Partida Rol por web

Sonreí con indulgencia. No se me daba bien consolar a otros, siempre era yo quien me preocupaba por mis propias desgracias, aunque el anciano me había parecido amable y sentía la necesidad de decirle algo al respecto.

- Yo diría que aún estas a tiempo de conseguir alguna de esas cosas, si no pierdes el tiempo. No me parece que hayas llevado una vida muy relajada... - hice un gesto significativo hacia su espada - pero nunca es tarde para sacar fuerzas, levantarte y cumplir tus anhelos, sean o no al otro lado del mar. -

Me levanté y sacudí el polvo de la túnica. El tiempo había pasado volando; prácticamente ya había anochecido y era hora de moverse. - Bueno, todo depende de lo que realmente pienses de ti mismo, y cuanto confíes en las palabras de un extraño. Gracias por todo. Que nuestros caminos se crucen de nuevo algún día, si es la voluntad de los dioses. - tras despedirme volví sobre mis pasos para salir del puerto. Buscaría a los demás donde los dejé, y si no estaban ahí la siguiente parada sería la casa de Gunnar.

Está bien Uthred  - le digo asintiendo con la cabeza - te esperaremos por lo que pueda pasar. Pero no pienso entrar. Si por lo que sea Ivarr está allí dentro negociando o ha salido con Gunnar no quiero que parezca nada malinterpretable. - digo mirando al resto de los hombres esperando que entiendan mi postura. 

Un latigazo recorre mis nervios y se transforma en un escalofrío. Miro a mi alrededor. Hay algo en el ambiente que no me gusta. Y no sé lo que es.

- Espero que tengáis razón y pronto podamos volver a jugar con los niños - digo intentando convencerme a mi misma de mis palabras.

No, hijo  mío. Dice el hombre con voz cansada. Tengo las cosas que me importan aquí, conmigo. Mientras estas permanezcan, aquí me quedaré. Además, yo ya soy un anciano. Mi tiempo en esta tierra seguro que acabará pronto. Ves como el hombre se agarra al martillo de Thor que tiene colgado al cuello, un gesto supersticioso común entre los de tu pueblo. Sólo espero que la muerte me de un aviso antes para poder morir con un arma en la mano y poder entrar así en el Valhalla, acompañado por las valkirias, y donde reunirme con mis amigos y enemigos muertos para celebrarlo juntos hasta el Ragnarok.

Cuando te despides, el hombre te devuelve la bendición: Si así lo quieren. Os separáis y vuelves por entre las calles hasta el otro puerto que está prácticamente desierto. Tus compañeros no están allí.

La noche ha caído y las antorchas encendidas por los guardias de la ciudad iluminan las arterias principales de la misma, mientras que los callejones oscuros y fétidos quedan a oscuras. No es buena hora para pasear sólo.
 

- Esperad aquí.

 Sin más palabras, Uthred se alejó del grupo y se acercó a la casa de Gunnar. Conforme se acercaba, tuvo que apartar incluso a algun transeúnte que le devolvió una mirada torva. Pero así se aseguraba que los guardias de la casa de Gunnar, los guerreros mercenarios, se fijaban en él.

 - Estoy buscando a Ívarr Jenssen. ¿Sigue en la casa de tu señor? - Le preguntó sin ningún tipo de preámbulo, mirando al guardia directamente por si acaso le mintiera.

Me recorrió un escalofrío por la espalda a causa del frío, y me invadió una sensación de preocupación. En el pasado me había visto obligado a pasar noches al raso, o protegido por un techo de ramas y hojas en algún bosque, y reconocía esa sensación de peligro. Creía que en la ciudad desaparecería, pero en mi mente los peligros de la naturaleza eran reemplazados por otros más "humanos" y más bárbaros al mismo tiempo.

Sin embargó actué como si no me afectase, aunque evité los callejones oscuros en mi camino hacia donde se encontraban los demás. Al fin y al cabo los pueblos de la mano del hombre no eran más que unas tierras salvajes distintas, con otras leyes naturales y reglas que seguir para pervivir. Con esos pensamientos en la cabeza me aferré al bastón, ajusté la capucha para protegerme del viento, y continué andando por el camino iluminado por las antorchas.

Simplemente asiento con la cabeza a Uthred. El chico ha tenido una buena idea. Cuando ya se ha alejado, retomo la conversación con Ishild.

-Entiendo lo que dices, pero yo y quienes quieran acompañarme entraremos. Salvo que Gunnar no esté en casa, no voy a irme sin haber hablado con él o Ívarr. Llevan horas ahí dentro, no creo que tengan tanto de qué hablar.

¿Realmente sabemos que está dentro? - pregunto con voz queda - Dijo que iba a arreglar nuestra situación, pero no dijo que fuese a hablar directamente con Gunnar. Quien sabe, lo mismo está buscando otra solución para presentarle a Gunnar una alternativa. Pienso que no debemos irrumpir, que aunque estuviera dentro, solo lograríamos empeorar la situación.

No se me quita de la cabeza que Ivarr prefería discrección o en caso contrario nos hubiera dicho algo más o pedido que le acompañáramos. Luego, al ver que tarda tanto, pienso que lo mismo ha buscado un arreglo con alguien para que nos cubra el dinero que le debemos a Gunnar y a cambio realizar algún encargo por esa persona. No sé, son tantas posibilidades...

Ambos tenéis razón en lo que decís - les digo a mis acompañantes sin apartar la mirada de Uthred - Si no está en la casa de Gunnar os propongo que nos retiremos a nuestros respectivos hogares y si no hay ninguna novedad mañana a la mañana nos reunamos en nuestra hogar. Aunque espero que Ivarr aparezca antes... - digo mirando a la casa de Gunnar.

Cuando Uhtred se acerca hasta la puerta de la casa de Gunnar, tras haber apartado a un hombre de los dos pocos que quedaban aún sin ir a sus casas, los dos mercenarios que la guardan se tensan, listos para usar sus armas; pero finalmente, aunque mantienen la postura amenazante, esperan a que el hombre se exprese. Ambos se quedan callados, hasta que con un gesto de la cabeza, niegan haber visto a Ívarr tal y como han sido preguntados. Uhtred escruta sus rostros, pero quizás debido al casco, no consigue penetrar en su alma y no está seguro de que estos estén mintiendo.

Mientras, en la oscuridad, el trío que se ha quedado rezagado discute sobre el siguiente paso. Quizás podrían entrar en casa de Gunnar y preguntar, pero quizás los guardias no les dejen entrar. En ese momento, de entre las sombras aparece un encapuchado, todos se posicionan en una postura defensiva, sólo para descubrir que Haakon aparece ante ellos. El hombre camina con sus músculos tensos y asiendo su bastón con fuerza, quizás listo para usarlo. Sin embargo, su vuelta ha sido tranquila, apenas alterada por el ulular de una lechuza que se ha visto sorprendida por su tránsito nocturno entre las calles de Heiðabýr. Parece que la ciudad, al igual que el campo de batalla, no es lugar por el que pasear sin tener mil ojos abiertos, más aún de noche.

El grupo vuelve a estar unido, pero lo cierto es que poco parece haber avanzado en la investigación. Tras horas desde que se separaron de Ívarr en el puerto, ninguno ha sabido nada de él. ¿Le habrá pasado algo o quizás esté en casa él mismo preocupado por el destino de su mujer y amigos?

Me parece bien Ishild, pero si no tienes inconveniente, me gustaría acompañarte a tu casa. Si está allí Ivarr, dormiré un poco más tranquilo...

De pronto aparece una figura y hace que todo mi cuerpo se tense. No esperaba problemas provenientes de otro sitio que no fuese la casa de Gunnar y me ha pillado descuidado. Por suerte, antes de que eche mano a mi hacha, descubro que es nuestro compañero de expedición.

Haakon, nos has sorprendido, aunque siempre eres bien recibido. Aquí estamos esperando, a ver si Ivarr está hablando con Gunnar, pero en vista de que tarda, Uthred ha ido a preguntar por él. ¿Sabes tu algo de Ivarr? - le pregunto, a la vez que lo pongo al corriente de lo que hemos hecho hasta ahora, que ha sido bien poco salvo esperar. 

   Uthred chasqueo la lengua, y dio unos pasos hacia atrás manteniendole la mirada a uno de los guardias. La valentía y el arrojo de la juventud, hacia que Uthred pareciera desafiar a los mismisimos dioses. Además, no se fiaba de ellos. Ni siquiera eran de por allí. Cuando estuvo lo bastante alejado de los dos guardias, el joven les dio la espalda y se acercó al grupo.

  - Nada. Dicen no haber visto a Ívarr. ¡Haakon! - Saludó al recién llegado. - Maldita sea... - Uthred sonrió y soltó una carcajada. - Sería gracioso que Ívarrhubiera estado todo el tiempo en casa y nosotros aquí, horas y horas. Ishild, seguró está en casa.

Si Ivarr hubiera estado en casa todo este tiempo habría salido a buscarme - digo bastante convencida de eso.- Creo que su forma de arreglar los negocios era otra... - pero algo me preocupaba mucho más - Si no ha venido Ivarr a darle las noticias a Gunnar.... ¿nadie se ha presentado ante el jefe? - pregunto mirando al grupo.

Me sobresalto cuando aparece Haakon pero asiento al comprender que es él. 

Deberíamos retirarnos. Harald no tengo problema en que me acompañes - intento no parecer nerviosa ni mucho menos pero la situación me preocupa.

Tuerzo el gesto cuando Ishild propone darnos por vencidos. Llevamos demasiado tiempo esperando fuera como para irnos sin más ahora.

- Me acercaré yo. Pediré audiencia con Gunnar, no diré nada sobre Ívarr. Todo esto tiene una pinta extraña.
 

No vi al grupo hasta que estuve a su altura, y para colmo casi me da un vuelco al corazón cuando veo a alguno hacer ademán de echar mano a su arma, pero entonces nos reconocimos mutuamente.

- ¿Acaso esperabais a alguien más? - dije aún un poco agitado, pero sonriente. Entonces llegó Uthred con la noticia de que Ívarr no había pasado por allí y no pude evitar que mi rostro mostrase una mezcla de sorpresa y preocupación.

- ¿Qué significa eso? Ívarr salió de los primeros, no es como si se hubiera perdido o algo así. - un par de pensamientos malintencionados cruzaron mi mente, pero no los mencioné. Hasta ahora Ívarr había sido un hombre de palabra, y no iba a ser yo quien la pusiera en duda, pero la situación ahora era confusa...

- Entraré contigo Bernt. Gunnar podría enfurecerse cuando hablemos con él, muchas cosas no han salido como deberían... Ishild, si no te importa, lleva a los demás a tu casa y nos reuniremos con vosotros después. Según como termine nuestra conversación con Gunnar podría ser importante que todos hablemos sobre ello. -

El joven asintió y se encogió de hombros. Haakon tenía razón. O al menos parecía tenerla para el joven. Haría bien en acompañar a Bernt a casa de Gunnar y calmar los ánimos si estos se caldean. Si por ejemplo Uthred acompañara a Bernt, los animos, si se encendian, tardarían en calmarse.

 - Me parece bien. Además, así saludo a tus pequeños, Ishild, que no los veo desde que partimos al comienzo de la temporada. ¿Quieres que vaya a buscar a Karl? - Preguntó el joven a Ishild.

Asentí con la cabeza sin dudar de que la decisión ya estaba tomada, aguardé a que Bernt se dirigiera hacia la casa y avancé en silencio junto a él para que pidiera la audiencia con Gunnar. Al fin y al cabo su constitución imponía cierto respeto, o algunos dirían que miedo.

No es que fuera necesario amedrentar a los guardias, pero si por casualidad tenían ordenes de no dejar pasar a nadie no invitado, tal vez así lo pensaran dos veces.

La decisión está tomada. Asiento con la cabeza y me pongo en camino hacia los guardias de la entrada. Probablemente se pongan en guardia, como antes con Uthred, pero mantengo la calma.

- Quiero ver a Gunnar, ¿está dentro? si está reunido, esperaré aquí a que acabe.

No me parecía buena idea, eso de irrumpir en casa de Gunnar, siendo tan tarde y menos sin saber si Ivarr había hablado previamente con él, pero mientras meditaba si comentar algo, Bernt y Haakon tomaron la iniciativa, de manera que me callé mis dudas y pregunté a Ishild:

¿Nos vamos? Te acompañaré hasta tu casa y después me voy a la mía. Creo que todos necesitamos descansar y despejar la cabeza. Mañana será otro día y con la luz del día veremos las cosas más claras.