Partida Rol por web

El hombre los mira como intentando juzgar si puede confiar en ustedes, le hace una reverencia a Josep y les sonríe.

A la señora le gustan los hombres bien hablados y a l parecer su compañero es uno de ellos, quizás pueda persuadirla de que les de una breve entrevista.

El hombre se giró y caminó hacia la mansión. Por unos minutos el hombre los dejó solos con los guardias armados, la tensión empezó a aumentar mientras ninguno de los dos grupos estaba muy seguro si podía confiar en el otro. Tras unos minutos el mayordomo empezó a caminar hacia la reja y se volvió a meter en su garita sin decirles nada. En ese momento las rejas empezaron a abrirse y el mayordomo salió a su encuentro.

La señorita Carley está en el comedor de la casa y los recibirá en un momento.

Al llegar a la casa vieron otros dos hombres armados en la puerta, pasaron tras las grandes puertas de pesada madera y entraron en una de las casas más lujosas que vieron en su vida.

De una de las puerta que daba a una habitación salió una mujer  joven de 26 años que si bien vestía elegantemente se notaba algo preocupada e incomoda por la situación. Lo primero que hace es darles una pequeña reverencia y decir.

Buenas tardes señores ¿hay algo que pueda servirles?

Enseguida, trás decir esto se acomoda en un asiento y como una perfecta señora de negocios pone las manos sobre la mesa.

Tengo entendido que tienen información sobre mi hermano, además me han dicho que uno de ustedes era amigo de mi hermano... lamentablemente no soy de las más grandes fanáticas de las amistades de mi hermano, pero usted es un invitado en mi hogar y no puedo sino que mostrarle respeto.

Los mira y con un suspiro dice.

¿Que quieren saber de él?

A llegar a la mansión, Peter observa cuidadosamente la escena que se desarrolla ante sus ojos, hombres armados, perros guardianes

Toda seguridad es poca...algo pasa

Instintivamente se lleva la mano a su pistola, pero poco a poco la coloca de nuevo en su posición original

No corremos ningún peligro, al menos de momento

Cuando le nombran, Peter saluda con una leve inclinación de cabeza

-Sí, nuestro interés es meramente profesional y sólo queremos ayudar a la familia, no tenemos ningún morboso interés

Al entrar en la mansión, Peter se quita el sombrero y observa a su alrededor con detenimiento. Al entrar la señorita Carlye Peter se queda quieto, esperando a que Browne diga algo

Erica sonríe ante el comentario de Peter.

¿Algún morboso interés? Supongo que si ese fuera el caso no hubieran venido hasta aquí, los diarios están dandose un festín con la muerte de mi hermano. Si les interesaría esos detalles no se hubieran tomado la molestia de venir hasta aquí.

La joven suspira y dice sin dirigirse a nadie.

Si no se hubiera juntado con esa negra las cosas serían muy diferentes... no es que sea una persona racista, pero ya saben como son ellos, con su música de blues y sus bares ilegales. Los negros siempre están metidos en algo malo, ya sea trafico de alcohol o viajes a lugares distantes del mundo de los que solo vuelve como un cadaver.

La rubia pone cara de asco y los vuelve a mirar.

Bueno ¿que querían saber?

-Disculpe, señora Carlyle, estamos aquí todos por la preocupación que nos ha provocado la desaparición de su hermano. Hemos recibido unas noticias confusas sobre personas que estaban al tanto de la expedición, y queremos desentrañar este enigma- En definitiva eso era lo que tenían todos en común en este variopunto grupo, y también era la causa de su presencia aquí: la curiosidad era el gran motor para todo investigador-. Nada de morboso interés, nada de diarios sensacionalistas, ni de sabandijas periodísticas, sino solo la fraternal amistad forjada con el correr de los años y nuestro amor por la ciencia y el estudio de la civilización.

Después del comentario de la mujer sobre los negros, Will no puede dejar de recordar la escena de anoche. A buen seguro causaría una vívida impresión en la mujer, pero hablarle de asesinatos rituales y sectas de negros locos no era la mejor idea.

-¿Mujer negra?, decís. En efecto, me llama la atención que un correctísimo caballero conocido por sus dotes para la arqueología y para la antropología, se haya desviado de los luminosos senderos de la razón en pos de los depravados vicios de los salvajes. ¿De quién se trataba?, si me permite la pregunta.

Sonriente por conseguir la aprobación del guardes y no solo eso si no ser elogiado por sus modales. Josep se quedo en un segundo plano, ahora que la señora ya estaba con ellos, al parecer el tema de los negros venia de lejos, pero como el resto de sus compañeros el farmacéutico espero paciente a que fuera su colega Will quien hablara, para no atosigar a una mujer con la muerte de un familiar tan reciente.

-Pues es guapa esta mujer, ¿Estará casada? -Dejando a otro hablar del tema para poder unirlo de alguna manera con lo sucedido anoche, Paulov prefería ocupar sus pensamientos en otros temas menos importantes pero que no podía evitar, pues pensar de vez en cuando en banalidades le ayudaba a continuar con esa loca empresa.

La mujer mira a Will con una sonrisa y con movimientos firmes para recalcar lo que dice le comenta.

¡Exactamente eso es lo que pienso yo! La negra tenía un nombre raro, vieron como son ellos que vienen a invadir nuestras ciudades y siguen con sus nombres raros, como si Nueva York fuera una parte más de su tribu. Creo que se llamaba algo como Meru, Leru o... Ahora me acuerdo M'Weru era su nombre.

Tras decir eso se queda en silencio y se agarra la cabeza.

Mi hermano empezó a dormir mal desde que la conoció, varios días me decía que en sueños algo parecía llamarlo y pedirle que haga algo, pero nunca me explicó lo que querían que haga. Igual lo peor no era eso, sino los gritos con los que se despertaba, parecía como si lo estuvieran torturando o algo así.

Mientras habla un par de lagrimas salen de sus ojos.

Pero fue mi culpa, su desaparición fue mi culpa. Como lo veía tan afectado le pedí que vaya con el doctor Robert Huston, creía que el doctor lo podía ayudar pero hizo todo lo contrario. Desde que fue a hablar con él estuvo más seguro de que tenía que irse a una exploración a África. Los últimos días que estuvo aquí pasó leyendo unos libros extraños.

Golpea la mesa con bronca y se acomoda con un esfuerzo de autocontrol.

De todas formas esto debe ser culpa de la negra, si él no la hubiera conocido nada de esto hubiera pasado, cada vez que la veía venia afectado, lo peor es que lo único que decía era que había ido a algún lugar en Harlem pero no pude sacarle nada más.

Al observar los alrededores no notas nada raro, es una clásica casa de familia adinerada y por más que tiene la clásicas decoraciones ostentosas no hay nada "raro" que ver.

Las palabras de la joven llamaron de inmediato la atención de Peter

-Perdone que le interrumpa ¿que algo le llamaba en sueños?, ¿podría ser más clara al respecto?, ¿que libros eran los que leía su hermano?, ¿podría echarles un vistazo?, tal vez en ellos podamos encontrar alguna pista de lo que está pasando

Solomon se miraba boquiabierto la exhibición de poder y de riqueza que había en esa mansión. Ahora mismo se sentía como un friegaplatos entrando en las cocinas de la Casa Blanca.

En África había aprendido la futilidad que tenían la mayoría de pertenencias físicas, pero tampoco quería juzgar de antemano a esa familia. Al fin y al cabo Roger lo había dejado todo para explorar el continente negro y eso era un hecho que Solomon admiraba.

Oyó como Erica decía que su hermano había visitado a menudo el barrio de Harlem y eso despertó a Solomon de sus divagaciones personales.

“Ojalá nos dejase ver esos libros que tanto captivaron a Roger Carlyle, seguro que nos serían de gran utilidad”.

Los únicos libros que despertaban alguna vez su interés eran los de cuentas, después de todo su trabajo de fin de carrera consistió en un método innovador de regularización contable que, más de uno de sus compañeros, tachó de excesivamente normativo y poco flexible; a lo que él tuvo que responder: "las cuentas claras son de recibo".

Anécdotas aparte, aquel sobrecogedor enclave, tan lejano de la granja tejana en la que se crió, le parecía por una parte el fin último al que aspirar, pero también se preguntaba, no sin temor, lo que hacía falta ser capaz de hacer para llegar a amasar una fortuna tan evidente. El sino del joven Carlyle cada vez se le antojaba más y más tétrico, sacó con total mutismo su pequeño cuaderno de notas y apuntó el nombre de la citada junto a la palabra Harlem.

Si no hubiese estado tan preocupado por los acontecimientos que estaban viviendo habría podido disfrutar mucho más de aquella visita.

Will asintió a las palabras de Carter.

-En efecto, puede que en aras de desentrañar los tristes acontecimientos acaecidos nos convenga aproximarnos a esos volúmenes. Tenga presente que un ojo profesional como el del señor Carter aquí presente y el de otros de este grupo preocupado por el destino de vuestro hermano, entre los que humildemente me incluyo, pueden hallar información valiosa que a ojos inexpertos pueden pasar desapercibidos.

Will apenas pudo ocultar su interés por conocer esas lecturas.

-Por otro lado, tal vez fuera conveniente consultar la causa de esa inquietud con el doctor Huston mencionado por usted. ¿Cabría la posibilidad de que nos indicara la ubicación de su consulta?

Lo cierto es que el panorama parecía cada vez peor. Es como si Carlyle hubiera estado rodeado de pirañas esperando a su presa.

Erica los mira con una sonrisa irónica.

¿Así que les gustaría hablar con el buen doctor? Bueno, el buen doctor fue uno de los que se fue con mi hermano y en lugar de ayudarlo como debía haber hecho se le ocurrió la brillante idea de acompañarlo en ese viaje.

Se gira y mira Will.

¿Quieren ver los libros de mi hermano? Sería un placer acompañarlos a la biblioteca a ver que pueden encontrar allí.

Al entrar en la biblioteca ven las cosas que esperarían en un lugar así. Un par de sillones, mesas y lamparas de lectura, ceniceros y escupideras, una chimenea de hierro al estilo victoriano muy elaborada, una mesa de billar de teca con el sobre de pizarra y varios miles de volúmenes protegidos por vitrinas  sin cierre por todas las paredes.

Allí ven las obras completas encuadernadas en piel de, Trollope, Dickens, Bulwer-Lytton, la señora Radcliffe, Francis Parkman, Ralph Waldo Emerson, las primeras obras de George Washington Cable, y otros prohombres de la cultura del último siglo. Otra sección contiene obras de oscurantismo, pero todos son relatos ordinarios y recopilaciones de magia tradicional. En la pared norte hay una gran vitrina llena de antiguos libros de referencia en francés e inglés, entre los que destaca una antología poética de Poe.

En la pared norte hay una gran vitrina llena de antiguos libros de referencia en francés e inglés, entre