Partida Rol por web

Al parecer las mujeres del grupo se disponen a dirigirse a la biblioteca antes de unirse a los demás en alguna taberna, pero Wendel estima conveniente añadir algo.

- La mediana tiene razón. Nos enfrentamos a una misión en la que las fuerzas del mal nos acecharán. Cuanta menos gente tenga información sobre el portador o cualquier otro aspecto de la misión será mejor para nosotros y para él. No es cuestión de fiarse de nadie. Más bien al contrario, para cualquier persona, conocer detalles de la misión será un peligro, pues se expone a que las fuerzas del mal lo acechen para extraerle la información. Personalmente diría que lo sepamos nosotros, y nadie más. Y ahora vamos a refrescarnos ¡que este ambiente monacal me entumece los huesos! Jajaja

- Ha sido buena idea la de no facilitarle el nombre del elegido al monje, Wendel -corrobora Arnold- -Toda precaución es poca. En cuanto a engañar al obispo... -el paladín sopesa la idea. Tal como le ha dicho al enano, hay que extremar las precauciones, pero a lo mejor eso es excesivo. No sabe bien por qué, pero piensa que alguien más aparte de ellos debe conocer la verdadera identidad del portador, por si llegado el caso se precisa ayuda externa.- ... creo que podemos confiar en él.

Y lo de que cada uno cargue con un saquito idéntico al verdadero es también una excelente idea para proteger las cenizas. -mira a la maga- También sería bueno hacer circular el rumor de que el portador es otro. Por ejemplo... el valiente enano de Bargu-Zal, que fue el primero en ofrecerse -propone sonriendo al enano.- Seguro que el señor obispo tiene los medios para que ese rumor se extienda entre la población. Y nosotros podemos actuar como si así fuera.

Arnold mira a sus compañeros y después decide si aceptar la propuesta de salir a tomar algo.

- Creo que lo mejor sería que nos retirásemos a descansar; mañana debemos estar con los cinco sentidos en pleno rendimiento -mira por la ventana- aunque lo cierto es que aún es temprano, así que si Luthien nos indicase un lugar cercano y no nos retirásemos muy tarde...

 Despues de pasar toda la tarde examinando los mapas y estudiar los terrenos por donde os deberéis mover minuciosamente, salis del monasterio y guiados por la joven Luthiem, pasais un buen rato en la mejor taberna de Kajin. En ella os sentís observados y juzgados por muchos de los allí presentes. Sin hacer mucho caso de la gente, os tomais un par de pintas y volveis al monasterio antes de la ultima misa. Os dirigis a vuestra habitación y en ella intentais pasar la noche lo mejor posible, ya que los nervios de la misión estaban a flor de piel y esto hacia casi imposible poder conciliar el sueño.

Un nuevo día amanece en Embelyon, pero no es un día cualquiera. Hoy es el día en el que partiréis a tierras del sur, empezando así vuestro camino hacia la salvación de el mundo tal y como lo conocéis.

Como ya viene siendo habitual, Ohepa, hace acto de presencia en vuestra habitación indicándoos que debéis levantaros y preparaos para ir a la plaza central de Kajin, donde se os espera en pocas horas para que se os haga entrega de las cenizas del cardenal.

Cuando estais listos para partir, Ohepa, os lleva hasta una pequeña sala de el monasterio donde os ofrecen, te, infusiones de hiervas y pastas para llenar un poco el estomago antes de partir hacia la plaza.

Una vez, habeis desayunado, partis hacia el centro del pueblo donde la multitud hace acto de presencia esperando vuestra llegada.

Cuando salis del monasterio  un esplendido sol os da la bienvenida al nuevo dia. Junto a Ohepa, tomais las calles de Kajin en dirección al centro de la ciudad donde se encuentra la plaza principal. Cuando tomais la calle que lleva directo a la plaza, empezais a escuchar la muchedumbre agolpada en los alrededores de la misma esperando a que hagáis acto de presencia.

Una vez habeis llegado a la plaza, buscais con la mirada a Alexander, y este no tarda en aparecer ante vuestros ojos, ya que se encuentra en el centro de la plaza, esperándoos, junto a vuestras monturas, dispuestas una al lado de otra y siendo sujetadas por varios guardias de la ciudad, esperando a que tomeis posesión de ellas.

Cuando llegais, os dirigis frente al obispo, una vez allí, todo el mundo calla, expectante de lo que esta apunto de suceder.

 Alexander os miro a cada uno de vosotros, viendo en vuestras caras, el reflejo de la impaciencia por partir hacia el sur.

- Hijos mios, ha llegado el dia de partir hacia vuestro destino, mas alla del desierto de Chun. El camino será duro y difícil, plagado de peligros e inclemencias medioambientales adversas a vosotros, las cuales tendréis que sortear con la mayor soltura posible.

Debereis estar dispuestos a llevar a cabo esta noble causa, mientras os quede un solo soplo de vida en vuestra alma. Si no es asi, el que no este dispuesto, que se de media vuelta y se marche por donde vino, porque no será digno de emprender  el camino a la salvación.

Volviendo a mirar vuestros rostros, le pide a uno de sus ayudantes que le haga entrega del pequeño saco donde descansan las cenizas de el cardenal. Este las deposita en las manos del obispo y al mismo tiempo os pregunta, y bien… ¿ Quien será el portador de las cenizas?

Alexander, espera impaciente la respuesta a la pregunta formulada.

El grupo vuelve del paseo nocturno a una hora razonable, dispuesto a descansar como es debido, sin embargo, la inminencia del viaje impide a Wendel, dormir lo que a él le hubiese gustado. la mañana llega, y con ella el aviso de Ohepa. Se despiertan y desayunan antes de dirigirse al pueblo para la ceremonia de partida. Una vez reunidos, y tras unas breves palabras, el obispo pregunta quién de ellos será el portador.

La pregunta coge por sorpresa al enano que tarda apenas un instante en reaccionar. Inmediatamente da un paso al frente y dedicándole una característica mirada a sus compañeros habla hacia el obispo.

- Yo seré el portador de esta carga en nuestra noble misión. Con orgullo y entrega la acepto y la asumo -pronuncia Wendel con su potente voz hacia la muchedumbre.

El enano realiza una reverencia hacia el obispo, y alza la vista de nuevo, esperando que le sean entregadas las cenizas mientras piensa para algo para sí.

Que imprudencia, someter al grupo a este acto y entregar las cenizas en público anunciando a su portador.

 El obispo hace entrega a Wendel  de las cenizas junto con otra pequeña saca igual a la de las cenizas cuya única diferencia era el cordon con el que estaba atada cada saca. Se inclina ligeramente hacia el y le susurra… la saca que contiene las cenizas es la que tiene el cordon envejecido, acto seguido, se santigua y empieza una ultima oración audible para todos los presentes. Una vez acabada la oración, se dirige hacia Luthiem y le hace entrega de algo… Toma Luthiem, este es el pergamino con el hechizo para poder abrir la pequeña saca que guarda los restos del cardenal, cuando llegue el momento, di estas palabras en voz alta y la saca quedara libre para poder ser abierta, quitando asi el hechizo que ahora cierne sobre ella para que se mantenga cerrada.

El obispo espero a que Luthiem pusiera el pergamino en su libro mágico, quedando asi al resguardo de las hojas del libro.

Una vez concluida la pequeña ceremonia de la entrega de las cenizas, ya por fin todo estaba preparado para vuestra partida. Antes de despedirse de vosotros, os dijo … En el puerto de Mir, deberéis buscar a Indrajit, conocido patrón de barco que no os será difícil encontrar dado que siempre esta rondando los puertos de Mir y Ranteira.

El obispo se despidió de todos vosotros y haciendo un gesto a los guardias que sostenían vuestras monturas,  les dio paso a que os hicieran entrega de ellos, podiendo asi emprender vuestro largo camino.

Unas ultimas palabras salieron de la boca del Obispo… Recordad, el futuro de las tierras de Embelyon dependen de vosotros. No nos falléis. Buen viaje y que los dioses os acompañen.

Vuestros corazones latían fuertemente, había llegado el momento de partir y ya no había vuelta atrás. Quien sabe que os depararía el futuro, mientras caminarais por las tierras de Embelyon.

 Vuestras mentes y corazones estaban dispuestos a enfrentarse a cualquier infortunio que se os cruzara por vuestro camino. Os acababais de convertir en un grupo de valientes aventureros dispuestos a hacer prevalecer el bien sobre el mal.

No tardasteis en partir de Kajin, vuestras miradas se dirigieron a todos los puntos de aquella plaza, observando la cara de la gente que tenía sus esperanzas puestas en todos vosotros. Gritos de ánimo y alabanzas sobre vosotros, se oían una y otra vez a vuestro alrededor. Nunca antes habíais sentido nada igual, un apoyo incondicional por parte de todos los allí presentes.

En una de esas miradas furtivas el guerrero no pudo dar crédito a lo que acababa de ver, entre la multitud del lugar, reconoció inmediatamente dos caras de entre las miles allí presentes. Eran sus padres, que habían ido a despedirse de él. No perdió ni un segundo en acudir a donde se encontraban sus padres para hablar con ellos.

Cuando Khelben volvió con vosotros después de despedirse de sus padres, por fin tomasteis rumbo a el puerto de Mir, dejando asi atrás la ciudad de Kajin y sus gentes.

Justo cuando salisteis de las inmediaciones de Kajin os llamo la atención unas sombras proyectadas en el suelo a vuestro paso, cuando alzasteis la mirada para ver de donde provenían esas sombras, visteis, absortos como una bandada de grifos sobrevolaron vuestras cabezas mientras observasteis que se dirigían rápidamente hacia el sur.

 Una vez llegados ala plaza el obispo pregunto cual de ellos portaría las cenizas el enano sin dudarlo ni un momento y demostrando gran valentía dio un paso al frente y dijo que el las portaría. Al  mismo tiempo espero a que Lúthien guardara un pergamino con el hechizo para abrir la saca e las cenizas.

Una vez acabado estos acontecimientos rezaron la ultima oración y  con un gesto el obispo  hizo traer  las monturas las cuales montaron  y emprendierón la marcha hacía la cripta de Jhoannes, a medida que iban avanzando vieron como un grupo de grifos sobrevolaba sus cabezas dirigiendose hacía el sur.

Mirar esos grifos parece que nos quieran guiar.

Galopando con su caballo Eddi no dejaba de pensar en las cenizas,ya que las portaba el enano,en vez de la mediana.

Cuando nos alejemos deberiamos parar y cambiar las cenizas de portador ya que todo el mundo ha visto como las cogia Wendel.

Espero que sus compañeros vieran la situación  bastante clara para parar y cambiar el portador de las cenizas antes de  encontrarse ninguna dificultad en su camino  hacia su destino.

El enano intenta dominar su montura, y aunque en un principio atraviesa ciertas dificultades, no desiste y continúa luchando por controlar al caballo.

- Brrrr... -gruñe Wendel malhumorado -Los enanos no estamos hechos para cabalgar. Estamos hechos para mantener los pies en la tierra ¡O bajo ella!

Sigue intentando dominarlo cuando unas sombras llaman su atención; una serie de grifos sobrevuelan su posición viajando hacia el sur. El arquero indica que parecen querer guiarlos, pero el enano es escéptico al respecto. Su carácter desconfiado le advierte y aunque no dice nada decide prestar atención a aquellas criaturas siempre que las tuviera a la vista.

A continuación Eddi nombra las cenizas e instintivamente el enano se lleva una mano a los sacos que le fueron entregados.

- Creo que será mejor esperar a estar un poco apartados para realizar el cambio y entregarle este saco a nuestra pequeña compañera -dice Wendel refiriéndose a Fibbin a pesar de que no es mucho más pequeña que él -Tal vez de noche, amparados por la oscuridad.

El enano observa a sus compañeros analizando sus expresiones.

- Espero que no os haya importado que tomara la iniciativa. La mejor forma de proteger a la portadora es hacer creer que es otra persona. Espero poder mantener el engaño todo el tiempo posible.

La noche encuentra a Fibbin y sus compañeros estudiando los mapas. Después de tener el viaje planificado deciden ir a tomarse unas pintas y así despejar la mente antes de intentar dormir. A la mañana siguiente son conducidos por Ohepa a una plaza que está abarrotada de personas que les esperan ansiosamente. Cuando el obispo comienza a hablar pilla a todos desprevenidos su pregunta sobre el portador...¿Acaso quiere que le digamos la verdad delante de todos ellos?...piensa la mediana mientras rápida e inteligentemente el enano entiende que es perjudicial decir quién es realmente el portador.

Con premura se montan todos en sus caballos, algo casi nuevo para Fibbin, y salen de la ciudad. Unas sombras cruzan el cielo y comprueba que son, tal y como dijo el elfo, grifos. Hmmm...que extraño. Esperemos que tengas razón Eddi y estén indicándonos el camino y no siguiéndonos...eso lo comprobaremos en el primer cruce en el que nos tegamos que desviar. En cuanto a las cenizas, yo también creo que debemos esperar a que caiga la noche para cambiarlas.

La mediana va feliz encima de su montura mientras mira hacia los lados, todo es nuevo para ella. No puede evitar soltar una carcajada al fijarse en el enano encima de su caballo y comienza a tararear una canción que le recuerda a su pueblo. Sin duda no parece preocuparle mucho los peligros de los que habló Alexander, ella confía en sus nuevos amigos y compañeros.

Khelben intenta despejarse en la taberna junto a sus compañeros pero la misión le ronda por su mente. Una vez de regreso al monasterio se da algunos paseos por el patio antes de retirarse a descansar.

Al día siguiente, temprano, el hermano Ohepa hace acto de presencia a su estilo, despierta a todo el grupo para poner rumbo a la plaza principal de Kajin.

El tumulto de la gente es ensordecedor...

-Espero que no defraudemos a ninguno de los presentes y menos aún al resto de Embelyon - piensa mientras se acerca al centro de la plaza junto a los demás. Allí les está esperando el obispo.

Tras la entrega de las cenizas al enano, cosa que Khelben ya sabía pues algo le había comentado en la taberna, el obispo muestra las monturas con las que partirán. Khelben se alegra al comprobar que su corcel ha sido traido de los establos de palacio seguramente enviado por su padre.

Al partir percibe las miradas de sus padres y corre rápido en su búsqueda para despedirse de ellos, al menos por un tiempo.

-Gracias por traer mi córcel, padre. Es un alivio poder cabalgar sobre "Velozielo". No temáis, no pienso dejar a mis compañeros y menos a vosotros... volveré, os lo prometo - dice mientras mira a su madre.

-Khelben, he enviado una guarnición hacia el sur para tratar de limpiaros un poco el terreno hasta que lleguéis por allí. Esta mañana temprano hablé con el obispo y está de acuerdo. - le comenta su padre. -Id con cuidado y que los dioses os guíen - concluye.

Al rato se incorpora a la compañía...

-Disculpadme por el retraso compañeros. No pude evitar despedirme de mi familia. Ahora partamos rumbo a los puertos de Mir!!! - les comenta mientras espolea a Velozielo y se pone en cabeza del grupo.

Nada más salir de la ciudad Khelben se arriba al enano y le comenta que ha surtido bien el plan. Lo más probable es que opinen que será el enano el que llevé la carga todo el trayecto...

-Señor Wendel, todos esperamos que esta noche le transpaséis la carga a lady Fibbin, pero aunque sea de noche, hacedlo bajo techo pues mirad lo que viene volando allá a lo lejos - le comenta al enano al tiempo que examina la situación.

-¡¡¡Grifos volando hacia el sur!!! - grita el guerrero. -Esto no es normal, dudo que sean guías, amigo Eddi - mirándo al arquero absorto en los Grifos tras su comentario.

-Creo que no deberíamos demorarnos mucho en llegar a los puertos y buscar a quien nos dijo el obispo Alexander pero, aún nos queda un buen camino - dirigiendose al grupo.

Cuando finaliza el acto público de entrega de las cenizas, el paladín monta su caballo y se encamina junto a sus compañeros hacia el norteño puerto de Mir. Cabalga pensativo sobre el inicio de la aventura. Entiende y comparte el modo en que ha dado comienzo, sin tapujos ni secretos, haciendo renacer en el pueblo la esperanza perdida y la ilusión de que, cuando los restos lleguen a su último destino, el mundo se verá libre del azote del mal.

Naturalmente esto conlleva unos riesgos; anunciar a bombo y platillo su partida es dar demasiadas ventajas a los espías del enemigo y, sin duda, esa bandada de grifos que huye hacia el sur es una buena prueba de ello. Sin embargo, una vez asumidos esos riesgos, a partir de ahí hay que ser extremadamente precavidos. Una buena forma ha sido el anuncio del falso portador, pero se necesitaría aún más cautela, y transitar las rutas habituales, a la vista de todos, no le parece lo más sensato.

- Sin duda a estas horas el enemigo ya sabe que hemos dejado atrás Kajin -comenta al rato de marcha- y también sabrá que, en contra de lo que parece lógico, nos dirigimos hacia el norte en lugar de hacia el sur. Esto nos concede una pequeña ventaja táctica, creo yo, y más siendo que desconoce nuestro próximo destino.

Sin embargo, si nos seguimos manteniendo por la vía principal nuestra ventaja desaparecerá pronto -retrasa la marcha de su cabalgadura y se pone a la par de la exploradora- Creo que sería bueno si pudieses encontrar la manera de guiarnos hasta Mir sin llamar la atención -sugiere finalmente.

Cuando acaban la reunión, Lúthien acompaña a la mediana a la biblioteca y ambas pasan buena parte del tiempo que resta hasta su partida estudiando los mapas que tendrán que recorrer, así como recopilando toda la información que pudiera serles de utilidad. Tras eso, se reunieron con el resto del grupo en la taberna para beber juntos y pasar una de las, posiblemente, pocas noches de tranquilidad que disfrutarían en mucho tiempo.Finalmente, uno tras otro fueron cayendo y retirándose al monasterio para descansar, aunque ella dedicó parte de la noche que restaba en meditar y despejar la mente, así como repasar y tener listos sus conjuros para el dia siguiente.

Al amanecer, la elfa estaba preparada, y junto con sus compañeros sale en dirección a la plaza del pueblo, donde se sorprende al ver la cantidad de gente alli agolpada. Un intenso orgullo recorre a Lúthien por un momento, sobre todo al recoger por parte del obispo el conjuro.

El resto de la ceremoniosa partida transucrre con mas o menos normalidad, y cuando por fin parten, un curioso suceso acontece sobre las cabezas de los aventureros, una bandada de grifos atraviesa el firmamento en dirección al sur.

-Vaya, curioso presagio para el comienzo de nuestro singular viaje.- Comenta la elfa. -Mi señor Wendel, habéis estado rápido al recoger las cenizas, eso disipará cualquier duda sobre quien es el portador de las cenizas cara al público.-Dijo al enano con una sonrisa en los labios al verle sobre su montura.

-Mi querido paladín, no podría estar mas de acuerdo con vos, sería prudente abandonar las vías principales, como bien apuntáis el enemigo estará sorprendido al ver que no nos dirigimos al sur, y si además no seguimos los principales caminos, será otro punto a nuestro favor.-

Ya llevais  unas horas de camino, y la tranquilidad  reina en el viaje. Ya queda poco para llegar a Mir, asi que acelerais levemente el paso espoleando a vuestros caballos.

De repente, al girar una pequeña revuelta del camino, a lo lejos veis como 3 nobles están atosigando a un mendigo mientras le increpan, insultan e incluso le propinan algún que otro guantazo.

Conforme os acercáis escucháis al pobre indefenso diciendo… Os lo juro, no he sido yo. Podéis  registradme si queréis, y os daréis cuenta de que  yo no la tengo.

Los hombres, haciendo caso omiso a las palabras del viejo empiezan a propinarle una terrible paliza mientras gritan… Mentiroso!!!, dinos donde está. Sabemos que está en tu poder.

Durante el recorrido, el grupo avanza en un tenso silencio, la carga que pesa sobre sus hombros parece haber hecho mella y todos están atentos al camino y a cualquier sorpresa que pudieran encontrarse, cuando de pronto aparecen dos hombres de porte noble que tras intercambiar unas acusaciones con una pobre alma comienzan a propinarle una brutal paliza, ante lo que la elfa no puede permaneces impasible, espolea a su caballo y se detiene a unos metros de los dos hombres.

Luthien ojea los alrededores atenta a cualquier ruido o movimiento fuera de lugar antes de intervenir.

- Por favor caballeros, deténganse, dejen en paz a ese pobre diablo!!- les insta con voz impertinente.

Wendel sigue a Luthien a escasos metros y se detiene tras ella cuando esta habla a los nobles. El enano observa horrorizado la brutalidad y cobardía de aquellos hombres y rosma en voz baja.

Permanece atento a cualquier movimiento, tanto de los nobles como del mendigo, en una posición desde la que podría defender a la elfa y alcanzar rápidamente a los nobles y al mendigo en caso de que se dieran a la fuga.

Así dipuesto, espera a la respuesta de los nobles a las palabras de Luthien.

Después de un buen rato en ruta hacia Mir el grupo ve un acto vandálico...

Khelben observa como Luthien y Wendel se aproximan a ver que está ocurriendo. La elfa les ordena que dejen en paz a lo que parece ser un campesino o un vagabundo.

-Escuchad Arnold, Fibbin y Eddi, estad atentos... esto podría ser una emboscada - Les susurra mientras se acercan a los adelantados Luthien y Wendel.

-Milady Fibbin os aconsejo que saquéis vuestro arco y lo tengáis preparado apuntando a los flancos del grupo junto a Eddi. Estad atentos a cada movimiento alrededor. Arnold y yo, si está de acuerdo, rodearemos al grupo acosador a la expectativa - dice mientras desenvaina su espada por primera vez y se mantiene alerta.

La vista de Khelben no deja de posarse sobre el grupo de los tres individuos que han atacado al indefenso vagabundo al tiempo que tampoco pierde de vista a Wendel y su carga...

 Mientras Arnold y Khelben los rodean el arquero saca su ballesta y la carga apuntando hacia uno de los nobles el que esta propinándole en ese momento los golpes,Lúthien les dice que paren amablemente y wendel a escasos metros tras ella la secunda por si las moscas.

Mientras todo esto pasa Eddi  le susurra a Fibbin:

Estate alerta por si vieras algo fuera de lugar yo me centrare en apuntar  y no perder la concentración.

Dicho esto  Eddi empezó a apuntar fijamente al noble preparado para disparar al mínimo movimiento brusco hacia Lúthien.

Cuando ya estan cerca de Mir algo hace que se detenga la expedición, Fibbin que esta totalmente ensimismada por el paisaje tiene que detener bruscamente a su caballo para no chocar con sus compañeros. Ni que hubieran encontrado un tesoro que se paran asi tan derepente...

Entonces se detiene a escuchar y observar lo que ocurre unos metros más alante. Al parecer, tres nobles estaban acechando a un mendigo por alguna razón y Luthien al verlo no había podido contenerse las ganas de mediar ante tan terrible situación. La mediana comprende la actitud de su compañero pero con la carga que llevan entre ellos cree que no es muy seguro detenerse, ni si quiera un instante y menos que Wendel se encuentre tan cerca de esas personas. Podría llegar a ser una trampa y nos intenten robar...no nos podemos fiar ni de las piedras. En ese momento Khelben y Eddi le dan instrucciones precisas y Fibbin las cumple inmediatamente. Saca una flecha y tensa su arco para disparar a todo lo que pueda moverse de improviso.

-Eddi yo cubriré mi lado y la parte de atrás del camino tu cubre tu lado y lo que pase por delante.-le dice en susurros a modo de respuesta.

Agudiza sus sentidos por si algún leve sonido o movimiento le llamase su atención.

 Cuando Fibbin le responde a Eddi este se centra en los nobles y en su lado para que no hayan sorpresas inesperadas:

Muy bien Fibbin , yo cubrire mi lado y lo de delante.