Partida Rol por web

Veloz como el viento corro cruzando las habitaciones hasta ponerme a la altura de Agamenon.

 Bueno todos juntos de nuevo.

Ahora que estamos todos, creo que lo mejor es ir en dos grupos de tres. Dicho esto salgo justo detrás de Arramus por la salida secreta, pero tomo la otra dirección. Camino con cuidado mirando bien por donde ando, no vaya a haber alguna trampa.

-Estoy de acuerdo -asiento ante las palabras de Agamenón. No es bueno que el grupo se divida en exceso, como tampoco lo es que yo salga por la puerta yendo de los primeros. Así que, a la espera de que los enanos y el elfo sigan los pasos del monje y del guerrero, me voy a la habitación contigua a avisar a Durgin.

- ¡Maese Durgin, no te entretengas demasiado! No es bueno que nos separemos.

Y, de paso que estoy aquí, echo un vistazo a la sala.

Los primeros heroes comenzaron a salir al exterior. Tras oir sus pasos, rapidamente los enemigos tomaron posiciones para combatir contra ellos. Los tres guardias, los tres goblins, que deben proteger los pasillos de la caverna, se preparon para morir por su hogar.

Jandrus, anduvo con mala suerte, buscando y buscando, se encontro con una araña, la cual le clavo su pincho, inyectandole su veneno. No era letal, pero si doloroso, aparto la mano, para ver como la araña se escurria perdiendose entre las rocas (pierde 1 de cuerpo, pero no esta envenenado)

La tierra se volvio a sacudir...

- Pues está claro que el camino es por allí. Esperadme chicos!

Al girar la esquina me topo con un goblin y un paso cortado por un muro. Mierda, no he elegido el buen camino.

Al ver que el bichejo verde estaba dispuesto a pelear, me lanzo contra él con todas mis fuerzas y acabo con él de un solo ataque.

No me gusta nada como suena esta cueva al temblar, pienso para mí mientras me lanzo a toda velocidad en pos de Arramus.

 Mis pisadas suaves como el viento y mi silencio hacen que me deslice como una sombra furtiva.

A pesar de sus piernas cortas, Ungrim fue detras de sus compañeros, intentando alcanzar a Arramus. Por experiencia, estar cerca del sacerdote normalmente significaba bastante accion...

Salgo hasta el pasillo y veo que los compañeros han ido tomado una de las dos posibles direcciones.  El grupo se  ha escindido en dos, pero parece que el paso por el sur está cortado. Supongo que no queda más remedio que ir hacia el norte, en un sólo grupo.

Siendo como es que los demás están mas ávidos de batalla que yo, dejo pasar delante a Durgin. Para entretenerme mientras elllos acaban con todo monstruo que se les pone por delante, me desplazo a la habitación contigua.

- Quizás por aquí encuentre un atajo ...

Arramus se paró en la encrujida y divisó a otro goblin. La criatura empezó enseguida a sisear y a gruñir. Arrmaus no dijo nada, se limitó a avanzar en toda su estatura por el pasillo y a rebanarle la cabeza a la criatura.

Los goblins caían al paso de los heroes. No eran eficaces guardianes, los que custodiaban aquellas galerías. Cuando terminaron de golpear, todos los trabados estaban muertos. Solo uno quedaba en pie. Se lanzó a la carrera a por Arramus, pero una sombra se movia furtiva en sus proximidades.

- Elfo - dijo el goblin con repugnancia, y se lanzó al ataque, guiado por ese dulce aroma, que suele acompañar a esta raza.

Jandrus, buscaba con calma cualquier otra salida. Desafortundamente para él, no habían atajos por los que acortar el camino.

Dale una buena, Aenur!

El maldito piel verde se arroja contra mi arma empalándose el solo, dejo que escurra por la hoja al apuntarla hacia el suelo y continuo hacia adelante

Ungrim continuó por le pasillo, pasando por encima de los cadaveres que sus compañeros iban dejando a su paso. Delante suya, Aenur corria con la gracia propia de su raza, mucho más rapido de lo que Ungrim podía seguirle, así que optó por seguir a Arramus.

- Arf, arf.

Después de acabar con el goblin me doy la vuelta e intento dar alcance a mis compañeros, que algunos parecen tener prisa y no quiero retrasar al grupo.

Comprobado que no hay ningún atajo, salgo de la estancia, alcanzo a Durgin y nos dirigimos en dirección al pasillo donde está el resto de nuestros compañeros.

Tras la muerte del Goblin, el silencio se apodero de las salas. Solo el paso de los heroes hacian algun ruido. Arramus, encontro algo, toco con cuidado y un tremendo jaleo resono por toda las cavernas, cuando la roca se abrio en dos, dejando paso al interior de una caverna.

Me muevo por el pasillo a toda velocidad, parando cada cierto tiempo para ver si hay trampas.

Cuando se activa el mecanismo el sacerdote sonrie. Hoy Mentor esta con ellos.

Por aqui Ungrim! Un pasaje secreto! Ya decia yo que algo debía de hacer ese goblin aqui en medio.

Arramus entra sin pensar en el peligro, cegado por su propia arrogancia. (como haya trampa me la como)