Partida Rol por web

Abres los ojos pesadamente y compruebas tu estado. Tal y como lo imaginabas, estabas acostado exactamente en la misma posición que cuando te dormiste, sin moverte un solo centímetro en todo tu sueño. Te habían dicho que los vástagos se convertían en cadáveres durmientes durante el día, pero querías comprobar que era cierto que no se movían para nada. Al parecer sí.

Te levantaste de la mullida cama donde estabas acostado y miraste a tu alrededor. La habitación en la que te encontrabas era sumamente normal, demasiado quizá, con un juego de muebles entre los que se encontraban un armario donde estaba tu ropa, colgada como si fueran las mejores prendas que podías conseguir, y lo que te prestaba tu sire para vestirte.

Escuchaste un par de ruidos a través de la fina pared del departamento. El otro vástago también se acababa de levantar y se dirigiría en unos momentos a la cocina, a empezar a prepararse para la noche. Miraste el reloj, que marcaba las ocho de la noche pasadas. Era tan raro no despertarse por el sol que te pegaba en la cara.

Parece que ya es hora

Me dirijo hacía el armario, extiendo mis mano, para tomar mis ropas y...

-¡¡¡ARGHHHHHH!!!- Pego un grito al darme cuenta de una horrenda realidad, mis manos están desnudas.

Me fui a dormir con mis guantes, los cuales no me quito en ningún momento, seguramente mi Sire tuvo algo que ver, mi problema con mis manos no empezó tan grave, pero las constantes intervenciones de mi Sire han hecho qué se agrave, hasta el punto de no quitármelos para nada y no permitirle a nadie tocar mis manos.

Inmediatamente agarras tus guantes de la mesita de luz cercana y es lo primero que te pones, antes incluso de vestirte. Recién ahí empiezas a recoger tus efectos personales y la ropa que te habían dejado.

Una vez que estás presentable sales de la habitación, dispuesto a confrontar a tu sire por lo de tus guantes. Ahí encuentras a Harold, un malkavian de aspecto mayor, aproximadamente setenta años, o eso aparentaba, sentado en la mesa, con aspecto no muy impresionado. — ¿Otra vez te despertaste sin tus guantes? — Te pregunta simplemente. —Deberías atártelos a las manos. Tus gritos de cada noche van a empezar a molestar a los vecinos. — En ese momento te das cuenta que tu sire no tiene nada que ver con el incidente. Y después de todo, malkavian que le haga algo así a otro sería increíblemente insensible.

— En fin, es bueno que te hayas despertado tan temprano. Hoy va a ser una noche importante. — Te informa Harold.

Hay estaba él, tan tranquilo, como si no supiera nada, estaba furioso, pero me tranquilice al escucharlo hablar.

Realmente parecía no saber nada sobre mis guantes, me hizo dudar sobre si en realidad no fue él quien lo hizo.

-Tal vez no fue él, pudo haber sido cualquier otra criatura o tal vez he sido yo todo este tiempo él qué sé ha estado haciendo estás bromas, me debo estar volviendo loco-

Después de todo si los vampiros existen debe de haber todo tipo de criaturas por ahí o puede ser que sea verdad qué los Malkavian están locos.

Como si nada de lo anterior hubiera pasado, me senté frente a él -¿Qué es eso tan importante qué tienes planeado para hoy?-

El tipo levanta una ceja cuando escucha eso. —Sí, es un problema habitual en el clan. — Dice con un deje de sarcasmo que puedes detectar incluso bajo su acento inglés. —En fin, hoy tienes que ir a reunirte con unas personas en esta dirección. — Dice pasándote un papel que tenía escrito “Candelaria 72, Candelaria y Rivadavia”. —Si me necesitas para algo, como siempre, estoy en el celular. —

No era la primera vez que tu sire te mandaba a algún lugar sin él. Harold tenía un defecto muy grave, le tenía fobia a salir de casa, por lo que era habitual que nunca saliese del refugio, y a veces sospechabas que la única razón por la que te había abrazado era porque estaba bastante solo en este lugar, lo cual lo había convertido a veces en un viejo amargado. —¿Necesitas algo antes de partir? — Te dice parándose, como listo para buscar algo si le pedías.

¿Otra salida en solitario? me pregunto si era así antes del Abrazo o los años lo han vuelto así, de cualquier forma no sería sensato insistirle qué me acompañase, si se tratara de algo realmente importante o muy peligroso, se obligaría el mismo a salir.

Me levanté de la silla para prepararme para salir, me miré en el espejo, me pasé la lengua por mis colmillos -realmente son un problema, alguien podría deducir qué soy solo con verlos, hay toda clase de locos haya afuera-

Me volteé hacía Harold -necesito información, ¿a quién voy a ir a ver y qué voy hacer? No puedo ir a ciegas, no quiero ir a ciegas-

Tu sire sonríe cuando le pedís información. —Me alegra que no aceptes simplemente las cosas que digo. — Menciona. —Es muy probable que te reconozcas como lo que eres, pero no tienes por qué temer. No sé con quiénes te encontrarás, pero sé que no necesitas preocuparte, mientras no llames demasiado la atención. — De pronto cerró los ojos, sin perder la sonrisa, a lo que vos hiciste el equivalente de tragar saliva, pues sabías que a continuación daría más información. —Ahh… son seis, además de ti. — Dijo finalmente.

Eso era algo que Harold hacía a veces. De repente tenía momentos de clarividencia que él justificaba como “voces en su cabeza, susurrándole cosas”. No sabías bien a qué se refería, a lo mejor estaba esquizofrénico y escuchaba cosas, pero también era cierto que las voces, en esas raras ocasiones en las que le hablaban, no solían equivocarse.

—No tengas miedo, socializa si puedes, pero no te extralimites. Ellos estarán tan cautos de ti como tú de ellos. — Finalizó, con su marcado acento inglés, antes de recostarse en su silla.

Si alguien descubre lo qué soy, tendré qué eliminarlo instantáneamente, sea quien sea, en mi rostro se refleja tristeza y miedo, no hay muchas personas en este mundo, en realidad solo hay una, qué realmente me preocupe herir y a la qué tengo ganas de volver a ver, qué aunque mi vida dio un giro, sigo siendo un indigente y no tengo nada qué ofrecerle, aún; pero tampoco quiero tener qué ir por ahí matando a todo aquél qué se me atraviese, alimentarse de ellos es una cosa, a la qué me estoy acostumbrado poco a poco, qué si hago bien, nadie debe salir realmente herido, pero asesinar inocentes por mi defecto es diferente.

Borré ese pensamiento de mi mente, Harold parecía tener uno de sus momentos ¿Séis? ¿séis qué? ¿séis como yo? ¿vampiros? ¿chiquillos? parecía qué iría al encuentro de otros "como yo", lo qué sea qué Harold haya querido decir, lo qué probablemente signifique problemas y más si hay qué "socializar" con otros vampiros.

-Creo qué me vendría bien un arma, si hay problemas, no deseo tener qué utilizar mis manos para defenderme, me conformo con un simple cuchillo, una navaja o un corta uñas, lo qué sea- siempre puedo salir por piernas, pero ¿y si no es así? No me veo capaz de utilizar mis manos.

Tu sire soltó una risita cuando decís lo del corta uñas, pero en seguida se encogió de hombros. —Sabes que yo no tengo mucho en ese departamento. — Te dijo. —Puedes agarrar uno de los cuchillos de la cocina, si querés, pero si son vástagos no te va a servir de mucho si llega el momento de pelear. Bueno, más que tus puños te va a servir eso seguro. — Juzgó, pensándoselo bien. —Y supongo que llegados al caso, incluso te puede resultar intimidatorio si no conocen tus habilidades... sí, a lo mejor puede funcionar. — Acto seguido señaló la cocina. —Andá a agarrar el de la carne, sabés dónde están. —

Fuiste a por el arma que menciona tu sire, un "facón" que en realidad era un cuchillo de tramontina lo suficientemente filoso y grande para cortar a através de tejido blando. Lo guardaste entre tu ropa.

Después de tomar el cuchillo y guardarlo me dispongo a partir, no creo qué Harold vaya a darme más información, parece qué desea mantener cierto misterio sobre lo qué sucederá hoy y no creo necesitar nada más.

-Me marcho, si demoró más tiempo se me hará de día antes de partir-

Es bastante extraño temerle a la luz del sol, antes toda mi vida transcurría durante el día y durante la noche dormía, si lo deseaba podía alternar y dormir durante las horas de sol, mientras qué en la noche estar activo, ahora si lo intentó moriría, la noche tiene su encanto, pero extrañare la luz del sol, hay cosas qué solo se pueden disfrutar bajo ella.

-Nos veremos antes del amanecer, esperó- abrí la puerta y salí del departamento.

Sales del departamento y te diriges directamente hacia la parada de colectivo más cercana. No manejabas desde hace años, y auto no tenías, por lo que continuamente tenías que viajar en transporte púbico, junto a los mortales. Te hacía preguntarte si en algún momento se darían cuenta que estaban viajando con un depredador que podía matarlos solo para tomarlos como sustento si se encontraba en un mal día. Por supuesto, tú no harías una cosa así, pero según Harold, había quienes sí.

Tardás un buen tiempo, pero pronto llegás a Floresta, justo donde querés ir, y empezás a caminar por Rivadavia hacia el lugar del encuentro. Notás que todavía hay un par de personas, algunas de aspecto dudoso, en la calle, pero gracias a tu look no te prestan demasiada atención, por lo que caminás sin problemas hasta Rivadavia y Candelaria.

Justo cuando estás por doblar, sin embargo, un auto pasa por al lado tuyo y dobla en la misma calle a la que ibas. Pronto estaciona delante de la dirección a la que te mandó tu sire y notás como las dos puertas de adelante se abren, dejando ver a un par de individuos que salen del vehículo y observan por unos segundos el edificio en cuestión. Ambos parecían figuras masculinas en sus treinta, vestidos relativamente bien. —Acá es. — Llegas a oír.

Estoy a punto de llegar a la dirección indicada, viajar en el transporte público es extraño, pero de cierta forma me hace sentir "normal", lo cuál no es del todo bueno, porqué también acentúa el hecho de qué no lo soy, ni lo volveré a ser.

Mi apariencia y experiencia me hacen pasar desapercibido en la calle, algo bueno debía salir de los últimos 2 años, el coche qué me cruzó hace un momento aparca enfrente de mi destino y unos sujetos bajan de el, parece qué se dirigen al mismo lugar qué yo, quizá sean con quienes me tengo qué encontrar.

Hace un par de años yo tenía un auto caro y vestía elegantemente, deshaciendome de esos pensamientos me acerco a ellos, mientras confirmó en mi móvil qué hora es.

-Buenas noches- les digo al acercarme.

Se me olvido preguntarle a Harold si había alguna contraseña o había qué hacer algo para confirmar la identidad, no puedo solo ir por ahí revelando mi verdadera naturaleza a todo el qué me encuentre, aunque dudo qué cualquiera se acercará específicamente a ese edificio a estás horas de la noche sin tener qué ver con la razón por la qué estoy aquí; así qué aunque es un riesgo les dedicó una sonrisa, qué hace apreciables mis colmillos.

Me despierto pesadamente, el día de ayer ha sido uno de los más pesados que he tenido en mucho tiempo, recordando mi nueva responsabilidad, me levanté y tomé mis guantes que estaban en la mesa de noche.

No recordaba habérmelos quitado, pero debí haber sido yo ¿no? ya había ocurrido en muchas ocasiones, ya empezaba a acostumbrarme, aún así, la ansiedad se apoderaba de mi, así que me los puse rápidamente.

Después de prepararme, salgo al encuentro de Harold, la noche anterior ya se había ido a dormir cuando llegue, tal vez pueda recibir más consejos antes de salir a cumplir mis responsabilidades.

Harold se despierta más o menos a la misma hora que vos y te saluda. - ¿Cómo estás? Llegaste tarde ayer, no me contaste cómo te fue anoche después de la llamada. - Te dice.

-Buenos días- yo le iba a reclamar algo a Harold ¿qué era? Me quedé observando a Harold durante un minuto intentando recordar...

No, nada, no debió ser importante, ¡ah! ¡cierto! -Harold... perdí tu cuchillo, me lo quitaron en la entrada del club y ya no lo recogí a la salida... voy a necesitar otro-

Después de informarle a Harold la pérdida de su cuchillo y pedirle otro, le volví a explicar, está vez más relajado, lo que sucedió anoche.

-... así que decidimos volvernos a reunir en el mismo lugar de anoche para empezar a administrar el territorio, aunque no estoy seguro de que se debe hacer ¿qué se espera que nosotros hagamos?-