El truhán oyó el grito del lunático mientras buscaba sin éxito pistas en aquella pocilga. Leyó la nota por encima del hombro de Laida y su mente trabajó a toda velocidad, tratando de identificar al sujeto y adivinar la razón de su encierro.
-Estooo... Tranquilo hermano, nos envía el Maestro. Hemos matado a Ruben y vuelves a ser libre. Nosotros le haremos llegar tu mensaje a Baer. Has servido bien al Señor de las Moscas. ¿Tienes alguna otra cosa que decirnos?
Laida miro al que montón de garabatos y se quedo parada sin saber que hacer con ellos. Pero parece que Félix los comprendía pues los miro con detenimiento. Así que dándole la nota le digo:-Félix que pone en la nota?
Félix frunció el ceño.
-Ahora sígueme la corriente. Luego te lo explico-replicó en voz baja-.
El desecho humano que tenéis en frente no parece importarle mucho el engaño de Felix, y después de seguir con la mirada la carta, vuelve a sus menesteres. Empieza a chupar con ahínco los fluidos de su almuerzo.
Sin nada más de importancia en la habitación y sin más puertas que derribar, parece que esto es todo lo que hay en las alcantarillas.
Tras un aterrizaje forzoso, vuelvo a estar activo. Os doy un último mensaje para finalizar la partida, daros la experiencia y empezar a preparar la segunda parte.
El truhán desistió. Con ese tipo no había nada que rascar.
-Será mejor que regresemos, no obtendremos nada más de este desgraciado. Llevemos la nota a la embajada, pues puede ser el pasaporte a nuestra libertad.
Tras leer en voz alta el contenido de la nota, añadió:
-Que alguien cargue con el ratero, que yo llevo la antorcha...
- Venga, vamonos. Digo mirando al desdichado. me daba pena, pero parece que no se podía hacer nada, como mucho comunicarlo, así que se puso en camino siguiendo a Felix mientras daba vuelta a lo que ponía en la nota, era una nota del Caos, quizás si les devolviera la libertad, si fuera así, buscaría un pueblo tranquilo donde cocinar y degustar los manjares de la tierra.