Partida Rol por web

Tras un agitado día, cubiertos de viejas y nuevas heridas y con el miedo aún en el cuerpo os disponéis a llevar las nuevas ante vuestro capataz. Los guardias imperiales dan el aviso y concertáis la cita para hoy a la noche.

Mientras tanto, con los últimos ahorros coméis y bebéis. Descansáis y con risas agitadas discutís sobre la posibilidad de volver a esas sucias minas donde todos vuestros sueños fueron echados por tierra. Inocentes o no, tenéis claro que no pensáis volver allí. Durante la cena, Heldrich despierta de su largo sueño y abotargado apenas es consciente de las conversaciones. Para cuando os queréis dar cuenta la hora ha llegado.

Wilhelm os ha convocado a su oficina frente a un almacénen el Suiddock. Os invita a pasar y pregunta sin prestar atención a vuestras heridas. En la estancia hay altas pilas de cajas. Tras responder a sus dudas sobre los origenes del niño en las marismas, o la naturaleza de los asaltantes (sectarios de nurgle) coge la carta que había guardado Felix.

Después de leerla asienta complacido.- Buen trabajo prisioneros.-Os extiende una carta sellada-Pero vuestros servicios al Emperador no han acabado aqui.

Lord Frederick,

¡Espero que esta carta os siente bien! Puede que os estéis preguntando por qué he enviado un grupo de hombres -¡criminales nada menos - a vuestra residencia. Aunque puede que hayan cometido crímenes en el pasado, son buenos hombres que nos han profesado aquí un buen servicio. Seguramente hayáis escuchado las noticias del culto que sigue al Niño que creen que es una resurrección de nuestro Señor Sigmar. La cruzada se originó en esta ciudad y está moviéndose hacia Altdorf. Si llegara
después de que hayáis leído esto no puedo decirlo. 

Como he mencionado, estos hombres me han hecho un gran servicio, descubriendo los secretos tras este culto. Haga que le relaten todo lo que saben. Luego, podréis decidir como proceder. Usad cualquier influencia que tengáis sobre la corte para hacer que estos hombres sean perdonados, ya que desafortunadamente, yo mismo soy incapaz de ofrecerlos esto. Me disculpo por cualquier carga que haya puesto sobre vos, ¡pero sé que disfrutáis con este tipo de cosas!

Viggo von Seulden III

Embajador Imperial
 

Marienburgo

Junto con la carta, viene otro documento, sellado también.

-Esta carta os permite viajar de Marienburgo a Altdorf, pero solo a Altdorf. Si sois encontrados viajando en otras carreteras que no lleven a la capital del Imperio, y sois reconocidos como forajidos, seréis arrestados y probablemente ahorcados. De todos modos, Lord Frederick podrá emitiros un indulto cuando os reunáis con él.

Sin embargo, os dejo con una última reflexión. Lo que hagáis con ella depende de cuánto aprecio sintáis por nuestro amado Imperio. Si la influencia del Caos está sobre la Cruzada, y el niño está atrayendo tantos seguidores como ha podido a Marienburgo, entonces podrían venir tiempos oscuros para la humanidad. Os sugiero que discutáis el asunto con Lord Frederick. Podría solicitar vuestra atención para desarraigar esta nueva amenaza.

Tomad, para los gastos del viaje. Suerte compañeros.-Os da 4 coronas de oro a cada uno de vosotros.

Yo, un Hijo de Grungni aceptando la gratitud humana cuando es esa raza quien me deve un favor. Respira prufundo.  Humillante.

El enano, el aspirante a ingeniero, con aspiraciones a ser minero algún día, que controle extracciones, por donde explotar las vetas y hacer túneles para ampliar las estancias de los Ancestros, acerca la mano para recoger lo ofrecido por el hombre menudo.

Un meneo de barba da paso a un: - Gracias bastante apagado, pero empieza a pensar en eso de que si se desvían, serán tomados como en reveldía y condenado a Sentencia Capital. Barbaros. El documento se oculta entre sus escasas pertenencias, que como estudiante, estará buen protegido y hace acopio del dinero como si fuera un gran tesoro. Pronto por su mente empiezan a correr posibilidades.  Seguro que algo ocurre, descubrimos o lo que sea, que nos hace desaparecer tiempo para solucionar los problemas que nos encontraremos, antes de llegar a nuestro destino. Seguro, me juego la mitad de la Barba. - ¿Habrá algún convoy o algo que nos acompañe?

El embajador te mira con un gesto gracioso-Nada de eso mi obtuso enano. Sois parte de una investigacion secreta que por sus posibles consecuencias debe mantenerse al margen de cualquier institucion imperial.

El bárbaro coge el dinero sin mucha amabilidad, cuando el enano pregunta por el convoy.
-Y pretenderá que lleguemos a tiempo ¿verdad?. Que tal si nos proporciona monturas que nos lleven veloz a nuestro destino

Ante el norteño no parece tan risueño.- Vamos amigo, la Cruzada del niño esta compuesta por cientos de renqueantes vagabundos. Familias con niños y viejos desvalidos. No creo que recortarles la distancia sea tan arduo.-Aunque parece decidido a no regalar nada.

Félix meditó en silencio. No le hacía gracia aparecer por Altdorf después de su accidentada salida de la ciudad, pero ese salvoconducto por lo menos le libraría de ser detenido por las autoridades por el asesinato de su mujer. En cualquier caso, tendría que estar alerta para que no le descubrieran los esbirros de su padrastro...

-Esta claro que no tenemos opción, ¿verdad? ¿No sabrá por lo menos de un curandero que nos quite estos lunares de la piel?

Laida sonrió como siempre, y mientras recogía el dinero dijo en alto:- Pues si tenemos que ir a Altdorf porque no lo hacemos con esa cruzada?, quizás por el camino averigüemos algo, y todo el mundo tiene que comer y de paso así podría ganar unas monedas...

-Joven, me parece que no podréis permitiros los servicios de los galenos que frecuento.-sonrie-pero tomar-os da dos coronas más a cada uno-así, podréis permitiros alguno al menos. 

-Y en cuanto a su pregunta Laida, recordar que solo podréis viajar por los senderos que llevan a Altdorf. Si aprovecháis el resguardo de la cruzada, tanto mejor. Pero no os olvidéis de su influencia. No os dejéis engañar.

El hombre parece cansarse de vosotros, y con un leve gesto os indica que le molestáis.-Haced vuestro trabajo. O volver a las minas. Lo que prefiráis.

Recojo el dinero que nos ofrece y digo:- Que nos vamos?, cuanto antes salgamos antes alcanzaremos a esa comitiva, y la podremos adelantar.

El enano mira con asco al tipejo. Cada vez le gusta menos y está por saltar y morderle el pescuezo para no tener que escucharlo nunca más. Cuando tenga la carta de livertad, le arrancaré la lengua.

Mira a Laida y asiente a lo que dice de marcharse.

Tenía tantas ganas de salir de aquí que su humanidad (¿o sería enanidad?) había sufrido en esta misión. Un poco más no sería una desgracia total a cambio de liverar al mundo de semejante sabandija.

-Esperad un poco, yo por lo menos quiero ir a un galeno a quitarme estas asquerosas marcas. Y de paso comprar algo de equipo...

- De acuerdo, hagamos algunas compras y curemos las heridas termino diciendo.

-Si, vayamos a recuperarnos un poco, no creo que el camino sea plácido.
El bárbaro se encamina calle abajo en busca de un galeno

Servicios de Galeno pagados (algunos lo habeis tenido que intentar un par de veces o incluso tres!) y ya habéis sido sanados. Félix, tienes tu antorcha y raciones.