Partida Rol por web

Los recuerdos de las flores de Cerezo.

I ~ Los comienzos de Abril

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06/03/2023, 04:20
Megumi Sato

Una de las manos de Tatsuya subió por el muslo sonrosado de Megumi encontrándose con una barrera de encaje blanco tan sutil que su sexualidad se sintió por debajo, así como ella fue consciente de sus suaves caricias.

Gimió como toda respuesta y aunque el muchacho le decía cosas hermosas, el cuerpo de la muchacha le hacía perder toda capacidad de respuesta.

Sus hombros al descubierto eran seductores sin perder el halo de inocencia. Por ello se quedó unos segundos contemplando su belleza hasta que se decidió a actuar: había escuchado a los chicos comentando lo que le gustaban a las muchachas en estos casos, por lo que empezó a depositar sus besos en la cara interna de los muslos de la chica. Su piel se erizó, sobreestimulada por las atenciones de su compañero. Sus manos se colocaron por arriba de la cabeza de Tatsuya, no tanto para guiarlo sino por ser incapaz de responder en forma coherentes a sus atenciones.

Los mordisqueos, el acercamiento a su femineidad, y finalmente la manera en la que la exploró con su lengua provocaron que la muchacha emitiera un quejido largo y agudo, al tiempo en que toda su anatomía tembló con violencia. 

¿Eso era algo bueno, debía pasar así?

Cuando el chico se detuvo para buscar los ojos de su amada, vio un anhelo en ellos que era inconmensurable. Sus mejillas estaban teñidas de carmín; su respiración era agitada, y su cuerpo mostraba los signos del placer que la boca de su pareja le había propiciado. Fue en ese momento en que ella, en vez de hablar, terminó de deshacerse de la parte superior del vestido de coctél, haciéndolo descender desde los hombros descubiertos a la cintura.

Su sostén era blanco, con minúsculos encajes en borde inferior, con mariposas talladas sobre la tela.

Ella lo atrajo hacia sí, para darle un largo beso. Esta vez fue Megumi la que marcó el ritmo de los besos, comiendo los labios de Tatsuya con un afán voraz, incluso para su pequeña contextura. Sus curvas eran perfectas, aunque no podría asegurarlo, lo más probable eran los 90-60-90 de la industria del modelaje.

-Lo estás haciendo tan bien, no te detengas…

Tatsuya estaba hipnotizado, la forma sutil de su cuerpo así como el deseo en cada una de sus acciones no le daban lugar a duda: ella lo estaba pasando genial, y solo deseaba llegar a más... sin barreras de ninguna clase entre ambos.

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06/03/2023, 07:59
Tatsuya Rukawa

Era un mar de inseguridades. Cada vez que Megumi se arqueaba y emitía un quejido, ¿Era por qué lo estaba haciendo bien o todo lo contrario? ¿La había mordido sin querer?. Le pidió que se detuviera y lo hizo, incorporándose para mirarla, con un perdón en la punta de la lengua presto a salir de su boca. La miró a los ojos y lo que vio fue deseo, unas mejillas ardiendo y un cuerpo pidiendo más. La ropa empezaba a sobrar y Megumi se la retiró dejando al descubierto un sostén blanco que no había notado al acariciar su espalda. Se quedó parado, hipnotizado, era como acostarse con una mujer que solo parecían existir en las revistas. Era perfecta, era demasiado perfecta, y él debía haber hecho algo mal para que le hiciera parar. Sonrió con timidez, esperando el veredicto, un cambio de opinión, un rechazo, el fin a algo que era demasiado bonito para ser verdad.

Nada de ello pasó, ella lo atrajo para besarle, un beso que dejaba al beso de sus sueños en un beso entre niños. Se sintió enardecer, sintió como su mente se detenía y su corazón palpitaba alocado, como si quisiera huir de su caja torácica. La chica que lo había detenido, la misma chica, le dijo que no se detuviera, que no dudara. Suspiró. Hundió la cabeza en los pechos de la chica y suspiró. Estaba subyugado a sus curvas. La deseaba. Necesitaba verla desnuda, no podía esperar más. También le sobraba su propia ropa, ardía, Megumi era su fiebre, Megumi le hacía arder.

Pasó una mano por detrás de la espalda de la muchacha y la levantó de la cama para abrazarla. Le mordió en el cuello mientras sus manos descendían por su espalda buscando el cierre del sujetador. Mientras forcejeaba con él seguía besando su cuello, pero por más que trataba de abrirlo parecía cerrado bajo siete candados. Se impacientó, estaba quedando como un estúpido, no era capaz ni de quitarle el sujetador a una chica. Gruñó de frustración entre beso y beso y eso le sacó una risita a Megumi. No se estaba riendo de él, simplemente la situación le hacía gracia. Una de las manos de la chica se volvió hacia su espalda y con un gesto experto lleno de elegancia se lo desabrochó, con una sola mano. Tatsuya volvió a gruñir y eso le sacó una sonrisa divertida a Megumi, pero él no estaba para sonrisas en ese momento. Cogió el sujetador y lo arrojó lejos mientras decía

- Estúpido trozo de tela....

A Megumi se le volvió a escapar una risita pero Tatsuya se encargó de borrársela. Volvió a hundir la cabeza en sus senos, pero no para abrazarla como había hecho antes, sino para saciar todo el hambre que el estúpido sostén no le había dejado saciar. Mordisqueó sus pechos, los besó, los lamió, dejándose guiar por los gemidos, los movimientos involuntarios del cuerpo, los jadeos. Solo tenía que acabar de retirar sus bragas para tenerla a su merced y hacia allá que fue. Levantó su cadera con cuidado y las retiró, con toda la colaboración de Megumi. Se paró un segundo a contemplarla. No se lo creía. Aquello no podía estarle pasando, pero si era un sueño, soñaría hasta el final. Volvió a hundir la cara en su sexo, que sin la protección de las bragas se le hizo mucho más fácil de estimular. No tardó en encontrar el punto que le hacía vibrar y entonces, sin vacilación, la llevó más allá de lo que la había llevado antes. No paró por mucho que las piernas de Megumi se cerraran, incapaz de controlar sus muslos. Entonces subió besando desde su ombligo hasta su cuello y le dijo al oído

- Ya no te ríes, ¿eh? Eso te pasa por ser mala conmigo... y aun no he acabado. - Se levantó de la cama y se quitó los pantalones con torpeza. Puso una mano en su ropa interior y entonces cobró consciencia de que era la primera vez que se desnudaba delante de una chica. Le daba vergüenza, más sabiendo que Megumi iba a poder comparar. ¿Qué pasaba si la tenía pequeña? ¿Si la forma era rara? Bajó la mirada y se quitó la ropa interior mientras se acercaba a su mesita de noche y cogía un preservativo.

La besó con ternura. Sabía que era el momento, pero aun así le preguntó

- ¿Estás lista?

Los ojos de Megumi le dieron la respuesta, después su sonrisa y por último una mano que comenzó a acariciar su miembro. Tatsuya, con manos temblorosas, intentó abrir el papel del preservativo, pero se le cayó un par de veces. Megumi seguía acariciándole, y eso lo único que hacía era que se pusiera más nervioso. Finalmente la chica se lo quitó con una sonrisa y lo abrió. Tatsuya era un desastre, un absoluto desastre, solo alcanzó a decir avergonzado.

- Es que tú tienes uñas.... 

Temía tener problemas para ponérselo, pero estaba tan duro que se deslizó hasta abajo sin ningún problema. La miró a los ojos, era tan hermosa, enmarcada por su rosada melena, con las mejillas ardiendo, era tan hermosa...e iba a ser suya. Pegó su cadera a la de ella, temiendo en cometer otra torpeza, pero todo siguió su camino, tan natural como si una llave encontrara su cerradura. La sensación fue gloriosa. Tatsuya gimió mientras notaba como el calor subía, como encajaban como si fueran piezas del mismo puzzle. Volvió a tirar la cadera hacia atrás y la echó adelante con ímpetu, arrancando un gemido a duo de los amantes. La miró a los ojos y le preguntó

- ¿Vas bien? ¿Voy demasiado deprisa? ¿Quieres que vaya más deprisa? 

Tatsuya era un amante generoso, muy pendiente de Megumi, predispuesto a que si esa era su única vez se le quedara grabada a la chica para siempre. Para él se quedaría, no creía que nunca se pudiera acostar con una mujer así, jamás. La quería, solo necesitaba una señal, un aliento, y desataría un infierno sobre cada poro de su piel.

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07/03/2023, 05:30
Megumi Sato

La risa de Megumi se vio opacada por la mirada de Tatsuya, una que había dejado atrás al chico para darle paso al hombre. Él tal vez no era consciente de verdad de ese cambio sutil, incluso en su postura y gestos, pero estaba ahí: el deseo impulsando el cuerpo como un jinete libre que quiere lo que quiere, y eso era Megumi.

La muchacha exclamó un quejido de antelación que se convirtió en una serie de sonidos inconexos a medida que él descubría lo sensible de esa zona tan suave. La lengua seguía un curso sinuoso, adentrándose en su canaleta para subir hasta las cumbres sonrosadas y despertar grititos de éxtasis que le hicieron perder a la chica toda noción del tiempo.

Cuando el chico la observó, su miembro se endureció de forma casi dolorosa. Con un esfuerzo para no invadir su intimidad con ferocidad, utilizó la lengua primero y la hizo jugar entre sus pliegues. Las reacciones de Megumi eran imposibles de ignorar: se arqueó de forma violenta, ahogando un grito, rodando los ojos hacia atrás.

Su humedad era un manantial, el muchacho sabía (al menos en teoría) que estaba lo suficientemente lubricada. Pero él quiso llevarla a un punto álgido y la sintió gritar al encontrar más de una zona receptiva a sus juegos.

No, ella ya no se reía, tenía la mirada perdida en un paraíso de gozo. Ella lo recibió con un beso cuando él iba subiendo por su ombligo, alcanzando sus dulces senos y reposando su boca en el cuello de cisne de la modelo.

Ella lo vio, apoyando los codos sobre el lecho, ponerse desnudo. Tatsuya temía la reacción pero la pelirrosa solo lo miró con hambre. Su tamaño era bastante más de lo que ella hubiera conocido, no lo decía con sus labios sino con su mirada.

Así que cuando le preguntó aquello, Megumi estiró sus brazos, invitándolo a seguir. Sus muslos se abrieron para recibirlo mostrándole en primer plano el nivel de su excitación. Ni en sus más salvajes sueños esperaba sentirse así, ver a una chica tan preciosa a punto de tener un segundo orgasmo, entregándose totalmente.

Era de ensueño. Entonces ella se irguió para masajear su virilidad haciendo que se endureciera e hinchara más. Sus movimientos lo volvían loco, de los nervios se le cayó el preservativo.

Ella lo ayudó a colocárselo, incluso lo hizo lentamente, evitando que se tensara tanto como para romperse.

-Así…-volviéndose a abrir para él, con una mano le guió el sexo hasta su entrada. Su cadera se movió un poco adelante y el chico sintió cómo se iba introduciendo en el interior mojado y tenso de la chica. Era como ser envuelto por un guante firme que le daba muchísimas sensaciones.

Luego Megumi lo atrajo hacia sí, enrolló sus muslos en la cintura, y le dijo:

-Em… empuja…-él inició un vaivén primero lento pero que hacía que la chica retomara esos sonidos tan hermosos. Estuvieron unos momentos así, realmente el chico tenía una voluntad de hierro porque la necesidad de correrse era increíble, más por ser su primera vez. Mas ella tenía sus propios planes.

-Más rápido!... sí… así…

Los embistes se conjugaron: ella movía sus caderas al ritmo en que él se enterraba en su interior. De pronto fueron uno solo, Tatsuya sintió toda la maravilla del buen sexo, de una velada que no iba a olvidar. Intentó aguantar hasta que Megumi gritó y su interior apretó su falo…

En ese momento se dejó ir entre quejidos él también, corriéndose con fuerza casi al mismo tiempo que la muchacha.

 

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07/03/2023, 07:50
Tatsuya Rukawa

Toco el cielo desde el primer empujón. Solo fue necesario que Megumi le enardeciera pidiendo que fuera más rápido para que terminara de perder la cabeza. La cogió por las muñecas y la aprisionó, acercándose a ella y clavando su mirada en sus pozos de miel. Empujó, empujó rápido, con fuerza, sintiéndose a punto de explotar, sin saber como hacer para que ese momento se alargara, temeroso de correrse demasiado pronto.

No supo cuanto tiempo estuvo poseyéndola. ¿Segundos? ¿Minutos? Había perdido el sentido del tiempo y del lugar, solo importaba lo que ocurría en aquella cama, al movimiento sincronizado de sus caderas, al deseo de llevarla hasta la luna y traerla de vuelta. Aguantar, un poco más, un par de envites más, solo un par más, era lo que deseaba, era lo que necesitaba. No hacer el ridículo, no obligar a Megumi a fingir. Gimió, no le quedaba demasiado, se iba a derramar, y estaba a punto de decírselo a Megumi cuando la chica explotó, gritando y apretando su miembro con fuerza.

No pudo aguantar más. Tocó el cielo con las manos, sintiendo como toda su fuerza le abandonaba. Se tumbó sobre ella, mirándola a los ojos tratando de ver alguna señal de que aquello no fuera real. Le depositó un suave beso en los labios y se quedó abrazado a ella durante un momento que se le antojó eterno. Tras él salió de ella y se tumbó a su lado. Se sentía cansado, tenía sueño, y a la vez se sentía increíblemente feliz. La atrajo contra su pecho y acarició su espalda. Parecía tener frío, temblaba, y él le daría su calor. Besó la frente de la muchacha y acarició con ternura su larga melena. Sonrió y finalmente le dijo

- Ha.... ha sido increíble. Tú eres increíble.....Lo....lo recordaré siempre - y entonces sonrió para tomarle el pelo - pero no se lo contaré a nadie, porque nadie me creería. Aunque, creo que es justo que te enseñe a montar en bicicleta ya que tú me has enseñado otras cosas...- Rio, feliz de estar así, abrazados, liberado de todas las tensiones que había vivido durante ese día. Entonces le fue a preguntar si estaba satisfecha, pero no creía que pudiera fingir esos gestos y temblores - Mejor nos metemos dentro de las sábanas, así dejarás de tener frío.

Se arropó con ella mientras seguía acariciándola, mirándola a los ojos con una sonrisa llena de ternura.

- Besas mejor que en mis sueños, mucho mejor...- sonrió - ¿Quieres dormir un rato? ¿Quieres comer?.... Creo que tenemos un rato.... y si no, podemos hablar....

La idea de repetir le cruzó por la cabeza, pero no sabía si podría, así que mejor no venirse a arriba. Y entonces se dio cuenta que todavía llevaba puesto el preservativo. Ni se había dado cuenta. Sonrió avergonzado y le dijo

- Ahora vuelvo. Tengo que librarme de esto..... - La besó suavemente en los labios y se levantó de la cama. Las piernas le flojearon y un poco más y se cae al suelo. Sonrió y dijo - ups. ¿Necesitas algo para ti? - mientras iba al baño a librarse de la goma. La tiró a la papelera y se limpió, con cuidado, porque cada roce era un escalofrío de placer, y entonces volvió junto a ella. No sabía si se estaría vistiendo, si la encontraría dormida o estaría expectante a su regreso. 

 

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08/03/2023, 05:58
-Directora-

Cuando el chico volvió del baño, Megumi estaba plácidamente dormida. Sus cabellos se desperdigaban por la almohada, su cuerpo estaba cubierto por las sábanas y su respiración se adivinaba tranquila por la forma delicada en la que su pecho subía y bajaba. Las ganas de repetir estaban, pero también se encontraba el deseo de simplemente disfrutar la visión de su belleza, además de sentirse él mismo diferente.

Durante tanto tiempo había pensado que no se le iba a dar, que siempre tendría el estigma de ser virgen hasta Dios sabe cuándo y ahora, no sólo no lo era, sino que su primera vez había sido perfecta.

En eso fue que notó el teléfono con mensajes sin leer; debía revisarlos por si tenía alguna indicación del hospital.

Para su sorpresa lo que había era un mensaje de Yua.

Quisiera empezar las clases mañana, domingo, de 4 a 5:30 pm. No te pude avisar antes porque mi hermana tuvo inconvenientes familiares. Si este domingo es demasiado pronto… lo dejamos para el que viene.

Solo avísame por favor.

No dejes tu talento.

Megumi se removió en la cama, poniéndose de lado. Al momento volvió a dormir apaciblemente. Lo que no estaba apacible era el estómago del muchacho que gruñó de hambre. Ni él ni la muchacha habían comido nada en todo el día…

Tal vez podría preparar algo para los dos, sobre todo sabiendo que al otro día Megumi tenía que seguir el régimen establecido por contrato, una de esas cosas que no le gustaban de su carrera.

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08/03/2023, 07:27
Tatsuya Rukawa

Cuando regresó la vio plácidamente dormida. Era una imagen de paz, de felicidad, de una absoluta belleza, y dormía en su cama. Aquella noche olería a ella, sería como seguir teniéndola, sería como si fueran algo más, aunque sabía que era un sueño, él tenía que regresar al hospital y ella no se quedaría a dormir, sus padres la matarían. Se acercó y se sentó en una silla, simplemente para contemplarla y pensó sobre lo que había pasado.

Había perdido la virginidad. Se había librado de esa carga, y ahora que lo había hecho no sentía nada especial. Pensaba que se sentiría más maduro, o más inteligente, pero en realidad, lo que sentía era un profundo cariño hacia Megumi. Tenía razón, entendía porque todos los chicos se enamoraban de ella, y es que si además de su dulzura y belleza era capaz de hacer.... eso, no habría chico capaz de resistírsele. Suspiró. Se había entregado a él, le había dejado hacer, si hubiera sido al revés, si ella hubiera sido la que le hubiera dominado, tal vez ya estaría irremediablemente enamorado. Sonrió. Tal vez ya lo estuviera, pero se iba, así que no valía la pena ni pensar en ello. Había tenido sexo con una mujer de película, y creía que la cosa había salido bien, o eso o simplemente Megumi iba a ser una grandísima actriz merecedora de varios premios Óscar.

Se levantó de la silla y le depositó un tierno beso en la cabeza. Tenía que revisar su teléfono, por si en el hospital le habían llamado. Bajó al piso de abajo, Megumi dormía, pero cuando dejara de hacerlo tendría hambre, así que algo tenía que prepararle. No había llamadas en el teléfono, suspiró de alivio, nada urgente había pasado. Entonces reparó en que tenía mensajes pendientes y les echó un ojo, y entonces vio el mensaje de Yua y se sintió terriblemente culpable.

Había besado a Yua, y acababa de hacer el amor a Megumi. Había pasado unos días de mucha ansiedad, por ver que no le llamaba, pensando que la profesora no estaba interesada en él, y que por eso le rehuía. Suspiró. Le había pasado lo mismo con las dos mujeres, le habían hecho creer que no tenían interés, y finalmente si que lo habían tenido. Suspiró. Aquello era un problema, pero como se iba, el problema quedaría atrás.

Podía hacer eso, meter la cabeza entre las piernas, no afrontarlo, pero Tatsuya no era así. Le dejaría un mensaje de voz, que era mucho más personal, y le explicaría su situación. Se aclaró la garganta antes de comenzar a hablar y le dijo

- Hola sensei. No voy a poder verla mañana, mi padre está en el hospital. Recibió un impacto de una bola en la cabeza y está en observación. Se va a poner bien, creo, así que no tienes que preocuparte, pero me es imposible ir a clase mañana. Siento mucho que su hermana tuviera inconvenientes, ya se sabe, la familia a veces da problemas... pero sin familia no somos nada

Sonrió, y luego suspiró antes de decirle

- Me marcho de la ciudad Yua, mi padre va a fichar por otro equipo. Sabré algo más mañana, que es cuando se cierran los fichajes. He intentado decírtelo, pero como me evitabas, pensé.... que estabas.... avergonzada por lo que pasó. Yo... he pasado unos días un poco complicados por eso, pero solo quiero decirte que está bien..... que estoy bien, y que no pasa nada.... - sonrió - aunque si me gustaría que me ayudaras con lo de escribir, así que cuando me vaya a Osaka me puedas corregir lo que escribo, pero sin ponerme nota ¿eh? Que ya no serás mi sensei - rio divertido - Te paso una foto de lo último que he escrito y ya me dices que te parece. No podré contestarte de inmediato, pero cuando pueda lo hago. 

Mandó el mensaje y fue a su cuaderno a hacerle la foto a lo que había escrito.

El mundo es de los soñadores,
de los que desafían al destino sin indecisiones,
de los que acarician y besan, como seductores,
de los que derrotan con su amor a mil batallones. 

Yo sueño despierto con tu mirada.
Yo vivo dormido hasta la mañana,
pues tu te apareces cual noche estrellada,
que contemplo extasiado desde mi ventana.

Yo sueño contigo y con tu dulzura.
Yo sueño tus besos que son mi locura.
Yo sueño en tu piel que todo lo cura.
Yo sueño en tenerte con suma ternura.

Si me despierto que vuelva a dormir,
un sueño eterno que no tiene fin,
donde solamente te escucho gemir
como viviendo un eterno San Valentín.

Quiero soñar, no quiero despertar,
no quiero saber que nada de esto fue real.
Quiero entre tus brazos encontrar mi hogar,
donde vivir en nuestro mundo ideal.

El mundo es de los soñadores
Lo pongo a tus pies para que lo atesores,
te doy mi corazón para que lo enamores
mi cuerpo, mi vida, sin que hayan temores.

Volvió a enviar un mensaje de audio y dijo

- Y no seas mala, recuerda que estoy empezando. Pero dime las cosas que hago mal para corregirlas, ¿De acuerdo?

Envió la foto con lo que había escrito y se puso a cocinar con una sonrisa. Sus labios seguían sabiendo a Megumi, y su cuerpo se sentía lánguido. Tenía ganas de dormir, estaba muy cansado, pero sobre todo se sentía feliz, como si estuviera envuelto de mariposas y todas le hicieran cosquillas. Sonrió y empezó a cocinar con los ingredientes que había sacado. Hizo dos tortillas y salteó el arroz, mientras en otro fogón calentaba un filete de ternera y en el microondas derretía chocolate de postre, blanco, con leche y negro. Le dio la vuelta al filete y comenzó a cortar unas fresas a la mitad, para bañarlas con los tres chocolates, haciendo una especie de bombones con fresa por dentro. Estaba todo listo, preparó una bandeja, puso la comida en ella y subió por las escaleras. Al llegar a su habitación vio a Megumi acurrucada en su cama, abrazada a su almohada, estaba tan hermosa que le daba pena hasta despertarla. Se arrodilló a su lado y le dio un beso en la boca para despertarla, como si fuera el príncipe del cuento.

- Mientras una chica muy guapa dormía un chico ha estado haciendo la comida, y ya se sabe, a las mujeres se les conquista por el estómago - sonrió - Si mañana te van a poner a una dieta despiadada, es mi responsabilidad de que comas hoy algo que recuerdes toda la semana. No sé lo que te gusta, así que he traído algunas cosas. ¿Quieres que comamos en mi cama?

Y eso igual era muy íntimo, pero no había muchas cosas más íntimas que lo que habían hecho. Ya eligiera comer en la cama o en cualquier sitio Tatsuya comenzaría con una fresa de chocolate negro. No eran como el sexo, pero si había algo en la vida que se acercara remotamente era aquello. 

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09/03/2023, 06:51
Megumi Sato

Tatsuya le informó a la sensei la imposibilidad de ir a su clase este domingo explicando la situación con su padre. Además le dejó un escrito para que ella le dijera, no sólo lo que le parecía, sino que corrigiera lo que considere necesario. No recibió respuesta inmediata pero la joven le había explicado que había tenido inconvenientes con su hermana. De todos modos, se dedicó a cocinar para Megumi y para él, este día especial debería terminar de la misma manera.

La chica se desperezó como un gato, la sábana entonces se deslizó hacia abajo, dejando al descubierto su bella fisionomía. Con cara de bochorno, y una dulce sonrisa, se cubrió para ver el menú. Ante tales delicias su propió estómago protestó.

-¡Oh, esto es delicioso! –exclamó al ver los diferentes platillos que el muchacho le había preparado. Abrió la boca y dejó que Tatsuya acercara a ella una jugosa fresa bañada en chocolate. Cuando la mordió hizo un sonido de gusto.

Le pidió una segunda, señalando con su índice la pequeña y amarronada creación. Pero cuando el chico se la dio, fue ella la que se la acercó a la boca.

-Prueba, realmente no tienes nada que envidiar a ninguno de mis cocineros.

Comer en la cama no parecía una mala idea, a la muchacha le había gustado. Pero se levantó un momento para ir al baño. Antes de ingresar cogió su bolso y el vestido. Verla correr desnuda era otra imagen que abrigaría las noches solitarias del joven.

Fueron cinco minutos los que tardó, Tatsuya sintió que había sido más, pero al volver estaba resplandeciente. Se había puesto el vestido de nuevo, sin nada por debajo, lo cual distraía un poco aunque se notaba que esa no era su intención.

-Ahora sí, quiero comer al borde de la cama, así no te ensucio nada. Y precisaba algo de ropa para ello.

Megumi esperó a que el muchacho le mostrara lo que le había cocinado, su carita era de total satisfacción. Quiso probar el filet junto con el arroz, y comió con gusto. No se atoró de comida, pero para alivio de Tatsuya no parecía tener alguna de esas enfermedades de esa industria como la anorexia.

Era una linda velada, había una comunión entre los dos, ella por siempre sería su primera chica sin importar al rincón del mundo al que le tocara viajar.

 

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09/03/2023, 07:31
Tatsuya Rukawa

Tatsuya no era consciente, pero estaba silbando mientras cocinaba completamente desnudo. Se sentía en una nube, una nube de felicidad, perfectamente blanca en un cielo azul de primavera. No tenía muchos ingredientes en la nevera, y había cocinado para Megumi para ir al campo, así que se tuvo que conformar con recortes y tirar de imaginación. Quedó contento con el resultado y subió con una bandeja para contemplar la personalización de la belleza que encarnaba Megumi.

La besó con ternura para despertarla, como haría un príncipe de un cuento y sonrió al verla desperezarse. Era tan hermosa, sus movimientos eran tan gráciles, que aun medio dormida era sensual. Sus ojos se perdieron en sus pechos cuando la sábana cayó y notó la boca seca. La modelo subió la sábana para taparse, visiblemente avergonzada, lo que le hizo sentir avergonzado a él por haber mirado. Al escuchar el estómago de Megumi protestar esbozó una sonrisa, acarició con ternura su mejilla y finalmente con una pequeña risa dijo

- Definitivamente, la peor cita de la historia. - Sonrió y le dijo - Lo he hecho para ti, así que come.

La chica acogió con ilusión lo que había preparado, y cuando abrió la boca para que le diera una fresa se puso un poco nervioso. Aquello era muy sensual, pero aun así, armándose de valor se la acercó. Sonrió al ver como Megumi mordía con ganas y como reaccionaba al sabor. Le dio una segunda y esta vez fue él que abrió la boca. Sabía mucho mejor si Megumi se la daba. Se sonrió y asintió

- Está mucho más rico porque eres tú la que me lo das - se sonrojó ligeramente y negó - Que va, solo se hacer unas pocas cosas, no es que sea como Aiko, ella si que cocina bien, yo solo me defiendo, y como mi padre no cocina...

Se puso una fresa en la boca, una de chocolate blanco y la dejó allí, esperando por si Megumi se la quitaba con sus labios, pero la muchacha se levantó, cogió su bolso y vestido y salió corriendo hacia el cuarto de baño. Verla correr desnuda iba a ser un recuerdo que se llevaría a Osaka, uno que iba a acompañar sus sueños más húmedos. Estaba tardando mucho, igual las chicas después de hacerlo necesitaban limpiarse mucho, o igual.... ¿Las modelos también debían hacer caca, no? Debía ser eso, aun así se estaba impacientando. Igual había hecho algo malo, igual tenía que haberle dado más besos, o más caricias, ¿Igual se había ido? Podía ser, sigilosa como un gato, se había ido.... y entonces volvió, resplandeciente y vestida, aunque se intuían sus pechos sobre el tejido blanco. Cuando le dijo que para comer precisaba ropa Tatsuya cobró consciencia y grito

- AHHHHHHHHHHH. - Estaba desnudo, estaba tan feliz y relajado, se sentía tan lánguido que no se había dado cuenta. Se puso tan rojo, se sintió torpe que cuando se levantó de la cama se tropezó con la mesita de noche y estuvo a punto de caerse. No encontraba la ropa, no sabía donde la había tirado, así que fue corriendo a su cajón, cogió unos pantalones cortos y una camiseta y corrió, aunque le hubiera gustado decir que fue tan grácil como Megumi la verdad es que no fue así, parecía como si huyera de un atraco, completamente avergonzado. En el baño se miró al espejo y masculló entre dientes

- Eres lo peor Tatsu, lo puto peor...

Y se puso un pantalón corto de tenis de color crema y una camiseta negra de metallica. No conjuntaba mucho, por no decir nada, pero al menos ya no estaba desnudo. Suspiró. Tampoco había cogido ropa interior. Lo peor, era lo peor. Al menos no la había hecho esperar mucho.

Sonrió avergonzado al entrar en la habitación y dijo

- Lo siento, no me di cuenta, y no te preocupes por ensuciar, mañana tenía que limpiar mi habitación de todas maneras...

¿Cómo se le habría ocurrido invitarla a comer desnudos? Se le ocurrían unas cosas rarísimas. Suspiró y trató de alejar de su mente los pensamientos negativos sobre si mismo y le enseñó lo que había cocinado. Ver la cara de ilusión de Megumi era suficiente recompensa, más verla comer, pues se notaba que lo hacía con ganas. Sonrió, dejó la comida a un lado y con timidez la cogió de la mano. Con suavidad, como si fuera un pajarillo y pudiera aplastarlo si apretaba muy fuerte.

- Solo quería decirte que..... gracias... yo - Tragó saliva. Se estaba emocionando, no quería llorar, no delante de ella - Por todo, por como te has portado con mi padre, la paciencia que has tenido... Gracias. - suspiró - Perdona, han sido muchas emociones hoy. ¿Estaría bien si te acompañara a casa? ¿Prefieres que te deje en la estación? Yo... soy un desastre. No quiero que esto se acabe, nunca, pero tengo que irme al hospital y.... gracias, siempre te recordaré, siempre serás mi primera chica, mi primer amor.

Se quedó mirándola a los ojos, frustrado por no poderle decir todo lo que sentía. Solo esperaba que ella le entendiera y que no se riera de sus sentimientos. Sonrió, esperando que ella entendiera esa sonrisa. Retiró sus manos de la de ella, y por un momento se quedaron en silencio, y entonces Tatsuya le dijo 

- Llevo todo el día dándole vueltas, y seguro que es una tontería, igual ya lo haces y no lo sé, pero, si no te gusta tu contrato, y no te deja vivir como quieres... ¿Por qué no lo dejas?. Podrías ser youtuber, una youtuber de moda, y serías tu propia jefa y....yo vería tus videos desde Osaka, y sería como si estuviéramos juntos otra vez. O compaginar las dos cosas, yo estoy seguro que un montón de chicas pagarían dinero por saber tus trucos para el pelo, la piel, esas cosas....- se sonrió - El mundo se está perdiendo a la verdadera Megumi, y es un desperdicio.. No tendrías que estar sola más, no tendrías que fingir ser quien no eres...- Se sonrió - No sé si tiene sentido, pero, cuando me vaya, me quedaría más tranquilo sabiendo que no estás sola.

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10/03/2023, 04:20
Megumi Sato

Megumi seguía los movimientos de Tatsuya con interés y sana diversión: lo veía revisar los cajones en busca de ropa mientras se movía con prisa, intentando dar con algo que le sirviera. La pelirrosa lo estaba espiando así que, cuando él volvió a la habitación, ella le guiñó un ojo diciendo: -me gustan tus movimientos, se ve que estás entrenado.

La risa que se le escapó era musical, llena de dulzura, no una de burla ni mucho menos.

 Lo de no preocuparse por ensuciar, también tuvo una respuesta:

-No me cuesta nada tener cuidado, ya tienes demasiado con lo de tu papá.

Ella dejó que él tomara su mano, era tan delicada al tacto, Megumi parecía hetérea… casi una chica-hada, o algo por el estilo. –Puedo tomar un taxi, no es que no quiero que vengas conmigo –se aclaró al garganta antes de continuar –mi casa siempre está rodeada de fotógrafos, incluso fuera del colegio hacen guardia. Tú no los verías a simple vista, pero ya estoy habituada.

Era de esperar que los tipos estuvieran camuflados para no ser avistados de buenas a primeras, lo que pasaba era que Megumi sí sabía identificarlos. Cuando le dijo lo otro, lo de dejar esa profesión para hacer cosas similares pero menos invasivas ella suspiró.

-No puedes simplemente dejar un contrato, hay indemnizaciones que pagar. Además, sé que es difícil pero sueño con ser una estrella: aparecer en la pantalla grande, conocer los mejores estudios… hacer papeles que me transporten a otros mundos.

Megumi soñaba con ser una actriz, cantante, modelo... al menos por ahora. Había habido momentos en los que no estuvo tan segura y definitivamente había cosas dentro de su mundillo a las que no se podía acostumbrar.

-A veces pienso en dejar todo... lo hago. Sin embargo he luchado mucho por esto, y todavía quiero intentarlo. Si termino mi contrato, además de los costos de las demandas quedaría marcada, ¿sabes? Como: "no trabajes con ella, no es seria".

La chica esperó lo que él tuviese que decir al respecto, suponía que era muy díficil entender la posición que había tomado.

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10/03/2023, 06:47
Tatsuya Rukawa

Tatsuya frunció el ceño fingiendo enfado. Sabía que no se estaba riendo de él, pero su risa, la forma en que le había guiñado el ojo en referencia a su torpeza le hacía sentir más torpe todavía. Finalmente le guiñó el ojo de vuelta y le dijo

- ¡Oh, vaya! ¿Así que te gustan mis movimientos, eh? ¿Cuáles? ¿Aquellos en los que casi me caigo de boca en medio de habitación o los otros? - Dijo guiñándole el ojo en referencia al sexo que habían tenido. Finalmente él también explotó en una carcajada divertida que liberó la vergüenza de la ecuación. Se encogió de hombros y finalmente sonrió - Ha sido una coreografía ensayada mil veces para tu deleite. Celebro que te haya gustado, aunque la próxima vez intentaré no estar tan cerca de quedarme sin dientes.

 Sonrió con dulzura cuando refirió a su padre y entonces le dejó claro que no podía acompañarla a casa. Aquello le entristeció y le recordó la problemática de Megumi. Sonrió, tratando de ser comprensivo, recurriendo a una broma que ocultara el pesar que le producían esas palabras

- Entiendo, fotógrafos ninja por todos sitios, no acercarse, no hablarte, no mirarte - suspiró - Debe ser duro el que no te dejen llegar a casa tranquila - y entonces se le ocurrió - ¿No tendrás guardaespaldas o algo así, verdad? No me gustaría que un gigantón me rompiera los huesos por acercarme.

Y eso revelaba la dificultad de mantener una ¿relación? con Megumi. No podría acercarse a ella en su casa, ni en el colegio, ni en la calle, por miedo a que los vieran. ¿Eso que les dejaba? ¿La casa de Tatsuya? Era cuestión de tiempo que la siguieran, era cuestión de tiempo que la descubrieran, aquello no podía ser. Aun así le preguntó por su contrato, por su vida de modelo, para entenderla, para saber cuanta pasión tenía en ello, si solo era un capricho o era serio.

- No sabía lo de las indemnizaciones - se rascó detrás de la cabeza avergonzado - Pensaba que era como los noviazgos, que si una parte no quería se acababan. - sonrió - Si ese es tu sueño yo te apoyaré, seré tu fan número 1.

Se iba a marchar, salir con Megumi era imposible, y ni siquiera sabía si ella quería salir con él o simplemente había querido tener relaciones con él. Sonrió, tenía complejo de salvador del mundo, tenía que dejarlo, ella tenía las cosas muy claras, mucho más que él, que todavía no sabía que iba a hacer en la vida. Megumi parecía inquieta, creía que ella necesitaba sentirse comprendida y apoyada, así que finalmente le dijo

- Creo que entiendo lo que te pasa. El precio es muy grande, y a veces te hace sufrir, pero después de haber aguantado tanto, de ver la meta tan cerca, no quieres tirar la toalla. - sonrió - Si lo de los contratos es como dices es una cuestión de confianza. Si tu fallas a un amigo no volverá a confiar en ti, así que debe ser algo parecido. Un amigo le dice a otro que no eres de fiar y pronto nadie confía en ti. - sonrió - ¿Es algo así, verdad?. - se estiró para desperezarse y hundió la cabeza de la chica en su pecho con ternura - Lo importante, lo único importante, es que hagas lo que te dicte el corazón. Si este es el camino que te hace feliz tienes que luchar. No puedes fallar un contrato, pero los contratos no son eternos, cuando hagas películas podrás salir con quien quieras, y tendrás para elegir a los actores más guapos de Japón, puede que de Hollywood. - rio - Las revistas están llenas de esas noticias, de fiestas, vestidos caros y lujos, de famosos que salen con otros famosos. Solo no olvides quien eres, no te olvides de Megumi, Megumi vale mucho la pena.

Acarició por última vez su melena y la apartó de su cuerpo con delicadeza.

- En el fondo te envidio. Es mi último año de instituto y no sé que voy a hacer.  A mi padre le gustaría que fuera jugador de baseball - se rio - No he jugado nunca, lo odio, pero mi padre dice que era el mejor jugador de baseball que ha visto de menos de 10 años, y que él tiene ojo - se encogió de hombros - A mi me gusta cocinar, pero es un trabajo poco glamouroso, y Yua, la sensei, cree que tengo talento para escribir. - Se encogió de hombros - La universidad, me gustaría estudiar psicología para poder ayudar a la gente, o ser policía... Te tengo envidia. Llevas mucho tiempo con el objetivo claro. Yo tengo la cabeza llena de pájaros.

Se levantó de la cama y reparó que tenía la camiseta al revés. Se sonrió y le dio la vuelta con naturalidad. 

- Cuando tengas ganas de tirar la toalla habla conmigo. Yo te ayudaré a seguir adelante. Tengo experiencia. Mi padre lleva haciendo lo mismo que tú durante toda su carrera, saltando de un equipo a otro en busca de la fama. 

Miró el reloj. Se habían demorado más de lo que esperaba. Sonrió a modo de disculpa y le dijo

- Creo que nuestro tiempo se ha acabado - sonrió - Ha sido como un sueño, pero mejor, mucho mejor, pero es hora de despertar. Allí donde esté tendrás alguien en quien confiar, porque yo siempre estaré en tu equipo Megumi. - La abrazó y cuando la chica le buscó los labios se apartó con suavidad - Creo que si me das otro beso no podré evitar enamorarme, y ya será suficientemente duro cuando me tenga que ir. - La acarició con ternura - Ha sido la mejor cita del mundo, la mejor, no cambiaría nada. No hace falta añadir más. Solo falta llamar a una carroza que te devuelva a casa sana y salva.

Llamó a un taxi y le pidió que por favor no recogiera las cosas, que se encargaría él después. De camino a la puerta se recogió delante del altar de su madre y dijo

- Mira mamá, se llama Megumi Sato y va a ser una estrella. Si puedes, ayúdala. 

Se calzó y salió a la calle. Acompañó a Megumi al taxi, le abrió la puerta y mientras la chica entraba y se cerraba la puerta simplemente dijo

- Ha sido perfecta.

Las luces del taxi se perdieron y él entro en su casa. Empezó a llorar. Se había ido y ya la echaba de menos. Al pasar por el altar de su madre le dijo

- La quiero, pero ella no me puede querer. El amor es tan difícil mamá...Ojalá estuvieras aquí, ojalá me pudieras aconsejar. Es todo demasiado difícil.

Hizo la bolsa para su padre y emprendió el viaje en metro. Los labios le hacían cosquillas, tenía una sensación de ligereza agridulce, alegría desbordante con un poso de tristeza. Que difícil era la vida de un adolescente.

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11/03/2023, 06:55
-Directora-

Megumi asintió sobre los guardaespaldas –no los tengo todo el tiempo, por ejemplo no en mi día libre. Pero sí están en mi casa, vigilando. He tenido mis momentos, no demasiados… no soy tan famosa.

De a poco iba conociendo las grietas que tendría que sortear si deseaba una relación seria con dicha joven aunque realmente tenía que preguntarse primero si realmente iba a quedarse, o es que su padre volvía a mentirle, sin querer o queriendo.

-Lo siento.

Era lo que ella podía brindarle: un día a la semana, con suerte. –Las compañías se protegen con los contratos, también te cubre un seguro de salud completo. Sé en lo que me metí, o creo saberlo, necesito intentarlo.

Toma una de sus manos y la besa.

-Si lo eres seré muy feliz, pero sino no importa. Yo no quiero otro fan, solo un amigo… por ahora es lo único que puedo ofrecer.

Ella asentía a todo lo que él le explicaba sobre comprender cómo funcionaba eso del contrato, la diferencia entre tener palabra y no.

-Además esto es Japón, aquí lo laboral es sagrado… si simplemente renuncio no creo que me contraten en años. Además, por más joven que sea, en mi carrera se madura muy rápido. En los treinta ya empieza el ocaso.

Sobre salir con actores famosos, ella emitió un pensamiento en voz alta:

-No quiero eso, mi vida privada deberá ser privada. Si no sería un caos… todo el mundo enterándose de que has roto, no… no me gusta.

Le sonríe e inmediatamente transmite esa energía tan suya, la pantalla podría enamorarse de esa mirada.

-Ya lo descubrirás, Tatsuya.

Le anima a creer en sí mismo. Cuando le dice de su apoyo si quiere tirar la toalla, ella le tiende un abrazo. Su perfume le inunda, su suavidad, el recuerdo de su primera vez. Luego se separa. Es cierto que se ha hecho tarde así que la chica comienza a vestirse del todo, busca su ropa interior y se la acomoda bajo el vestido. Verla subirse las bragas es hipnótico, así como la manera en la que vuelve a acomodar su sostén.

El vestido ahora no transparenta nada.

Él la abraza pero rehúye el segundo beso, ella lo entiende. Al pasar por el altar, cuando le pide eso a su madre, Megumi también habla:

-Señora Rukawa, su hijo es un caballero. Gracias por haberlo traido al mundo.

Ella se va en un taxi dejando un hermoso y doloroso recuerdo. Tatsuya corre adentro, hablando con su madre. Entonces, cuando termina de decir aquello, una brisa acaricia su cabello.

Se da vuelta, está solo.

Eso que ha sentido, casi como una caricia, lo llenó de cariño. Las ventanas cerradas, la puerta también. ¿Qué a pasado?

Su celular vibra, lo atiende. Es Yua.

Lo que has escrito es tan dulce, no quisiera corregirlo a distancia. Tenemos más domingos por delante.

Solo un hombre pondría esas letras, alguien capaz de amar en plenitud.

No me rindo, solo utilizo el don de la paciencia con el que el invierno se soporta a la espera de la primavera.

Yua.

 

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11/03/2023, 08:59
Tatsuya Rukawa

Miró por todos lados. Debía haberse dejado una ventana abierta, debía haber algún resquicio en algún sitio para que aquella corriente de aire hubiera entrado. Era lo lógico, era lo que le decía la razón, pero el corazón le decía otra cosa. Sonrió, y se sintió invadido por una calidez anclada en algún lugar de su memoria. No sabía que había pasado, no sabía si simplemente su cerebro le había jugado una mala pasada y había sentido algo que no era verdad, solo un anhelo, un reflejo de un pasado más feliz. No creía en fantasmas ni en espíritus, pero aun así dijo

- Gracias mamá. Te echo mucho de menos. No te preocupes, estaré bien. Ya sabes que soy un chico fuerte.

La vibración del móvil le hizo olvidar por un momento sus miserias. Era Yua. Yua le dejaba entrever que no se rendía, ¿Por él?. Yua estaba en la misma situación que Megumi, no podía ofrecerle una relación normal, de las de ir a todos los sitios, cogidos de las manos, de besarse sin miedo, de recurrir el uno al otro en los malos tiempos. A pesar de ello, que una mujer como ella; una mujer que era sensual más allá de lo que su cerebro podía entender, le hiciera el más mínimo caso le elevaba algo el ánimo. Quería a Megumi, estaba enamorado de ella, y aquella historia era imposible, pero eso no quería decir que se fuera a quedar solo para siempre, ni que nadie nunca más le quisiera. Amistad, era lo único que podía ofrecerle, y él lo había encajado con una sonrisa y comprensión, pero por dentro, le había dolido, le había dolido como un hierro al rojo vivo. Así pues, no debía hacerse ilusiones, aquello había pasado, como podía haber pasado con Katsumi, sin ataduras, así que más le valía poner los pies en el suelo y hacer que las mariposas aterrizaran.

Suspiró y simplemente escribió

No sé nada del amor, no creo nadie  sepa realmente. No sé si habrán más domingos ni si voy a quedarme

Solo por conocerte habrá la pena valido. No dejaré de escribir, dalo por prometido

Envío el mensaje y luego se dio cuenta que, sin querer, le habían salido en forma de pareados. Era pensar en Yua y la poesía brotaba como un manantial. No se entendía, tenía tantos proyectos, tantos sueños que no podía dirigirse hacia ninguno. Se sonrió, tenía que centrarse en lo práctico, en su padre, hacer su bolsa, ir junto a él. Se cambió de nuevo, se puso unos pantalones largos y una camiseta menos metalera, hizo la bolsa y se dirigió hacia el hospital.

El viaje en metro lo utilizó para avisar a Hina de que su padre estaba en el hospital, y que igual no podía ir a la escuela. Le contó que su padre le había dicho que no se iban a ir, pero también que no era la primera vez que incumplía. A ella le podía contar todo, aunque no le contó lo que había pasado con Megumi. Eso era solo para ellos dos, un sueño de primavera. Estaba entretenido escribiendo a Hina cuando alguien le estiró de la manga. Levantó la mirada y vio una niña, no tendría más de 8 o 9 años, era rubia, tenía los ojos azules y una carita de ángel. Sonrió, se acercó a ella y le preguntó

- ¿Qué pasa pequeña?

La chica se ofendió y le dijo que no era pequeña, que tenía 9 años y se llamaba Madoka. Tatsuya sonrió, pidió perdón y le preguntó

- Perdón, creía que eras pequeña, pero me he equivocado. ¿Qué le ocurre, señorita? ¿Puedo ayudarla?

Asintió y le explicó que se había perdido, que su abuela no estaba y que no sabía donde estaba. Tatsuya le preguntó si sabía su teléfono y la chica se hinchó, orgullosa, y se los dio. Tatsuya llamó y la voz angustiada de una anciana le contestó. Tatsuya intentó tranquilizarla, diciendo que la niña estaba con él, que se iba a bajar en la siguiente estación y que la esperarían. No tardó en llegar la señora y cuando lo hizo se deshizo en reverencias. Tatsuya sonrió y dijo que no había sido nada, que había sido un placer tener una cita con tan encantadora señorita. La anciana lo miró con una sonrisa cómplice y Tatsuya la correspondió. Su metro se acercaba y seguiría su camino pero la chica lo miró muy seria y le dijo

- Oye, ¿Cómo te llamas? - Tatsuya Rukawa le contestó con una sonrisa. La chica lo señaló con un dedo y le dijo - Dentro de 10 años serás mi novio porque seré la más guapa de todas, y todo eres guapo y simpático, Tatsuya.

Le contestó aguantar la carcajada y le dio la mano para estrechársela

- Tenemos un trato, señorita. Estaré esperando, 10 años pasan en un suspiro.

Tatsuya subió al vagón el metro y las puertas se cerraron, pero aun le daría tiempo a la chica a lanzarle un beso y hacer un ademán con su melena rubia que le hicieron sonreír a Tatsuya. Era tan fácil ser niño, pero ahora la vida era más difícil. La chica cuando tuviera 10 años más no se acordaría de él, o tal vez sí, pero se sentía bien por haberla ayudado.

Llegó al hospital y lo primero que vio fue al mánager de su padre saliendo de la habitación gritando. Entró corriendo y vio a su padre con una sonrisa. Al verlo le dijo

- Oh, Tatsuya, ¿Qué tal la cita?

Tatsuya suspiró

- Ha estado bien, pero no me puede quererme...

Su padre sonrió y le dijo

- Oh, entiendo. Me pasó lo mismo con tu madre....

Y le contó una historia que no sabía. Su madre había sido bailarina, tenía una carrera, ensayos, giras, y él empezaba en el baseball. Lo que fue un no puedo al principio tuvo sentido algo después. Su padre le dijo

- Solo tienes que confiar en ti, esperar si quieres esperar, o probar con otra chica. El mar está lleno de peces, y si tu padre consiguió a una mujer como tu madre, tú, tú conseguirás a quien quieras.

Tatsuya sonrió y se encogió de hombros antes de preguntarle

- ¿Y lo del mánager? Iba diciendo palabrotas...- Su padre sacó un trozo de papel, un contrato, lo rasgó y le dio los trozos a Tatsuya - Esto es para ti.

Era el contrato, el contrato que iba a firmar, una mejor oferta, una oportunidad. Tatsuya lo miró, se le saltaron los ojos y su padre solamente lo abrazó y lo dijo

- Nos quedamos. Esta será mi última temporada. No voy a ser famoso, pero sí que puedo ser un buen padre y ayudarte a alcanzar tus sueños....

Se pasaron la noche hablando, hablando como no lo habían hecho nunca. Fue una noche tan mágica que jamás la olvidaría. Solo le hizo una foto al documento y se lo pasó a Hina con un pie de página

- Me quedo.

Notas de juego

Y desde aquí ya puedes saltar a donde quieras :)