Partida Rol por web

Ulgren sale de la casa para adecentar los establos que resultan estar mejor adecentados para resistir el frio de lo que pensabais. Además os proporciona mantas y una bebida similar al vino que os sirve hirviendo para que la toméis antes de acostaros. Viendo vuestro interés, os cuenta lo sucedido con los que os precedieron.
-Hace un par de días llegaron unos jinetes al pueblo. Montaban unos caballos medio congelados y parecían tener mucha prisa. Uno de ellos estaba herido y a duras penas podía mantenerse sobre su montura, pero el que parecía el líder, un hombretón grande y fuerte, estaba como loco preguntando por la localización de Lady Frida.Le dijimos que se encontraba en las motañas pero que debían descansar y cambiar sus monturas antes de seguir, a lo que él se negó. Por lo visto hubo una gran discusión y finalmente sus hombres le abandonaron, regresando al sur. Él en cambio tomó su caballo y salió al galope hacia la smontañas... No llevaba raquetas de nieve, mantas ni ropas adecuadas por lo que en estos momentos ya estará muerto.
Cuando ya tiene preparado vuestro alojamiento se dirige de nuevo a la casa acompañado por Vindala.
-Mañana tendremos tiempo de hablar. Ahora es necesario que durmamos o se nos helará hasta el alma.

A la mañana siguiente os despertáis renovados. El establo resultó ser mucho más cómodo y caliente de lo esperado, auqnue sin llegar al nivel de comodidad de Vindala, que contó además con todos los cuidados de los dueños de la casa. Cuando salís al exterior brilla el sol y el frio os da una pequeña tregua, momento que aprovecháis para reagruparos y planear vuestro camino.

-Muchachos, creo que tenemos un problema. La pequeña fotuna con la que salimos de Ilmar está practicamente agotada. No coté con cambiar tantas veces de monturas y ropas. Deberíamos tener cuidado con lo que compremos para ir a buscar a esa Lady Frida porque quizás no tengamos otra oportunidad.

Nadec parece realmente abatido por la situación. Hasta ahora su dinero le había servido de salvoconducto pero en estos momentos quizás se enfrente por primera vez en su vida al hecho de tener que viajar sin efectivo... Hasta que regrese a su casa, por supuesto.

Me desperezo encantada de la vida y salgo al exterior con una amplia sonrisa. Por fin he dormido calentita y a pierna suelta, aunque sea en una humilde cabaña. Tanto tiempo a la intemperie no es bueno para nadie, pero es peor para una tipa con clase.

- Así que estamos sin pasta -gruño mientras escupo hacia un lado, una tipa con clase, ya lo creo- Pues tendremos que prepararnos para el frío y la nieve con lo que nos quede, no cometamos el error de nuestro amigo.

Mira con preocupacion a Nadec, pues ahora tendra que seguirlo hasta su hogar para recibir su dinero prometido por el trabajo. Busca en su bolsa las monedas que le quedan y se pregunta si tendra suficiente para comprar alguna planta de curacion y conseguir informacion. Pretende preguntar por el grupo de jinetes que se separo aqui y que llevo a uno de ellos a adentrarse solo en las montanas nevadas.

" A partir de este sitio, dejaremos la zona civilizada, asi que no creo que sea util el dinero mas alla de este pueblo. Ire a buscar plantas curativas y algo de informacion acerca de esos jinetes. Por si alguien quiere acompanarme"

-Pues vamos a coger ropa de abrigo para nosotros y las monturas ¿no? Y ya habeís oído, unas raquetas nos vendrán bien.
Como no tengo gran pericia me iré a acompañar a Yuki, a ver si conseguimos alguna cerveza rica.
-Te acompaño amigo "Yusi". Me da la impresión que nunca me acordaré de su nombre.

Gastáis las últimas monedas de Nadec en ropas de abrigo, raquetas de nieve y provisiones. También lográis haceros con un poni peludo a cambio de vuestros caballos, inútiles a partir de este punto y los lugareños, una vez confiados con vuestra presencia, resultan ser más habladores de lo que cabría esperar.
Practicamente toda la aldea vio llegar a los forasteros antes que vosotros. Los describen como un grupo d ehombres desesperados, uno de ellos herido, que parecían tener una pria loca por encontrarse con Lady Frida, o Nuestra Señora de las Montañas, como ellos la conocen. Lady Frida es real, una figura cuasi divina capaz de comunicarse con las bestias y que castiga con la muerte a los cazadores que matan anmales en esas montañas. Cuando está de mal humor arroja rayos y avalanchas desde las alturas pero cuando está contenta se la puede oír cantar en el viento que desciende sobre la aldea.
Pero los aldeanos también hablan sobre un demonio que habita las montañas. Una bestia que nadie ha sobrevivido para hablar sobre su aspecto y que ha destruido aldeas enteras con su furia.

Me reconforta poder tener ropa de abrigo y material adecuado. Estoy deseando partir y recordar tiempos de juventud, no sé si mis compañeros tendrán ganas de salir ya, pero en cuanto antes salgamos, mejor.
Está claro que ese desalmado nos estará esperando en algún sitio, bicho malo... En fin, habrá que estar atento y esta vez, esta vez, no se me escapará.

Una vez preparados para el frio y el viaje que nos espera, ensilla su caballo.
" Yo estoy listo, cuando quereis salimos"

Me arrebujo en el manto grueso mientras el vaho dibuja volutas frente a mi cara con cada exhalación.

- Asegurémonos de llevar comida de sobra- advierto con una mueca- Si esa milady se toma tan mal que cacemos ahí arriba será mejor evitarlo. Aunque con nuestra suerte seguro que nos encontramos antes con la bestia que con la bella.

No sé por qué he hecho esa metáfora tan boba. A lo mejor la altura y el frío me están afectando a la cabeza.

Los aldeanos se despiden de vosotros como si ya no os fuesen a ver jamás. Y cuando os adentráis solos en los escarpados senderos cubiertos de nieve que llevan hasta la cima de la montaña comprendéis el porqué.
Desfiladeros helados y barridos por el frío viento amenazan con arrojaros a profundas simas heladas, laderas propicias a aludes capaces de enterrar a todo un ejército bajo la nieve, rastros de bestias salvajes más grandes que cualquier hombre... Y ese frio incesante que a pesar de vuestras ropas de abrigo os cala hasta los huesos.
Cuando cae la noche estais agotados por el camino y os d amiedo mirar atrás por si descubrís que no habéis avanzado tanto como desearíais. Levantais un pequeño campamento al resguardo de una pared de roca y os preparáis para pasar la noche.

Pero algo extraño sucede mientras estais descansando. os da la sensación de que el viento trae ahora una melodía. Parece una voz femenina acompañada por un laúd, aunque no sois capaces de identificar ningún matiz de la canción ni de saber de qué dirección viene. Quizás si avanzarais un poco podríais seguir la melodía, pero caminar a oscuras en medio de la nieve podrías ser mortal.

" Vosotros también escucháis esa melodía o es mi imaginación?. 

No sería buena idea dejar el campamento en medio de esta oscuridad. 

"Si queréis averiguar qué es, podríamos usar cuerdas para ir unidos y llevar antorchas para no perdernos. "

Digo al grupo mientras me pregunto si fuera del abrigo de la pared de roca, podrían apagarse las antorchas mientras nos movemos hacia donde proviene la melodía.

-No parece buena idea moverse de noche, pero nada nos dijeron los aldeanos de esa música y creo que es lo que estamos buscando
Me preocupa ir con prisas a última hora, pero parece la opción más factible. También espero aún la emboscada del maldito rival de nuestro patrón.

Asiento ante las palabras de Yuki, lo que dice tiene sentido.

- Yo puedo dar un paseo por ahí afuera, pero podría perderme en la oscuridad o caerme por cualquier agujero oculto en la nieve -hago un gesto hacia Yuki- Pero si estoy encordada y mantenéis el enganche tenso, puedo alejarme un poco para intentar saber al menos de dónde viene esa música. No podemos adentrarnos ahí a lo loco pero tampoco dejar pasar esta ocasión de averiguar algo. Al fin y al cabo de música va todo esto ¿no?

Salís de vuestras tiendas para enfrentaros al frío y al gélido viento y atais a Vindala, más ligera que los otros y por lo tanto más fácil de arrastrar si las cosas se ponen feas, al extremo de una cueda. Los demás señalizais con antorchas el campamento y aseguráis la zona por si hubiesen animales salvajes, aunque dudais de si los mismos lobos de invierno saldrían en una noche como esta.

La cuerda no da mucho de sí, pero Vindala puede oír como una hermosa voz acompañada a la perfección por un laúd es difundida por los vientos. La música se hace más clara en una dirección en concreto dejando distinguir delicadas notas y elegantes frases tejiendo tapices oníricos con historias de amor, anhelo y desesperación.

La música cesa al cabo de un rato pero parece bastante claro que esta no provenía del sendero por el que estabais ascendiendo si no de otra ruta, quizás más peligrosa que ataa hacia la cima.