Partida Rol por web

Mi cuerpo como un témpano de hielo casi no responde al abrazo de Mikey. Tengo los ojos completamente abiertos, mirándo hacia el infinito, sintiéndome protegida con su abrazo, pero viéndome incapaz de responderle. De repente, como si las presas de mis ojos dieran rienda suelta a las lágrimas contenidas y comienzan a caer por mis mejillas. Mis brazos abrazan fuerte a Mikey, mis lágrimas mojan su ropa y mis sollozos llenan el silencio que se produce cuando deja de hablar.

"Está aquí, está aquí, está aquí y no quiero soltarlo nunca... no quiero volver a perderlo" pienso mientras mis puños apretan su camiseta.

Cuando consigo calmarme y soltarlo temblando como una niña pequeña, seco mis lágrimas con el dorso de mi mano y enfoco mis ojos rojos por el llanto en los de Mikey, ojos tan cambiados que me siento extraño.

Entonces la primera pregunt acude a mi mente, una pregunta, sólo una pregunta, formado tan sólo con dos palabras.

-¿P... por qué?-le digo casi susurrando tratando de volver a controlar los sollozos que acuden a mi garganta.

Acaricio su pelo distraídamente, disfruto plenamente de su calidez y de su olor, rasgos de ella que siguen presentes y que no han cambiado en absoluto... al contrario que yo. Por desgracia para mí la realidad llega, tan inexorable como el paso del tiempo. Ella se aparta de nuevo y viene la primera pregunta, una que resulta tan global que ni siquiera estoy seguro de comprender a qué quiere hacer referencia realmente pero supongo que no importa demasiado. No es como si le pudiera decir abiertamente que me he convertido en un maldito monstruo chupasangre, en un vampiro.

Bajo la mirada, avergonzado y arrepentido, y en cuanto noto como empiezo a cerrar los puños por pura frustración termino metiéndolos dentro de los bolsillos de mi chaqueta -Aquella noche, cuando nos separamos, las cosas cambiaron- levanto la vista de nuevo hacia ella, con la frente arrugada, pero sé que en realidad es como si no hubiera dicho gran cosa -Yo ya no soy el mismo y eso no va a cambiar por mucho que queramos- miro nuevamente alrededor y me muevo inquieto, preocupado -Será mejor que vuelvas a casa, ¿vale? Vamos, te acompaño

Escucho a Mikey atentamente, pero no dice nada a la vez que lo dice todo.

-¿Y eso es todo? Esa noche algo cambió... ¡¿Qué cambió, Mikey?! ¡¿Qué hizo que te separarás de mí?! ¡¿Que fue eso tan importante que te hizo olvidarme?!-le chillo aunque no estoy enfadada, lloro aunque trato de resistir las lágrimas y me aguanto aunque tengo ganas de pegar a algo de lo que hay por el camino-. ¡Sí, eso! ¡Acómpañame a casa! ¡Ólvidemos esta noche! ¡Y corre allá dónde te hayas ido! ¡Dónde te hayas ido...! ... sin... mí-las últimas palabras caen en un silencio tenso, casi vago que hacen que duelan sólo de pensarlas-. Sin mi-repito.

Mis ojos se agachan hacia el asfalto dándome cuenta realmente de que acabo de sacar todos mis pensamientos, todas las dudas que realmente me rondaban ante el extraño abandono de Mikey.

Nunca antes había chillado a Mikey, de echo en ese momento me estaba detestando a mí misma por hacerlo.

-Lo siento, lo siento, lo siento mucho-le digo susurrando-. Sí, me voy a casa-añado antes de comenzar a andar.

Camináis hacia vuestro antiguo hogar. La lluvia parece querer acompañaros y escucháis truenos a lo lejos, una tormenta se acerca. Parece que el cielo no trae buenos presagios.

Tras unos minutos de tenso silencio vislumbráis el viejo edificio. El final del trayecto está cerca...ahora ¿qué pasará?

Sus duras acusaciones me dejan en blanco, totalmente perplejo y aturdido durante un momento. Hemos discutido más de una vez, como cualquier pareja de hermanos, y aún así me atrevería a decir que esta vez ha sido la que peor me ha hecho sentir. Quizá es porque sé que en el fondo tiene razón pero aún así... ella no lo entiende porque no lo sabe todo y aunque me gustaría explicárselo y parezca injusto sé que no debo hacerlo, por su propio bien. Aunque puedo entenderlo porque si los papeles fueran a la inversa... estaría igual de enfadado y decepcionado, aunque nunca le hubiera gritado de esa forma.

Aún así no replico, no le devuelvo esa misma actitud hiriente, bajo la mirada hasta sus desgastadas deportivas esperando a que cese su malhumor hasta que parece tranquilizarse y la observo de nuevo con semblante serio a la par que preocupado -No es tan fácil. Sabes que no me hubiera ido si no fuera imprescindible- intento justificarme pero sé que va a ser inútil dado que no puedo darle detalles al respecto. Aún así no puedo evitar sentirme ofendido por el hecho de que dude de mí y mis intenciones de esa forma pero como siempre termino comiéndome yo solo ese amargo sabor mientras la sigo a apenas un par de pasos de distancia.

Nuestro bloque de pisos enseguida se dibuja al fondo de la calle y dado que otra tormenta parece acercarse supongo que por una vez tendremos suerte y podrá resguardarse antes de acabar empapada -Es peligroso Carol, no puedo contártelo por tu propia seguridad- añado aparentemente sin venir a cuento, preocupado ante la idea de tener que marcharme de nuevo con ese nudo en el estómago -Vendré a verte cuando pueda pero no creo sea muy a menudo... Y no será porque yo no quiera. ¿Entiendes la diferencia?- esta frunzo el ceño, frustrado. Supongo que sí lo entiende, otra cosa es que lo acepte o le guste.

-Creo que debo entenderlo-le digo con la mirada cabizbaja viéndome incapaz de mirarle a la cara, peor levanto la vista porque quiero grabar su imagen en mi retina, pues sé que tardaré mucho en volver a verla, lo sé, no puedo explicarlo pero lo sé y ni siquiera estoy segura de si volverá a hacerlo.

No me atrevo a volver a tocarle, debería estar furioso conmigo por como me he compartado y aún así me trata bien, me habla tranquilo y hasta parece afectado.

-Lamento... lamento haberte chillado... y no voy a pedirte explicaciones, Mikey... no debes dármelas aunque me mate no saber por qué...-le reconozco parada frente al edificio.

Parece que va a llover de nuevo y me da igual volver a mojarme si con ello consigo compartir más minutos en la compañía de Mikey.

-Entonces... ¿te vas?-le pregunto con un tono más dolido y triste de lo que me gustaría que sonara

Su respuesta no resulta todo lo contundente que hubiera querido pero tampoco podía esperarlo porque a fin de cuentas no he podido explicarle nada de forma clara. Pero ella me conoce, sabe cómo soy, no me separaría de ella si no fuera un caso de vida o muerte o incluso una extorsión. Sí, probablemente termine pensando que se trata de eso pero ni siquiera me molestaré en negarlo porque al menos será más coherente que afirmar que me he convertido en un jodido vampiro y si el otro razonamiento le sirve para comprender que no tengo más remedio... entonces bienvenido sea.

-No importa, entiendo que estés enfadada después de tantos días sin poder haber contactado contigo- respondo con tono conciliador, para que comprenda que realmente la perdono por ello a pesar de que me haya dolido ya que peor debe haberse sentido ella sin noticias de mí. Me meto las manos en los bolsillos de la chaqueta, en realidad sin saber muy bien lo que hacer con ellas, hasta que ella se detiene frente al portal y yo hago lo mismo, sin poder evitar maldecir interiormente por haber llegado tan pronto.

Llega entonces su pregunta, con ese tono que deja tan claro lo poco que le gusta la idea que me desgarra el alma. A fin de cuentas yo me siento igual -B-bueno...- empiezo a decir titubeante, levantando la mirada hasta el edificio que pisé hace apenas unos minutos, recordando esa tremenda paliza con un escalofrío y mirando alrededor con insistencia en ese instante, empujando un poco a mi hermana para que se adentre hasta el portal y evitar así posibles miradas indiscretas -Supongo que ya no importa demasiado si me quedo un rato y charlamos un poco...- termino proponiendo mientras me encojo suavemente de hombros y termino por esbozar una sonrisa afectuosa.

Mis ojos se llenan de lágrimas de nuevo sintiendome enormemente débil. Nunca he sido de mucho llorar y desde que Mikey se fue es parte de mi vida cotidiana. Para él es extraño verme tan afectada y tan hundida.

-Mi... Mikey-congio articular y de nuevo me lanzo a sus brazos sin importarme que los dos estemos empapados, que mis zapatillas usadas estén caladas que sienta frío hasta en lo más profundo de mis huesos-. No... no quiero que te vayas-le confieso llorando como nunca antes había llorado en presencia de Mikey.

De repente caigo en la cuenta.

-¡Mikey! ¡Habrá que curarte! Alguno de los golpes que te hayan dado, alguna amgulladura-le digo mirando su cara, pero su aspecto es tan tremendamente saludable que me da hasta miedo, está increíblemente encantador, siempre lo fue para mí, pero ahora está arrebatador.

-Mikey, ¿qué te ha pasado?-le pregunto sin darme cuenta que mis dientes hasta comienzan a chasquear a causa de la humedad que comienza a meterse en mis huesos y sin darme cuenta de que estoy temblando como una hoja.

Suspiro amargamente cuando empieza nuevamente a llorar. No me gusta verla así, de hecho no es un estado habitual en ella y me destroza ser el causante de ello pero es que no puedo hacer nada al respecto. ¿Acaso no resulta frustrante? Completamente. Apoyo las manos en sus mejillas y limpio con suavidad sus lágrimas antes de que me abrace, gesto que le devuelvo pero que al mismo tiempo sé que no le proporcionará ni una brizna de calor. ¿Se dará cuenta de ello...? Probablemente no, aunque para mí su contacto es tremendamente cálido y agradable precisamente por el hecho de haber perdido esas cualidades.

-Sólo han sido golpes leves, no me ha dolido tanto como parecía. Creo que iban bastante trompas- le sonrío para restarle importancia al asunto y después la guío hacia las escaleras para empezar a subir las mismas ya que nunca me han gustado demasiado los ascensores pero ahora mismo me parecen una ratonera, directamente -He tenido que cambiar a la fuerza, Carol. Renovarse o morir- suena bastante irónico dado que en realidad ya estoy muerto pero aún así es una expresión que más o menos refleja la idea.

-Vas a tener que darte una buena ducha de agua caliente- le indico con mi habitual preocupación paternal de hermano mayor mientras nos detenemos frente a la puerta de casa y espero a que abra. ¿Yo? Sí, estoy empapado y puedo notar que el agua está fría... pero mi cuerpo no reacciona al respecto, sigo tan mortalmente pálido como al principio y eso es todo.

-Te prepararé algo mientras tanto, ¿de acuerdo?- propongo mientras apoyo una mano en su cabeza para acariciarle el pelo distraídamente. Poder fingir que todo es como siempre, aunque sea durante sólo unos minutos, parece un sueño.

Me dejo llevar a casa como una autómata sin comprender aún del todo por qué mi vida ha cambiado tanto en tan poco tiempo. Instintivamente al entrar en casa enciendo la tele dónde de nevo suena el que aprece ser el hit del momento: Thirller. Lo hago guiada por un impulso, lo llevo haciendo desde que Mikey se fue porque parece que el silencio es menos silencioso.

"Este Michael Jackson está dando fuerte... y el caso es que el videoclip es la caña" pienso casi olvidándo que Mikey ha vuelto y que está conmigo pues no dejo de moverme como una autómata.

Me giro y le miro.

-Estás aquí... de verdad estás aquí-le digo mirándole desde mi posición en la tele que vuelvo a apagar.

Le miro en silencio como dándome miedo a que desaparezca si quito mi vista de él.

-Sí.... sí.... me ducharé... tú también deberías ducharte...-digo aún algo conmocionada.

Cada paso que doy me hace sentir que em alejo de él, pero de verdad le oigo trastear con cacharros en la cocina, sonidos tan familiares en mi que me hacen encogerme a causa d eun escalofrío.

Me ducho rápidamente y me pongo ropa cómoda, el pijama que tanto le gusta a él y salgo con mi pelo mojado, que al estar mojado se ve más rojo y le veo en la cocina. Le observo en silencio desde el umbral de la puerta y sé que aunque no me esté mirando sabe que estyo allí.

-Mikey, ¿de verdad no vas a decírmelo?-le pregunto sin rodeos.

Entramos en casa, mi verdadera casa, y aspiro su aroma familiar con una sonrisa mientras observo un tanto aturdido como Carol se desvía hacia el televisor, como si de un gesto automático se tratara o algún tipo de rutina. Escucho el tema de Thriller con entusiasmo pero apenas han pasado unos segundos cuando mi hermana vuelve a apagar la pantalla y me suelta esa frase que consigue hacerme parpadear varias veces seguidas, un tanto aturdido -Así es... y por el momento no voy a irme...- reitero antes de verla desaparecer en dirección al cuarto de baño, momento en el que niego con la cabeza y opto por terminar de perderme en la cocina. Está algo más vacía de lo que esperaba y un poco desordenada pero en general sigue como siempre y tampoco me complico demasiado, me limito a prepararle una de esas sopas de sobre que siempre le gustaron los días fríos y de tormenta.

La oigo acercarse a pesar de que sus pasos resultan suaves y amortiguados al carecer de zapatos pero en lugar de llegar a la cocina se detiene y yo finjo que no la he escuchado hasta que habla de nuevo y me giro hacia ella con la frente un tanto arrugada. ¿De verdad piensa que no es difícil para mí?

-Carol, por favor....- le pido con tono de súplica antes de peinarme el pelo mojado distraidamente hacia atrás -No puedo, ya te lo he dicho, sería demasiado peligroso- comento con frustración, a sabiendas de que en realidad también me horroriza la idea de que empiece a verme como un monstruo o incluso me tenga miedo. Prefiero que se sienta dubitativa a eso -De hecho ya es muy arriesgado que esté aquí, ¿sabes?- sirvo el plato, lo pongo en su sitio de siempre en la mesa de la cocina y después me cruzo de brazos mientras permanezco apoyado en uno de los muebles. Resulta evidente que yo no voy a cenar.

-¿Ya no confías en mí?, ¿crees que me callaría algo así por gusto?

"¿Ya no confías en mí?" esa pregunta retumba en mi cabeza mientras veo la cena que me ha preparado y agacho la mirada.

-No es eso, Mikey... es sólo que... ponte en mi situación... ¿cómo te sentirías? ¿qué sentirías si desaparezca sin dar explicación, de la noche a la mañana y lueog apareces...... así?-le digo haciendo un gesto con mi mano como señalando su apariencia evidentemente cambiada.

Luego me fijo que él no se ha hecho cena.

-¿No comerás nada?-le pregunto seria mientras veo que tampoco se ha molestado en cambiarse de ropa-. ¿Tampoco te quitarás al ropa mojada? Arriba sigue estando tu ropa... tus cosas siguen igual que como als dejaste.

Luego me aproximo y me siento en la mesa donde me ha puesto el plato.

-Sé que nunca me harías daño... sé que me qieres... sé que me lo contarías si pudieras... sé... pero también sé que sabes que si estuvieras en mi situación estarías iguald e contrariado que yo-le digo con un tono más triste y compungido de lo que me gustaría.

Aparto mi pelo rojo mojado hacia atrás y espero a que Mikey me responda, pues la sopa echa demasiado humo para comenzar a comerla ahora.

-¿Tan mal estoy....?- comento en un intento de desviar el centro de atención aunque sí, claro que la entiendo y la comprendo, sé que es duro, pero por el momento no puedo hacer otra cosa. Quizá más adelante, cuando esté más preparado y sea capaz de defenderla adecuadamente, quizá entonces sí pueda dar un par adelante y brindarle más luz y verdad en todo esto. Aunque tampoco puedo engañarme, en cierto modo me aterroriza la idea de tener que explicarle en lo que me he convertido. Básicamente podría decir que ahora ella es mi comida, ¿no? Aunque no es tan sencillo, al menos no para mí.

-Ya cené antes de que nos encontráramos, no te preocupes- después bajo la vista hacia la ropa empapada, pegada a mi propio cuerpo, y al pequeño charco de agua que estoy formando a mis pies. Diablos, es difícil darse cuenta de algo tan evidente cuando no tienes frío -Sí... me daré una buena ducha mientras cenas tranquila- termino accediendo a su propuesta y una vez ha tomado asiento me acerco un poco más a ella -Te prometo que te lo contaré más adelante, pero tienes que darme un poco más de tiempo.... sólo te pido eso- le dirijo una mirada de cierta súplica y después beso cariñosamente su sien mientras acaricio su pelo como si pretendiera peinarlo o algo así -Vuelvo enseguida- le informo antes de desaparecer por el pasillo para meterme en el cuarto de baño con un hondo resoplido.

Me doy una ducha tan rápida como la de ella hace un instante y después me dirijo rápidamente a mi habitación para escoger algunas de mis antiguas prendas mientras observo cada uno de los pósters, libros y videojuegos con nostalgia. Me lo llevaría todo si pudiera pero aún así renunciaría a ello sólo por poder quedarme con Carol. Suena contradictorio...

Casi no me da tiempo a responder a sus preguntas antes de que me de la razón y salgo corriendo hacia la ducha. Escucho el agua correr de la ducha y tengo la nececidad de subir y comprobar que realmente está allí y que no son cosas mías que ela gua de la ducha corra y no sea porque yo estoy metida dentro.

Termino de comer y recojo el plato, lo frego, lo seco y lo guardo. Cualquier cosa necesaria para que el tiempo pase y evitar mostrar las ansias que tengo de subir a buscarlo.

Aún así subo y espero tras al puerta de su habitación, sabiendo que se debe estar vistiendo detrás.

-Mikey... sólo te querría pedir un favor antes de que... antes de que... antes de que te vayas-le digo doliéndome enormemente mencionar la ultima frase.

Ya estoy casi vestido cuando la voz amortiguada de Carol me llega a través de la puerta y doy un pequeño respingo mientras termino de abrocharme la sudadera. ¿Tanto he tardado....? No, no, diría que apenas han pasado algo más de diez minutos pero supongo que se siente demasiado nerviosa como para quedarse quieta mucho rato. Y quizá ni haya probado bocado... espero equivocarme en eso.

Abro enseguida, topándome de lleno con su encendido cabello, y la observo con una cálida sonrisa -Ya sabes que haría cualquier cosa por ti...- empiezo a colocarle entonces el pelo detrás de las orejas con cuidado pero cierta insistencia, hasta que me doy cuenta de que estoy pecando se pesado y me detengo apartando las manos -¿Qué necesitas....?- pregunto sin disimular mi curiosidad, procurando ignorar su expresión aprensiva porque por desgracia no puedo hacer lo necesario para borrarla de su cara. Al menos no por ahora.

-¿Podemos tumbarnos en la cama como cuando hay tormenta en días como hoy y yo iba a tu cama a buscar refugio?-le pido con ojos suplicantes mientras soy consciente de sus dedos detrás de mis orejas y de su insitencia con mi pelo.

Mis ojos se centran en los suyos, no puedo definir lo que siento en ese momento ni siquiera si es eso exactamente lo que sentía cuando él colocaba mi pelo detrás mi oreja.

"¿Por qué siempre tiene la piel tan fría?" pienso descubriendo que es eso lo que me hace sentir la snsación diferente.

-Sé que te irás pronto... así que... ¿sólo hasta que te marches?-casi le suplico.

Parpadeo varias veces seguidas, más de lo debido. Debo admitir que no esperaba una petición como esa pero por suerte para mí es bastante fácil de cumplir así que tras escasos segundos asiento y vuelvo al interior de mi propia habitación mientras la miro de reojo sin poder evitar cierta expresión de diversión -Tarde o temprano tendrás que superar el miedo a las tormentas....- aparto la colcha y las sábanas, me meto dentro sin muchos miramientos dado que ya iba descalzo y después le dejo el mismo lado de la cama de siempre. No es que sea muy amplia para dos personas pero supongo que no importa demasiado así que espero a que se acomode mientras la arropo y finalmente me quedo abrazado a ella.

Su calor es agradable, así como el tacto de su piel, pero por contra yo debo de parecer un zombie... que a fin de cuentas tampoco se aleja demasiado de la realidad -Intenta dormir...- le susurro con suavidad mientras apoyo parcialmente la cara en su propia cabeza sin poder evitar moverme un poco... inquieto. Prolongar su cercanía está despertando una parte de mí que todavía no entiendo del todo y eso me pone nervioso.

Cuando Mikey me abraza me preparo para sentir ese calor tan profundo que siempre me invadía cuando lo hacía, pero, extrañamente, siento un frío intenso al ponerme en contacto con él.

Trato de relajarme, pero sin pensarlo comencé a tiritar de nuevo.

-Mikey... estás... helado ¿te encuentras bien?-le pregunto preocupada casi ignorando su sugerencia de que debería dormir.

Me giro entre sus brazos para mirarle directamente a los ojos.

-Mikey... ¿estás bien?-le pregunto de nuevo-. Pareces pálido y estás helado... ¿un virus, tal vez? ¿Quieres que traiga el termómetro? Igual tienes fiebre-le comento seriamente preocupada.

-Estoy bien así- me limito a responder con cierto deje de resignación antes de que se gire hacia mí, momento en el que mi mirada se clava en la suya con un destello extraño y que casi parece ajeno a mí, la marca de un depredador -Si tuviera fiebre estaría ardiendo...- comento con naturalidad mientras me inclino hacia ella hasta hundir el rostro entre su pelo anaranjado, todavía mojado, hasta llegar a su palpitante y cálido cuello. Tan suave y tan... irresistible.

Antes apenas de darme cuenta mis fríos labios ya están apoyados en su piel y lo que en un principio parece un extraño beso se convierte en lo inevitable: un ataque en toda regla de mi propia bestia interna. Aunque tal vez ataque no sea la palabra apropiada para definirlo dado que todos mis gestos son suaves y controlados sin embargo eso no resta importancia al hecho de que mis afilados colmillos perforan la carne de Caroline hasta que su sangre brota y las primera gotas llegan a mi lengua, momento en el que el abrazo se torna más fuerte para mantenerla sujeta durante ese primer instante de confusión que tan sólo precede al placer absoluto. No me sorprende comprobar que su vitae resulta tan deliciosamente dulce como ella misma y a pesar de que ni siquiera tengo hambre no puedo detenerme, saboreo más de ella mientras una de mis manos se enreda en su ropa hasta terminar apoyada en su espalda desnuda pero esta vez sin provocarle ningún tipo de escalofrío dado que mi temperatura corporal se asemeja a la normal, a la suya propia, al menos durante este instante.

Al principio pienso que va a besarme y yo me dejaría. Pero extrañamente sus labios se dirigen a mi cuello dónde se posan delicadamente y eso hace estremecer mi cuerpo. Entonces me muerde, siento como me clava los dinetes, pero lejos de parecerme una sensación desagradable de mi garganta sale un leve gemido.

-Mi... Mikey-es lo único que consigo decir mientras toda mi piel se pone de gallina.

Siento sus labios en mi piel, y sus dientes perforándola y ni siquiera me asusto. Es algo ta sumamente sensual y placentero que de repente comienzo a pensar en algo completamente sexual que nos llevaría al incesto.

Mis manos abrazan su espalda y mis uñas se clavan en su camiseta mientras, instintivamente, dejo más libertad para que siga con aquello que está haciendo.

Sé que no es normal, pero no peudo evitar sentirme embaucada y excitada.