Partida Rol por web

La noche transcurre con la compañía del gélido viendo azotando los tejados, y cuando llega la mañana aparecen el dolor de los moratones y el esfuerzo del día anterior. Aunque la bondad de los Dioses salvaron vuestras vidas, los cuerpos aun recuerdan el maltrato.

En vuestros respectivos alojamientos(*), os sirven alguna cosa para desayunar, pero esta es insuficiente para apaciguar el hambre. Aun con un ronquido insaciable en el estómago, os volvéis a encontrar frente la casa de Encías.

A vuestra llegada, apreciáis en Encías unos ojos cansados y el pelo mas descuidad de lo que estaba ayer. Os recibe obligándose un poco a ser educado y cortés, cosa que aun resulta chocante comparado con su aspecto.

Tampoco es que Norte estuviera de muy buen humor con el cuerpo dolorido, con lo que se limita a hablar mas bien poco mientras se dispone a ver al primero de los ancianos.

Mientras van hacia sus destinos, Jaesh menciona en voz baja que quizás el tema de que usa... habilidades Arcanas, deberían intentar no mencionarlo por si acaso.

Realmente necesitaba ese descanso. Me duele todo el cuerpo, pero seguro que poco a poco iré entrando en calor. El problema es que el lugar no es demasiado cálido, y a los músculos les cuesta entrar en funcionamiento con tanto frío.

- No te preocupes, nadie sabrá nada acerca de tus habilidades - contesto con gesto serio, mientras comienzo a caminar en dirección a la casa de Eudes - La gente mayor es demasiado supersticiosa

Encías os acompaña por el pueblo. Sus calles siguen estando ocupadas por hombres desocupados y con demasiado tiempo para pensar en sus problemas. No son pocas las miradas que os observan con recelo, ni los cuchicheos que aparecen cuando ya habéis pasado de largo.

Os lleva a una casa de las afueras, donde hay un caserio en el que trabajan dos mujeres. No muy lejos un chico que pronto debería dejar de serlo, esta cuidando de dos caballos de tiro cubiertos de un áspero pelaje que les permite aguantar el frío con naturalidad.

- Buenos días Margaret - Saluda Encías a las mujeres.
Ambas levantan la vista y os escudriñan con la mirada, pero solo una de ellas responde con una voz muy ronca para ser una mujer - Ei ... ¿ Que te trae por aquí ? -.
Encías se mece la barbilla, como eligiendo sus palabras. - Necesitamos hablar con tu padre. ¿ Como tiene la pierna ?
- Bien - Respond sin mucho entusiarmo y volviendo a fijar los ojos en vosotros. - ¿ Todos ?
El grandullón asiente, casi como si fuese una disculpa.
La mujer se toma unos segundos para evaluar su respuesta, hasta que se limita a un - Pasad. Le encontraréis frente la estufa.

...

Entráis y subís a la primera planta, donde un hombre demasiado viejo para trabajar, permanece sentado en una silla y con la mirada perdida en las montañas que puede verse desde su ventana. Os mira y en su rostro veis que reconoce a Encías, pero parece extrañado por la presencia de los cuatro extraños que le acompañan.

- Hola Edduard. - Saluda con una mueca delatadora de su mala salud dental - Hacía días que no venias.

Encías se acerca apresudaramente hacia el viejo para impedir que se levante - No por favor. No es necesario que s...

- ¡ Quita ! - Protesta airadamente, apartando sus manos como si sacudiera un molesto mosquito. - No seas como mis hijas. Me paso el día sentado en esta maldita silla. Me van a salir raíces en el culo.
El viejo se pone en pie, desafiando unas piernas delgadas que tiemblan como si se fueran a derrumbar en cualquier momento. - ... Os serviría algo de comer, pero mis chicos no han dejado ni las migajas. - Protesta mientras se acerca a una mesa donde aun quedan algunos platos que esperan ser lavados.

Norte no dice nada pero mira a Jaesh, que es nuestro sabio particular y estudioso por derecho propio.

- Saludos sabio hombre. Me presento, me llamo Jaesh, y junto a mis compañeros, diversos de razas a decir verdad, hemos acudido para evaluar y esclarecer los males que acontece a la minas, imagino que ya estará informado de ello. Mirando a unas de las sillas, la señala con la palma de la mano abierta y se dirige de nuevo al Anciano.
- Puedo acomodarme en su hogar? Por cierto, creo que no entendí bien su nombre.
Quizás si el se sentara, animaría al anciano a que se sentara.

Eudes - Se presenta el hombre mayor hacia Jaesh. - ¿ Estos son los chicos que has hecho venir, Edduard ?

Cita:

Responde con un movimiento de su huesuda mano, concediéndote la libertada para sentarte si quieres.

Encías asiente con la cabeza - Jaesh ya se ha presentado. Ella es una Norte. Erdan ya le conoces y el Avan.

¿ Y a que se debe que le traigas a mi casa ? - Pregunta con cierta suspicacia y volviendo a mirar de reojo a los "extraños".

Solo querían hacerte algunas pregunas. Creen que alguien como tu ...

Viejo - Interrumpe sin dar tregua a Encías.

Bueno ... - Parece que encías no sabe como seguir, y su mano se frota el cosote pensativo.

Déjalo Edduard. - Interrumpe de nuevo el hombre mayor - solo era una broma. - Dice a pesar de que su rostro no sonríe.

En fin. ¿ Que deseáis de un "viejo" ?.

- Bien, no se como decirlo con la mayor delicadeza posible, y creo que los hechos y decir las cosas sin tapujos sera lo mejor. En la mina hemos encontrado sombras merodeando por el lugar, así como un Minotauro no-muerto envuelto en este tipo de seres y mineros devuelto a la no-vida momificado. Un escudo, que creo que porta Norte, y una entrada secreta a la mina, por la montaña.... creo que he hecho un breve resumen. La cuestión es que si nos podrías ayudar en algo, con su conocimiento.

Norte mira a Jaesh con una ceja alzada. Parecía que al chico se le habían agolpado todas las palabras de repente en la boca y las había soltado tal cual.

No es que fuera un mal resumen para alguien que ya sabia la historia, ¿Pero para el anciano?

-Lo que quiere resumir mi compañero es que estamos buscando información sobre este escudo.- La enana saca la maltrecha linterna que tenia el escudo para enseñarla al hombre. -Desconocemos a quien puede pertenecer y quizá nos serviría para desentrañar el misterio de las minas.-

Eh, eh, eh ... - Interrumpe al mago con una mano en algo, para volver a dirigírese hacia Encías - ¿ Que puñetas esta contando el chico ?

Pero luego Norte interviene con una versión mas "reducida" y sin tantos cuentos de hadas.

Coge la linterna que Norte le entrega. Se la acerca y aleja de la cara varias veces, entrecerrando los ojos, buscando la distancia exacta en la que su maltrecha vista puede ver con mayor claridad. - Humm ............. mmmm - Niega ligeramente con la cabeza y le da la vuelta a la linterna chasqueando la lengua - ... ahum.

Esto es mas viejo que mis almorranas. - Se encoje de hombros con indiferencia y lo devuelve a Norte.

Erdan conocía al viejo Eudes de sus anteriores visitas al pueblo. No era el más amable de los hombres, ni el más huraño, pero jamás había oído a nadie hablar mal de él. Sabía que no le gustaban especialmente los extraños, pero ¿A qué campesino le gustaban? Al fin y al cabo, pocas veces las visitas traían buenas noticias: recaudadores de impuestos y bandidos (que para Erdan eran prácticamente lo mismo) eran algunas de las pocas visitas que recibían en el pueblo. Esperó con calma a que sus compañeros le contaran la situación. Erdan nunca había sido bueno con las palabras...

...y parecía que Eudes tampoco era muy hablador. Poca luz podrá arrojar sobre el tema - pensó el elfo. Volvían a estar como al principio del día.

¿ Entonces ... no conoces este escudo ? - Insiste Encías sin mucha convicción

El hombre exagera su reacción, mostrándose casi ofendido - ¿ Tan viejo me crees ?