Partida Rol por web

EL miedo me atenaza y no me puedo ni mover, ese horror que no había visto nunca me supera, supera toda expectativa de lo que me encontraría... pero debía reponerme o estaría perdida...

A Tryndamere no le gusta nada esa cosa, pero ve como ataca al enano y en su tierra los enanos son casi como hermanos, asi que tragando saliva y con la antorcha por delante se acerca para atacar a ese ser

Al ver a la criatura que atraviesa la puerta atacar al enano un escalofrío recorre todo mi cuerpo y no puedo hacer otra cosa que seguir retrocediendo mientras mantengo el escudo entre esa cosa y yo en una posición defensiva.

Los aterrorizados aventureros parecen no poder dar la vuelta a la visión terrorífica de este ser de pesadilla. Heldrich, Laida y Leopold no pueden mover sus agarrotados músculos y no reúnen valor suficiente como para ir en ayuda del enano, que pese a la fama de su raza, no puede mirar a los ojos a la bestia.

Pero Felix y Tryndamere no parecen amilanarse. Viendo a su compañero en peligro, preparan cada uno de ellos su particular plan de acción. El tahur, aprovechandose de sus silenciosos pies y la oscuridad de la alcantarilla se desplaza sigilosamente hasta el pilar que da a la espalda del ser. Desde allí tiene una diana perfecta y con nervios de acero, aguarda la mejor oportunidad para asestar un golpe al desprevenido enemigo. El barbaro por su parte, algo más envalentonado que su amigo urbanita, se acerca hasta el engendro y con una punteria que solo un hombre asustado puede tener arremete contra él. El golpe es potente y todo apunta que la hoja cortará limpiamente la carne negruzca de la criatura. Pero cuando el filo toca la escamosa piel, tan solo podéis discernir un leve corte.

Sin prestar atención a la montaña norteña, el siervo de los poderes ruinosos no cede y sigue intentando golpear con sus tentaculos a Ragnar. Los movimientos lentos facilitan al enano la tarea de esquivarlos, pero finalmente una de las extremidades lo agarra por el cuello, y junto con las toxinas de las esporas, estrangula al enano hasta dejarlo inconsciente sobre el suelo.

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Vamos con el segundo turno!

Eso es.

Félix tragó saliva tras observar que el potente espadazo de Tryndamere apenas había ocasionado un ligero corte en la viscosa piel de la criatura. Iba a ser un rival duro de pelar.

Por un momento se le pasó por la cabeza salir volando de allí, como si le siguieran los lobos de Ulric. Pero si quería evitar volver a las minas tendría que seguir hasta el final.

Salió de su escondite y cargó contra el monstruo, con la esperanza de sorprenderle...

Tryndamere no da crédito, creia que lo iba a partir por la mitad y le ha hecho un rasguño y para colmo el enano ha caído, parece que sigue vivo pero a saber. El bárbaro inspira hondo y vuelve a atacar a la criatura, pero esta vez parece que estaba menos distraída y falla el golpe estrepitosamente

El miedo atenaza mis músculos impidiéndome cualquier movimiento.

Tengo que hacer algo, debo ayudar a Ragnar.

Podeis utilizar un punto de suerte para superar la tirada de miedo.

Intente moverme, el primer paso fue un fracaso, pero puse toda mi fuerza de voluntad en sobreponerme y conseguí moverme, carge la honda y disparo a pesar de que este enfrascado en una lucha, pero era lo único que podía hacer, o eso o entrar en la sala que había detrás...

Parece que poco a poco el grupo va recobrando la compostura ante la presencia de la criatura nurgliana. Tanto Laida como Heldrich hacen de tripas corazón, y comienzan a hostigar al enemigo. La halfling intenta acertarle con la honda mientras que el ladrón se acerca hasta el engendro para que junto con Tryndamere y Felix la superioridad numérica ponga la balanza a vuestro favor.

Pero ni el barbaro ni Laida tienen suerte, y aunque la criatura parece algo descordinada, ninguno de los combatientes tiene la suficiente puntería como para hacer sangrar al otro. ¿Ninguno? 

Puede que hasta ahora el urbanita de Felix haya evitado los combates,  corriendo o incluso escondiendose de la amenaza más directa. Aunque algo le ha hecho cambiar. Quizas, haya sido la certeza de que si sus camaradas caían uno detrás de otro el correría la misma suerte. Sea como fuere, el truhán consigue reunir el suficiente valor como para cargar por la retaguardia al engendro, cruzando con su espada la espalda de este y consiguiendo que el bicho grité de dolor ante su cometida.

Pongo otra piedra y la vuelvo a lanzar contra aquel nauseabundo ser que amenazaba con matarnos a todos, un ser de otro mundo, porque no podía ser de este.
Pero sigo teniendo mala suerte, y vuelvo a perder puntería por el movimiento errático de la criatura al luchar con mis compañeros.

Viendo que soy el único que sigue paralizado por el miedo cierro los ojos y me digo a mi mismo que tengo que luchar, que ese ser no puede ser peor que el sectario con cabeza de tiburón o la lombriz gigante del pantano.

Tras unos segundos vuelvo a abrir los ojos y veo a la criatura y que mis compañeros siguen luchando, pero en mi interior ya no hay miedo, solo el deseo de acabar con ese ser y salvar a Ragnar. Preparado ya para el combate golpeo el escudo con mi espada y cargo contra la criatura.

Tryndamere sigue intentando golpear a la criatura pero sin exitoPodria estarse quiero para que pudiera maratarlopiensa el barbaro

Tal vez fuera el fragor del combate y la sangre derramada. Tal vez se tratase del aspecto repulsivo de la criatura, acompañado del hedor del agua estancada. Quizás se debía al creciente escozor de las verrugas sobre su piel. Incluso podría ser la risa burlona de su padrastro martilleándole la cabeza. Tal vez fuera todo a la vez o nada de todo eso, pero el caso es que Félix se dejó embargar por la furia y descargó un potente golpe sobre el monstruo con la intención de acabar con él de una vez por todas...