despues se queda echando miradas furtivas hacia atras mientras cierra la marcha.

Mientras el caballo trota tranquilamente, el se dedica ha comprobar el filo de unos cuchillos que lleva a los lados, y a mirar al suelo con cierta incertidumbre.

Mierntras avanzo, con mi caballo veo que la noche se nos echa encima y los caballos ya estanmuy cansados, por lo que la posibilidad de pasar la noche en un claro, me empieza a rondar por la cabeza. Hasta que mi caballo se para en seco y se niega a avanzar más. Me giro hacia el grupo, ¿Que tal si acampamos?, charlamos y nos conocemos un poco mejor

 Los soldados que nos habíamos cruzado comenzaban a desaparecer en el horizonte cuando la luz del atardecer arrancó, antes de desaparecer de nuestra vista, moribundos brillos de las armas y corazas.

El paisaje bucólico que nos rodeaba tomaba un nuevo aspecto bajo la luz del crepúsculo, adquiriendo una gran belleza a pesar de la niebla, que no solo ensombrecía a la montaña, pues me era un recordatorio de la terrible misión ya afrontábamos.

Cuarenta años practicando el idioma, vaya locura! no puedo evitar pensar Leopold, sorprendido en lo alto del caballo antes de reaccionar y desmontar como todos. Comenzó a buscar un buen lugar donde atar el bocado, buscando cerca del intrigante elfo, para no romper la conversación. Intentó hablar despacio y claramente, observando de reojo a la elfa, para intentar incluirla en la conversación.

Tal vez no hable nuestro pobre idioma y solo esos trinos que dicen es el élfico, pero con tantos años, probablemente algo entienda. La elfa lo miró directamente en una ocasión, como interrogándolo con los ojos, casi desafiante, y Leopold apartó la mirada con presteza y un poco de vergüenza.

- Entiendo señor, entiendo... le agradezco me instruya en el tema. Estaré atento a monstruos como los que usted dice, aunque son algo sacado de leyendas para asustar a los niños, al igual que-- se interrumpió nuevamente con vergüenza.

- Que los elfos? completó Delarce. Su media sonrisa, por suerte, era comprensiva y no rencorosa. Había verdadera sabiduría tras ella.

- Sí, que los elfos. La ignorancia es una fuerza poderosa que vuelve a los pueblos estúpidos, no lo cree?

Leopold sonríe como compartiendo un secreto mientras desensilla al caballo y le frota el pelaje. Me ha tocado sufrir la ignorancia en carne propia.

Acomoda con cuidado el bulto grande en el piso, asegurándose que esté seco y apartado del paso de humanos, elfos y caballos.

La tarde ya esta apunto de caer, y mientras charlais alegremente, llegais a una pequeña ondulación del terreno y mientras la ascendeis veis corriendo por una ligera escarcha unos asaltantes, se dirigen hacia una carreta; que esta parada, y de donde varios hombres se colocan delante de esta, preparando las armas.

Eran hombres grande los que se dirigian hacia la carreta atabiados con pieles, y os parece que llevan máscaras con adornos bestiales y adornadas con cuernos. Y quedais momentaneamente atonitos ante la grotesca apariencia. Algunos virotes
bien dirigidos por parte de los defensores del cargamento, se clavan en sus pieles profundamente, pero, nada parece parar a esas moles de pieles, de al menos una cabeza mas grandes que un hombre normal.

En medio de esta barbarie, un monstruoso rugido bestial, algo parecido al rugido de un oso pero cargado de maldad, resonó con fuerza en la espesura, y todos vosotros vacilais, a la vez que mirais con cierto miedo enrededor. Recorreis la zona con ojos desorvitados, veis que un tres figuras ataviadas con pieles, se encuentran en una cresta cercana, empiezan a trotar hacia vosotros, haciendo volar nubecillas de nieve pulverizada.
Os dais cuenta de que no van atabiados con pieles,y de que no eran humanos. El que va en cabeza es aproximadamente del mismo tamaño que un hombre, pero su cara es una bestial burla de humanidad. En la frente le crecen un par de cuernos cortos, y sus pequeños ojos feroces se clavan en vosotros con una voracidad que asusta. Lanzando un alarido de emoción, comenzo a acortar la distancia que os separa, con terrorifica rapidez. Las patas posteriores tienen articulaciones inversas como las de una cabra, y estaba cubiertas de enmarañado pelaje negro.

Y a pesar de esto no se trataba de una inconsciente bestia mutada de los bosques, esta cubierta de un enmarañado pelaje negro. En sus funestos ojos, que ardian con astucia animal, se percibia un atisbo de inteligencia salvaje, la critura viste remedos de ropa:
Un taparrabos de cuero crudo atado con tiras de tendones a modo de tosco cinturón del que pendian amuletos y huesos. Brazales de cobre batido le protegen los antebrazos, y en las manos probistas de garras, empuñaba un par de armas:una lanza de hoja salvajemente dentada y decorada con cabello trenzado y empapado en sangre, y una gran cuchilla herrumbrosa.

La segunda criatura era de construcción mas pesada, y sobre los ondulados músculos de su torso colgaba espeso pelaje enredado. Facilmente superaba el metro noventa, tenia el bestial rostro ancho y odioso, y a los lados de la cabeza le crece retorcidos cuernos que llevaba recubierto de cobre batido. En torno a los músculos gruesos como cuerdas del cuello le penden unas sartas de huesos y dientes. Sobre el inmenso pecho llevaba un tatuaje obsceno. Y entre las manos una terrorifica hacha de aspecto descomunal, dificil de esgrimir por nadie que no tubiera ese tamaño.

Algo mas atras mientras trota tranquilamente se encuentra el tercero su piel del color de la tierra mojada esta perforada por tachones y aros de metal, y brama ensordecedoramente, mientras carga una flecha sucia y negra, en un arco de tamaño mas que considerable, con una hoja  mas que mortifera en uno de sus extremos, de sus fosas nasales parecida a una vaca, sale el vaho que se condensa con el frio de la tarde. Esa mirada os perseguira en vuestros sueños, mas de una noche.

Como todos mirando hacia las bestias que se hacercan, Luiji impresionado apenas tiene tiempo de poner la mano en el arma, cuando una flecha negra me da contra la cabeza. Lo ultimo que vi fue el proyectil desgarrando carne y luego silencio y negrura.

Y de su entrecortada voz mientras cae del caballo es: -Ay!!- una lastimera palabra, mientras recorre el corto camino hasta el suelo.

Una vez nos prparamos a acampar, una hora de bestias nos empieza a atacar dejando fuera de comate a Luiji, En un movimiento caqsi automático cierro el Yelmo, Miro a mis compañeros, suerte y que la dama me acompañe. Me preparo para lanzar una carga de caballería desde mi montura con la lanza preparada.

Luiji cae a pocos pasos, Leopold se vuelve ante la furia de semejantes bestias, sin poder creer lo que sus ojos revelan. Rápidamente toma el rifle, preparando la preciosa carga de pólvora en su interior. 

Os comprendo, he tratado con humanos en muchas ocasiones y su incredulidad es algo que nunca ha dejado de llamarme la atención, lo cual en cierto modo es comprensible. Nosotros, que pertenecemos a la raza más antigua hemos visto el nacimiento de muchos de los males que asolan estas tierras.

Pero no os reprochéis nada, llegará el día en que, gracias a gente como usted, la humanidad arrojará a un lado el oscurantismo que aun la rodea, y junto a las demás razas civilizadas hagan de este mundo un lugar mejor.

Mientras hablaba con Leopold algunos pequeños copos de nieve caían a nuestro alrededor y no pude evitar pensar en Kai. Pensé que tal vez debería ayudarla a mejorar sus conocimientos sobre los idiomas de los hombres. Así podría participar en as conversaciones y aportar al resto del grupo su extensa experiencia.

Cuando me giré hacia ella observé asombrado que tenía las amas listas para el combate, y fracción de segundo después escuché el lastimero grito de Luigi.

Rápidamente comprendí lo que ocurría y comencé a preparar mis hechizos.