Torcí el gesto en una mueca de dolor, y mostré una sonrisa al ver la cara Seth.
- Bueno... voy tirando... Pero mala hierba nunca muere. - Dije con tratando de mostrar algo de confianza, entonces me di cuenta de que el estaba igual que yo... Le miré con cara de preocupación. - ¿Y tu? ¿Estás bien?
Montana se termino de poner bien el sombrero y acto seguido se desplomó dejando ver una tremenda herida en su espalda.
Nunca pensé que ese payaso acabaría conmigo - Esputo unos borbotones de sangre. Intentó decir algo más pero no se le entendió
Luego falleció
Cogéis el ascensor hasta el vestíbulo. Cuando llegáis veis como tres miembros del personal de seguridad intentan impedir que una avalancha de periodistas entren en el edificio.
Fuera, reinaba el caos, gente que había estado en la fiesta huyendo, otros haciendo cola y gritando para que le trajeran sus coches y así poder marcharse. Periodistas intentando entrevistar a los invitados para saber que ha pasado dentro. Sirenas de policía que se acercaban al lugar, algunas ambulancias empezaban a atender a los heridos que estaban en el suelo
Los aspersores de agua se activaron, dejando caer una moderada lluvia en lo que ahora parecía la antesala del infierno. El calor, el humo y algún tipo de sustancia que había en el ambiente hacían difícil respirar
Ahora que el humo se disipaba un poco podéis comprobar que el número de heridos es bastante grande.
Fisk estaba postrado sobre el cuerpo inerte de Sam Bullit, su personal de seguridad estaba muerto, con excepción de Seth Bennet
Solo quedáis vosotros, Sam Bullit que estaba bastante jodido y Fisk
- Joder... joder... joder... - era lo único que alcanzaba a decir con un hilo de voz el jovenzuelo que miraba a todos lados y luego al cadáver que tenía a sus pies - Ostia, Montana...
Estaba paralizado, y no sabía hacia dónde ir, y una arcada reprimida le dijo que, o bien el olor a sangre y carne quemada, o el humo de extraño color, o una mezcla de ambas, no le iba a sentar bien a su cuerpo. Así que cogió la primera puerta que encontró, por la que había salido aquel gigantón con la otra tipa encima como si fuera un saco de patatas, y salió lo más rápido que pudo.
Su primer día de trabajo empezaba de puta madre, sí señor.
Gracias, Sokolov.
Se bajó y vio el panorama. El Duende verde decidía, por el motivo que fuera, joder la fiesta a Fisk y Bullit, y ahora ésto. Las explosiones le preocupaban. The Raft medio destruida y sus presos sueltos por New Amsterdam. Miró su teléfono, tenía bastantes llamadas perdidas. De su hermano y de Alistair. También otras de sus contactos. Ésas podían esperar. Andrei era prioritario, tenía que estar allí mismo, entre la muchedumbre. Luego llamaría a Alistair a ver qué nerices había pasado. Le llamó al móvil.
Sokolv siguió andando hacia adelante sin al parecer preocuparle ni la gente se que apelotonaba delante como que la mujer que llevaba en brazos llamase por teléfono. Simplemente continuó andando hacia el exterior del edificio sin detenerse por nada o por nadie que se pudiese encontrar de camino. Atravesó la muchedumbre de periodistas como si ni siquiera existiesen.
Coges el ascensor hasta el vestíbulo. Cuando llegas ves como tres miembros del personal de seguridad intentan impedir que una avalancha de periodistas entren en el edificio.
Fuera, reinaba el caos, gente que había estado en la fiesta huyendo, otros haciendo cola y gritando para que le trajeran sus coches y así poder marcharse. Periodistas intentando entrevistar a los invitados para saber que ha pasado dentro. Sirenas de policía que se acercaban al lugar, algunas ambulancias empezaban a atender a los heridos que estaban en el suelo
No había rastro de la mujer y del hombre que la llevaba en brazos
- Esto se va al garete... esto se va al puto garete...- dijo, y luego cayó en la cuenta de que quizás su jefe andaba por allí y tenía que ir a ver cómo estaba antes de que le pasara algo. No sabía si era su lado más responsable, o el más egoista (al fin y al cabo, necesitaba el dinero) quien tiraba, pero cogió el teléfono que le habían dado y marcó el único teléfono que había en la agenda.
El del Gran Jefe.
Miré a Seth con urgencia.
- Tenemos que pirarnos de aquí a la de ya. - Dije de inmediato.
Me pregunté si mi compañero querría sacar a Fisk. Sabía que era un idea descabellada y difícil, ambos estabamos heridos y era poco probable que fuera una buena idea, pero nos vendría bien para inflitrarnos, o ganarle de aliado.
Cooper estaba aturdido por la explosión, el golpe y el ambiente tan cargado de humo. Tenía a Fisk casi al alcance de la mano y, ¡qué demonios! La posibilidad de protegerle de ese fantoche montado en un monopatín volador y obtener así su confianza parecía ganar enteros ante lo que era mucho más seguro... salir de aquel infierno.
Bennet insistía en la segunda y más razonable de las opciones pero quizá por el aturdimiento, la cabeza de Cooper aparcó la lógica y se guió por una buena dosis de testosterona descerebrada.
- Voy a por ese payaso... - murmuró entre dientes como única respuesta al comentario de su compañera.
Ataco al Duende con proyectil de energía cinética.
Desde luego nadie iba a atreverse a ponerse en el camino de Sokolov y quien quiera que lo hiciese iba a ser arrollado sin miramientos.
¿Andrei? Por fin te encuentro!! Estás bien? Si, ya lo sé. Si, estoy bien, no te preocupes. Que sí, luego te llamo. Cuídate y no salgas.
¿Alistair? Soy yo. ¿Qué coño ha pasado? He visto the raft hecha añicos y justo después al Duende Verde no se le ocurre una idea mejor que joder la fiesta a Fisk, justo cuando estaba a punto de averiguar algo interesante. ¿Y la segunda explosión qué ha sido?
El télefono al otro lado daba señal de línea ocupada. El gran jefe debía estar hablando con alguien por que después de varios intentos la línea seguia ocupada
Al principio te fue imposible verle, y no solo por las condiciones de la habitación, humo y llamas por algunos puntos que los aspersores no conseguían apagar
Sino por que por las explosiones que se escuchaban de vez en cuadno el duende parecía estar atacando otras partes del edificio.
Ahora mismo los jugadores presentes en esta escena sois:
Kate bennet y Seth Cooper
- Vamos a ver, Don - pensó el muchacho acelerado mientras intentaba adivinar qué hacer en aquella confusión - Te acaban de contratar así que tienes mucho que demostrar. Lo primero es lo primero: no te dejes matar. Lo segundo, encuentra al tío que te paga.
Así que así hizo, ya que no podía contactar con él por teléfono, pensó que debía volver a aquella habitación. Pero el Duende Verde estaba dispuesto a crear un hermoso decorado con las tripas de los allí presentes, y Donovan no estaba interesado en formar parte de la decoración. ¿Y si subía al piso superior? Quizás allí podría buscar a su jefe, e incluso distraer al Duende con alguna de sus mascotas... siempre y cuando nadie le viera hacerlo. No estaba bien enseñar las cartas antes de tiempo.
Como una exhalación, subió las escaleras hasta el piso superior, ya que pensó que el ascensor no era la vía de escape más segura en aquel momento.
Coño, estaba convencido de que había respondido, ¡lo siento!
Cooper apretó los puños. Ahora mismo no podía hacer frente a aquel maníaco por muy a mano que tuviese a Fisk. Seguía aturdido y no se encontraba en forma como para arrastrar aquella asquerosa cara verde por todo el asfalto de Nueva Amsterdam pero ya habría ocasión. De eso no le cabía duda.
- Vámonos Kate... vámonos de aquí.
El ascenso fue lento y cansado pero finalmente llegaste al piso de la fiesta. Escuchaste l voz de Fisk desde alguno de los despachos
- Maldito loco. No es eso lo que tenías que hacer
Sólo le puse un poco más de color de lo que pediste - Le siguió una risa histriónica.
La risa se calló tan rápido como había empezado seguida por un sonoro crack de algo al partirse.
- Coñocoñocoñocoño - dijo el joven, lanzando la espalda contra la pared cubierta de mármol en cuanto escuchó la conversación - Joder, que Fisk está compinchado con el Duende Verde. Ostia... ostia... Don... más te vale largarte de este piso y hacerte el loco... no querrás ir al fondo del puerto...
Demasiadas complicaciones, demasiadas novedades y demasiada gente poderosa implicada para su primer día. Así que ni corto ni perezoso, hizo lo que su instinto le llevaba pidiendo a gritos que hiciera desde hacia unos minutos: que se largara de allí inmediatamente e intentara localizar a su jefe por teléfono o en la calle.
Haciendo el menor ruido posible, se marchó por las escaleras de nuevo, y que le dieran al Duende y a Fisk, y a la mierda que tuvieran entre manos...