¿Nuestros sacrificios no fueron bien venidos?- Preguntó
!Dijiste que los Atlantes serían suficiente, viejo!- Su tono era firme y autoritario
Y asi lo fueron Herr Cráneo... - El hombre parecía asustado pero al mismo tiempo satisfecho
Han respondido nuestro llamado...
!Mire!El regalo viaja entre los cielos
Vuelvo el rostro hacia el cielo, buscando en el firmamento aquello a lo que el monje se refiere.
Un KRA-KOOM retumbó hasta las entrañas de la tierra al tiempo que algo parecido a un relámpago rasgaba el cielo dejando una estela de fuego.
Si...
!Pero no aqui! !No aterrizó aqui!
¿Acaso no ves mi problema? - Estaba muy enfadado, colérico más bien
Busco con la mirada el lugar del aterrizaje de lo que sea que haya aterrizado, hasta que me doy cuenta de lo inutil de mi esfuerzo. Ni siquiera se donde estoy, no me serviria de nada encontrar el lugar pues no puedo ubicarlo.
No parecía que fuera a aterrizar cerca. El relampago, si es que se le podía llamar así seguía cruzando el cielo con destino desconocido
Pase meses enteros buscando mitos antiguos en las montañas, exterminé a una tribu gitana por el antiguo lenguaje muerto escrito en sus espaldas al nacer...
Hice todo esto y más por que el lider de mi sociedad secreta me lo dijo. Y ahora nuestra arma se fue ¿!A donde!?
¿Puedes ver algo? pregunto al fin al hombre mientras observo y señalo el cuerpo que se desplaza sobre nosotros.
Si es un arma, deberiamos tratar de neutralizarla. Quiza es a eso a lo que se referia el anciano.
Estamos lidiando con fuerzas del más alla, Her Cráneo. No son tan fáciles de controlar - El hombre parecía excusarse temiendo la ira del hombre del cráneo rojo
Averiguaremos su localización, Her Cráneo. Su poder no debe ser difícil de rastrear
Los dos hombres permanecían expectantes ante la escena que se mostraba ante ellos.
En ese momento y en medio de la tormenta que estaba cayendo una figura se empezó a formar delante de ellos. Parecía un antiguo guerrero indio e iba cubierto por la piel de un oso.
Yo soy el que os ha traído hasta aquí y aunque mi poder mengua y no puedo manteneros por mucho más tiempo en este lugar debéis saber el por que os he permitido que veáis esto.
Se acerca la gran serpiente, la gran devoradora del mundo y aquí es donde se empezó a fraguar todo.
Me vuelvo hacia el hombre, y extiendo mis manos hacia el con las palmas hacia arriba.
¿Que debemos hacer? pregunto confiando en que esta vez responda ¿Como lo evitamos?
Ni siquiera entiendo que debemos evitar, pero he visto suficiente para entender que es un peligro y es real. Debemos evitar que ocurra.
Debéis detener a la serpiente a toda costa, no importa el precio, si no lo hacéis el mundo sera destruido.
-Noo.-Se descubrió gritando, si el mundo era destruido todo lo que alguna vez Carl había amado desaparecería, su madre, sus amigos, ella. Ese sentimiento se extendió dentro de sus memorias como la sangre en el olfato de un tiburón, y pronto todas las voces corearon su deseo de matar y quebrar a la serpiente.
-Si la serpiente es la causante, sufrirá. ¿Como la encuentro?- Dijo con una voz muy distinta a la anterior, ladrando casi cada palabra.
Perdonad la demora chicos, ultimamente ademas de los examenes vivo tiempos combulsos XD.
La visceral reacción del hombre me cogió por sorpresa. Durante un momento lo estudie, abandonándome a mis costumbres profesionales y tratando de dilucidar que clase de persona tenía en realidad frente a mí.
Tanto su vestuario como su actitud le convertían en digno merecedor del titulo “rata de biblioteca” aunque en los tiempos que corren, quizá fuese en realidad un informático. De una u otra forma no parecía la clase de persona que cede a sus impulsos, y con todo, esa reacción repentina me había descolocado. Ya habría tiempo.
Pero entonces formulo la pregunta que ya rondaba mi cabeza, aunque con unas palabras que denotaban cierto apego a la violencia que para nada encajaban con su imagen. Este hombre era un misterio.