Partida Rol por web

- Y le aseguro que no se arrepentirá, el número de futuros alumnos que querrán tomar clases en nuestra Universidad se multiplicará sólo con la publicidad que recibiremos. Digo animado apelando al espíritu empresario del rector.

Tras pensarlo un par de segundos, añado

- Bueno, todo es por supuesto si nuestros servicios son aceptados por los organizadores de la expedición. Quizás podría usted redactar una carta de recomendación, sólo como precaución, al fin y al cabo la reputación de Brunswick le precede y no creo que sea un problema unirnos a la tripulación, pero hombre prevenido vale por dos.

-Por supuesto, no se preocupen. Tendrán su carta de recomendación a pesar de que creo que no les hará falta. Moore trabaja aquí y es de suponer que les conozca a todos ustedes, caballeros.

Dado que nuestra charla con el rector había deparado sus frutos, decido despedirme de mis compañeros y mantenerme a la espera de una respuesta por parte de los responsables de la expedición. No obstante, decido investigar por mi cuenta sobre los acontecimientos ocurridos con la anterior investigación en alguna hemeroteca, con la intención de descubrir cuales eran sus objetivos, cuales fueron sus descubrimientos y a que se debió su horrible tragedia.

Edgar.
Le digo haciendo una pausa, mientras veo que se va marchando.
¿Qué tiene pensado hacer ahora?

Antes de partir hacia mi investigación, me detengo en la puerta de la oficina del rector para responder a la pregunta de Bell Mellor y ponerle al tanto de mis intenciones:

Investigar, amigo Bell, investigar. Si vamos a iniciar esa expedición, será mejor que estemos al corriente de todo lo que le ocurrió a la anterior para no cometer los mismos errores. Voy a la hemeroteca, si queréis podéis venir conmigo.

- Excelente idea amigo, te acompaño, estoy ansioso de partir, pero no tanto de fracasar, así que cuanta más información poseamos, menos sorpresas nos llevaremos. ¿Vienes, Bell?

Por supuesto.
Digo mientras me voy acercando a Edgar hasta llegar a su posición y continuar el camino juntos.

La biblioteca era la joya de la universidad con una colección de más de 400.000 obras cuidadosamente escogidas entre libros y otras publicaciones. El edificio de granito local y estructura gótica, de planta y dos pisos, se construyó en 1878 reemplazando a otro más pequeño de madera.

Aunque las salas de mármol son frías y propensas a las corrientes de aire, la biblioteca está iluminada por altas ventanas en forma de arco que permiten penetrar la máxima cantidad de luz en lo que de otra forma sería un edificio lúgubre.

Al acercaros a la puerta pasais junto al mastín encadenado junto a la escalinata de la entrada que monta guardia día y noche. Las dobles puertas dan paso a un pequeño vestíbulo donde están los baños y las escaleras para los diferentes pisos. Otro par de puertas dobles dan a la sala principal, los catálogos y el mostrador central. La hemeroteca se encuentra en el sótano, así que los tres bajáis a donde se encuentran los periódicos encuadernados para poneros al día.

No tardais en encontrar la información necesaria. Todo lo acontecido a la expedición Miskatonic es de dominio público y la universidad por supuesto tiene una copia de lo recibido por el receptor de radio del Arkham Advertiser.

La expedición llegó a la isla de Ross, que está en el mar de Ross. La partida formada por 20 hombres y 55 perros más provisiones se instaló en un campamento temporal y preparó sus cinco aviones para volar. La agenda del viaje iba según lo previsto con los vuelos de reconocimiento transcurriendo sin percances.

El 22 de enero, sobre las 10 pm, la partida de Lake anuncia el avistamiento de una nueva cadena montañosa, la más alta vista hasta ahora en todo el continente. Su situación es Lat. 76g15m, Long. E113g10m. La describen como una cadena montañosa anchísima y sospechan de su posible cariz volcánico. Sobrevolando el nuevo descubrimiento encuentran extrañas formaciones rocosas de ángulos imposibles, columnas y pináculos en la parte más alta de las montañas. Lake estima la altitud de los picos más altos en 10.500 metros. Dyer se pone en contacto con los barcos y ordena a las tripulaciones que preparen grandes cantidades de provisiones para enviarlas a la nueva base, que estará situada en las estribaciones de la cadena montañosa de reciente descubrimiento.

23 de enero: Lake comenta la posibilidad de huracanes en la zona y anuncia que comenzarán a perforar cerca del nuevo campamento. Un agujero producido por la taladradora y agrandada por barrenos después descubre una vía en una cueva subterránea. El interior es un auténtico tesoro dado que contiene gran riqueza de fósiles, una cantidad sin precedentes. Algunos pertenecen a edades tan antiguas como la Silúrica y la Ordoviciana, otros tan recientes como el período Oligoceno. Pero ninguno de ellos tiene menos de 30 millones de años. Esa misma noche se descubre un fósil gigante con forma de barril de naturaleza completamente desconocida. Las sales minerales han conservado al parecer el espécimen. Sus tejidos muestran una flexibilidad inusual, que por otro lado poseen gran resistencia. La criatura tiene metro ochenta de longitud y parece contar con membranas o aletas o alas.

Lake informa al mundo que los nuevos seres con forma de barril son las mismas criaturas que han dejado extrañas señales triangulares en los estratos fósiles de las eras Aquea y Comanchiana. Se descubren en total unos 13 especímenes. Lake tiene intención de diseccionar una de ellas.

24 de enero: Lake disecciona una de las criaturas a las que llama bromeando "los antiguos". Esa noche se levantan fuertes vientos. No se recibirán más informes del campamento Lake. Al principio se piensa que las radios de Lake no funcionan, pero el silencio continuo de los cuatro transmisores es preocupante.

25 de enero: sale la expedición de rescate. Se envía al mundo entero un mensaje por radio. Todos los miembros de la partida de Lake (una docena) han muerto y el campamento ha sido arrasado por los vientos huracanados de la noche anterior. Falta el cuerpo de Gedney, supuestamente arrastrado por la nieve. El resto del equipo ha fallecido y el estado de sus cuerpos es descorazonador, es imposible levantar los cuerpos para su transporte. También los perros de Lake están muertos.

26 de enero: Dyer y Danforth viajan a las montañas. Les cuesta mucho ganar altitud para alcanzar el más bajo de los pasos, de 7.200 metros de altura. Dyer describe la tierra que hay más allá de la montaña como "una supermeseta tan antigua y eterna como las propias montañas, seis mil metros de altura, con grotescas formaciones de rocas que sobresalen entre la superficie de la meseta y los precipicios verticales de los picos más altos" El grupo de Dyer entierra los cadáveres ese día y recoge los libros, notas, etc para el viaje de regreso.

27-28 de enero. La partida regresa e inicia el viaje de vuelta.

Actualmente aún se pueden encontrar a dos miembros originales de la expedición: Frank Pabodie, que es colega vuestro y tiene su despacho en la Facultad de Ingeniería y McTighe que tiene un puesto de radio de transmisiones en la cercana población de Kingsport.

Cierro mi último diario.
¿Aún tenéis ganas de aventura?
Digo mediosonriendo.

- Jejeje ¿que si tengo ganas de aventura? ¡Más que nunca! Tengo un gran interés por esas extrañas criaturas que mencionan, sería magnífico que lograsemos encontrar otros especímenes, pero esta vez, lograr traerlos de vuelta. 

Medito un par de segundos con aire soñador y añado

- ¿Qué os parece ir a visitar a Pabodie y así tener la información de primera mano?

Medito un poco sobre lo recién leído, y finalmente respondo a las palabras de Wallace:

Es una buena idea. Quizá lo encontremos en su despacho. Después podríamos hacer una rápida visita a McTighe.

Asiento con la cabeza.
Sería lo más adecuado.

El profesor Frank Pabodie se encuentra en su despacho de la Facultad de Ingeniería. Frank es un hombre bajo y corpulento, tiene una mandíbula cuadrada y un erizado bigote blanco. Los tres le conocéis de vista y de haber intercambiado algún saludo que otro.

-¿Puedo ayudarles en algo, caballeros? -os pregunta al veros entrar a los tres.

Tras saludar al profesor, tomo asiento esperando que no parezca que me tomo demasiadas confianzas:

Verá profesor, estamos tremendamente interesados en la historia de la expedición a la Antártida en la que usted estuvo involucrado. Tenemos intención de realizar una similar y nos gustaría estar al corriente de las dificultades que allí nos esperan. Nos hemos informado de algo por los periódicos, pero lo que realmente nos interesan son aquellas cosas que nunca se cuentan. Espero que usted pueda ponernos al corriente de los peligros de esa tierra tan lejana.

-Supongo que de aquí a que salga la expedición tendré que soportar estas visitas casi a diario -dice suspirando-. No han sido ustedes los únicos que han venido a verme por el mismo motivo, mis estimados colegas. Como dije, la Antártida es un sitio inhóspito, casi parece otro mundo. Yo contribuí al proyecto llevando mis nuevas taladradoras para el hielo con la que descubrimos gran cantidad de fascinantes fósiles. La nueva expedición también llevará mis aparatos. Recuerdo que Gedney, Carrol y yo escalamos el monte Nansen.

Mire.
Hago una breve pausa.
Nos conocemos desde hace ya... Bueno, varios años, puede confiar en nosotros.
Me acerco un poco a él para demostrar proximidad, y poso mi mano derecha encima de su hombro.
Conocemos muy bien el clima de la Antártida, y ustedes ya lo conocían también, no creemos que fracasara por ello la expedición.
Repito la breve pausa.
¿No nos puede decir algo que realmente nos pueda servir de ayuda?

Pabodie se queda rígido, sus ojos enfocando un punto indeterminado del vacío.

-¡No sé qué quieren que les diga! Sólo sé que yo jamás volvería allí. Nunca. Nada en el mundo podría convencerme de poner los pies allí de nuevo; y no podría razonar las causas de esto de forma comprensible. Oh, aquellos pobres hombres, mis amigos, qué locos... no es un lugar para nosotros. La humanidad no fue creada para vivir allí.

Después del exhabrupto se pasa la mano por la frente, parece haber envejecido aún más en cuestión de segundos.

-Y ahora si no les importa, váyanse. Tengo trabajo que hacer...

La forma en que nos echan del despacho es bastante incómoda para mí. Para nada buscaba la intención de que el profesor Pabodie se enfadará con nosotros. Supongo que nuestro énfasis en conocer los acontecimientos que llevaron al fracaso a la expedición le ha molestado sobremanera.

Bell, parece que te has lucido. Está claro que el profesor no se encuentra cómodo hablando sobre ello, aunque por otro lado es lógico, prácticamente todos sus compañeros de expedición murieron. Lo que nos lleva al señor McTighe y su puesto de radio de transmisiones en Kingsport. Podríamos acercarnos en mi coche para interesarnos por su historia.

Si a nadie se le ocurre otra idea, pues montamos los tres en mi vehículo rumbo a Kingsport.

Asiento con la cabeza.

Tiene razón Edgar.
Supongo que mi pregunta ha sido demasiado agresiva.

Mientras hablo me voy acercando a Edgar.

Vayamos pues.