Partida Rol por web

Ruby se sorprendió bastante al escuchar que el señor Woolbridge era también un auror del MACUSA y durante unos instantes se quedó sin saber que decir o que hacer. Al menos las palabras de Joshua parecieron tranquilizarla y alegrarse de que la pareja estuviese bien, aunque sí que sintió curiosidad por saber la procedencia del grito que habían escuchado con anterioridad, a lo cual preguntó con su habitual curiosidad.

- No hay nada que disculpar, puedo entenderle perfectamente, señor Woodbridge. En verdad me alegro que el señor Sullivan y la señorita Selwyn se encuentren bien - expresó la joven inicialmente, para posteriormente añadir. ¿De quién fue el grito que escuchamos? Pero en cuanto escuchó del medimago que necesitaban que les dejase a solas para ponerles al corriente, asintió y no pudo objeción alguna en retirarse nuevamente al Barón Tuerto para seguir con sus quehaceres. Claro, disculpen... Ya me voy...

Una vez solos, las explicaciones de Joshua a los dos aurores de todo lo acontecido les hizo prestar la seriedad debida y dejarse de puyitas absurdas por sucesos del pasado. Ninguno de los dos imaginaba al llegar que estarían implicados en el caso dos aurores como Diana Selwyn y el señor Woodbridge, y menos aún que estuviesen frente a un posible secuestro o similar.

- ¿Dice que dos sujetos desconocidos han entrado en la casa de la joven Selwyn y que su hija desapareció misteriosamente? ¿Estamos hablando por tanto de un secuestro según usted? ¿Cómo sabe que eran dos tipos y que uno de ellos está envenenado? ¿Lo envenenaron el señor Sullivan, la señorita Selwyn o su persona? Si esos dos desconocidos son los sujetos 2 y 3, ¿Quién es el 1? Sea más claro, por favor... - preguntó Constanza, mientras Grimmson se acercaba a los restos de sangre que había en la calle y hacia sus respectivas averiguaciones. Usted es un testigo importante del caso y me gustaría que permaneciese con nosotros, señor Woolbridge. - finalizó Charlie tomando nota de todo lo explicado, con mirada pensativa en la sangre de entre los dedos de Joshua.

- Dice la verdad, Constanza. Deja de interrogarle como si fuese culpable... - espetó Grimmson a su compañero, para después asentir ante las palabras de Woolbridge. Sangre mágica... y restos de alguna especie de veneno de acción rápida que debilita y destruye los componentes mágicos. ¿Cuánto cree que pueda restarle de vida al sujeto, de no ser tratado inmediatamente? Está bien Woodbridge, le dejaremos la investigación y recogida de pruebas de la escena al escuadrón de Montgomery... Llegaron ustedes antes y no tengo nada que objetar...  Entiendo que ya está al tanto de esto su superior...

- Espera Grimmson, joder. Nos llamaron a nosotros para hacernos cargo y no pienso cederles la investigación por la cara. Además, si está implicada la señorita Selwyn y su hija, dudo que les permitan hacerse con las riendas de la investigación... - matizó de inmediato Constanza, quién veía un caso sumamente interesante del que lograr un posible buen ascenso si lograban dar con los sospechosos. ¿No debería decidir el capitán Carneirus quién se hace con el caso?

- Mmm, es cierto. En principio podemos trabajar juntos hasta que se tome una resolución... - mencionó el viejo sabueso de Grimmson con una sonrisa maliciosa. El rastro mágico se diluye en dirección a Little Italy como bien afirma el señor Woolbridge, nosotros iremos hacia allï a ver qué logramos obtener. Él que vaya al laboratorio y analice mejor el origen del veneno, sus efectos y su composición para elaborar un antídoto. Puede que le llamemos y necesitemos sus respuestas si encontramos al sospechoso y su presunto compañero. 

Y tras aquella breve charla, ambos se alejaron lentamente por la calle, hablando en voz baja, en dirección a Little Italy. Woolbridge podía tratar de prestar atención e intentar escuchar que comentaban a sus espaldas, aunque algo más ocurrió cuando estos se alejaban. Un mensaje de emergencia apareció en la licencia de Joshua, donde Porpentina Goldstein, una antigua compañera de escuadrón le solicitaba ayuda de inmediato en la sede del MACUSA. El código indicaba "Envenenamiento letal".

-Esto nos mostrará hacia donde se han dirigido. – contestó a la pregunta de James.

La pulsera se elevó y ambos la siguieron arboleda a través, hasta llegar a un pequeño claro donde la niña y el pukwudgie se encontraban. La primera parecía estar recuperando el conocimiento a la vez que la criatura se derrumbaba a su lado, ¿había dado la vida por Enma?

Diana no pudo esperar un instante y salió corriendo hacia donde su hija se encontraba, abrazándola con delicadeza unos segundos para después separarse y acariciar la cara de la niña con su mano.

-Mi niña, te pondrás bien, ¿de acuerdo? Estoy aquí…

Entonces recordó que el pukwudgie seguía ahí, inconsciente.

-James, tenemos que ayudarlo, podemos llevarlo al MACUSA, allí tengo todo lo necesario para atenderle, - dijo acercándose a él y comenzando a inspeccionarlo para ver su estado, - ¿cómo podemos meterlo allí sin que lo descubran? Enma cariño, ¿qué ha sucedido? – dijo volviendo a tomar su mano.

Esa facilidad para mantener su disfraz era asombrosa aunque había concluido que el hecho de ser hermosa y saberse hermosa le ayudaba bastante a hacer que las personas bajaran la guardia, sobre todo seres como este senador que de seguro era incapaz de creer que una mujer pueda ser peligrosa de alguna manera. No le extrañaría de hecho que se hubiera hecho la idea de que era una especie de secretaria, por eso sonrió en todo momento hasta que se fueron y quedó a solas con Edward, el que no podía evitar ser él, un odioso y resentido hombre al que le dijeron que no.

—  deja ser tan infantil —  le dice con una mano en la cintura —  si no te diste cuenta de nada, es porque no estabas concentrado —  sus ojos seguía el automóvil, eran ojos fieros, como si hubiera visto algún tipo de presa —  ese hombre estaba demasiado tranquilo, demasiado... confiado, como si esperase todo esto, pero no porque estuviera informado sino porque estaba seguro de lo que pasaría... es obvio que oculta algo así que necesito saber si tengo autorización para infiltrarme en su círculo cercano —  ahora lo estaba mirando. "por este tipo de cosas es que no estamos juntos, deberías saberlo"; pensó la mujer.

—  si estoy dentro, quiero un reporte completo del senador y de sus allegados, todo cuanto tengan... no arriesgaré mi cuello por ustedes —  por nadie de hecho, por eso trabajaba sola —  y tú nada, estas comprometido, no seas idiota, —  sacó un cigarrillo y se lo llevó a los labios —  abraza lo que tienes, no lo pierdas por ilusiones —  le sonrió de medio lado, y esperó a que se fuera, después de todo, ella se quedaría en ese hotel y quería ir a ver cómo estaba Jonathan.

Un segundo, señores - dije, frenando a ambos aurores mientras trataba de captar alguna palabra suelta de lo que iban comentando en voz baja - sus preguntas son acertadas, señor Constanza - añadí, mirando a Grimmson, agradeciéndole de manera implícita sus palabras al respecto - he nombrado como sujeto tres al herido, y como dos al que iba con él y lo ayudaba con el veneno. No puedo decir nada sobre el sujeto uno, ni intenciones ni su naturaleza, tan solo que era hostil a los otros sujetos. El que huyesen parece indicar que no les agradaba encontrarse con dos aurores, a ninguno. La sangre que el señor Grimmson ha sabido apreciar impregna mis dedos es de uno de ellos, la tomé de la pared donde estaba la flecha y, es un hecho, contiene restos de veneno. El grito que se escuchó y que puso en alerta tanto a la señorita Selwyn como a mi, que estaba con la señorita Ruby en ese momento, pertenecía a la pequeña.

Dije todo esto rápidamente, sin dejarles opción a interrumpirme, pues deseaba cuanto antes poder salir hacia el laboratorio. Había perdido demasiado tiempo con ellos y estaba claro que no iba a poder dar alcance a Diana y James. Y aunque hubiese podido hacerlo, no me fiaba de los aurores, y no quería acercarlos hacia mi compañera. Si el Pukwudgie estaba protegiendo a Enma, no quería que se sintiera amenazado por la presencia de tanta gente. Si, era imprescindible que alejara a Constanza y Grimmson del rastro del Pukwudgie.

Señor constanza, espero que las aclaraciones que he hecho sean de su agrado - dije, con cierta ironía, la cual dudaba que el auror detectase - no obstante, haré el pertinente informe detallado y lo entregaré al responsable de la investigación. De la cual... - hice hincapié - no pretendo apropiarme. Es más, debería inhibirme, pues al estar involucrada la hija de mi compañera me hace tener un interés personal, y no podría ser todo lo objetivo que el caso requiere. En cualquier caso, será dirección quien decida. Me voy al laboratorio, allí podrán encontrarme. Buena caza...

Finalicé, calándome el sombrero y girándome, evitando así nuevas interrupciones.

Bajo su forma de búho, Montgomery escuchaba la conversación de aquellos policías, lamentando oír que uno de ellos le hubiera visto convirtiéndose en búho. Con suerte, lo tomarían por loco o pensarían que estaba borracho. Para el auror, lo ideal es que buscasen a Billy en cualquier lugar de aquella estancia, ya fuera en las taquillas o incluso en el carrito de la limpieza, pero por desgracia había captado la atención de uno de los policías, quien estaba poniendo mucho empeño en arragarle.

El auror, bajo su forma de ave, trató de echar a volar para evitar que los policías le capturasen, fingiendo que tan sólo se trataba de un peqeño animal asustado.

No obstante, no salió bien. Ya fuera porque no batió las alas con la suficiente fuerza, porque estaba nervioso por la tensión del momento o porque la chaqueta de Ryan le había sorprendido, Montgomery sintió que se venía abajo, incapaz de alzar el vuelo. "El momento ideal para empezar a tener problemas" pensó el auror para sus adentros, con sorna.

La joven Goldstein obligó a Jhonatan a que tomase asiento en una de las camillas mientras una medimaga experta restauraba lentamente los efectos de la escisión, lo cual era verdaderamente doloroso. Aunque no estuviese siendo consciente de la gravedad de la herida por estar más pendiente de cómo trataban de extraerle el veneno a Pug, lo cierto es que no era poca broma e iba a pasar bastante mala noche mientras se le regeneran huesos, músculos y tendones de la zona afectada. 

Pese a todo aquello, Tina asintió a sus palabras y le tendió un bloc para que tomase las notas que creyese oportunas en cuanto terminaron de tratarle y vendaarle el hombro, y con voz tranquila le explicó la situación.

- Dicen que no es un veneno ordinario y los medimagos as su cargo afirman no pueden eliminarlo con un bezoar aunque quieran... Tienen que drenar continuamente su sangre lentamente para ir extrayendo, en la medida que se pueda, esa especie de ponzoña que se extiende rápida y legal, necrotizando los tejidos a su paso,... pero el cuerpo de Pug no responde como se esperaría ni reemplaza por sí mismo a tiempo la cantidad  de sangre que pierde, por lo que hay que estar continuamente renovándole la sangre extraída por sangre externa, lo cual a la larga dejará de ser viable y todo sus sistemas colapsarán si no logran sintetizar un antídoto eficaz de algún modo... - mencionó la aurora siéndole clara y concisa para que no se hubiese ilusiones. No iba a estar fácil salvarle la vida a McCarthy si no llegaba un verdadero experto en la materia como lo era Woolbridge. No sé exactamente qué está ocurriendo afuera y si este tipo de ahí está fuertemente implicado, pero el nivel de alerta de exposición del Mundo Mágico ha incrementado hasta codigo naranja, y ya se ha anunciado una reunión extraordinaria de emergencia en una hora. Debería aparecerte como a mí la notificación en tu licencia... 

Fuese como fuese, solo cabía esperar a que llegase Woolbridge para tratar el envenenamiento de McCarthy e informar al jefe de aurores Richard Montgomery de lo ocurrido, para que organizara al equipo y estuviese al tanto de la situación. Iba a ser un inicio de formación de grupo un tanto inusual. Y a todo eso... ¿Qué había sido de Alma Rhydderch desde que os habíais separado? ¿Estaría a salvo?

La dulce Enma estaba recuperando lentamente la consciencia, y al abrir los ojos, sonrió al ver a su madre aunque parecía bastante confusa y no recordaba nada de lo ocurrido, como si estuviese padeciendo algun tipo de amnesia. Un tanto sorprendida por verse en el parque de Central Park, bajo la lluvia, con su madre valorando como se encontraba y observando su lado a un hombre apuesto desconocido, Enma intentaba entender que estaba pasando, pero de inmediato se dio cuenta de que a su lado permanecía un Pukwudgie inconsciente que no tardó en reconocer, y sin previo aviso, ambos la vieron abrazarle y llorar sobre su cuerpo, susurrando un nombre extraño entre sollozos. ¿Así se llamaba el Pukwudgie?

- Wamsutta, ¿estás bien? ¡Oye, despierta! Prometiste estar a mi lado y protegerme... Lo dijiste... ¡No puedes irte así! ¿Me oyes? Te necesito... Wamsutta no...- exclamó la joven adolescente muy exaltada y con lágrimas en los ojos, sin poder dejar de sollozar. De inmediato miró fijamente a su madre, intentando secar sus lágrimas con la manga, y le solicitó ayuda desesperadamente. ¡Mamá! ¡Ayúdame! No dejes que se muera... ¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué está así de grave? Dime qué no le habéis hecho daño, por favor...

James logró construir mágicamente una confortable y resistente transportín con algunos troncos y ramas, lo suficientemente espacioso para que la criatura pudiese ser transportada sin problemas, pero que a su vez lo mantendría oculto de las miradas de los posibles transeúntes. Eso sí, iba a ser complicado introducirla en el MACUSA hasta su departamento, más cuando de pronto Diana vio aparecer en su licencia un código naranja de alerta de exposición del mundo mágico, y un aviso urgente para que acudieran de inmediato todos los aurores a la sede para un reunión extraordinaria en menos de unas hora. ¿Qué estaba ocurriendo? Fuese lo que fuese, era realmente grave si exponía hasta esos niveles todo el mundo mágico...

Otro punto a tener en cuenta era que Enma seguía muy debilitada y con una fuerte amnesia de lo ocurrido anteriormente. Debía ser llevada frente a expertos medimagos para que la ayudasen a recuperarse de su shock emocional. ¿Tenía Woolbridge la maleta del Pukwudgie consigo para meterlo a escondidas? ¿Podría él tratar a la pequeña para no involucrar a más gente? También cabía la opción de solicitar ayuda a alguna compañera de su departamento que tanta estima le profesaban...

Las palabras de Alma estaban resultando muy duras e incisivas para el jefe de aurores. Hacía muchísimo tiempo que nadie le cuestionaba, le tildaba de infantil y le recriminaba su forma de proceder en una misión. No es que se le hubiese pasado por alto la actitud demasiado confiada del senador Walker en todo lo acontecido, y era más que evidente que el tipo no le caía bien y que por su reciente intervención, lo tenía más que investigado y fichado, pero las órdenes eran muy claras y estaban para ser cumplidas... los altos mandos habían solicitado, simple y llanamente, que debía ser protegido de un posible ataque. ¿La razón de aquello? La verdad es que no estaba clara, pero probablemente no convenía que la situación en el mundo no mágico se complicase más de lo que ya estaba, pudiendo afectar al mundo mágico que se indicasen disturbios y revueltas si uno de los senadores era asesinado. ¿Era solo eso o habría más en todo aquello? Difícil de saber...

- Sigues siendo igual de perceptiva que antaño y eso me agrada de ti, Alma. Pero deja ya de reprenderme y cuestionarme en mi forma de proceder, ¿Quieres? - fue bastante tajante al hablar y se advirtió en el hombre una mirada dura y de desaprobación. Regresa a la sede del MACUSA, cumplimenta el informe de todo lo ocurrido como rige el protocolo y vete a descansar, aquí ya has terminado. Mañana ya recibirás instrucciones de tu jefe de escuadrón, Richard Montgomery, y si procede se te dará un dosier con lo que requieres...

Justo en ese instante, tanto a Edward como a Alma les llegó una notificación en sus respectivas licencias. Un código naranja de alerta de exposición del Mundo mágico se había iniciado, y debían acudir todos los aurores de inmediato a la sede del MACUSA para una reunión extraordinaria de emergencia. 

La explicación ofrecida por Woolbridge pareció ser suficiente para dar por concluída la charla con ambos aurores, permitiéndole regresar a la sede del MACUSA sin mayores contratiempos. Joshua advirtió un ligera sonrisa disimulada en Charlie Constanza, al verse éste ya prácticamente con la potestad del caso que tenían entre manos, y probablemente imaginando que Woolbridge sería nuevamente el que haría el trabajo sucio de investigar el veneno y demás, para terminar quedando relegado posteriormente fuera del asunto, y llevándose él mismo el mérito de toda la investigación y el más que posible ascenso a jefe de aurores. 

Tras despedirse entre ellos, calarse todos los sombreros y mover ligeramente el ala a modo de despedida, Joshua fue capaz de escuchar como aquel par hablaba en voz baja mientras se alejaban en dirección a Little Italy, dándole la espalda. Aunque no fue capaz de escuchar la conversación que mantenían de forma íntegra y no podía arriesgarse a ser descubierto in fraganti, al menos logró discernir varias palabras y fragmentos sueltos. Algunas de ellas fueron...

"Dos rastros mágicos... recientes" "Iremos... Little Italy" "Alguien fue... Nordeste hacia Central Park" "Investigaremos... casa Selwyn mañana" "Órdenes de Salieri"

El mensaje de "envenenamiento letal" que apareció en la licencia y que le enviaba su amiga Tina Goldstein no auguraba buenas noticias y Joshua sabía que debía de acudir de inmediato si pretendía ser de ayuda, pero a ese primer mensaje le siguió otro en cuestión de pocos segundos, esta vez del alto mando, en el que se instaba a todos los aurores a acudir en menos de una hora a la sede del MACUSA para una reunión de carácter extraordinario. Estaban en código naranja de alerta de exposición del Mundo Mágico desde hacía unos minutos... ¿Qué demonios estaba ocurriendo? ¿Tan grave era la situación?

Si bien el lanzamiento al aire de la chaqueta había logrado cubrir al ave momentáneamente, imposibilitándole volar y haciéndole descender en picado en su huída hasta rodar por el suelo con un golpe sordo, Ryan no era para nada hábil intentando atrapar con las manos a una criatura alada. Con miedo a caerse y hacerse daño, descendió más lento de lo esperado del andamio, dándole mientras tanto el suficiente tiempo a Montgomery a revolverse bajo la prenda de ropa y sacar la cabeza por un lateral. El tipo vio que iba a escaparse y saltó para intentar atraparla sin éxito alguno, y aunque dolorido por el golpe, el pequeño búho gozó de una nueva oportunidad para salir volando y escapar del lugar.

Los otros tres policías estaban dentro del almacén abriendo taquillas y removiendo el almacén de arriba a abajo, pero Ryan desde el suelo tiró de reflejos para incorporarse rápidamente y amenazar con un nuevo intento para atraparle ¿Se le había metido entre ceja y ceja hacer del pequeño  búho su mascota personal?

- ¡Maldito bicho!  ¡Qué persistente! No te vas a escapar.... ¡Esta vez serás mío!

Se estaba generando revuelo, y sabías que de seguir así, no tardarían sus afaenados compañeros en asomarse a ver qué demonios estaba haciendo Ryan. Además, algo internamente le indicó a Montgomery que estaban tratando de comunicarse con él a través de la licencia de auror...

Montgomery se mostraba desconcertado al ver que, lejos de intentar ayudar a sus compañeros a encontrar al huérfano en la estancia, aquel policía de nombre Ryan la había tomado con él. Estaba intentando atraparle a toda costa, como si el pequeño búho fuese su prioridad en aquella situación.

Levemente herido, el auror intentó de nuevo emprender el vuelo mientras realizaba un hábil giro en el aire, a tiempo de esquivar finalmente a Ryan intentando agarrarle. Solo cuando se vio lo suficientemente alejado de Ryan, Montgomery dejó escapar un ligero graznido mientras el mago suspiraba aliviado de haber podido esquivar al no-maj. Era una suerte que los otros policías parecieran estar más concentrados en encontrar al pequeño Billy que en prestarle atención a su compañero.

Mientras se disponía a abandonar la sala, tomando dirección para salir del estadio y buscar al huérfano, Montgomery tuvo la ligera impresión de que intentaban comunicarse con él mediante la licencia de auror. ¿Sería tal vez uno de sus superiores?

De forma brillante, Montgomery logró esquivar el nuevo intento de asirle por las alas de guardia Ryan, quién terminó cayendo de bruces en el firme suelo de aquel pasillo, lanzando improperios y doliéndose del duro golpe. El hombre observó cómo el ave se alejaba de allí hacia el exterior, levantando el vuelo y graznnando fuertemente, a lo que terminó por apoyar su cabeza en el sustrato dándose por vencido y un tanto frustrado. Lo gracioso es que en aquel instante llegaba Madden bajando las escaleras con visible rostro de preocupación y aparentemente disculpándose con un tipo bastante peculiar y de porte siniestro, al que Montgomery no reconoció, pero de quién logró percibir como un aura mágica oscura que le puso sobre alerta y le instó a largarse más rápido todavía. El sujeto cruzó la mirada con el ave durante un fugaz instante y observaste como su mano izquierda que hasta entonces jugaba con un palillo en su boca fue en busca de su bolsillo, donde comúnmente solían los magos esconder sus varitas, pero nada impidió que la marcha del ave se viese impedida y logró salir del lugar. 

Por su parte, Madden había observado que uno de los guardias encargados de buscar al crío estaba en el suelo y aquello le cabreó sobremanera, hasta el punto de gritarle y amenazarle con despedirle. Los otros guardias salían en esos instantes del almacén con cara entre vergüenza e incomprensión, no pudiendo a una explicación lógica a aquel par de cómo diantres se había escapado el pequeño o de dónde se escondía. 

Montgomery pudo percatarse, justo cuando ya abandonaba aquella zona del túnel y echaba un último vistazo, que el sujeto se giraba momentáneamente en su dirección, mantenía su mirada en el pequeño búho como analizándolo, y calándose el sombrero en la cabeza, indicaba a Madden y los guardias presentes con voz ronca y autoritaria.

- No hay nada más que buscar aquí, ya se han ido...

Una vez alcanzado nuevamente el estadio, donde seguía transcurriendo el partido entre los New York Americans y los Montreal Canadienses, no le resultó difícil a Montgomery elevarse y surcar el estadio desde una altura más que considerable buscando la salida. Aunque siguiese habiendo algún que otro miembro de seguridad peinando la zona y en la entrada, estaban todos pendientes de la gente y el partido, y no de mirar hacia el techo. Justo al momento de cruzar el umbral hacia al exterior, un nuevo rugir del público se produjo en el estadio, siendo en su mayoría lamentos e improperios de la afición local y vítores de alegría de los visitantes. Los Canadienses habían vuelto a meter el disco en la portería y se había consumado la remontada con un 1 a 2, y para colmo, la jugada había sido precedida por un golpe fortuíto de un defensor a Monty Green, quién se dolía en el suelo y reclamaban que se anulase el gol y se marcase la falta. El árbitro negó y señaló nuevamente el gol como válido y se inició entonces una tangana descomunal. Todo el ajetreo permitió que Montgomery abandonase el estadio sin complicación alguna, y nada más sobrevolar los aledaños, comprobó que el pequeño Billy permanecía en uno de los callejones, en forma de búho.

Al ver a Montgomery dio varios saltos de alegría y se aproximó a su posición, y allí esperó a que el auror revertiese el hechizo mágico para hacerle recuperar su forma original. ¿Cuál sería el proceder del auror? Además, aún seguía sintiendo en su fuero interno la necesidad de revertir su transformación y comprobar su licencia. ¿Estaban enviándole notificaciones de forma urgente?

Montgomery suspiró aliviado una vez que dejó a los guardias atrás, aunque mientras volaba por el pasillo, no pudo evitar fijarse en aquel individuo de aspecto siniestro y peculiar con el que estaba llegando Madden. Por su expresión corpral, al punto de introducir la mano en el bolsillo, un gesto que conocía demasiado bien, estuvo totalmente seguro de que se trataba de un mago.

Aquello sorprendió al auror. ¿Un mago tratando asuntos de negocios con los no-majs más adinerados de Nueva York? Detrás de eso debía de haber algo más, no cabía duda. Tenía la impresión de que el desconocido le había identificado como animago, aunque seguramente no hubiese actuado en presencia de los guardias y de Madden para no llamar la atención.

Montgomery voló en dirección al pequeño y, aterrizando a su lado, revirtió su forma de animago para regresar a su forma humana. Después, con mirada seria, apuntó en dirección a Billy con la varita y utilizó el hechizo de poliformar para hacerlo regresar a su forma humana.

-Aquí tienes, chico -dijo, entregándole no cuatro peniques como había acordado en un principio, sino diez-. Por las molestias causadas. Creo que has tenido mucha suerte. Esos tipos tenían jefes más poderosos de lo que imaginas. -El auror dirigió una mirada inquieta a su alrededor, sabiendo que el muchacho no estaría a salvo mientras siguiera cerca del estadio-. Deberías volver al orfanato cuando antes. Y desaparecer durante una buena temporada. Por si esos hombres te buscasen.

Sin aguardar a que el chico se fuera, el auror echó mano de su licencia para comprobar si alguien estaba enviándole notificaciones en esos momentos.

Cuando el pequeño Billy recuperó su forma original, durante unos instantes se miró las manos sorprendido y no dejó de mover los dedos. Estaba completamente sorprendido y era incapaz de comprender cómo le habían podido transformar en un búho, ayudándole de ese modo a escapar volando del estadio. 

- Eso ha sido increíble, una auténtica pasada. ¿Cómo es capaz de hacer algo así? - preguntó el pequeño intentando comprender aquello que estaba fuera de toda lógica humana. Al ecomprobar que Montgomery le daba un buen puñado de monedas, más del doble de lo acordado, no pudo evitar sonreír más que complacido y agradecerle varias veces, y en cuanto escuchó que debía irse de inmediato y tratar de pasar desapercibido una temporada, asintió. De acuerdo, señor. Muchas gracias.

Billy se marchó corriendo tras aquello y Richard pudo entonces comprobar su identificación, la cual tenía varias notificaciones que no tardó en leer. Por un lado había recibido un mensaje de Porpentina Goldstein, una de sus antiguas compañeras de escuadrón, ahora trabajando en otro escuadrón del MACUSA desde que Richard hubiese ascendido a jefe de aurores, la cual le requería en la sede de inmediato, recriminándole la mala praxis de Jhonatan Riley,  uno de sus nuevos subordinados al cargo, quién al parecer había aparecido en la entrada del edificio Woolworth con parte del cuerpo escindido y junto a un tipo envenenado. El segundo mensaje era de Jhonatan Riley pidiéndole que acudiese en su ayuda al Departamento de Catástrofes mágicas. El tercer y último mensaje provenía directamente de su superior, el capitán de aurores Mauricius Carneirus, quién había convocado una reunión de emergencia en el Departamento de Aurores en aproximadamente 45 minutos y el estado de alerta nivel 5 (naranja) a exposición de la magia en el mundo nomaj. ¿Cuánto tiempo hacía que no se establecía aun nivel de alerta tan alto? ¿Años? Eso sólo auguraba serios problemas...