Partida Rol por web

"Hechicerías y bestias... Vámonos de aquí ya..."

- Durius, Durius, Durius... Por vos he venido. Si habéis terminado aquí, vayámonos cuanto antes... en Slobozia se os necesita. Dagu ya no puede aplacar los temores del pueblo por los magiares. Hasta el Volvoda se ha ido de Bucarest.

- "Gracias, Señor Durius." - Dice inclinando la cabeza. Después se detiene un momento y ordena a sus hombres que echen al monje (el Hermano Daniel) a los pies de Durius.

- "Mi Señor Guardián de la Noche, en nombre de la Casa Basarab os hago entrega de este presente." -

Después ella y su séquito siguen viaje hacia el Este.

     -- Mi señor no se si debo esperar contestacion del mensaje, si la hay espero sus ordenes,  sigo mirando asustado hacia todos los lugares, magos, hechiceros, bestias oscuras, esto es demasiado para mi, de alli donde vengo solo somos campesinos y gente de bien.

- Esperad, paso a paso - digo manteniendo bajo mi brazo a Vlava -. Mensajero, espera a que concluya la lectura y te diré si hay respuesta o no. Dama Basarav, acepto vuestro presente. Mi dama le acogerá con gusto a su servicio. Bigun, dadme un segundo. El Voivoda tiene prioridad y este es un mensaje suyo. Después hablaremos sobre Slobozia.

CARTA DE UBER CAPRESCU AL CABALLERO DURIUS DE SLOBOZIA:

Chiquillo mío, debes saber que el país está siendo invadido por una imparable horda magiar. Fuera de nuestras fronteras, los magiares están aplastando las posiciones del Imperio Búlgaro, por lo que no se espera ayuda alguna. Los romanos de oriente no nos tienen ningún aprecio, por lo que no contamos tampoco con ellos.

El Voivoda ha escapado del país con la mayor parte de su séquito, dejándonos a mí y al Mayordomo Szagy como regentes.

En las presentes circunstancias, tu misión actual deja de tener relevancia.

Quisiera que acudieras a Bucarest, posiblemente la ciudad más segura del Voivodato en estos momentos. Cada día llegan refugiados de otros territorios y las noticias son preocupantes, hasta el punto de que me pregunto si Bucarest podrá resistir, o si es preferible enviar a un emisario ante su líder: el Duque Gyula Kadar, de quien sospecho pueda ser uno de los nuestros.

Tuyo. Tu Sire.

Uber Caprescu.

Mis ojos registran las escasas líneas de la misiva, pero su contundencia es brutal. Mi mirada se alza y registra a los presentes para detenerse en Vlava. Si esta carta hubiera llegado un día antes, Prato seguiría vivo.

- Mensajero, no hay respuesta. Yo mismo se la daré en persona. Vlava, mi dama Szantovich, volvemos a Bucarest - le digo en un susurro -. Ahora mismo. Nuestra misión en Arges ha concluido. Los magiares arrasan nuestra tierra y estamos solos. Ni los búlgaros ni los romanos de oriente pueden o quieren ayudarnos. Debemos partir con la mayor presteza.

Mi rostro se vuelve entonces hacia Bigun Tarigen. Slobozia, mi tierra, allí donde...

- Bigun, veo que te has recuperado de tus graves heridas cuando Sidor fue muerto. Me alegra saberte vivo. Y sí, confirmo tus palabras. El Voivoda ha dejado el país - señalo casi en un murmullo -. Pero debo regresar con urgencia a Bucarest. El regente Uber Caprescu me reclama. Y no puedo estar en dos lugares al mismo tiempo. Pero Slobozia debe sobrevivir y ante un ataque magiar, nada puede hacer nuestra pequeña villa. Vuelve con Dagu. Debéis organizar a la población y partir cuanto antes. Tomad todo cuanto podáis llevar con vosotros y dirigios hacia Calarasi. Desde allí cruzad la frontera. Es casi la única posibilidad. La otra sería refugiarse en Bucarest. Pero Slobozia está perdida ya de antemano. Nada podríamos hacer por defenderla. Viajad rápido hacia allí, sin demora alguna. Partid ya mismo. Cuando concluya mi visita a la Corte, procuraré unirme a vosotros, aunque tengo escasas esperanzas de lograrlo. Son tiempos difíciles, Bigun. Ahora, partid. No hay tiempo que perder. De cada minuto depende el éxito de vuestra misión.

Con Vlava aún bajo mi brazo, me dirijo a los arqueros y a los hombres encargados de las catapultas y las ballestas.

- Regresamos al fuerte. Dejad aquí la maquinaria de guerra, pero destruidla previamente. Que nadie pueda usarla. Un buen fuego bastará. Rápido, Vlava, monta - digo ayudándola a subir al caballo y montando a continuación tras ella -. ¡Al fuerte!

Cuando las armas de asedio comienzan a arder y las fuerzas de Durius se retiran, desde lo alto del parapeto principal del Fuerte Krevcheski llegan las estruendosas carcajadas de Gorodru, quien se sabe victorioso.

Hay un tinte ominoso y cuasi demoníaco en sus carcajadas en esta lóbrega noche.

Vlava seguía bajo el brazo de Durius. La noticia de un regreso a Bucarest hace que joven se agite un poco. Primero responde con una afirmación y una inclinación de cabeza a Durius, luego llama a uno de los arqueros

- Te hago cargo de este hombre. Átalo, haz lo que quieras con él, pero que llegue a donde quiera que vayamos vivo, y antes de esta noche. Si no, te tomaré a ti como mi presente...¿tu has visto al devorador negro, no? Pues si no quieres verlo por dentro, más te vale no perder a este hombre...

Le sonríe de forma sádica, indicándole que más le vale traer al hombre santo de una pieza

- No te alejes mucho de nosotros...Yo que tú, iría buscándome un caballo...

Acto seguido monta al caballo de Durius, con un poco de ayuda de él, que agradece con una sonrisa, mitad agradecida mitad oscurecida por el pesar de la pérdida de su hermano... Una vez los dos en el caballo, se aproxima lo más posible a Durius...no quiere caerse en el viaje...

Sonreía al ver el presente que le han entregado, seguro que su sangre podría bañar algún conjuro y fortalecer un poco al desdichado Rosch que aun, temía, se encontraba dentro de su cuerpo.

Cuando monta en el caballo de Durius, comienza a hablar de nuevo a sus adentros

"Mi Bestia, mi querido Devorador...pronto nos llenaremos tus garras y mi piel de su sangre...la sangre de un hombre de Dios...Durius nos da permiso...asi que no habrá problema en tomarla esta noche..."

Hacía ya mucho que no abría una garganta con sus dagas...la sangre tibia en las manos, mojándolas a borbotones le resultaba agradablemente viscosa. La echaba de menos en cierto modo.

El Devorador había permanecido silencioso mucho tiempo, aún dentro del cuerpo de Vlava. Nunca hbaía realizado tal acto, y aquello era signo que halgo malo ocurría.

Sin embargo, cuando la joven pensó en él, pronunciando su nombre con la mente, Rosch escuchó, y contestó. No con palabras, sino con un ímpetu propio de aquel demonio rapaz, el ansia de un cazador ante su presa.

Rosch urgía a Vlava a dejar escapar a aqeul hombre, y a perseguirlo ella mismo. La joven hubo de resistir el obsceno impulso de arrancarse sus encorsetadas vestiduras y correr como un animal en celo hacia la presa, desgarrándo sus entrañas con sus propias manos/garras.

Sí, Rosch estaba malherido, pero seguía tan loco por matar como siempre...

La sensación que despertó en ella el ser que la había invadido despertó una sonrisa. Quiso imaginar la cara del vampiro al verla sumida en sangre y lujuria asesina...seguro que se quedaría...pondría de piedra, sí, esa sería la expresión correcta

"Shhh, shhh...tranquilo...Esta noche te prometo abrirle la piel con mis uñas y tomar de su interior su último aliento para que tú te alimentes...Ahora hay demasiada gente...ahora no podemos cazar..."

Dibujó en su mente una sonrisa lasciva e irónicamente infantil, para indicarle que aquella noche jugarían al juego que a él más le gustaba

"Pero ahora mismo no podemos...no ahora..."

- Sveta Basarab y su séquito salen de escena.

     -- Como no debo llevar ninguna respuesta, pero se que estos hombres volveran a Bucarest y ahora que se que el voivoda no esta supongo le debo entregar en mensaje a su regente, del cual acabo de oir el nombre, me preparo para viajar con ellos.

- Pasan las horas y el grupo de Durius (que incluye a Vlava, 2 cancerberos, 2 slazchta, 17 miembros de dotación de máquina de asedio, y 10 arqueros) llega al fuerte Vixar junto con los tres viajeros de Slobozia y el prisionero, el Hermano Daniel.

- En el fuerte aguardan los 5 criados civiles que le quedan a Durius, junto a un ominoso carruaje negro opaco que parece funerario y cuatro caballos de tiro negros de buena calidad. También está la mula que perteneció en su día a Lisander el Cantor. Además hay dos carros-jaula y un carro de provisiones, todos con sus caballos de tiro.

- Además están los criados de Vlava: 2 lacayos y 2 doncellas, con un carruaje noble de buena calidad y cuatro caballos de tiro de buena calidad.

BIGUN TARIGEN DE TYTALUS:

- Estás tremendamente inquieto por la situación.

- Estás bastante seguro de que Durius se ha convertido en uno de los Pálidos, precisamente él que estaba destinado a ser el Praeco del Tribunal de Transilvania... Toda una pérdida para la Casa Tremere.

- Le escolta una noble con ínfulas de bruja. No sabes qué pensar de ella, por un lado su poder parece insignificante, pero sospechas que está poseída por algo incluso más fuerte que un Pálido.

- Además están los monstruos: dos cancerberos y dos criados contrahechos cubiertos por túnicas con capa y capucha... Esos son los típicos servidores de los Pálidos.

- Con tu magia, podrías desaparecer y asestar un hachazo por sorpresa a Durius... Lo malo es que después de eso, quedarías casi indefenso ante su contraataque.

- No sabes si tu sodal y discípulo Gorax podría ayudarte. Su poder es todavía mínimo, y si ha sobrevivido hasta ahora en Transilvania ha sido evitando esta clase de luchas. Tal vez él no comprenda la amenaza que suponen los Pálidos y la necesidad de eliminarlos a toda costa.

- En cuanto al mensajero Dariu, está claro que no puedes contar con él. Es un simple mortal, pero además es un cobarde y un vendido.

FALTA UNA HORA PARA EL CANTO DEL GALLO.

- Vlava - digo dirigiéndome en un susurro a la mujer Szantovich -. Queda poco para salga el sol y nos encontramos en una situación difícil. ¿Ves a ese hombre? ¿El que tiene aspecto de loco, el llamado Bigun? Es un hombre que amenaza mi existencia. Lo conocí hace ya tiempo, cuando mi tío, el caballero Sidor aún vivía. Ambos se enfrentaron a un vampyr y aun cuando no pudieron vencerle y mi tío halló la muerte en ese enfrentamiento, me quedó claro que era enemigo de quienes poseen una naturaleza... similar a la mía. Tú ya me has visto, no he querido ocultarme a tus ojos. Y si iniciamos este viaje acompañados por ellos, revelaré mi naturaleza, si es que no sospechan ya. He pensado que podríamos capturarlos y que sus corazones sirvan para fortalezar a tu debilitada criatura de las sombras. Pero solo disponemos de una hora. Sin embargo, imagina, cuatro seres a tu disposición, ellos dos, el mensajero y el sacerdote. No negarás que es una golosa recompensa, además de fuente de tranquilidad y sosiego en nuestro viaje a Bucarest.

Vlava escuchó aquello que tenía que decirle, acercando un poco su cara a la de él, solo un poco, de forma disimulada.

- ¿Capturarlos ahora y acabar con ellos luego? Para podérselos dar al Devorador, debo sesgar sus vidas con mis manos, me temo, y a no ser que estén atados, no creo que me dejen hacerlo... Parecen fuertes y yo no soy mujer de armas... Tanto para acabar con ellos ahora como para capturarlos necesitaría ayuda, pero por mí... Le sonríe dulcemente no hay problema ninguno. Al contrario, sería un placer...

Traga, pensando en la fiesta que va a montar Rosch...solo espera que no la haga desnudarse...al menos hasta que Durius de la orden de hacerlos presos.

mmmmmmrrrrrrrrrrrrr

El ronroneo que surgió de las entrañas más profundas de la joven Vlava la asustó incluso a ella. Rosch anticipaba un delicioso banquete...