Partida Rol por web

Cuando el dragón alza una de sus patas traseras y la ubica justo encima del moribundo grifo, algo llama su atención. Es el enérgico grito de Wendel  antes de encararse hacia la bestia. Todavía están algo lejos de su objetivo para lanzar un ataque directo, por lo que tienen que acercarse más hasta llegar a la altura del dragón.

El dragón ahora solo se fija en el grupo que se acerca hacia él. Y ese es el momento que aprovecha el grifo para lanzar un último ataque contra su feroz enemigo.

Sacando fuerzas de flaqueza, el grifo consigue levantarse tímidamente y aprovechando que su adversario todavía mantiene su mirada fija en los portadores se lanza contra el consiguiendo clavarle sus afiladas uñas en el cuello, dejándole así, una profunda herida de donde no deja de brotar sangre.

El rugido del dragón mientras se gira hacia el grifo es estremecedor. Ahora el dragón ha vuelto a fijar su mirada en el ave mientras este cae rendido, sin apenas fuerzas para mantenerse de pie. Y justo cuando el dragón está preparándose para asestar el golpe definitivo a su contrincante, este es atacado sin piedad por los portadores.

El guerrero ataca con toda su furia aprovechando que está herido y desprotegido (al ofrecer la espalda a los héroes).

-Por Embelyon!!! -Grita Khelben mientras esquiva una zarpa del dragón y le clava su espada hasta la empuñadura a la bestia.

El guerrero no piensa ahora en la misión sino que se centra en terminar con la cruel criatura que ha arrasado varios poblados incluido el del arquero Eddi, el cual quedó lejos reconstruyendo lo poco que quedó de su pueblo.

Luthien observa como Kelben y el resto comienzan a combatir contra el Dragon asi que desde su posición, la maga intenta concentrarse y poco a poco sus canticos se transforman en una melodia arcana, donde cada palabra debe ser conjurada en con exactitud y cada sílaba ha de tener un tono concreto. Unas chispas comienzan a brotar de los dedos de la elfa quien entonces eleva su mano y apunta hacia el cuello del Dragon para sentir unos instantes después como un haz de luz sale disparada hacia la imponente figura, mas esta parece no percatarse del impacto.

Wendel echa a correr antes que nadie hacia el dragón para asestarle un golpe con su hacha, sin embargo, Khelben lo adelanta y logra producirle sus primeras heridas. El enano, confiado ante la desprotección del dragón blande su gran hacha enanil y la agita hasta dirigirla a sus escamas. Por desgracia, el exceso de confianza, sumado a un repentino movimiento espasmódico del dragón producido por el golpe del guerrero humano hacen que el hacha solo le produzca un ligero rasguño en la gruesa piel de la espalda de la criatura.

Fibbin ve como sus compañeros se lanzan al ataque y ella les sigue a toda velocidad parándose justo en el lugar indicado para lanzar una de sus flechas y que esta impacte de lleno en aquella bestia que estaba haciendo daño al grifo.

Esto va por Aldulume, por todas las tierras devastadas y por toda las personas que están cayendo en esta batalla...-piensa la joven al ver como su saeta consigue clavarse en el dragón.

-A por él, compañeros!!!

El ataque del paladín, al igual que el del enano, apenas consigue atravesar la dura y escamosa piel de la bestia. El fuerte golpe atestado por el mandoble tan solo se traduce en un pequeño corte sin importancia que, posiblemente, sólo sirva para irritar aún más al dragón.

El frio acero de la espada de Khelben penetra en la espesa capa de escamas implacable, haciendo que el dragón emita un ensordecedor gemido para inmediatamente intentar zafarse de este cuanto antes mediante energicos movimientos de tronco y extremidades.  Ese mismo ajetreo es el que hace que los ataques de Wendel y Arnold no den el fruto deseado y haga que el daño que percibe el animal sea mínimo.

Sin previo aviso, una saeta cruza velozmente en dirección al dragón hasta conseguir clavarse cerca de uno de sus ojos. El dolor parece que le llega al alma, pues nuevamente un desgarrador gemido brota del interior del animal que sin dudarlo un instante fija su mirada en la mediana con la intención de lanzarle una enorme y potente bola de fuego.

El dragón se toma su tiempo para fijar buen su objetivo y en un enérgico movimiento de cuello primero hacia atrás y luego hacia delante expulsa una bola de fuego que va directo a Fibbin.

Gracias a la agilidad de la mediana, esta puede esquivar sin problemas la bola de fuego lanzándose en el momento justo hacia la derecha de su posición para después de un par de vueltas por el suelo volver a ponerse en pie.

El guerrero observa como sus compañeros arremeten al dragón después de él con mayor o menor acierto mientras intenta sacar la espada del cuerpo del dragón perdiendo así la oportunidad de asestarle un nuevo golpe a la bestia.

Por lo visto Khelben le hirió al dragón en algún punto débil haciéndole rugir de furia y dolor al mismo tiempo.

Por fin logra sacar el arma del dragón y se pone a cubierto mientras observa algún nuevo punto débil para atacarle en el siguiente turno.

El empeño de los compañeros no cesaba en su intento de dar muerte al Dragón, de este modo Luthien observa como Khelben arremete de nuevo contra la criatura sin conseguir esta vez un impacto. De nuevo los cánticos de la maga comienzan a flotar por el aire mientras la energia mágica comienza a fluir alrededor de ella, saliendo disparada una vez mas hacia su objetivo, impactando pero sin cosguir daños aparentes.

Wendel contempla horrorizado como el dragón dirige sus fauces hacia Fibbin y las abre para exhalar una bocanada de fuego hacia su posición. Las llamas salen a raudales de la criatura y por un momento el enano cree ver a la mediana presa de las llamas. El estómago se le contrae con furia hasta que un instante después la puede ver unos metros más allá, a salvo del fuego.

Alterado por aquella imagen, Wendel decide que no se volverá a confiar en su ataque y arremete contra el dragón con toda la furia de la que hace acopio. El golpe surte efecto y el hacha se clava profundo en el cuerpo de la criatura.

Aun contenta por haber impactado de lleno en el dragón, la mediana no se da cuenta de que este si ha girado hacia ella mostrando todo su enfado. La bestia se dispone a lanzarle una bocanada de fuego y a Fibbin le da el tiempo justo para apartarse sin sufrir daño alguno. Esta vez ha sido por poco...no te distraigas Fibbin o acabará contigo...Pese al susto, la mediana no deja que esto le afecta y se prepara para atacar nuevamente.

Vuelve a apuntar y vuelve a impactarle causándole nuevas heridas.

Al dragón le empiezan a llover golpes, hechizos y flechas de todos los lados y gira la cabeza rugiendo a todos sus atacantes tratando de sacudirselos de encima. Arnold aprovecha ese momento de distracción de la bestia para preparar bien su acometida y, en el momento en que ésta deja al descubierto uno de los cortes más sangrantes de su dura piel escamosa, descarga fuertemente su mandoble sobre la herida, agrandando la vía de escape por donde podría esfumarse la vida del dragón.

El dragón ruge enfurecido mientras intenta deshacerse rápidamente de sus atacantes. El último ataque recibido es bastante sanguinario, pues Arnold consigue profundizar y agrandar la herida con la que ya contaba el dragón en su cuello.

Cuando consigue alejarse lo suficiente del fiero grupo de guerreros que no le da tregua, lleva la parte trasera de su cuerpo hacia la derecha y se pone en posición para coger impulso. Cuando todos se dan cuenta de lo que pretende el dragón, para alguno de ellos ya es demasiado tarde pues este en un enérgico movimiento de derecha a izquierda va arrasando con todo lo que su cola encuentra a su paso.

Todos a excepción de Wendel reciben el fuerte impacto de la cola del dragón sobre sus cuerpos, lanzándolos a varios metros de distancia de donde se encontraban. Afortunadamente para todos, la arena amortigua el golpe considerablemente.

El guerrero recibe un fuerte golpe con la cola de la bestia impidiéndo acertar en su ataque. Aturdido sobre la arena promete vengarse del ataque...

-Me las pagarás... -Murmulla Khelben mientras se levanta magullado de las cálidas arenas del desierto de Chun.

La elfa observa sin poder hacer nada como la cola del dragón se acerca rápidamente hacia ella y la golpea haciendola surcar el aire varios metros. Dolorida y aturdida, Luthien intenta concentrarse de nuevo para lanzar un nuevo rayo al dargon, pero un violento ataque de tos la interrumpe haciendola caer de rodilla y agarrarse el pecho.