Partida Rol por web

Ambos cadáveres llevan las mismas pertenencias: Varias monedas, algo de comida y agua y las mismas ropas que llevaban cuando os los encontrásteis en el desierto. Además, portan vestimentas de piel impermeable que les hacen parecer, al menos en la distancia como nómadas.
Sus compañeros les han abandonado sin duda, así que no os queda otro remedio que curar vuestras heridas y continuar con el viaje.

Seguís cabalgando a paso lento sumidos en el paisaje de niebla y lluvia. Aunque las condiciones no son tan duras como en el desierto, la humedad hace que vuestras ropas se vuelvan pesadas y el lento avance va mermando lentamente vuestra esperanza de encontraros con esos Crines Rojas. Los pocos habitantes del erial con los que os cruzáis se muestran esquivos y los pocos con los que lográis hablar se vuelven huidizos o directamente hostiles cuando les preguntáis por la tribu de los Crines Rojas.
Cuando empezáis a pensar que andais detrás de una simple leyenda, la noche os sorprende a pocos metros de los que parece ser un gran campamaneto, seguramente una tribu al completo que descansan junto a un arroyo.

-Creo que deberíamos acercarnos amistosamente invocando derecho de hopitalida a ser bien acogidos. Qué es lo que tienen que hacer todas las tribus a los viajeros. No creo que nos rechacen, esperemos que Bahar no haya pasado antes por aquí.

Asiento calmada. Por un momento considero la opción de adelantarme y explorar, pero un campamento así seguro que tiene una vigilancia permanente y nos han visto llegar desde mucho antes de descubrirlos.

- Tal vez sean éstos los Crines Rojas -comento- Aunque me parece que deberíamos dejar al mercader pico de oro el honor de hablar. 

Le lanzo una sonrisa burlona aunque amable. El muy mal nacido se ha ganado mi respeto, desde luego.

- La última vez que me he acercado amistosamente a alguien ese alguien ha intentado hacer de mi un pincho de carne cruda... – Digo mientras jugueteo con uno de los agujeros de mis ropajes. - Quizás Nadec y el Laud deberían quedarse a buen recaudo mientras no comprobemos en qué clase de campamento nos metemos. Cemabi podría protegerlos y Vin podrías venir conmigo, si alguno tiene que huir o ir a buscarlos cuando todo esté tranquilo tu eres nuestra mejor opción. – Dicho esto me acerco al campamento esperando que al menos Vin me siga, estoy cansado y me imagino a Bahar detrás de cualquier roca esperando para emboscarme, cada rama o hierbajo que piso me suena a una flecha abandonando un arco. Fuerzo la vista en el campamento, en los motivos de las tiendas, en el material del que están hechas y en la cantidad de gente que debe albergar para reunir información antes de presentarme.- Como dudo que te parezca bien hacer el papel de esclava o concubina serás mi guía, yo haré de Nadec, por si hay que temer represalias. Ve delante mío, pon cara de asco pero de firme devoción hacia mi persona y no hables – Le digo a Vin, espero a sonreír a que me avance con su caballo.Al llegar al campamento ya he adoptado la postura de un rico mercader hastiado de tanto viaje. – ¡Bienhallados seáis en esta húmeda y oscura noche! La rica y poderosa familia Ascand, os saluda y os trae presentes. - Arrojo al suelo los vestidos impermeables y demás pertenencias de los difuntos compañeros de Bahar – Deseamos compartir el pan, la sal y el vino con vosotros, hacer negocios, conocernos y beber hasta aullarle a la luna - Y compartir nuestras mujeres – Empleo el lenguaje que crea que pueda ser mejor entendido por los desconocidos mientras me concentro en el bastón por si las cosas se complicaran.

Acepto de mala gana, ya que pienso que es mejor ir todos juntos, pero estos dos "vidillas" demuestran siempre que estas cosas tienen razón.

A pesar de las evidentes buenas intenciones de Malakias, los nomadas se muestran suspicaces al veros y echan mano de sus hondas y jabalinas, aunque sin llegar a prepararlas para atacar. En cuestión de segundos varios jóvenes a caballo se colocan entre vosotros y el campamento, dejando claro que no sois bienvenidos.
Pero de pronto una voz a sus espaldas les hace cambiar de actitud.
-¡Khon, Frank, ohseviv, yamehor! -dice un miembro más anciano de la tribu, haciendo que los jóvenes relajen sus músculos y luego os invita a avanzar.
-Perdonad el ímpetu de nuestros jóvenes, forasteros. Los Corteza de Crdro hemos pasado grandes dificultades en el pasado y somos gentes recelosas. Pero aceptaremos con gusto vuestros regalos. Sentaos junto al fuego.

Yo hubiera preferido mantenerme más atrás, pero opto por no discutir y avanzo. No me cuesta poner la cara de asco y aprovecho el momento en que sobrepaso al mercader para mostrarle mi dedo corazón en todo su esplendor. Será un mago poderoso, pero es también un capullo integral, petulante y presuntuoso.

Cuando llegamos al campamento hay un momento en que me temo lo peor, y deseo haberme mantenido a distancia y escondida, pero un golpe de suerte parece salvarnos de ser linchados ahí mismo.

Hablar no es lo mío, pero acepto la invitación intentando mostrarme cortés y agudizo los sentidos para intentar entender qué es lo que está pasando.

- Sin el ánimo de ofender no existe ofensa posible. Lamento las vicisitudes del pasado, pero me honra afirmar que, si todos los miembros jóvenes de la tribu son como estos cuatro, pronto dejaréis la mala época atrás. Permitid que mi guía busque al resto del grupo, no sea que se pierda en la niebla. – Digo mientras hago un gesto con la cabeza a Vin.

De camino al fuego me muestro respetuoso, pero seguro de mi mismo, avanzando con seguridad usando mi cayado más como símbolo de autoridad que de apoyo. Observo el entorno para calcular el poder de esta tribu, con que productos podría comerciar, que necesidades puede tener. Mi voz es firme, mi mirada a ratos altiva, cambia al dirigirme a los miembros más ancianos de la tribu, como si estuviera aceptando su hospitalidad como un honor. - Le estoy cogiendo el gusto a eso de actuar, deberé inventarme más excusas para alargar el montaje.

Aunque la tribu acepta vuestra presencia junto a ellos, su actitud sigue siendo recelosa y algunos hacen signos mágicos de protección cuando les miráis. Solo el viejo Balash accede a hablar con vosotros.
-No deberíais haber nombrado a los crines rojas tan facilmente. Para muchos son solo una leyenda, pero en cualquier caso son muchas las historias que se cuentan sobre ellos. Algunos dicen que montan sobre caballos demoníacos, que se alimentan de sangre humana y otras atrocidades... Pero yo no les creo. Yo vi con mis propios ojos a los Crines Rojas cuando solo era un niño y creo saber donde se ocultan. Para encontrarles debéis seguir el curso del río Stresh durante diez días, hasta encontrar un profunda garganta abierta por sus aguas. En su interior los encontraréis.
El anciano no parece dispuesto a hablar más, limitándose a aceptar vuestros regalos y vuelve a sus quehaceres.

-Me parece convincente su explicación y me gustan estos amigos. Yo intentaría contratar algún guía si se les enseña el dinero.
Estoy con ganas de arrancar pronto
-También sería bueno si ha visto a esos desgraciados y Cobarded traidores.

Me encojo de hombros mientras estudio a los nómadas.

- Si hablan de esos crines rojas como lo hacen, me sorprendería que alguno aceptara venir con nosotros. Parece gente muy supersticiosa. Aunque tal vez algo de oro y la afilada lengua del mercader les hagan cambiar de opinión. Yo me centraría que conseguir provisiones y salir de aquí rápido antes de que nos atrapen... ¿alguien les ha preguntado si han visto al otro grupo?

Agradezco tus palabras, venerable Banash, quisiera compensar esta oportunidad que nos ofrece con otra oportunidad para vosotros. – Aparto el cabello de mi frente y finjo estar buscando alguna opción – Quizás… Se que el viaje que emprenderemos es peligroso, pero también lleno de oportunidades para la fama, el honor y el conocimiento, todo cosas que harían crecer esta tribu menos gloriosa de lo que merece. Alguno de los jóvenes y valerosos corteza de Cedro podría acompañarnos para viajar más seguro y volver para contaros lo que allí descubriera. – Quizás deba añadir algunas monedas, llegado el caso seguro que el mecenas pagará, será divertido "tener" que mantener la pantomima si un Cedro nos acompaña, jajaja…

Acabada la conversación, saboreo lo que pueden ser los últimos instantes de mi representación mirando por encima del hombro a mis compañeros y sonriendo antes de reemprender el viaje.

El veterano nomada medita durante unos momentos y después se dirige a otro de su tibu, más joven y sin duda un hombre de armas debido a su forma física y actitud. Discuten durante un momento en una lengua desconoida para vosotros y cada vez su tono e smás amenazador. Por un momento os arrepentís de la propuesta ya que parece que se vaya a producir una crisis interna en el clan, pero de pronto y sin previo aviso la discusión cesa. Balash se levanta y se dirige a vosotros.
-Mi hermano Toren ha decidido que un viaje hasta las tierras de los Criner Rojas no precisa de ayuda militar si no de un guia espiritual. Es por ello que yo mismo os acompañaré. Además, llevo ya muchos años dejándome llevar y ya va siendo hora de viajr por mi cuenta de nuevo.
Y así os despedís de esta curiosa tribu, acompañados por su más sabio miembro, y emprendéis el camino de nuevo.

El cauce del rio Stresh no está lejos del campamento y a partir de ahí, seguirlo es tarea fácil. La compañía de Balash os resulta reconfortante pues parece conocer la zona a la perfección y así evitais las zonas con marismas y las guaridas de los terribles nalagrum, unos enormes gusanos capaces de engullir a un hombre y a su montura con facilidad.
Continuais durante unos días bajo la incesante llluvia sin ver ni rastro de nomadas ni de Bahar y sus hombres hasta que llegáis a una profunda garganta abierta por las aguas del Stresh durante miles de años.

Los acantilados están separados casi un kilometro y medio en la parte superior. Abajo, la niebla lo cubre todo, lo que agradeceis ya que aunuqe el descenso es angosto, escarpado y resbaladizo, hay numerosos asideros gracias a recios manojos de hierba. Finalmente llegáis a la vista de una aldea, allí donde los vapores brumosos empiezan a remitir. Está formada por unas cuarenta casas alejadas del río. Hay numerosas canoas en la orilla y aunque es imposible contar a sus habitantes, podrian oscilar entre las setecientas u ochocientas personas, quizás un millar.
-Como podéis ver -comienza a decir Balash- todo lo que se dice sobre los crines rojas es mentira. Simplemente son una tribu que dejó de ser nomada para asentarse en un buen enclave comercial, con lo que desato una serie de habladurias que se extendieron por todo el erial. Yo lo sabía, aunque nunca pude venir hasta aquí.
Los crines rojas que salen a vuestro encuentro no parecen temeros ni muestran la misma actitud beligerante que los Cortezas de cedro; al contrario parecen divertidos con vuestra presencia y bromean en su lengua natal mientras señalan vuestros caballos y ropas que en comparación con los suyos, parecen pobres y descuidados. Después os invitan a visitar su pueblo y se marchan.

Me estiro un poco la ropa y trato de sacar el polvo del camino a palmadas. Es inútil. Ya ni recuerdo la cantidad de tiempo que hace que no puedo dormir en una cama mullida y darme un baño caliente... temo incluso ver mi reflejo en un espejo.

- Creo que deberíamos empezar por buscar una posada -apunto, con voz cansada- es un sitio tan bueno como cualquier otro para empezar a indagar y un sitio tan grande como éste dedicado al comercio debe tener al menos una.

Aunque tengo ganas de beber cerveza como un condenado a galeras, tengo la mosca detrás de la oreja y creo que nos enfrentamos a un rival sin ningún escrúpulo y que nos matará en la siguiente oportunidad, así que decido realizar una revisión del perímetro para ver como leches nos cazó en la última emboscada.
-Aunque mataría por un hidromel, voy a ver la zona que no haya nada peligroso. No me ha gustado como nos emboscaron la última vez y aquí hay gato encerrado.
Eso sí, si en mi inspección hay alguna cantina, una jarra me vendrá bien para refrescarme.

Perdida la emoción por encontrar la mítica tribu y la fuente de su poder, la tensión del viaje vuelve a hacer mella en mi, no se si me tensiona más saber de Bahar o no saber de él.- Supongo que no haber sufrido ninguna emboscada en el banco de niebla es buena señal - ¿Enclave comercial? No se que mercader se atrevería a cruzar con carretas por el camino por el que venimos, supongo que debe conectar con otros lugares más civilizados que el que dejamos atrás... ¿Aquí seguirá lloviendo de la misma manera? Supongo que si no temieran la crecida del río las casas estarían más cerca de él, en fin... Será mejor que nos pongamos a buscar al dichoso trobador. - Me rehago lo cola por enésima vez y acompaño a Balash en su paseo por la ciudad, esperando que me ayude a encontrar algo de información. Los observadores me tensionan, esperaba pasar más desapercibido, paso más tiempo buscando el peligro por encima de mi hombro que atendiendo las explicaciones de los lugareños. 

Te encuentras en una de las tabernas al aire libre de la zona del mercado del poblado de los Crines Rojas. Llegaste aquí escoltando a un mercader al que le salieron mal los negocios y no tuvo suficiente dinero para contratarte de vuelta, así que llevas un par de días apurando tus ganancias a la espera de otra oportunidad. Casi habías tirado la toalla cuando un joven algo extravagante aunque sin duda muy viajado, por sus ropas y aspecto se acerca a ti.

-Saludos extramjero. Veo que como nosotros no eres parte de los Crines Rojas. Tienes aspecto de saber usar un arma y en nuestro grupo andamos escasos de brazos fuertes. ¿Te interesaría acompañarnos en un pequeño viaje que estamos realizando?

Yuki le miro de arriba a abajo. Hacia dias que esperaba una oportunidad como esta, pero no queria parecer desesperado.
Enfundado en su coraza lacada en azul al modo de su tierra en oriente, mientras contestaba acariciaba los pomos de su espada ancha y su espada corta que llevaba a cada lado de la cintura.
-"Su oferta llega en un buen momento, y sin nada mas por hacer aqui, acepto hacer ese viaje. Solo antes de empezar, podria darme mas detalles? A donde viajo? Cual es mi cometido? Y lo mas importante cuanto sera la paga?. Por cierto mi nombre es Yuki, de Eshmir"