Partida Rol por web

-¡Ya estamos!--escucháis mascullar a Sandara a vuestra espalda--Son unos bastardos.

También observáis que el pirata del pañuelo azul en la cabeza permanece en silencio, pero negando con la cabeza y apretando los dientes por la rabia.

Asiste extrañado a todo lo que comenta Mr Plugg, mientras lanzo miradas al resto de mis compañeros. Parece que algunos no están muy de acuerdo con todo esto, o ya ha pasado en alguna otra ocasión.

Después de lo que nos han hecho pasar estos días, esto tampoco lo podemos dejar pasar así como así. Si lo permitimos ¿quién será la próxima vez?

Dando un pasito hacia delante Perdone Mr Plugg, pero ¿no cree que lo único que ha podido hacer es defenderse y que hayan sido esos dos los que han intentado asesinarle? supongo que lo único que tendrá será la palabra de los otros dos. Quizás fuera lo adecuado que dejara que ambas partes contaran lo ocurrido, de forma que todos nos quedemos tranquilos con el justo castigo que seguro impartirá.

Nicholas no podía creer lo que decían de Harper. Si bien es cierto que lo conocia de hacía poco, no parecia la clase de persona que se enfrentaba a alguien sin más, y menos dos contra uno. Eso unido a como estaban tratando a sus compañeros ultimamente le hacia sospechar que no había juego limpio.
Y al parecer no era el único que lo sospechaba, pues las caras de algunos marineros (y sus comentarios por lo bajo) demostraban que pensaban lo mismo.

Edward incluso llegó a enfrentarse a MrSplugg. Lo cual seguramente le valdría un castigo propio. Por lo menos si insitia el sólo. El joven se adelantó y apoyó a su compañero de penuría.

Es cierto. Harper no ha podido empezar esto. Yo digo que esos dos mienten como los bellacos que son.

Malickud permanece pensativo mientras escucha los razonamientos de sus compañeros. Se retuerce el mostacho entre el índice y el pulgar, hasta que rompe el silencio.

Tal y como dicen los presentes, esto es más raro que una sirena con pantalones. Disculpen mi excepticismo pero, ¿de verdad deberíamos creer que este pobre novato ha asaltado a dos respetables marineros y les ha dado una paliza?

El gnomo se pasea hasta ponerse junto a Harper y alza las manos abiertas.

Yo digo que si el buen Harper hubiera querido asesinar a esos dos botarates que no han podido ni con un grumete venido a más, lo hubiera hecho de noche y de uno en uno, no en la sentina y contra ambos a la vez, haciendo  un ruido escandaloso.

¿Y no resulta acaso extraño que Harper se encontrase cumpliendo las órdenes y tareas asignadas por Master Scourge cuando ocurrió el incidente? ¿No es un hecho turbio que los otros dos piratas, supuestos asaltados  con los que Harper no había cruzado ni media palabra antes, estuvieran allí también para cumplir tareas?

Malickud levanta las manos en alto y dice.

Yo digo que esto es apestosamente deshonesto incluso para un pirata. Afirmo, sin temor a equivocarme que esto es una conjura tan cutremente pensada como llevada a cabo y no debe permitirse en modo alguno. ¿Quién está conmigo?

Después de vuestras propuetas y peticiones, el runrún de la excitada turba parece incomodar a los oficiales.

-¿Qué estás sugiriendo, pequeño manipulador?--se aproxima a Malickud Master Scourge a la vez que desenrolla el látigo.

Sin embargo, Mr Plugg inspira profundamente y luego se muestra bastante más ecuánime:

-Es cierto que hay algo que apesta en todo este asunto. Pero tampoco es que pueda ser de otro modo, habiendo tenido lugar el incidente en la maloliente sentina.

Alguien entre el tumulto ríe de manera forzada y enseguida se le suman varios bucaneros para posicionarse junto al primer oficial.

-Hasta que llevemos a cabo las pesquisas oportunas, los tres compartirán la jaula de castigo.

La noticia cae como un jarro de agua fría sobre los dos maleantes que miran suplicantes a Master Scourge. No obstante, el tipo de los dientes dorados les hace caso omiso y gruñe algo después de clavar unos ojos llenos de ira sobre vosotros. 

Una vez se mete a los tres individuos en la estrecha caja de barrotes metálicos, el resto de la tripulación se une para engullir con rapidez la escueta cena. Lamentablemente, los ánimos han decaído sensiblemente en el Ajenjo.

Al oir la noticia, sonrio satisfecho mientras lanzo miradas de complicidad a Reginar y Malickud, aunque no se me escapa las miradas de los marineros hacia Master Scourge.

Mientras estamos comiendo nuestra ración de comida, aprovecho el momento para comentar con el resto Esto se está poniendo cada vez más feo. No solo están humillándonos con las tareas más bajas, sino que ahora quieren castigarnos sin motivo.  Al decir esto, miro unos segundos hacia ninguna parte, antes de volver a hablar estirando ligeramente el brazo con el dedo índice extendido Aunque podría ser más preocupante el hecho de que no fuera solo un castigo ¿y si hubieran intentado asesinarle? si eso es así, creo que deberemos de cuidar nuestras espaldas. Por de pronto, esta noche permaneceré cerca de la jaula para que no pasen cosas extrañas, y de paso preguntar a Harper su versión de los hechos.

No sé. Es extraño. ¿Nos reclutan a la fuerza y ahora montan un complot contra nosotros? Aquí hay algo que no entiendo...

Hay muchas cosas que no entiendo. Supongo que no se esperarían que nos llevasemos tan bien con algunos marineros. O esperarían que nos acobardesemos más y fuesemos más sumisos. No sé. Lo que está claro es que si no hacemos algo vamos a acabar muy mal parados.
Si estuviesemos más cerca de la costa desde luego que trataría de huir de aquí. Pero en la situación actual es un suicidio. Creo que lo mejor que podemos hacer es estar unidos y esperar nuestra oportunidad. Lo que quiere decir cuidar de Harper.

Estoy con Edward en que hagamos guardias y vigilemos la jaula, no sea que le suceda algo por la noche.

¡cla-cla-cla-cla!¡cla-cla-cla-cla!¡cla-cla-cla-cla!¡cla-cla-cla-cla!

El gnomo hace pasar su escudilla contra los barrotes de la jaula una y otra vez, produciendo un sonido insoportable.

Podréis encerrarme tras estos barrotes pero mi mente pude viajar a todos aquellos lugares de los que hablan las buenas historias. Sin moverme de aquí puedo contemplar las riquezas del botín de Barbaespesa, deleitarme con las curvas sinuosas de la Doncella Pirata o paladear los manjares de los más recónditos oasis tropicales.

Dice mirando a los hombres de Scourge que vigilan la jaula.

Por que vosotros, acémilas de mar, jamás sabréis que hay más allá de una botella de ron. Y sin embargo, podría contáros las más bellas fábulas marinas si tuviera algo de grog para echarme al coleto, que si de agua y pan vive el hombre, peró de ron los gnomos y no sois mejores que las lapas del casco si negáis un trago a un cautivo.

Sí, no le quitemos ojo. Ahora es Harper, pero después podríamos ser nosotros...

La noche transcurre sin incidentes dignos de mención. Mientras os turnáis para acompañar a Harper, éste os relata su versión de los hechos entre los comentarios e imprecaciones de los dos marineros con los que comparte la jaula de castigo. Ambos bucaneros afirman que el novato les atacó sin venir a cuento, pero el pícaro manifiesta que al llegar a la sentina los vio con dagas ocultas y listos para acabar con él. Además, al parecer, Master Scourge y Mr Plugg le requisaron las armas antes de iniciar el trabajo, algo ciertamente sospechoso. 

Vigésimo día en el Ajenjo

La fea y gris jornada de hoy augura el complicado juicio al que tanto Harper como los dos piratas se verán sometidos al ocaso. Desafortunadamente, los tres son acusados de intento de asesinato, lo que podría ser motivo de que a cualquiera lo pasen por la quilla. Un visión horrenda que os recuerda vuestro primer día a bordo.

Sin embargo, a media tarde, Feijud grita a todo pulmón desde la cofa en lo alto del mástil principal:

-¡Barco a la vista!