Partida Rol por web

Inmediatamente el Capitán Harrigan sale de su camarote y ordena que la nave vire hacia la supuesta presa. Según cae la noche, el Ajenjo demuestra una envidiable velocidad y poco a poco va ganando terreno a la otra embarcación. Probablemente le daréis alcance al día siguiente para jolgorio y algarabía de la excitada tripulación.

-¡Liberad a estos tres, mequetrefes!--ordena Barnabus a Mr Plugg antes de retirarse a preparar el combate con el resto de oficiales--Mañana vamos a necesitar hasta la última rata del barco.

Al oir el grito de "barco a la vista" me sorprendo durante unos instantes hasta que me doy cuenta de dónde estoy, aunque no pasa mucho tiempo hasta que el capitán sale de su camarote y pone rumbo directo hacia ellos. Sin duda pretende abordarlos.

Todavía recuerdo la experiencia del otro día, y en esta ocasión no serán tomates ni botas lo que nos lancen, sino flechas, jabalinas y otras armas que podrían acabar con nosotros si no andamos con ojo.

La preocupación se desvanece al oir al capitán que da la orden de liberar a Harper y a los otros marineros. En estos momentos, cuantos más hombres haya, mejor nos irá a todos.

Miro nervioso a mi alrededor, sobre todo a Reginar y Malick, pues Feijud parece el tipo que sabe arreglárselas perfectamente, pero el resto, no se cómo se nos dará.

Chicos, mañana parece que entraremos en combate y, sinceramente, no me agrada la idea, pero si hemos de hacerlo, quizás podamos hacer algún tipo de estrategia, pues no creo que muchos de los marineros quieran ayudarnos. Es más, podría ser un momento ideal para jugárnosla como han intentado hacer a Harper.

Una vez que Harper se reune con nosotros, le palmeo el hombro Me alegra que estes fuera de esa jaula, aunque solo sea para combatir contra ese barco. Quizás si lo hacemos bien nos ganemos por fin el respeto del resto.

¡Venga¡ ¡A prepararse!

Cuando escucha las órdenes, Feijud se apresura a soltar a Harper mientras piensa que va a ser su primera batalla naval. Por un momento, olvida que realmente él es un prisionero más en este barco.

Harper es liberado de la jaula. Muchas gracias por todo compañeros. Parece que toca demostrar lo que valemos.  

A Nicholas no le gustó demasiado lo de perseguir al barco y abordarlo. No porque lo hubiese hecho fatal en los entrenamientos. Sino porque él no era un pirata. Daba igual lo bien o mal que le cayese a los marineros y oficiales del barco, él no era como ellos. Y no pensaba matar a nadie para satisfacción del capitán.
Una cosa era pelear por tú vida. Y otra asesinar.

Cuando el grupo se reunió, se vio en la obligación de comentarselo.

Chicos. Yo no me siento muy comodo con esto. No soy un pirata, ni nunca quise serlo. No voy a matar a nadie sólo porque lo diga el capitán. No sé quienes son los pasajeros del barco ese, pero no creo que se merezcan lo que les va a pasar. Y desde luego, por mi mano no va a ser.

-No tendrás que matar a nadie si consigues que se rinda--sentencia de pronto Sandara, que se había aproximado al grupo sin que os dierais cuenta--De todos modos, tú preocúpate más de que no acaben contigo en el día de hoy.

-En fin, sólo venía a desearos suerte. Para bien o para mal, esta noche dejaréis de ser los novatos de la nave. ¡Que Besmara os proteja!

Luego la joven del tricornio se encarama junto a media docena de compañeros a las jarcias del Ajenjo para lanzarse al abordaje cuando llegue el momento oportuno.

Que Besmara te proteja Sandara. Espero que nos veamos todos una vez que haya acabado esto. Luego, volviéndome hacia Reginar. Tu ten cuidado y no retengas tu brazo. Como ha dicho Sandara, siempre puedes hacer que se rindan, pero no hagas estupideces. Me acerco un poco más hacia Reginar. Creo que tienes alguna capacidad para que los animales acudan a tu llamada. Quizás Besmara me otorgue su bendición y pueda llamar a algún animal también, por lo que podríamos invocarlos justo antes del abordaje, creando algo de confusión en el barco, momento que podrán aprovchar el resto.

La replica de Sandara, la cual no había visto aproximarse o de lo contrario no había dicho nada, no convenció a Nicholas. Puede que ella, y algún otro de los marineros fuesen gente más permisiva. Pero estaba seguro de que los oficiales y la mayoría de marineros eran malas bestias a las que no les importaría matar a un enemigo que se hubiera rendido, o de pasar por la quilla a los supervivientes.

No. No lo consentiré. De ninguna manera. Prefiero morir yo antes de dejar que eso suceda.

Cuando Edward le aconsejó lo de los animales, el joven negó con la cabeza.

No, me temo que voy a necesitar más ayuda que esa. Llamaré a Alcaudón. Si he de morir, prefiero hacerlo con él a mi lado.