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Los jardines de Afrodita

Los jardines

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01/10/2010, 11:30
Director

Orión seguía manteniéndose erguido y apuesto, su sonrisa era encantadora y atractiva.

- Por aquí, por favor - se hizo a un lado, permitiéndole el paso a las dos sacerdotisas. Daniella no podía moverse, así que Dysis le dio un pequeño empujón y las piernas le temblaron cuando se puso en marcha. Orión se mantuvo a la distancia de un brazo sin invadir el espacio de ninguna de las dos jóvenes. - Está en la zona norte del jardín, guardado bajo un arco de piedra. Salvo la dama Cloris, no todos están autorizados a entrar. Pero podemos hacer una excepción - comentó misterioso, pero de forma amable.

Se dirigió a un seto de rosas muy alto, seguido por las dos muchachas. Daniella estaba en una nube, Dysis simplemente no entendía lo que pasaba, pero confiaba en la palabra del sacerdote. Hasta cierto punto, pues no solía fiarse de ningún clérigo, aunque fuese de la diosa Afrodita.

- ¡Dysis! Ah, niña, ¡te estaba buscando! - la voz estridente del sacerdote rompió el encanto de la noche. Con andares torpes y maneras bruscas, Cyrano, el tutor de Dysis y sacerdote de Apolo, cubierto por una gruesa túnica que no dejaba ver ni su rostro ni sus manos, llegó hasta la joven Oráculo a la que agarró del brazo sin ningún cuidado. De forma institiva, Dysis se encogió y un gemido lastimero escapó de sus labios. Se había terminado el paseo. - ¿Qué haces por aquí a estas horas? ¡Tendrías que estar durmiendo!

- Cyrano - dijo Orión, poniendo una mano sobre el brazo con el que el sacerdote agarraba a la Oráculo. - La dama Dysis estaba dándo un paseo conmigo y con mi aprendiz... Le he pedido que me acompañase al lugar dónde se encuentra Afrodita, para que pueda ponerse en contacto con ella...

- Entonces, yo debería estar presente... - protestó el sacerdote con voz chillona. - Apolo...

- Comprendo las tradiciones de Delfos, pero aquí, en Citerea, las cosas funcionan de un modo distinto... - su voz adquirió un matiz más duro que de costumbre. Daniella estaba al lado de Orión, y percibió la tensión de este cuando forzó a Cyrano a soltar a Dysis que se sintió liberada. - Vuelva a sus aposentos, maestro Cyrano, yo cuidaré de la Oráculo... O hablaré con Cloris acerca de su estancia en el templo...

- ¡Niño irrespetuoso! - rezongó el sacerdote con el orgullo herido. Orión se interpuso entre las dos mujeres, desafiante y el sacerdote de Apolo se quedó sin argumentos ante la poderosa envergadura del joven muchacho. Giró sobre sus talones terriblemente ofendido y se marchó.

- Bueno... - suspiró Orión, girándose hacia las dos chicas. - ¿Vamos?

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01/10/2010, 11:31
Daniella

Durante todo el conflicto,  Daniella se mantuvo en silencio. Miraba con admiración a Orión, su porto, su galantería, y tras todo eso era como si manase un aura fuerte, imponiendo su voluntad ante la del sacerdote de Apolo.

Cuando éste dió media vuelta y se fué, la joven novicia sintió un cúmulo de sensaciones. Por un lado lamentó que Dysis continuara con ellos, ya que la espectativa de encontrarse a solas con Orión, y más en el jardín... Por Afrodita, Daniella sentía que iba a deshacerse de un momento a otro. Pero por otro lado... Se alegró al ver como se iba el sacerdote de Apolo con el rabo entre las piernas.

Se había mantenido detrás de Orión, y en ese momento, cuando éste se giró y la miró, ella asintió con un suave movimiento de cabeza.

- Sí, vayamos... - Dijo en un susurro y con una dulce sonrisa en su rostro.

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05/10/2010, 18:31
Dysis

La joven se queda absolutamente bloqueada al ver al sacerdote. Se le abren los ojos como platos y no es capaz de reaccionar. De hecho, ni siquiera es capaz de respirar. Ni siquiera pestañea, por miedo de que eso pueda suponer que la vea.

Si ya la ha visto.

Observa la escena desde fuera de su cuerpo, como si no tuviera muy claro si el tema va con ella. Y permanece así, con los ojos muy abiertos, los labios fruncidos, los puños apretados, observando fijamente la oscuridad en la capucha de la túnica del sacerdote. Y, a pesar de lo que dice su cuerpo, su mente está llena de incomprensión. ¿La está "defendiendo"? ¿Podrá seguir paseando? No puede ser... Se queda en la misma postura hasta que el sacerdote desaparece de su vista. Hasta que ya no queda ni rastro de la oscuridad de la túnica.

No relaja su cuerpo, sólo parpadea un par de veces y mira a Orión como si estuviera viendo una de esas almas que habitan el reino de Hades. ¿Se ha... ido?

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06/10/2010, 13:03
Director

Los tres reemprendieron la marcha hacia los rosales situados en la parte más alta del jardín. Daniella le daba vueltas a lo ocurrido y Dysis no se lo creía del todo.

- Sí, se ha ido - respondió Orión llevándose una mano a la cabeza. Se revolvió el pelo y miró con sinceridad a la Oráculo. - No tengo autoridad para mandar a paseo a un sacerdote de Apolo y supongo que mañana nuestra señora Cloris me echará una buena reprimenda... nada que no pueda solucionar - se rió de forma traviesa, adoptando un tono confidencial con las dos muchachas para que se relajaran un poco. - Pero olvidemos este pequeño incidente, disfrutemos de las flores y de los jardines...

Cruzaron un arco de piedra y subieron por una escalinata de mármol. Ante ellas se extendía un ancho claro cubierto de hierba y rosales con flores de varios colores, desde rosados hasta violetas. En el lado derecho había una pequeña fuente de agua con un delfín tallado en piedra del que brotaba un chorro de agua. Orión se acercó a la fuente y puso la mano bajo el agua.

- Venid - les pidió. - ¿Veis? El agua está caliente...

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11/10/2010, 15:01
Dysis

La muchacha observa a Orión con los ojos muy abiertos. Pero... pero... oh, yo no quiero causarte ningún problema, quiero decir..., se detiene, nerviosa, haciendo amago de marcharse en ese instante, no me gustaría que te castigaran por mi culpa... Entorna un poco los ojos, mirando hacia otro lado y vuelve a retorcerse los dedos.

Yo... quizás... debería volver a mi habitación. Esto es realmente precioso..., roza una de las flores con dos dedos y deja pasar el índice bajo el cálido agua que sale de la fuente, ahogando un escalofrío con el contacto ...pero no quiero causaros ningún contratiempo... a ninguno de los dos. Dirige una triste pero cariñosa sonrisa a Daniella, su salvadora personal.

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12/10/2010, 12:14
Daniella

Daniella, todavía no bajaba del pedestal en el que sentía. Que Orión le hubiera dedicado tan sólo el eco de una sonrisa, para ella era como si el sol, de repente, dejara de brillar, y cuando la viera, empezara a hacerlo con todas sus fuerzas.

Durante el resto de camino hacia los jardines, la joven novicia intentó que no se le notara, miraba hacia otros lados, evitando cruzar su mirada con la del sacerdote. Sabía que si así lo hacía, no podría contenerse, y sus piernas, ya de por si de gelatina, acabarían cediendo y dejándola en cualquier lado, tirada, sin posibilidad de seguir avanzando por aquel jardín.

Llegaron a la zona prohibida, y Daniella tuvo que aguantar la respiración, era todo tan hermoso... Siguió a Orión, acercándose a la fuente que les mostraba, pero antes de llegar a extender su mano para poder dejar que el agua cálida corriera por ella, la voz de la Oráculo le llegó como una brisa... La miró con sus ojos de avellana abiertos, y una sonrisa finalmente se dibujó en sus labios de terciopelo.

- No os preocupeis... Yo he de cuidar de vos, y asumiré cualquier responsabilidad. Disfrutad de la belleza de este jardín, y de nuestra compañía... - Dijo con timidez y sinceridad.

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16/10/2010, 11:23
Orión

Orión sacudió las manos para restarle importancia.

- No tienes que preocuparte por nada, Dysis, Daniella tiene toda la razón - comentó mirando a la sacerdotisa un momento, y ella tuvo que sentarse en una piedra cercana para no desmayarse de la impresión. El sacerdote se acercó a la Oráculo y le ofreció la mano. - Acercate aquí, para que puedas contemplar mejor el fondo del estanque y puedas apreciar el calor del agua - era una invitación, pero no tenía urgencia, la cercanía de Orión tranquilizaba mucho a Dysis. - Aquí no tienes que aparentar nada, ni es necesario que mantengas la compostura continuamente. Todos nosotros conocemos el poder de los dioses, puedes relajarte, nadie va a venir a molestarte, aquí estás segura... Y no me causas ningún contratiempo, dudo que Zeus tenga tiempo para partirme con uno de sus rayos por despachar a siervo de Apolo - finalizó con una arrebatadora sonrisa.

Notas de juego

Dysis, tu Ánimo sube 1 punto (automáticamente) por la cercanía de Orión. Daniella creo que tenía el Ánimo en 9, ¿no? Bueno, apuntadlo en la ficha porque es un número que va a cambiar continuamente y es la base de todas las emociones :)

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18/10/2010, 23:22
Dysis

Dysis se quedó mirando a Orión absolutamente embobada, permitiendo que, por un momento, lo que estaba a su alrededor desapareciera. Se inundó de una sensación que no había experimentado nunca... Su respiración se aceleró levemente, y sus labios y sus mejillas enrojecieron levemente. Las piernas le flojeaban cuando se atrevió a acercarse a tocar el agua. ¡Está caliente!, exclamó, saliendo de su ensoñación para mirar a Daniella. Ven, toca esto, ¡es increíble!. Don dulzura, tomó la mano de la joven y la invitó a acercarse a la fuente, rozando sus dedos con los de Daniella bajo el agua templada.

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21/10/2010, 12:38
Daniella

Daniella se encontraba sentada sobre una piedra, sintiendo como su corazón latía con una fuerza dolorosa, y sus manos temblaban ligeramente. No podía mirar al sacerdote sin sentir como se humedecía y se deshacía por dentro. Afrodita, ayúdame a aguantar estos momentos. Rezó para sí la joven sacerdotisa.

Dysis se acercó y le cogió de la mano. Daniella la miró, y una sonrisa trémula asomó a sus labios. Una fina película de sudor cubría sus sienes. Se dejó llevar por la Oráculo y acercando su temblorosa mano al agua comprobó la delicia del líquido caliente corriendo por ella. - Ummhh! Qué delicia... - Susurró intentando no desviar su mirada hacia Orión, al cual sentía muy cerca, demasiado cerca...

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28/10/2010, 19:06
Orión

El calor del agua era delicioso, las dos sacerdotisas humedecieron sus manos y sus brazos, deleitándose con la sensación abrasadora del agua. Orión les dejó espacio para que disfrutaran de la belleza del jardín y de la tranquilidad que se respiraba allí. Cuando ella se relajaron, el sacerdote cortó unas flores y las ofreció a cada una de ellas.

- Permíteme - le pidió primero a Dysis, mostrándole una rosa de color rojo a la que había quitado todas las espinas. Con mucho cuidado se la colocó sobre la oreja, recogiéndole un mechón de pelo para despejarle la frente. Después, repitió el mismo proceso con Daniella, que ya no podía dejar de temblar. La cercanía de los dedos de Orión le resultaba más abrasadora que el agua de la fuente. - Dos flores hermosas para dos hermosas mortales... - comentó con una sonrisa.

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02/11/2010, 11:12
Dysis

La muchacha miró a Orión con la boca entreabierta, casi temblando. Nerviosa, miró a Daniella, esperando que ella le diera alguna indicación sobre qué hacer en estos casos, pero parecía igual de nerviosa y descontrolada que ella.

Gr...gracias, contesta, intentando controlar los temblores de la voz, y rozó la rosa con los dedos. Las dos son preciosas, dijo, cortésmente, sonriendo a Daniella.

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08/11/2010, 21:31
Daniella

Daniella estaba en tal estado de nervios, que no podía parar de temblar. Cuando Orión le rozó el cabello, pasando sus delicados dedos entre los mechones sedosos de la sacerdotisa estuvo a punto de desmayarse. Se sintió desfallecer y un gemido ahogado salió por sus entrecerrados labios.

Al ser consciente de haber gemido ante la Oráculo y Orión, sus mejillas se encendieron de forma caprichosa. Era la primera vez que Daniella sentía todas aquellas sensaciones tan a flor de piel. Siempre se había sabido controlar, pero aquella noche era como si todos los poros de su piel le reclamaran aquel trocito de paraíso que todavía se le tenía vedado.

Llevó una de sus manos temblorosas a su cabeza, acariciando con suavidad la flor que el sacerdote con tanta delicadeza le había colocado. Y se encaminó nuevamente a una de las rocas que hacía función de banco. Se dejó caer, colocando sus manos al lado de su tembloroso cuerpo, cerró los ojos e intentó concentrarse para calmarse. Tenía que controlar toda aquella fogosidad que sacudía su joven cuerpo en fuertes oleadas.

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18/11/2010, 10:54
Director

Dysis observó como Daniella temblaba ligeramente cerca de la presencia de Orión. A ella le pasaba algo parecido cuando su guardián, el espartano Adrastro, que la había acompañado en todo momento desde que dejaran el templo. La sacerdotisa de Afrodita tuvo que sentarse otra vez sobre la piedra, su piel estaba ligeramente más sensible de lo habitual, el viento de la noche rozaba sus hombros y la hacía temblar e incluso el tacto de la piedra la afectaba. Y lo peor era, quizás, sentir como sus piernas no dejaban de templar y como una punzante humedad no hacía más que crecer entre sus muslos.

- ¿Te encuentras bien?- preguntó el sacerdote, arrodillándose al lado de ella y mirándola fijamente. Al poner una mano sobre su frente, Daniella sintió sus poderosos dedos acariciándola. - Mm... tienes un poco de fiebre... ¿os habéis pinchado con alguna de las flores? - preguntó mirando esta vez a Dysis.

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24/11/2010, 17:36
Dysis

La joven mira fijamente a Orión, poniendo casi ojos de corderito degollado. No, yo... yo no, al menos. Observa a Daniella desde cierta distancia, sin comprender muy bien qué es lo que le ocurre. Quizás ella..., con un par de vacilantes pasos se acerca a la muchacha. Se arrodilla junto a Orión y le toma las manos con suavidad y se las observa. Al no ver nada, le roza la cara con uno de sus dedos. Quizás sea momento de volver, si no se encuentra bien.

Se pone de nuevo en pie y pasea alrededor del claro. Aunque... no sabría cómo volver..., intenta reconocer el camino de vuelta enfocando con esfuerzo en la oscuridad.

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02/12/2010, 01:42
Daniella

Era la primera vez que Daniella sentía todas aquellas sensaciones a flor de piel. La brisa acariciaba sus hombros desnudos, haciendo que su piel se volviera de gallina, y creándole ligeros escalofríos que recorrían su espalda. Pero lo que peor llevaba de todo era aquella humedad que había ido creciendo entre sus piernas...

Cuando Orión se le acercó preocupándose por su estado, la joven sacerdotisa sintió como sus mejillas ardían, como el fuego la quemaba por dentro y tuvo que morderse el labio para evitar soltar un gemido.

Sus suaves dedos la acariciaron, y ella deseó poder entregarse en aquel momento, sobre aquella piedra y en presencia de Afrodita. Pero haciendo un gran esfuerzo de voluntad, consiguió levantar la mirada y negar con la cabeza ante la pregunta del sacerdote.

- No... No os preocupeis... Estoy bien... - Susurró con voz temblorosa. Pero la Oráculo también se preocupaba por ella, y le había cogido de las manos, acariciando a su vez su sudorosa frente. La joven sentía como su corazón martilleaba su pecho con una fuerza casi dolorosa. Rogó en silencio a Afrodita para que la ayudara. Para que le diera sus fuerzas y de esta forma poder comportarse de forma adecuada...

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10/12/2010, 11:07
Director

Orión volvió a esbozar aquella sonrisa tan encantadora ayudando a Daniella a ponerse en pie.

- No te preocupes, Dysis, ella te acompañará de vuelta a tu habitación. Es hora de irse a dormir, mañana podréis volver a jardín a contemplar sus flores a la luz del sol...

Dysis se giró hacia los dos sacerdotes para decir algo y de pronto, sufrió una convulsión. Sus piernas no pudieron sostener su cuerpo y se derrumbó sobre la hierba fresca entre las flores. El sacerdote soltó a Daniella y se acercó a la joven Oráculo, sosteniéndola con sus fuertes brazos. Daniella contempló como la muchacha estaba rígida y tenía los ojos en blanco. En voz baja murmuraba algo, pero ni Orión ni Daniella eran capaces de entenderla...

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10/12/2010, 11:11
Director

... Tu mente no está en tu cuerpo...

Sabes que lo que estás viendo es lo que los dioses quieren que veas, pero ahora no estás drogada, ni estás en el templo de Apolo. No entiendes porqué ahora tienes una nueva visión...

Pero la ves. Ves a una mujer de cabello rojo, la mujer más hermosa que tus ojos hayan contemplado jamás, de labios carnosos, rostro angelical, cuerpo perfecto y senos rosados. Está desnuda y encadenada a una roca, una argolla rodea un tobillo fino y blanco, y una cadena de gruesos eslabones la mantiene prisionera. La roca está en mitad de un volcán, la lava salpica su prisión, y ella tiene miedo, no quiere que el fuego hiera su delicada piel.

La ciudad de Citerea de pronto aparece ante tus ojos, sucumbiendo a la ira de un dios, que la quema y la destruye sin compasión. "Un extranjero" dice el dios. "Un extranjero se ha llevado a mi esposa"

Pero no ves nada más, no ves otra cosa que no sea fuego y destrucción y gritos y dolor y sangre y muerte...

Cuando sientes que ese fuego te quema y esa sangre que se derrama es tuya, despiertas en brazos de Orión.

Vuelves a estar en el jardín, en el mismo lugar en el que estabas antes de caer. Daniella te mira preocupada.

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12/12/2010, 11:19
Dysis

No, no, no, no..., susurraba débilmente la joven mientras sus ojos recuperaban poco a poco su color y su posición. Miro a su alrededor, como si no lo reconociera, y luego observó asustada a Orión y a Daniella. Forcejeó para intentar zafarse de Orión, pero no tenía fuerza suficiente. Nerviosa, mira a su alrededor, Tengo... tengo que hablar con los sacerdotes Parece desorientada, como si los únicos puntos conocidos fueran Orión y Daniella. Intenta, una y otra vez levantarse y salir corriendo de allí, pero su cuerpo parece aún despertándose.

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15/12/2010, 10:57
Orión

Orión la aferró de los hombros para que Dysis no perdiera el rumbo.

- Tranquilízate, Dysis - le dijo con voz firme mirándola a los ojos. - Respira hondo un momento, ven, siéntate aquí - la ayudo a sentarse sobre el borde de la fuente y se sentó a su lado. - Dime, ¿qué has visto?

Después de todo, Orión era un sacerdote de Afrodita. Y lo que Dysis había visto tenía mucho que ver con este templo y esa diosa.