Partida Rol por web

El barbaro mira a su compañero con el celo fruncido, ¿le estaba dando ordenes?
-Muy bien pero vienes conmigo coge a Felix y atraviesan la puerta para ver que hay

El truhán abrió los ojos como platos al verse arrastrado inesperadamente por la mole nórdica. No fue capaz de prever la acción del sicario, así que reaccionó diciendo:

-¿Pero qué mosca te ha picado? ¿Acaso alumbrar habitaciones es pecado en Norsca?

-Hay muchos pecados pero uno de ellos no es alumbrar, de donde tu vienes ¿lo es? dentro de la habitacion mueve la antorcha de derecha a izquierda para ver mejor

Poco a poco y tras los amables tortazos de la halfling, tanto Ragnar como Leopold parecen despertar, no así Heldrich, que aún mantiene un color poco saludable. Los heridos, gruñen y se quejan de dolor, se levantan y observan como el barbaro, agarra con menos cariño del que ha mostrado hace un momento Laida al urbanita Félix. El truhán poco puede hacer para contrariar los deseos de Trynda e intentando ser útil al menos, ilumina como puede las estancias donde se guardaba el engendro.

La primera sala con la que se topan es una habitación grande con muebles viejos, cajas y camas. Parece que antes había gente aquí pero si tenían alguna posesión se las llevaron todas consigo. A la derecha un hueco, que hace tiempo podría haber sujetado una puerta, indica que la guarida de la criatura es más grande lo que aparentaba. Esta habitación está vacía, albergando solo una librería vacía y una mesa, quizás sugiriendo que antes era un estudio. Predominan en ambas habitaciones unas extrañas runas inscritas y con tiza en las paredes. A Félix estas runas no le dicen nada, pero el norteño parece mirarlas con suspicacia y quizás algo de temor.

Finalmente, al fondo de la biblioteca abandonada encontráis una tercera estancia. Un olor enfermizo impregna la guarida, y parece ser que su fuente no era la bestia que acaba de ser sepultada. Al menos, no su única fuente. 

La entrada a la habitación tiene una puerta de hierro con la cerradura echada pero la llave cuelga de la pared de enfrente.

A regañadientes, Félix fue consciente una vez más que todavía no era un Señor del Crimen como para que todos le obedecieran sin rechistar. Hasta que llegara el momento, tendría que apechugar con aquella pandilla de rajagargantas.

"Por lo menos vuelvo a tener la antorcha. Y la mano que empuña la antorcha es la mano que domina el mundo..."

Sin embargo, al truhán enseguida se le bajaron los humos al observar las estancias donde se encontraban. Aquel olor nauseabundo procedente de la puerta cerrada no auguraba nada bueno. Entonces reparó en el sicario y en su extraña fijación en los garabatos de las paredes.

-¿Qué ocurre Trynda? ¿Reconoces esos dibujos?

Seguis teniendo lunares y un leve malestar generalizado.

viendo que Heldrich no se despierta vuelvo a darle unas tortas y si eso no funciona, le zarandeo fuertemente.
si tampoco funciona, le echo agua de mi odre en la cara.

El norteño mira las runas le son familiares, por el norte las habia visto en mas de una ocasión y nunca era bueno.
-Esas marcas las conozco, alli en mi tierra esas marcas eran señal de que slguna plaga aparecia o alguna enfermedas asolaba la tierra el Trymdere va a por la llave la coge pero no abre la puerta.

El enano, refunfuñón, dolorido y malhumorado intenta recomponerse para ser de ayuda, aunque sigue bastante ... descolocado. Prefiere quedarse a la zaga, ya que los bofetones que lo han traido de los brazos de morfeo han sido de los ingnominioso para alguien de su raza.

Mejor o peor, todos os habéis levantado del suelo salvo Heldrich, que según parece, necesitará algo más de tiempo para volver del mundo de los sueños. Reunidos en la segunda habitación del cubil de la criatura, el norteño se dispone a echar un vistazo por el hueco de la cerradura. No habría llegado hasta aquí sin ser precavido.

Desde el agujero, Tryndamere observa una escena algo asquerosa: un hombre de apariencia salvaje cubierto de harapos e inmundicia yace en un suelo cubierto de porquería, mascando golosamente una rata muerta. Su pelo y barba son largos y enmarañados y sus ojos parecen denotar locura.

Viendo que no puedo hacer nada mas, me adentro en el cubil de esa apestosa criatura y observo con detenimientos cada sala que han revisado mis concienzudos amigos, por si se hubieran dejado algo.
Llego a la ultima sala y abro la puerta, para después acercarme al hombre y no pudiendo soportar la visión de lo que come, digo con voz alegre y servicial:- Hola! me llamo Laida Hornblower, si quiere le puedo preparar algo mejor que eso que esta comiendo, o al menos cocinarla, soy una cocinera profesional.

El barbaro se acerca a la puerta y viendo que no parece que haya peligro la abre con cuidado

El miserable hombre parece no escuchar las palabras de Laida. Sigue masticando ávido las putrefactas tripas de la rata y el hedor hace que la halfling apenas pueda aguantar las arcadas. Sin embargo, al aproximarse a él, Laida puede llegar a ver com, el hombre, sostiene con fuerza un papel con una de sus manos.

Parece un papel viejo, y el gourmet, ahora sí, se gira bruscamente, y mira fijamente a la vagabunda.-“¡Sangre! Las calles llenas de sangre, y la sangre no puede limpiarse bajo las alcantarillas. La gente se ahoga en su propia sangre mientras las lunes miran y ríen.”-parece vomitar cada frase.

Tras acabar con sus incoherencias, vuelve calmado a finiquitar la comida.

Tryndamere entra en la habitación y con paso decidido se acerca al prisionero al ver el papel en la mano le dice en tono amenazante
-Sera mejor que me des ese papel si quieres conservar la mano

Miro con cara de enfado a Trydamere y le digo:- Espera un poco joder, todo no se resuelve por la fuerza, es el primer ser que nos encontramos y no nos quiere matar, joder y estaba encerrado como nosotros hace unos dias!, es que no os da pena, la puta?, en fin.
y dicho eso se pone delante de el pobre hombre y mientras se aguanta las nauseas le sujeta la cara para que sus ojos la miren y le dice:- Hola amigo, como te llamas?, tengo comida, buena comida, te lo cambio por ese papel.
y le sigo diciendo:- Conoces al chico de la cruzada?, que era la bestia que habia aqui?, sabes algo de... y de* ...

Mientras Laida y Tryndamere dirigían el interrogatorio, Félix rebuscó en todas aquellas salas malolientes, en busca de objetos interesantes o de valor...

El maloliente anfitrión observa con incredulidad la disputa entre Tryndamere y Laida. Cuando la halfling parece salirse con la suya, él la mira con una sonrisa bobalicona en su rostro. Le alarga la mano con la nota y escucha algo confundido todas las preguntas de su "salvadora".

Mientras tanto, Félix investiga más exhaustivamente la habitación. Parece estar vacía excepto por manchas de excremento en las paredes y deshechos pertenecientes a una colección dispar de roedores. Con el estomago revuelto, se gira para mirar si Laida ha tenido algo más de suerte que él.

En ese mismo momento, cansada ya, pregunta por una de las últimas pistas que habéis seguido. Pregunta por el diablo que murió ahogado por los tipos del local de apuestas, el cual ya dejó su rastro en la fortaleza abandonada del pantano. Jurgen Baer. Al escuchar ese nombre, el lunatico parece salir de su estado comatoso y con ojos febriles grita.-Jurgen, ¡Jurgen Baer!-y lanza la nota a la cara de la vagabunda.

Tras recuperar la conciencia gracias a Laida permanezco unos instantes sentado en el suelo, intentando recobrar algo de fuerza para continuar.

Pasado un rato me levanto y recogiendo mis armas sigo al grupo, llegando a tiempo para ver a un hombre sucio gritar el nombre del cazador de brujas.