Partida Rol por web

Los Caprichos de las Nornas

Capítulo 3: Esclavitud

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08/06/2016, 18:05
Director

Notas de juego

Continuad conversando hasta el viernes, desarrollando los planes y el viernes siguiente post. ;)

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08/06/2016, 22:24
Erik Kodranssen

La astilla habia aparecido como un regalo de los Dioses, pero habiamos estado poco atentos. No volvería a pasar. En cuanto vuelva a la cabaña esta noche, me fijare en los clavos, buscare los que tengan las cabezas mas visibles y cuando los hombres empiecen a roncar, comenzare a arañar la madera para liberar la cabeza del primer clavo, para despues intentar hacer palanca con los grilletes y sacarlo totalmente.

Ire paso a paso, no pensare en dos hasta tener uno. Confiemos en que los dioses nos sonrian de nuevo, sabremos merecernos su apoyo y aprecio. Lucharemos.

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10/06/2016, 01:00
Haakon Rasmussen

- Ves enemigos hasta en las sombras Uthred. No te culpo, tras todo lo que hemos pasado... - de forma inconsciente miré hacia los guardias, esperaba que en cualquier momento nos mandasen a trabajar de nuevo - pero Aitet ya nos tiene cargados de cadenas, y las vidas de nuestras mujeres niños y ancianos en sus manos, así como las nuestras propias; no necesita engaños ni argucias para dominarnos mientras disponga de ambas cosas. -

Pensé una vez más en lo poco que sabíamos y habíamos visto de la esclava. Era hermosa, pero estaba relegada a las simples tareas de cualquier mujer o sirviente, y creía en nuestros mismos dioses, o al menos así era en el pasado, aunque ahora les culpase de su destino. Fuera como fuese, no había percibido ninguna intención oculta en sus palabras.

- Se precavido si quieres, pero al igual que ves con claridad el daño que nos podría causar, te pido que pienses en la ayuda que nos podría ofrecer si estuviera de nuestra parte. -

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10/06/2016, 11:49
Harald Erikssen

Me había sumido en un estado de languidez tal que apenas si participaba de las conversaciones de mis compañeros.

Cuando aquella muchacha nos repartió la comida, traté de esbozar una sonrisa, aunque mucho me temía que solo lograse una mueca. Tomando el frugal alimento, permanecí con la cabeza gacha mientras prestaba atención a la charla en la que mis amigos trataban de obtener información, procurando no perder detalle alguno y así cuando se fue la chica y Uthred expuso sus reticencias, pude intervenir:

Uthred, me inclino más a pensar como Haakon. El dolor que se refleja en su rostro me parece real y creo que bastaría para ayudarla a vencer su miedo y que colabore con nosotros si logramos urdir algún plan. No me parece Aitet el tipo de persona que se gane el aprecio sino más bien que domina por el terror.

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10/06/2016, 12:18
Uthred Svensson

   Negué con la cabeza con cuidado de no llamar la atención de los guardias.

   - No... no me habéis entendido. Claro que nos puede ser útil, de echo su presencia es un soplo de aire fresco. Solamente me ponía en lo peor. Compañeros hay que pensar en planes alternativos, y Siggy puede beneficiarnos de muchas maneras. Si está con nosotros mejor, la liberaremos también. Pero si Aitet la utiliza en nuestra contra, también podríamos aprovecharnos de ello. Es... aprovecharnos de nuestras circunstancias, aunque éstas sean malas para nosotros. Solamente intentaba pensar... en alternativas por si se diera el caso.

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10/06/2016, 18:05
Director

La tarde llega y con ella la oscuridad. El sol, o lo que parece que es el sol entre un mar de nubes, va bajando por el horizonte y la luz cada vez es menor. Como siempre, cuando la oscuridad amenaza con devoraros, los guardias, que se han ido relevando periódicamente, os devuelven a la caseta.

Vuestros pasos son lentos. Pesados. Casi arrastrando las raídas y mojadas botas. Las manos os duelen. Los píes apenas los sentís por estar calados desde la mañana. La espalda. El cuello. Los hombros. La cabeza. Todo vuestro cuerpo es un festín de dolores, molestias, agujetas y tensiones.

Pero sabéis que no os queda otra. Las cadenas ya no os pesan, pues son parte de vuestra carga diaria. Pero su mordisco, frío y certero, se clava en vuestra piel dejando heridas y marcas a su paso.

Volvéis a la caseta y allí oís a las mujeres en la habitación de al lado. Han llegado antes que vosotros. Pronto el campamento quedará en silencio y podréis charlar con disimulo antes de dormir y descansar para aguantar el día siguiente. Sabéis de sobra que aún os queda mucho por sufrir y muchas noches como esclavos. Pero un día...

Notas de juego

Os dejo un turno para que charléis antes de pasar al día siguiente.

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13/06/2016, 01:24
Haakon Rasmussen

Las dolorosas sesiones de trabajos forzados se estaban convirtiendo en una horrible rutina. Volver a la cabaña donde nos dejaban dormir era nuestro único momento real de descanso, pero solo de imaginar que al día siguiente, y a todos los que quedasen por venir, nos esperaba la misma tarea desagradecida que nos imponían nuestros captores nuestros ánimos decaían.

Intenté concentrarme en otra cosa para olvidar aquél sentimiento de vergonzosa impotencia, pero fue en vano, el mismo pensamiento volvía a pasarme por la cabeza más tarde o más temprano. A pesar del cansancio, me forcé a seguir hablando para apartar aquellos pensamientos.

- Aitet... ¿en qué creéis que está pensando? Mantenernos en invierno le saldrá caro, por mucho que nos ponga a realizar las tareas más pesadas. Mencionó que no podía transportarnos porque el mar era muy arriesgado, pero si quisiera seguro que podría habernos enviado a alguna ciudad por tierra. -

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13/06/2016, 11:47
Harald Erikssen

Tras otra jornada de duro y tedioso trabajo, sólo interrumpido por aquella muchacha, volvimos a la cabaña, ateridos de frío y agotados. Pensé en comunicar con Ishild, pero seguramente no hubiese novedades, o ella ya se habría puesto en contacto con nosotros, de manera que desistí. Pensaba en dormir, cuando Haakon preguntó:

No sé, quizás ellos también sean unos desterrados. Es posible que hayamos caido en manos de unos bandidos que no puedan internarse en tierra porque sus propias cabezas dependen de ello.

Sabía que estaba especulando, que no tenía ningún dato que apoyase mis palabras.

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13/06/2016, 19:01
Erik Kodranssen

-Yo creo que estamos aqui esperando a que el tiempo sea mas favorable. No se si Aitet estara esperando simplemente buen clima para navegar o tambien esta pensando donde llevarnos para vendernos a mejor precio. Caimos en sus grarras como un regalo, le sorprendimos gratamente. Ahora trata de decidir que es lo mejor para su bolsillo con respecto a nosotros. El invierno no sera bueno para el si nos mantiene, pero seguro que nuestro precio es menor en invierno tambien.

Quizas Siggy pueda contarnos algo en este aspecto, pero en cualquier caso, yo seguire tratando de "desajustar" los grilletes y sacando clavos de las paredes. No podremos atacar abiertamente, pero un mal arma es mejor que ningun arma llegado el caso.

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13/06/2016, 19:27
Director

Un nuevo día amanece. Las palabras el día anterior fueron escasas. La gente no tenía ganas de malgastar sus fuerzas y la mayoría ni siquiera hizo ademán de seguir vuestra conversación. Todos os sentís agotados. El suelo cada día parece más duro. Cualquiera diría que llegar destrozados a la cabaña os debiera hacer dormir en cualquier sitio. Pero lo cierto es que no es así.

Vuestros cuerpos han terminado unos al lado de otros. El frío de la noche ha sido especialmente helador y los cuerpos han buscado, incluso dormidos, el calor del vecino para pasar la noche.

La oscuridad o quizás la mala suerte han hecho que el trabajo de Erik por obtener un clavo haya sido, cuando menos, desesperante y agotador. Pero el trabajo hasta caer rendido ha dado resultado y un clavo está en su poder. Un clavo largo, herrumbroso, pero potencialmente peligroso usado con cabeza.

Los guardias abren la puerta y vuestro desfile hasta la playa se repite. El viento, la arena, el agua. Todo sigue igual. Todo sigue molestando, ateriéndoos de frío, rasgando vuestra piel. Pero es lo que toca. Poco a poco un plan se va tejiendo.

Volvéis a pasar el día entre barcos. Frotando, rascando, limpiando. Uno de ellos está terminado. Siggy vuelve a traeros comida, pero su estancia entre vosotros es escasa. Cuando cae la noche volvéis a la chavola.

Al dia siguiente, todo se repite. Así durante una semana. Los esfuerzos por comunicaros con Siggy han sido en vano. Siempre vigilada. Nunca suficientemente sola. Los clavos se resisten y en ocho días de búsqueda, de rascar la madera, de abollarla, de intentar lo imposible por obtener más clavos, Erik sólo consigue un segundo clavo. Vuestras barbas crecen y cubren vuestro rostro, el pelo también es algo más largo y comienza a encresparse. También vuestro cuerpo se vuelve algo más delgado. Las mujeres parecen aguantar su destino con orgullo. Ninguna se queja demasiado. Aunque los llantos nocturnos son comunes, aunque más espaciados en el tiempo.

Vuelve a amanecer. Un nuevo día. Un día helador. El camino a la playa trae algunos copos de nieve. El mar está grís. Alterado. Los dioses parecen enfadados. Pero casi habéis terminado de limpiar uno de los barcos. Siggy viene a traeros comida. Los guardias están despistados. Quizás con el fuerte viento no os oigan. Tenéis unos instantes.

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14/06/2016, 12:29
Harald Erikssen

El pasar de los días no logra que me acostumbre a esta terrible rutina. Aunque soy de un pueblo de marinos y yo mismo navego, echo de menos mis amplios bosques, su vegetación, su vida y sobre todo la sensación de que no tengo ataduras ninguna y puedo ir donde me plazca.

Seguimos intentando hacernos con algún arma con la que recobrar nuestra libertad, pagando el precio de la sangre, pero hasta ahora solo hemos logrado un par de clavos, útiles sin duda, pero escasos frente a nuestros enemigos. Un barco está casi listo, de manera que pronto dispondremos de un medio de huida, suponiendo que eso no anime a nuestros captores a salir y vendernos antes para obtener algún beneficio inmediato.

Un día, los dioses nos favorecen y nos permiten que podamos hablar con esa muchacha: HOLA, ¿estáis bien? Una pregunta ¿sabes cuantos son nuestros captores?

Hablo rápidamente. El saludo lo hago en voz alta y mirándola a la cara, al a vez que sonrío. Todo para aparentar normalidad. Sin embargo, apenas la he saludado, hablo en susurros mientras recojo la escasa comida que nos trae.

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14/06/2016, 20:12
Erik Kodranssen

Dos clavos, menudo arsenal para nuestra temible horda... Pero los dioses han tenido a bien concedernos dos clavos y yo personalmente los transformare en la version más mortífera de lo que pueda ser dos clavos. primero los pulire, rascando la roña con paciencia, arañandolos con los grilletes, con la parte que toca mis muñecas, para que no se note. Quitare la roña y poco a poco les dare filo, un filo de cuatro lados, no hare espadas diminutas, hare mortíferos pinchos. Cuando esten pulidos y tengan forma, hare empuñaduras para ambos con trozos de tela, bien tensa, bien compacta, que no sean grandes armas no implicara que no puedan usarse con cierta comodidad. Una se la dare a Uthred si la acepta, es valiente y hábil, la otra la guardare para mi, ha sido idea mía, no ponder un arma en las manos de un amigo y veré que lo conduzca a la muerte sin asumir yo mismo el riesgo también. Esta noche estaré ocupado, pero cuando sienta mis clavopuñales contra mi piel, comenzaré a sentirme afortunado de nuevo. Pronto se presentara la ocasión de salir de aquí y mejor una mierda de arma en la mano, que ningun arma, por si se tuercen las cosas y hay que derramar sangre.

-Siggy. ¿De donde vienes? ¿Cual es tu historia? Compartimos tu sino aqui como posesiones humanas de ese despojo que tenemos por "amo", al menos a mi, me gustaría conocer tu historia y contarte la nuestra, claro esta...

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15/06/2016, 00:44
Haakon Rasmussen

Con el paso de los días, nuestro fuego interno se iba debilitando. Incluso cuando nuestras intenciones no habían cambiado, la imposibilidad de efectuar nuestros planes era como un veneno que nos afectaba lentamente. A base de pura fuerza e insistencia Erik había conseguido liberar dos clavos con las manos desnudas, lo que celebramos silenciosamente en cada ocasión. También a uno de los barcos le faltaba poco para estar completamente reparado; tal vez el mar no fuera el propicio, pero nunca lo sería en aquella estación, y a partir de aquél momento cada día sería un día más cerca de dejar pasar nuestra oportunidad; debíamos actuar cuanto antes.

La última pieza de nuestro plan, aquella que no sabíamos donde encajaba, era Siggy. No quería importunar a Uther, pero si pretendíamos involucrarla para nuestro provecho tendríamos que correr algún riesgo y no perder tiempo con sutilezas; además, confiaba en mi instinto, y este me decía que la mujer no era nuestra enemiga, al menos no mientras todos, ella incluida, siguiéramos en poder de Aitet.

- Siggy - comencé a hablar con toda la entereza que fui capaz cuando se acercó a servir mi ración, sujetando firmemente su mano apenas un segundo - si existiera una posibilidad de escapar, de ser libres de nuevo y no volver nunca ¿aceptarías ayudarnos? -

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15/06/2016, 18:28
Siggy Helgasdatter

Siggy se acerca a vosotros, dando la espalda a los guardias, está muy cerca, podéis sentir su calor tanto como el de los panes rellenos de humeante sopa que os ofrece a cada uno con una sonrisa. El moratón de su ojo casi ha desaparecido.

Estoy bien, gracias por preguntar. Dice la mujer con una encantadora sonrisa, sólo afeada por el amarillo alrededor de su ojo. Su mano, instintivamente, se dirige a su ojo. Pese a su sonrisa, todos podéis sentir que toda la belleza que posee Siggy no la hace tener un halo de cierta autoridad. No os cabe duda de que Siggy es mucho más fuerte en todos los sentidos que lo que su aspecto de mujer hermosa pueda destacar a primera vista. Hay treinta y siete guerreros que sirven a Aitet con lealtad y once hombres de edad avanzada que podrían empuñar un arma en caso de necesidad; antiguos guerreros que sirvieron al padre de Aitet e incluso a éste mismo y que éste mantiene como agradecimiento por servicios pasados. Algunas mujeres también saben empuñar un arma. Sus palabras, aunque susurrantes, salen atropelladas de su boca. Sabe que no tiene mucho tiempo. Su cabeza se gira hacia los guardias en numerosas ocasiones, nerviosa.

Cuando está frente a Erik, su cabeza niega mientras dice: De la tierra de los anglos y los sajones, aunque mis ancestros son del Kattegat, aunque ahora no es momento. Esta noche podré volver por fin a la chavola donde os tienen encerrados y podremos hablar. En su rostro se marca el desagrado cuando hablas de Aitet. Sus pasos la llevan a donde el siguiente de vosotros para servirle la sopa. Por fin, cuando está con Haakon, el thulr recibe respuesta a sus preguntas. Por supuesto. El orgullo y la fuerza que sospechábais que poseía se vislumbra sin lugar a dudas en su respuesta. Una gran mujer. Una gran mujer que marcha con presteza hacia la larga casa con la cesta vacía bajo el brazo, dejándoos para terminar la sopa y volver al trabajo.

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16/06/2016, 09:42
Harald Erikssen

Cuarenta y ocho hombres dispuestos a retenernos y eso sin contar las mujeres - de alguna manera logré sonreirle a Siggy sin demostrar lo mucho que me afectaba esa noticia. Sabía que eran bastantes, pero confiaba en que no sobrepasasen la veintena.

Mientras escuchaba las respuestas a mis compañeros, tomé la escasa comida que nos ofrecían - son muchos, demasiados. Habría que estar pendientes de si salen en alguna ocasión y quizás aprovechar algún momento en el que sean menos para liberarnos y huir de aquí, o bien alguna fiesta en la que se emborrachen y no estén en condiciones de pelear todos.

En cualquier caso, de momento no podía hacer otra cosa que seguir trabajando e ir madurando algún plan. Esta noche trataríamos de hablar con Siggy y obtener toda la información posible.

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16/06/2016, 21:19
Erik Kodranssen

-Esta noche, sera la noche en que pondremos voz a nuestros sueños de libertad. Esta noche hablaremos, esta noche, los dioses reiran. Esta noche sera la primera de las noches en que planearemos la caida de Aitet y nuestro alzamiento. Saldremos de aqui con un barco y armas, seguro, se que lo conseguiremos.

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17/06/2016, 01:31
Haakon Rasmussen

Asentí a la afirmación de Ishild intentando mostrarle mi confianza; no obstante, para cuando abandonó el lugar se me había formado un nudo en la garganta. La suerte estaba echada, de algún modo tendríamos que ser capaces de plantar cara a casi cuarenta guerreros entrenados y bien alimentados, mientras que nosotros estábamos encadenados y con las fuerzas justas para no desfallecer. Pero además, primero también tendríamos que ser capaces de liberar a nuestros otros compañeros, a las mujeres y a los niños.

Cuantas más pensaba en ello más imposible parecía la tarea, pero la decisión estaba tomada; a partir de entonces ya no habría vuelta atrás.

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17/06/2016, 18:21
Director

Las cadenas pesan menos que los oscuros pensamientos que se avaten sobre el grupo.

Con el paso de los días, las palabras de ánimo han ido perdiendo su poder y las caras largas son cada día más frecuentes y más largas entre los miembros del grupo. Como si estuviesen unidas al tiempo, las actitudes de cada uno de los miembros del grupo se han ido nublando, cayendo en muchos casos en la desesperación. Las palabras de Siggy no ayudan.

Durante horas, observáis como el trabajo de los hombres a vuestro alrededor resulta aún más desganado. Nada parece importarles.

La noche vuelve a caer sobre vosotros y sois enviados de vuelta a la chabola. Una vez más, las mujeres están allí. Siggy, tal y como ha prometido, está allí. Encadenada, junto al resto de mujeres.

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19/06/2016, 22:46
Erik Kodranssen

-Cuentanos tu historia Siggy, hablanos de tu dolor, comparte tu carga con nosotros, tus hermanos y hermanas de cautiverio. Unete a nosotros en nuestra busqueda de libertad y venganza.

Notas de juego

En voz qltq. Desde el movil

Cargando editor
20/06/2016, 00:58
Haakon Rasmussen

Las tareas diarias se realizaron de una forma más soportable que de costumbre. El saber que aquella noche obtendríamos frutos por nuestra fe y nuestra perseverancia consiguieron mucho más de lo que las simples palabras no habían logrados las últimas semanas. Incluso el resto del día pasó más rápido que de costumbre; pronto nos encontramos abandonando las herramientas y volviendo a nuestra tosca cabaña.

Por fin cayó la noche y pudimos permitirnos intercambiar algunas palabras. Asentí silenciosamente, apoyando la petición de Erik para que Siggy se abriera algo más a nosotros, pasara a ser una más de nosotros en lugar de ser simplemente una extraña con la que compartíamos cadenas.