Partida Rol por web

¿Donde demonios estaban los sacerdotes e inquisidores cuando se les necesita? No tenéis noticias de haber visto alguno en una oscura y putrefacta alcantarilla, allí donde se esconden los engendros. No parece que la luz de Sigmar ilumine vuestros traseros últimamente, y mucho menos ahora.

En una trifulca caótica donde brazos espadas y esputos convergen en menos de un metro cuadrado la halfling sigue fallando unas tras otra, aunque cabezota como es, parece no desistir. Sin embargo, sus compañeros Heldrich, Leopold y Felix, a diferencia de esta, aciertan uno detrás de otro hiriendo a la horrenda criatura y haciéndole supurar su viscosa sangre. Puede que lo desesperante del combate, la voluntad de hierro o el terror del que se cree condenado haya influenciado en su inusitada pericia y sus ansias de matar. Finalmente, tanto el barbaro como la criatura fracasan en sus intentos de herirse mutuamente.

La escena se asemeja cada vez más a una matanza de san martin, con la figura lastimosa de la criatura agujereada, sangrante y en inferioridad numérica aplastante.

La sangre corre como un pequeño rio entre las mugrientas baldosas que pisáis. 

Mas cabezota que un enano si cabe, Laida sigue disparando con la honda, frustrada por falla tanto, cosa que hace décadas que no hacia, pero supone que sera por el mio producido por esa criatura y espera cambiar las tornas de eso.
En esta ocasión si le acierta a la par que se escucha un tímido grito de la garganta de Laida:- BIEN!

Tryndamere frustrado sigue intentando golpear a la criatura pero sin exito, lo cual frustra mas al barbaro. Maldito seas quedate quieto para que pueda matarte grita el barbaro

El enano se debate en convulsiones.

Ertywert, ya que Ragnar está inconsciente, puedes llevar a Heldrich si quieres. Avísame si es así y te doy los permisos.

Animado por su certero golpe, Félix volvió a acometer al monstruo con todas sus fuerzas, espoleado por la furia de Ulric...

En otras circunstancias te diría que si, pero ahora mismo no se si seré capaz.

No me puedo comprometer. No me veo capaz aún. Gracias por pensar en mi, pero aún no se si sería capaz de separar la mente en dos para ambos.

Perdón.

Por fin había entrado en el combate, y con un ataque certero, tras unos instantes en la refriega veo que aunque somos cuatro contra uno no va a ser fácil vencer. Sigo acometiendo al enemigo pero mis ataques pasan lejos del cuerpo de la criatura.

La interminable sucesión de golpes, espadazos y tentaculos prosiguen en la oscuridad del subsuelo. Al esquivar uno de los golpes de sus enemigos, la criatura queda al descubierto durante un instante que aprovecha la halfing para alcanzarle con la enésima piedra que lanza con habilidad. La piedra golpea en el hombro del bicho, que parece no inmutarse y con suma facilidad aparte el filo de Félix con uno de sus tentaculos, sin embargo, el ladrón está atento a sus movimientos. Aprovechando la distracción del truhan consigue deslizar su espada, evitando la guardia del engendro y ensartandole la espada en un costado. El bicho no deja de sangrar por las mil y una heridas que le habéis causado ya.

Pero la envalentonada de Heldrich no pasa desapercibida. Apartando los intentos de Tryndamere y Leopold por pararle o al menos herirle, se abalanza hacia el ladrón que malherido poco puede hacer por detener las ventosas de los tentaculos. Lo agarran por el cuello, levantándolo unos centimetros del suelo y asfixisiandolo hasta tirarlo al suelo con la cara morada y unas pústulas blancas en el cuello.

Sigue el combate

Félix contempló al ladrón caer al suelo como un peso muerto. Se sentía a la vez aterrorizado e indignado, puesto que tenía una deuda pendiente con el ratero. Éste le había salvado la vida en los pantanos, al interponerse entre él y la lombriz gigante cuando estaba a punto de rematarlo.

-¡Por los dientes de Taal! ¡Muere de una vez engendro!

El barbaro no puede creerlo, lo superan en número y están cayendo a te ese ser. Tryndamere ataca con saña pero acaba hendiendo el aire

Veo caer a un compañero, al suelo con la cara livida y los labios amoratados, en un minuto su tez ha cambiado, ahora me alegro de guardar la distancia como nunca lo he echo.
Sin las lanzo otra piedra contra esa odiosa criatura, pero como era de esperar fallo.

La marabunta no era propicia para un tirador. Ni si quiera para una tiradora experta como Laida, que ve con resignación como su disparo falla una vez más. A Félix tampoco se le da mucho mejor, en un combate de este estilo en el que no puede utilizar sus "habilidades", el tahúr falla nuevamente. Pero no es el único.

Tanto Leopold, que viendo caer a un compañero tras otro, como Tryndamere que no tiene espacio para blandir su espada adecuadamente erran también. Sin nadie que le haga frente la criatura elige a su nuevo objetivo. Se relame al ver toda la comida que tendrá cuando acabe con estos insectos que lo molestan. A pesar de estar malherido parece seguro de su victoria.

Con su primera acometida, agarra con uno de sus tentaculos el hombro del guarda marina, que con un sutil movimiento lo postra de rodillas hasta que por el dolor, y las heridas anteriores sucumbe, perdiendo el conocimiento junto con Heldrich y Ragnar. Envalentonado redirige sus ataques contra el norteño.

Pero el barbaro, más versado en la lucha cuerpo a cuerpo que sus compañeros ve el movimiento de su enemigo y se aparta. El engendro, sin tiempo de reaccionar golpea con fuerza el pilar de la sala que se tambalea hasta resquebrajarse. Esta claro que las alcantarillas llevan tiempo sin ser visitadas por los laboriosos ingenieros del ayuntamiento.

Con el pilar derruido, el techo no tarda en colapsar con la mala suerte de que la mayoría de los escombros caen sobre la purulenta cabeza de la criatura. Final triste y dramático en un mundo oscuro y asqueroso.

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FIN DE COMBATE

"Un final patético para una criatura patética."-pensaba mientras se sacudía el polvo de sus ropas.

Contempló con más curiosidad que preocupación a sus compañeros caídos.

-Parece que los dados siguen sonriéndonos, todavía respiran. Pequeñaja, ocúpate de despertarles para poder largarnos de aquí de una jodida vez. Trynda, acerca la antorcha a la puerta para poder ver lo que hay al otro lado. Espero que hallemos algo interesante y que toda esta mierda haya valido la pena...

Pequeñaja, Manda narices.. digo mal encarada pero voy hacia mis compañeros y le doy dos tortas en la cara a cada uno para que se despierten.