Partida Rol por web

Los recuerdos de las flores de Cerezo.

VI ~ La Graduación.

Cargando editor
29/04/2024, 03:05
-Directora-

La Graduación

20 de marzo del año siguiente.

 

Fue Katsumi la que lo había convencido: debía cerrar el ciclo con los compañeros de su antigua escuela, a pesar de haberse recibido en otra. Por ello, aunque obtuvo su diploma en el instituto nuevo, al que se había transferido en compañía de Denki, la fiesta fue con aquel grupo de chicos con los que había vivido las experiencias que lo habían hecho crecer, a los cuales no podría olvidar ni aunque lo quisiera.

Cuando entró en el salón en donde se celebraba el evento, lo hizo de la mano de su chica. Sí, la diosa del sexo también era la diosa del amor y, una vez superado el temor a ser vulnerable, Katsumi se había convertido en una excelente pareja. No solamente era avezada en las artes amatorias (eso era lo de menos), sino que entrañaba una dulzura y cariño especiales, además de la fortaleza dada por la superación de una vida realmente dura.

A la belleza sensual que tenía, se agregaba ahora un aire tierno, como si esa niña interior por tanto tiempo reprimida, pudiera ser liberada. Y los dos hacían una pareja hermosa. Él también había cambiado, ya era un muchacho en toda regla; por dentro y fuera había fortalecido sus raíces y sus hojas.

-¡Tatsooo! -Hina fue la primera en salir corriendo a abrazarlo, sus cabellos rosas revoloteando en el viento. Siempre tan alegre, tan llena de sol.

-Woaaa, os veis fabulosos. Pasad, pasad hay montones de comida y bebida. Y yo no preparé nada -agregó, a sabiendas que en la cocina era realmente desastrosa. Se metió entre ambos y los condujo a una mesa larga en donde los ex-compañeros estaban charlando. Kaya estaba al lado de Ichiro, y se los veía muy felices. Sin embargo, ella se levantó de inmediato y fue a saludar al chico y a Katsumi.

-Holaa, ya no tengo miedo de ir por los pasillos de la escuela de noche -le comentó, toda orgullosa. Eso le hizo recordar aquella vez que tuvo que acompañarla por los pasillos del colegio embrujado por la pobre Michiru. Tantos recuerdos, tantas historias. Ichiro, por su parte, le hizo un gesto de Ok. No se podía pedir demasiado, aun era duro como una piedra, pero la compañía de la pelirrosa, definitivamente le había endulzado el espírito.

Todos estaban allí, cada uno esperando la oportunidad de acercarse.

Katsumi le dio un beso en la mejilla, y le susurró:

-Tú puedes... esta clase te quiere mucho; no tanto como yo, pero definitivamente mucho.

Cargando editor
29/04/2024, 07:49
Tatsuya Rukawa

Poco después de hablar con Yua sobre sus sentimientos, y sobre su imposibilidad de estar con alguien en ese momento Tatsuya decidió que por primera vez deseaba cambiar de colegio. Se mudaron a otro barrio de Tokyo, más cercano al estadio donde jugaba su padre, tratando de cortar el contacto con todas las pesadillas que había dejado en la anterior escuela. El psicólogo apoyó la idea, con la intención de apartarle de un ambiente que en aquel momento era tóxico, pero diciéndole que en un futuro tendría que volver. Para sanar había que afrontar los miedos, y aquella separación solo era una tregua hasta que consiguiera encontrar la fuerza que siempre había tenido.

Mantenía el contacto con Yua y ella le iba contando sobre sus amigos. El profesor Kimura ya se había recuperado, y aunque lo intentaba, ya no gruñía como antes a los alumnos. Megumi había alcanzado cuotas de popularidad mayores a las anteriores y parecía que Ichiro y Kaya, estaban juntos. También le contó que parecía que Katsumi hubiera perdido su ardor, y que había comenzado a rechazar a los chicos, como si le hubieran dejado de interesar.

En su nueva escuela intentó entrar de puntillas, silencioso, solitario, a excepción de otro chico que parecía pasar todo el día pegado a un artefacto tecnológico. Denki se había ido con él y se habían vuelto inseparables. Eran muy diferentes, pero los dos se escuchaban y trataban de ayudarse. Tatsuya le trataba de explicar como tenía que hacer para acercarse a una chica, y Denki como podía utilizar su teléfono de una manera más eficiente. Todo iba bien, incluso, con su ayuda, Denki consiguió una cita con una chica, y aunque solo quedó en una primera cita para el chico ya fue un comienzo. Añoraba a sus compañeros, pero tenía miedo de acercarse, especialmente a las chicas. Por su culpa Rei se había vuelto loca, ¿Qué le pasaría a Aiko, o a Emi, o a Kotoko, o a Katsumi....?

No sabía porqué, pero en su último curso las chicas habían reparado de golpe en él, como si hubieran esperado a acumular todas sus atenciones en el último curso. Había tenido suerte, en su anterior clase casi todas las chicas eran hermosas, en su actual, bueno, habían dos o tres que eran muy guapas, pero tan creídas que se le quitaban las ganas. Había sido un buen año en cuanto a mujeres, nadie podría igualar la belleza perfecta de Megumi, ni la sensualidad y dulzura de Yua, nadie, o eso creía Tatsuya.

Katsumi, harta de esperar una recuperación que se estaba alargando, perdió la paciencia. Había estado pensando mucho, y sabía lo que necesitaba Tatsuya, aunque eso significaba romper su promesa y ponerse en riesgo. Su corazón sabía lo que sentía, pero su vida estaba organizada alrededor del sexo, y si se entregaba, se acabaría, y sería vulnerable. Si hacía el amor con Tatsuya, su armadura se resquebrajaría... pero lo había decidido, saber que la maldad de Rei seguía emponzoñando a Tatsuya era demasiado para lo que ella podía aguantar.

Una noche, mientras Tatsuya dormía, abrió su ventana y se coló en su habitación como un fantasma. Solo verlo se le despertó una sonrisa tierna. Tatsuya dormía con un pie fuera de las mantas, con cara de estar en paz y su pijama consistía en un pantalón viejo de deporte y una camiseta negra de Nirvana. Katsumi se metió en la cama y se colocó encima suya mientras le hacía cosquillas con su pelo en la nariz. Tatsuya se despertó, viéndola en la penumbra de su habitación. Tatsuya entrecerró los ojos, dudando de si seguía durmiendo o no pero Katsumi se acercó a besarlo con una dulzura que lo desarmó. 

- Chico-guapo-y-tonto hoy rompo mi promesa, pero lo hago por ti.

Y comenzó a frotar su anatomía por la de Tatsuya. El muchacho trató de resistirse, pero Katsumi sabía como tratar a los que se resistían. Sabía mucho más que él, y cuando acabaron, finalmente, las lágrimas que le quedaban dentro, las lágrimas amargas de la culpa brotaron por fin libres. Aquella noche no durmió, aunque sexo solo tuvieron una vez, se la pasó abrazado a Katsumi, hablando, contándole lo que sentía, abriéndose a ella hasta mostrarle el rincón más pequeño de su corazón.

A esa primera vez le seguirían muchas más. Tatsuya no podía vivir sin Katsumi. Era dulce, cariñosa y muy divertida. Tenía ingenio, sabía manejar todo tipo de situaciones y, bueno, en la cama era insuperable, aunque, a base de práctica, por los gemidos de la muchacha, se podía decir que poco a poco el equilibrio se estaba recuperando, y que en sus luchas de alcoba no habían vencedores ni vencidos.

Era feliz, volvía a ser feliz. Había aprobado y había decidido que iba a hacer con su vida. Se decidió por labor social, para poder ayudar a más personas. También había comenzado a escribir un libro. Se llamaba desde las cenizas y hablaba de la historia de una chica que sufría bullying y que, con la ayuda de un chico y su hermana se acababa convirtiendo en la reina de las redes sociales. Se lo había pasado a Yua para su corrección y pretendía ser una herramienta para sensibilizar a los jóvenes sobre el acoso. 

Todo iba bien, hasta que llegó la invitación a la graduación de su anterior instituto. Había muchos fantasmas, y tenía miedo, pero tanto su psicólogo como su novia le convencieron de que era una buena idea. Finalmente se dejó convencer, se agarró de la mano de su pareja y se dirigieron al evento. Ella estaba preciosa, pero es que era imposible que no lo estuviera. La relación le estaba sentando bien, y si antes era preciosa, con una sensualidad indescriptible, el aire tierno e indefenso la hacían más arrebatadora aun. Él, bueno, no es que pudiera igualarla, pero estaba sanando, y ella le quería, lo sabía, y con eso le bastaba. Si la diosa del sexo había puesto su corazón en él no iba a perder el tiempo en preguntas, había tenido suerte, solo le daba las gracias al destino.

La primera persona que fue a saludarle fue Hina, tan alegre y espontanea como siempre, una bocanada de aire fresco, un día soleado en lo más crudo del invierno. El abrazo se sintió genial, y por lo que parecía Katsumi ya debía haber dicho que estaban saliendo juntos. Tatsuya sonrió y le dijo

- Tú si que te ves fabulosa, y ya veo que sigues teniendo el mismo apetito de siempre. Me alegro de verte Hina, siento haber estado un poco desaparecido, pero necesitaba espacio para recomponerme. - Se sonrió - Yo tampoco he preparado nada, no sabía que había que preparar cosas.

Los condujeron a una mesa y vio, con alegría, como Kaiya e Ichiro estaban juntos. La chica miedosa le dijo que ya no tenía miedo de ir por los pasillos de la escuela. Tatsuya sonrió y le dijo

- Es una suerte, la última vez casi te atropella un coche..... Te veo.... bien acompañada, y más madura. ¿Qué fue aquello de Tatsuya es mío porqué se ve tan bien? No pensé que me ibas a olvidar tan rápido - Sonrió divertido. Ichiro le hizo un gesto de Ok y Tatsuya lo imitó. Era un chico duro, así que no le iba a sacar mucho más. Sabía que probablemente le estaría agradecido por haber rescatado a su chica, y por no haberle denunciado....y él sabía que Tatsuya estaba agradecido por todo lo relativo al rescate de Kaiya, y como se había enfrentado a su banda. Esas cosas entre chicos no hacía falta comentarlas...

Se sentía observado, y eso era un poco incómodo. Fueron los labios de Katsumi los que le dieron aplomo. Se sonrió

- Admítelo, solo has querido que venga a la graduación para poder llevarme a la azotea.... Como no pudiste mientras era alumno..... - Sonrió - Yo también les quiero, aunque no tanto como a ti. No te separes mucho, no podría soportar que nadie se me declarara, y contigo cerca, no creo que se acerque mucha competencia. - Le acarició las mejillas - Brillas como el sol.

Cargando editor
01/05/2024, 10:36
-Directora-

Yo tampoco he preparado nada, no sabía que había que preparar cosas.

Hina le dio una de esas palmadas en la espalda que hacían sonar el esqueleto. 

-No tenías, contratamos un catering. El sensei Kimura nos dio el número. Y no te disculpes, de verdad no es necesario. 

El pobre profesor se había recuperado totalmente de las andanzas de Rei. Por lo que él se había enterado, había vuelto a dar clase y su carácter se había ablandado bastante, pero para bien. El docente ya no necesitaba mostrarse serio o enojado para que sus alumnos cumplieran con los deberes, puesto que la clase lo quería mucho y había quedado bastante atónita cuando se habían enterado sobre el envenenamiento. Por ello se portaban bien con él (además de que temían que se fuera, como Yua se había ido). Ya era suficiente dolor perder a la maestra de Literatura y al propio Tatsuya. Si hasta Kaito era otro...

Respecto a Kaiya río con su comentario, aunque no se guardó de decirle lo que pensaba.

 ¿Qué fue aquello de Tatsuya es mío porqué se ve tan bien? No pensé que me ibas a olvidar tan rápido -

-Te veías bien. Ahora te ves mejor incluso... me pone feliz. -Era la confesión de que sí le había gustado, sin embargo era dichosa de verlo bien y de estar ella también mejor. 

Kansumi lo besó tiernamente en los labios delante de los demás. Era el apoyo que necesitaba para saberse en casa más allá de las miradas que no dejaban de posarse sobre él.

- Admítelo, solo has querido que venga a la graduación para poder llevarme a la azotea.... Como no pudiste mientras era alumno..... -

-Por supuesto, era todo mi plan. Me conoces demasiado bien. -Le sostuvo la mano todo el tiempo. 

Aiko fue la siguiente en acercarse. Estaba acompañada por un chico que Tatsuya no conocía... no, en realidad sí lo conocía, pero estaba tan cambiado que no parecía el mismo. Se trataba de Kenji, el hermano de Hikari. Era increíble verlo de traje y corbata y con el cabello peinado hacia atrás y una mirada seria, detrás de unas gafas de marco plateado. Finalmente su deseo se había vuelto realidad y se había puesto de novio con el amor de su vida.

Ella se acercó a Tatsuya y le dio un beso en la mejilla,  mientras lo saludaba con mucho cariño.

-Es increíble verte. Estoy emocionada. Y junto a una chica tan genial, ¿ah que sí? 

-Por supuesto que sí -afirmó Katsumi, orgullosa.

-Hola, solo quería decir que lo siento -carraspeó el otro muchacho, nada de Bully quedaba en él. De hecho, le contó al chico que se había anotado en la Universidad de Ciencias Exactas de Tokio y que iba a empezar ni bien iniciara el ciclo lectivo. Parecía que el afán por conquistar a Aiko había hecho que cambiara de dentro hacia afuera. Era un cerezo que, aunque al principio parecía podrido, había terminado dando los mejores frutos. En la muchacha subsistía un amor imposible hacia Tatsuya, pero ella también había crecido y había logrado entender que a veces los amores no podían concertarse como uno lo soñaba y eso no significaba que no podías querer a la persona y desearle el bien. Aquella chica tímida, de ojos violetas, que ahora había crecido, siempre tendría un pequeño lugar en su corazón para ese muchacho altruista que pensaba en los demás primero.

Por supuesto que Megumi también se había aproximado. Estaba radiante, mucho más bonita que nunca antes la hubiera visto. Era todo un éxito en las redes sociales y, por lo que había oído, había empezado un micro emprendimiento junto a Aiko a nivel de enseñanza de maquillaje y cocina. Tenía más seguidores incluso que antes, cuando era una modelo. No obstante, lo más bonito de Megumi era que había abandonado todo ese aire de reina inalcanzable. En este momento estaba a cara lavada y con el cabello suelto, sin mucho preámbulo. Era más exitosa, bonita y carismática, pero no quería aparentar ser de un estrato diferente.

 El había conseguido eso y ella jamás podría olvidarlo. Otra cosa que notó Tatsuya era que Megumi estaba sola. No había un acompañante masculino como en el caso de Aiko o Kaiya.

-Hola a ambos. Es... me llena el corazón de alegría veros.

Tampoco le vio pareja a a Akane o a varias de las chicas. No era como que todo el mundo se había puesto de novio cuando él se había ido. Además, los ojos dulces de la antigua sex symbol de la clase eran todo lo que necesitaba. Katsumi había definitivamente cambiado su vida para mejor, y podía oír en su cabeza la voz de su madre, diciéndole la siguiente frase:

"Bien hecho, hijo mío. Has aprendido a florecer."

De a poco se iba sintiendo más cómodo y tenía ganas de hablar con sus compañeros: de averiguar sobre sus vidas, sus sueños, sus planes a futuro. Había una gran ausencia allí, pero que tenía un sentido de ser, pues Yua le había explicado que no estaba lista para volverlo a ver. De verdad se había enamorado muy tarde del chico que le había entregado todo, y el corazón de ella no podía todavía tolerar tenerlo tan cerca y tan lejos al mismo tiempo. Era el precio que había tenido que pagar por no confiar lo suficiente en la fuerza de su cariño. No era hora, de todos modos, de pensar cosas feas; había ido allí a cerrar un ciclo y a sanar el resto de heridas que quedase por sanar.

Lo más importante definitivamente no estaba solo.


La realidad era que todas aquellas vivencias le habían servido en su crecimiento. Como bien lo entendía ahora, dejar la adolescencia y empezar la adultez era un cambio importante que no tenía que ver con los años, sino con la experiencia. Las cosas que había vivido en su primer mes de clases en este instituto habían sido mucho más significativas que todo el resto del año escolar en el nuevo.
 
Aquí había hecho amigos de esos que duran toda la vida, había conocido el amor, le habían roto el corazón, había puesto su vida en peligro para proteger a otros, había arreglado corazones y había partido otros sin quererlo. Incluso, con todas las cosas malas que le habían pasado, no podía negar que había conseguido recuerdos imborrables y también que había encontrado el amor justamente en la chica con la que en un inicio se llevaba muy mal.

En los ojos de sus compañeros dejaba parte de él, así como ellos dejaban parte propia en su corazón. Con algunos se seguiría viendo; con otros, se separaría (por esas cosas de la vida, puesto que el crecimiento era así: a veces no quedaba otra más que seguir por un camino que te apartaba de aquellos con los que habías compartido los años de adolescencia). En todo caso aquello no era importante; si los volvería o a ver o no. Porque, en algún sentido muy profundo, siempre estarían con él.
 

~ Fin ~

Notas de juego

Bueno, por mi parte Este es el final, pero dejo que lo cierres agregando lo que quieras (incluso puedes hacer que Yua asista a la graduación y que se quede con Tatsuya, o lo que a ti te parezca). -Puedes hacer que hablen personajes que no han hablado, etc. Eres libre de decidir cómo termina la historia, esa es la gracia de esta partida.

 Lamento no haber podido darte más, pero no quiero comprometerme con una partida tan compleja a futuro, por miedo a que luego la deje a medias.

De más está decir que la pasé genial y que eres un jugador excelente,  y "excelente" me queda corto para definirte.

¡Gracias!