Partida Rol por web

En el rostro de Thairina empezaba a vislumbrarse una intencion de sonrisa. No fue hasta que el animal  empezo a acercarse a ella hasta que no dibujo por completo la sonrisa en su rostro.

Querido Loteil, cuanto tiempo sin saber de ti… dijo la mujer.

A cada paso que daba el lobo, una neblina empezaba a rodearle, hasta que lo hizo por completo. Entonces, el animal, empezó a erguirse, hasta que consiguió ponerse completamente a dos patas. Durante ese proceso, el animal se transformo en un  ( por determinar). Completamente transformado, este dedico una sonrisa a Thairina cruzando nuevamente su mirada con la de ella. Esa mirada hablaba por si sola.

¿Cómo estas?... Cuanto tiempo sin saber de ti… dijo Loteil mientras se acercaba a Thairina para  abrazarla.

Thairina se deja abrazar mientras acariciaba la espalda de Loleil enérgicamente… ¿Te han mandado para controlar mis pasos?... pregunta despreocupadamente la hechicera.

Mientras espera una respuesta por parte de Loteil mira a su alrededor en busca de alguna sorpresa mas.

No busques a nadie mas, he venido solo… dice esbozando una sonrisa. Y no, no me han mandado para controlarte, sino para acompañarte y ayudarte.

Sin dejar tiempo a pronunciar una sola palabra mas a Thairina, Loteil empieza a decirle…Nuestros ejércitos están tomando posiciones estratégicas a lo largo de Embelyon. Centrándose principalmente en los puntos por donde deben pasar los portadores. De momento apenas están encontrando resistencia, pero antes o después, lo harán y nuestra tarea… en ese momento hace un alto en sus palabras… es facilitar la información de los puntos concretos por donde pasaran los portadores. Para agilizar el trabajo de nuestro ejercito.

Entiendo… dice la hechicera asintiendo con la cabeza con semblante serio.

La mirada de Thairina se pierde en la densa vegetación de lugar. – Esta noche debo reunirme con Alexander, me informara detalladamente sobre los primeros pasos que darán los portadores. Seguramente con esa información sea suficiente para seguirles la pista de cerca.

Mientras Thairina y Loteil hablaban, el cielo se oscureció rápidamente y una fuerte tormenta se cernió sobre ellos y sobre Kajin.

Tan rápido como pudieron, corrieron hacia la ciudad y una vez en ella, encontraron cobijo en una taberna de mala muerte en las afueras de Kajin, bastante alejada de la catedral y el monasterio, infestada de gentuza y mujeres de mala vida.

Allí, entre bailes, risas y disputas pasaron el resto del día, mientras bebían y charlaban poniéndose al tanto sobre sus vidas.

Sin apenas darse cuenta, había llegado la hora de volverse a encontrar con Alexander.

Thairina no se dio cuenta de lo tarde que era hasta que no desvió su mirada hacia una de las ventanas y se dio cuenta de que ya había oscurecido. Sin previo aviso dejo de un golpe la pinta sobre la mesa mientras se levanto enérgicamente y se dirigió hacia la puerta.

- Espérame aquí… le dice a Loteil retrocediendo su mirada.

Tal y como habían acordado ese mismo día por la mañana. Alexander y Thairina, se volvieron a encontrar en aquel callejón. No duro mucho tiempo el encuentro entre ambos. Lo justo para que Alexander pusiera al tanto de los primeros movimientos en su empresa, de los portadores. – Gracias por la información… dijo Thairina a el obispo. Este se limito a asentir con la cabeza y sin mediar palabra, giro sobre si mismo y se dirigió de nuevo hacia el resguardo que le ofrecía el monasterio.

Thairina por su parte, volvió tras sus pasos entre las maltrechas callejuelas que llevaban directo a la cantina donde había dejado a Loteil. Entro en el lugar, se dirigió hacia su compañero y le dijo… Debemos ponernos en marcha.

Loteil simplemente se limito a asentir con la cabeza y levantarse de la silla para seguir los pasos de Thairina.

Ambos salieron del lugar y no tardo mucho el tabernero en salir en su encuentro, pues se habían marchado si pagar las consumiciones de toda una tarde.

- Eh!!! Vosotros!!!... Grita el tabernero en medio de la noche, queriendo llamar la atención de Thairina y Loteil.

- Pagadme las tres monedas de plata que cuesta todo lo que habéis tomado en mi taberna!!!… El tabernero mostraba sin miedo un enorme palo de madera con gesto amenazador golpeándose repetidas veces una de sus manos.

La hechicera miro picadamente a su compañero con una sonrisa en la boca antes de dirigir su mirada hacia el tabernero.

Thairina se puso seria, empezó a concentrarse y empezó también a mover una de sus manos tímidamente, haciendo movimientos inexactos mientras pronunciaba unas irreconocibles palabras. Agacho su mirada hacia el suelo, y cuando tuvo el hechizo preparado, dirigió la mano que hasta hace poco se movía incontroladamente hacia el tabernero a la vez que le devolvía la mirada.

El tabernero cayó fulminado en el suelo, con un gesto de sorpresa dibujada en su cara. Su corazón se había parado repentinamente, haciendo que este falleciera en el acto. El cuerpo del tabernero quedo tendido en el suelo sin vida, sobre uno de los charcos que se habían formado a lo largo de aquella misma tarde.

Ambos dos, sin apenas inmutarse por lo que acababa de suceder, retomaron el paso hacia el camino que llevaba a Mir, donde según lo planeado y para no llamar la atención de nadie, les tenderían una emboscada para hacerse con las cenizas y evitar de esta manera que se cumpla la profecía. Lo cual iba en contra de las órdenes que Wargknog le había dado a la hechicera. Dado que esta, simplemente tenía que seguir los pasos de los portadores y tener al tanto de todo lo que acontezca a su amo.

Apenas habían dado cuatro pasos, cuando alguien salió de la taberna y a pleno grito daba la voz de alarma.
Rápidamente y sin previo aviso, una veintena de caballeros de la guardia de kajin se presento en el lugar de los hechos y rodeo a los dos compañeros. Acusándolos directamente de el asesinato de aquel hombre.

Loteil no estaba dispuesto a ser capturado y tenso su cuerpo poniéndose en posición agresiva, esperando la mínima señal de hostilidad por parte de la guardia de kajin.

- Tranquilizate Loteil… susurro Thairina. Dejemos que nos arresten, no debemos  llamar la atención.

Aunque le costó, Loteil al final se tranquilizo e hizo caso de las palabras de la hechicera.

Fueron conducidos hasta la prisión de Kajin, donde pasaron aquella larga noche. Ninguno de los dos consiguió pegar ojo pensando en la mala suerte que habían corrido. Acabemos con ellos y marchémonos de aquí… instaba Loteil a su compañera. La respuesta de esta, siempre era la misma.

-  ¡¡¡ No ¡!!, esperaremos pacientemente el momento oportuno para salir de aquí.

Por fin, el sueño se apodero de los dos y estos, sin poderlo remediar, sucumbieron inmediatamente al placer del descanso…

El sol estaba en todo lo alto y hacia un calor horroroso. Quizá fue eso lo que hizo que Loteil se despertara repentinamente, abriendo los ojos mientras se ponía en pie…

- Despierta!!!... le dijo a su compañera mientras la zarandeaba.

El enérgico zarandeo a la que estaba siendo sometida, hizo que la hechicera se despertara. Abrió los ojos y observo como era su compañero el que la estaba despertando. Aturdida todavía por el sueño, miro a su alrededor, intentando recordar donde estaba.

¡¡¡ Maldición ¡!!... consiguió exclamar cuando se dio cuenta de donde se encontraban.

¿Cuánto hemos dormido?... pregunto preocupada a su compañero.

Loteil no supo que contestar ante aquella pregunta, simplemente se limito a hundir su cuello bajo sus hombros a modo de respuesta.

Rápidamente, ambos llamaron la atención del carcelero mediante gritos y golpes en los barrotes que los mantenían cautivos.

El carcelero se acerco a ellos, a cierta distancia, siempre con la máxima precaución como  para no ser alcanzado por las manos de ninguno de los dos prisioneros… ¿Qué ocurre aquí?... Dejad de molestar. En breve se os servirá la comida… dijo el carcelero mal humorado y desganado mientras mantenía sus brazos en jarra.

Thairina con un brusco gesto de su brazo,  lo extendió hacia el carcelero y cerrando fuertemente el puño, en un enérgico movimiento de brazo, lo retiro hacia atrás. Esto hizo que el carcelero, volara literalmente hasta los barrotes de la jaula. Donde Loteil en un habilidoso gesto, consiguió coger las llaves de la puerta que los mantenía presos. La abrió rápidamente y se lanzo sobre el pobre carcelero, que asestándole un par de puñetazos, lo dejo inconsciente. Cosa que aprovecharon para encerarlo y largarse de allí rápidamente.

Por extraño que parezca, cuando salieron de aquel lugar, en la puerta, estaba esperando la montura de la hechicera. Esta esbozo una gran sonrisa cuando lo vio y dirigiéndose hacia el animal, con un enérgico salto, se poso sobre el y emprendió rápidamente la marcha hacia Mir, con la intención de interceptar a los portadores por el camino y hacerse con las cenizas.

Loteil por su parte, salió también corriendo de aquel lugar junto a su compañera. Y cuando vio que esta se monto sobre su caballo, Loteil se lanzo de cabeza al suelo, y antes de volver a tocar el suelo y darse de bruces contra el, se transformo nuevamente en lobo, forma en la que se encontraba más cómodo.

Juntos escaparon de Kajin y se encaminaron en busca de los portadores. Que seguramente les llevaban varias horas de ventaja.

Recorrieron el camino que separaba Kajin de Mir lo más rápido posible. Apenas se detuvieron varios minutos para descansar durante todo el trayecto, y esto al final hizo mella en la bestia de Thairina y en el pobre Loteil, que apenas podía consigo mismo, una vez llego a su destino. Y no fue hasta bien entrada la noche, cuando consiguieron llegar a Mir. Una vez allí, Loteil volvió a recobrar la forma de humano. Se dirigieron al puerto y los dos buscaron alguien que los condujera a Rainteria.

Al fin, y después de mucho buscar, consiguieron dar con el único marinero que les haría el favor de llevarles hasta Rainteria. Solo había un problema, no zarparían hasta el día siguiente. Esta vez, y por miedo a volverse a dormir, decidieron mantenerse despiertos toda la noche. Se dirigieron a las afueras de la ciudad con la intención de estar tranquilos. Una vez encontraron el lugar idóneo para pasar la noche, la hechicera saco de su pequeña mochila, varias piedras de formas irregulares, las coloco en el suelo con sumo cuidado ( todo esto, bajo la atenta mirada de Lotiel) formando un circulo y pronunciando unas pocas palabras, consiguió que del centro de las piedras, apareciera un denso humo. Y de aquel humo, apareció rápidamente la cara de su amo.

Warknog estaba en su estancia esperando impacientemente noticias de Thairina. Estaba mirando fijamente el lugar donde de un momento a otro, se suponía debía aparecer el rostro de la hechicera formado por (una vez mas) un denso humo.

Después de mucho esperar, por fin, la esperada cara hace acto de presencia. Warknog se acerca a aquella cara y pregunta…

¿Y bien?

Thairina, enseguida noto el mal estar de su amo, cuando formulo la pregunta con un tono seco y tajante. Pero esta sin titubear ni un segundo, puso a su amo al día en cuanto a los acontecimientos de la jornada.

Este, aun con el contratiempo que los dos habían sufrido, parecía estar contento por la información recopilada.

Rascándose el mentón, se despidió de la hechicera y salio de la estancia rápidamente. Fue en busca de los Gnoll que habían en el lugar y ordeno a uno de ellos que cogiera un grupo de cinco Hobgoblins y dos arqueros orcos y se dirigieran inmediatamente a un lugar concreto.

El Gnoll así lo hizo, y cuando dispuso de los efectivos que le habían indicado, partió raudo hacia el lugar que le habían indicado, con la única intención de dar muerte a los portadores de las cenizas.

Después de informar a su amo, recogió las piedras que había colocado cuidadosamente en el suelo, y se las volvió a guardar. Pasaron la noche disfrutando de la soledad que ofrecía aquel lugar, hasta que amaneció y se dirigieron de nuevo al puerto.

Desde allí zarparon rumbo a Rainteria, y no llegaron a puerto hasta bien pasada media mañana.

Sin perder tiempo partieron hacia Aldulume. Saliendo de aquel pueblo por el mismo lugar donde poco antes habían salido los portadores de las cenizas.

Por el camino (y antes de llegar a la bifurcación del camino que lleva hacia el paso de los elfos o las montañas de Airun) encontraron a tres pequeños mozos, que andaban jugando y sonrientes mientras caminaban por la orilla del camino.

- Yo de mayor quiero ser como el enano, fuerte como nadie… decía uno de los jóvenes, mientras el otro le negaba con la cabeza y decía… - pues yo seré como el guerrero. Fuerte y valiente como nadie en este mundo. El tercer muchacho sonreía ante los comentarios de sus hermanos mientras caminaba y negaba con la cabeza… pues yo seré como el arquero.

Thairina no tardo en darse cuenta de que los tres muchachos estaban hablando de los portadores de las cenizas.

Thairina se dirigió hacia aquellos despreocupados mozalbetes y les pregunto… ¿ Estáis hablando de un grupo de 6 personas, Verdad chicos?... La hechicera se quedo esperando la respuesta a su pregunta con una sonrisa en la boca, intentando ser lo mas agradable posible.

Los chicos se quedaron mirando entre ellos, muy callados. Uno de ellos hecho mano a su bolsillo para tocar la bolsa con 10 monedas de oro que poco antes le había entregado la elfa y contesto con un gesto de inocencia en su rostro… No señora… el resto de hermanos, lo imitaron en su respuesta y también negaron ellos, esta vez, con la cabeza.

Loteil hizo la intención de abalanzarse sobre los niños para intimidarlos, pero la hechicera lo detuvo… Déjales tranquilos, antes o después daremos con ellos.

Thairina espoleo su montura y reemprendió la marcha seguido de cerca por Loteil. Poco tardaron en llegar a la bifurcación que los llevaría hacia el paso de los elfos y las montañas de Airun. En ese momento la duda se cernió sobre ellos. Pero poco tardaron en dar con la respuesta que buscaban, puesto que por el camino de la izquierda se acercaba un pequeño grupo de comerciantes a los que amablemente les preguntaron si se habían cruzado por el camino por un peculiar grupo formado por varios integrantes y varias razas.

Los comerciantes contestaron afirmativamente a las preguntas de la hechicera, indicándoles incluso que no había mucha distancia entre el grupo y ellos.Los dos compañeros volvieron a reemprender la marcha, con más ánimos si cabe, pues estaban muy cerca de su objetivo.

Tras varias horas de viaje y al caer la noche, por fin, Thairina y Loteil consiguieron dar con la Ubicacion del grupo. Al principio no sabian que habian dado con ellos, ya que solo vieron las monturas de estos. Pero el griterio y jaleo formado por la batalla que se estaba produciendo a escasos metros de alli entre los portadores y sus enemigos, les indico el lugar donde estos se encontraban.