Partida Rol por web

Se trata de una pequeña taberna-restaurante que recuerda a los auténticos locales de Nueva York del pasado, de hecho es uno de los bares más antiguos de la ciudad. Un local de barrio, alejado de rutas turísticas pero con una comida y ambiente excepcional. Los domingos por la noche acompañan la cena con música de jazz, blues.... Sus hamburguesas son exquisitas y si nos queda espacio, no hay que dejar de probar su New York Cheescake.

Dirección: 326 Spring St.

Rick, el propietario del Ear Inn, te saluda al verte entrar por la puerta. 

¿Qué tal te va todo? ¿Lo de siempre?

- Claro, gracias Rick. - comenté mientras le dirigía un saludo con la cabeza y me dirigía a mi rincón habitual... Me senté en la mesa y esperé a que me llegara mi hamburguesa con patatas y el refresco de coca-cola. No bebía cuando estaba de servicio.

Miré a mi alrededor fijándome en la poca gente que debía haber a estas horas. Había quedado pronto con Sokolov a propósito. Si alguno de los presentes era un lacayo suyo quería darme cuenta antes de que hubiera problemas.

Me fijé bien en que nadie estuviese mirando en mi dirección y coloqué la cinta envuelta en papel de cartón bajo el asiento de enfrente mío... bien oculta a la vista. Salvo que alguien la buscara explícitamente con la mano no debería encontrarla.

Me había asegurado de limpiar bien todas las huellas... que desapareciera una prueba de la sala de pruebas no iba a suponerme ningún problema... desestimarían el caso contra Toro... y yo fingiría estar indignado. Mi jefe pensaría que alguien estaba en nómina de Sokolov, pero nunca jamás creería que fui yo mismo quién falsificó primero la prueba... y la intercambió después por información.

Ya sólo me quedaba esperar... Sokolov no pasaría desapercibido y cuando llegara vendría directo a hablar conmigo.

A estas horas el local estaba lleno, un par de chicas jugaban a los dardos con un chico rubio que parecía más concentrado  en las chicas que en la partida, al echar un vistazo en sus mentes te diste cuenta que el chico no tenía nada que hacer con las chicas, ellas jugaban en otra liga, no eran solo amigas sino pareja. Algunos metros más allá algunos parroquianos se divertían en la mesa de billar, la mayoría de sus pensamientos se centraban en la partida que tenían entre manos.

La camarera, una chica rubia que iba sorteando las mesas mientras repartía las bebidas y los platos que le solicitaban, sus pensamientos se centraban en las horas que le quedaban antes de salir.

Rick estaba sirviendo unas copas a un grupo algo numeroso que parecía estar celebrando algo, cuando te centraste en los pensamientos de Rick te encontraste con una mente inexpugnable, justo en ese mismo momento viste como desviaba su vista de los chicos y se centraba en ti

Dos personas con una mente inexpugnable en el mismo día. ¿Casualidad? No lo creía. ¿Cambiaformas? Lo dudaba bastante... quizá la forma y el aspecto de Rick no eran más que una ilusión... alguien o algo enturbiaba mis pensamientos. Si era la misma mujer de esta mañana... era un ser con una capacidad mental tremendamente elevada, y si trabajaba para Sokolov sería un grave problema para mí.

No era algo que me agradara.

* ¿Quién eres? - pregunté mirando fijamente a Rick.

Rick salió de la barra y se te acercó, te das cuenta de que es un hombre bajito quizás metro sesenta. Por primera vez le ves como algo más que el simple camarero que te sirve las copas.

Solo soy un camarero, el propietario de este..Pub.- Te dijo cuando estuvo a tu lado. ( Te lo dice verbalmente)

- Lo primero no pretendía violar tu intimidad... - comencé aclarando. - Es la primera vez que trato de fisgar en tu mente... aunque creo que ya lo sabes, sino te habrías dado cuenta mucho antes. - sonreí y levanté las manos en son de paz. - Soy un cliente habitual tuyo y no pretendía ofenderte. Seré sincero. Tengo una cita aquí con un criminal peligroso, pero tranquilo, no pondrá en peligro a ninguno de tus clientes ni a tu local... Sólo quería asegurarme de que no había enviado a lacayos suyos para vigilarme antes de que llegue... Escogí este sitio porque es tranquilo y porque me encantan tus hamburguesas. -

Hice una breve pausa mientras observaba a Rick con ojos nuevos... - Si hubiera sabido que disponías de tal habilidad hubiera tenido otro tipo de conversaciones contigo hace meses. -

Este sitio es un santuario, es territorio neutral, a qui dentro las leyes las marco yo, y no acepto violencia de ningún tipo- Lo dijo como aquel profesor que ha soltado la misma lección más veces de las que puede recordar

Me complace que te guste, la pretensión es que sea un lugar tranquilo, para que aquellos que quieren tomar o comer algo puedan hacerlo sin tener que preocuparse por nada.

Solo soy un simple camarero, y no te preocupes, vamos a tener mucho tiempo para hablar, a no ser que quieras buscar otro local donde ir a tomar tus copas

Bien, al menos si era verdad lo que Rick me decía no tendría que preocuparme por los secuaces de Sokolov...

- Ok, ya te dije que por mí no tienes que preocuparte... me conoces desde hace tiempo. ¡Soy poli!, ¿recuerdas? Yo persigo a los malos. - sonreí tras las presentaciones. - Sólo me ha sorprendido encontrar a alguien como tú - dije entrecomillando la última palabra - aquí. - Miré hacia los lados antes de continuar: - ¿Hay más como tú por aquí? ¿La gente lo sabe o lo mantienes en secreto? -

Me permití el lujo de relajarme un poco... aunque una especie de sexto sentido me impedía fiarme del todo... - ¿Sueles tener problemas por aquí? Yo... podría echarte una mano si quieres. - le miré seriamente. - No voy a causar violencia dentro del bar... pero éste es un sitio tranquilo y no me gusta que nadie ande incordiando... me gusta tal y como es. -

Sokolov aparcó el coche lo más cerca posible del local. Asegurándose que tendría espacio suficiente para una salida rápida con el deportivo si pasaba algo. Amagó un bostezo -demasiadas horas ya sin descansar- y salió del vehículo cerrando la puerta y capota cuidadosamente. Di un par de billetes de 20 a un mendigo cercano para que le vigilase en coche y se dirigió al lugar a ver que quería el maldito inspector.

Una vez frente a la puerta suspiró y respiró hondo para relajarse, no quería cometer estupideces delante del poli. Al fin y al cabo era un buen tío.

A estas horas el local estaba lleno, un par de chicas jugaban a los dardos con un chico rubio que parecía más concentrado  en las chicas que en la partida. Algunos metros más allá algunos parroquianos se divertían en la mesa de billar.

La camarera, una chica rubia, sorteaba las mesas mientras repartía las bebidas y los platos que le solicitaban,

En la barra un grupo algo numeroso parecía estar celebrando algo. En una de las mesas estaba el poli al que habías venido a ver, el cual estaba hablando con un tipo que  parecía el dueño del local.

Tal y como te he dicho, este sitio es un santuario y muchos de los clientes son lo que los humanos dirían, diferentes.

Y valoran la discreción.

Cuando vi a Sokolov entrar por la puerta interrumpí mi conversación con el camarero... ya le había encargado mi comida así que le indiqué que trajera una cerveza e hice un gesto al filántropo a modo de saludo, y a la vez de invitación para que se sentara a mi mesa:

- Buenas noches, siéntate por favor. ¿Te apetece cenar algo? Aquí tienen las mejores hamburguesas que jamás hayas probado... - dije casi salivando al pensar en la hamburguesa. - ¿Y una cerveza? - pregunté señalando la mía... - Trae otra al caballero... - dije al camerero - si quieres - finalicé mirando a Sokolov.

Sokolov esperó con la mandíbula apretada hasta sentarse. Vodka -fue la única respuesta que le dio a Kane mientras estaba el camarero presente, una vez se alejó el camarero quedó mirando al policía- Bien Kane, ya estoy aquí. El humor del enorme ruso no parecía dispuesto a alargar la conversación más que lo estrictamente necesario. Se sentó frente a él con los brazos cruzados sobre el pecho.

Bien Kane, estoy aquí. ¿Que quiere?

Miré a Sokolov unos segundos y contesté con una frase escueta y sencilla: - Una tregua. -

Le di el primer mordisco a mi hamburguesa... - ¡Hummm! Esto está delicioso... ¿seguro que no quieres pedirte una? - Saboreé cada trozo antes de tragar... en verdad era un manjar.

- Mira... llevo ya casi tres años siendo una mera mosca cojonera... Y me hago mayor y estoy cansado. Uno de mis agentes recibió una cinta en la que se ve claramente a uno de vuestros abogados, Kenneth Cullen, incriminando a Toro en múltiples crímenes. Pero tu otro abogado, el señor Dini, ya se ha encargado de sacar a Toro de prisión. - di un trago a la cerveza antes de proseguir. - Es sencillo, sé que de una forma u otra lograrás sacar a Toro y evitar que lo encierren... y sino harás que sus asuntos no tengan nada que ver contigo ni con ninguno de tus negocios... No me engaño. Tendrías que cagarla mucho para que te pillara, y no eres un hombre que cometa fallos. - dejé que Sokolov meditara mis palabras.

- Bien, te propongo una tregua. Dejaré de husmear en tus asuntos, dejaré de perseguirte y obsesionarme contigo... seguiré con mi trabajo y me dedicaré a otros criminales. Te ofrezco algo como muestra de buena voluntad. Mira debajo de tu silla. - esperé a que recogiera el sobre con la cinta. Miré alrededor para asegurarme de que no había nadie más interesado en nuestros asuntos... - Es la única copia, el original. Sin eso no imputarán a tu hombre. Pero hay algo que me intriga, y me gustaría que satisfacieras mi curiosidad... ¿quién era la mujer que estaba con tu hija en el Metropolitan Ópera House? -

Indagas en sus pensamientos pero solo consigues un galimatias en ruso que no consigues entender

A Sokolov no le habría sorprendido que le preguntase por cualquiera de sus contactos o cualquier persona de negocios con la que hubiese hecho tratos en los últimos meses. La pregunta sobre la mujer le sorprendió aunque no le hizo reaccionar, el que se hiciera referencia a que su hija había estado allí le hizo enarcar una ceja. El que supiera lo de Illanya solo podía tener unas pocas explicaciones. O habían colocado micrófonos en su casa, o habían estado siguiendo a ambos o el jodido inspector Kane había estado presente en la Ópera. 

Una vieja amiga de Rusia inspector.

Lo que me sorprende es este giro en su modus operandi. Si yo fuese uno de esos criminales que intenta encerrar y solo hablo hipotéticamente -añadió sonriendo por si el poli llevaba micrófonos escondidos- me sorprendería que renunciara así a su cruzada contra mí. Jugueteó un poco con la cinta en la mano, tenía curiosidad por escuchar en contenido pero la destrozaría antes de permitir que la recuperara el poli. Cuanto han sido... ¿Tres años? Creo que le he llegado yo tambien a conocer. Sin familia, sin mujer... solo con ese perro labrador al que llama Max. Resulta increíble ese cambio de actitud...

Se muy poco de Katia Rostov y su hermano inspector. ¿Que quiere saber?