Partida Rol por web

El pétreo galo mantene la misma actitud que en el primer asalto, dió su palaba de combatir hombro con hombro junto a sus compañeros y piensa mantenerla. Además, tampoco les ha ido mal hasta ahora...

Durante un fugaz instante jugó con la idea de moverse lateralmente para ir rodeando a su contrincante y así atraparlo entre dos frentes y poder flanquearlo... pero La Sombra Mortal es perro viejo en estas lides, le sobra experiencia... les provoca con sus gritos, rugidos e insultos, pero tiene mucho cuidado en mantenerlos a ambos al frente.

¡Bien, que así sea, de todos modos conservan la ventaja y poco a poco irán debilitándole!

Un golpe alto con el escudo por mi parte, hace que Ashur alce el suyo para detener mi atque. Lo hace con contundencia, pero no puede evitar exponer su muslo, que es rasgado con un corte rápido por mi gladius. La sangre baña mi filo y algunas gotas llegan a salpicar la arena a nuestros pies. 

No avanzo hacia él, alzo la gladius al cielo reclamando mis vítores, teatral. Veo como mi compañero también ha sido herido, así que me aseguro de acorralar al sirio para poder retirarle del combate si no deja las armas. Esa herida en la pierna le va a restar movilidad, no voy a dejar que se esconda tras sus compañeros ahora.

- ¡Deberías saber lo que te conviene sirio! ¡Reconoce que no eres rival para mi! - le insto

Espartaco cargó contra la Sombra mientras Crixo le apoyaba. El tracio volvió a clavar su espada en su cuerpo, y lo que a otro hombre le hubiese matado, para este eran simples rasguños.

¡Ese maldito Gannicus te ha dejado lisiado!

Basta con ver el aspecto de esa herida, los tendones seccionados que asoman entre toda esa sangre... y duele horrores, a duras penas puedes moverte ya, por lo que estás a su merced. Si ya antes eras un rival que no estaba a su altura, para qué negarlo, ahora tienes la certeza de que podría degollarte con relativa facilidad en su próximo movimiento.

Así que es el momento de hacer el tuyo.

Por supuesto, está claro que podrías rendirte, tan solo con arrojar el gladius y alzar la mano mostrando los dos dedos que forman el gesto de pedir clemencia. No has luchado mal, le has plantado cara al campeón, así que es casi seguro que el público decidirá a favor de que vivas. Pero entonces Gannicus acudirá raudo en auxilio de La Sombra Mortal y tus compañeros perderán la ventaja que parecen haber obtenido sobre éste. A tu amo, Batiato, no va a gustarle... y esa es mala manera de recobrar su favor. Lisiado como acabas de quedar, incapacitado como gladiador, vas a necesitar todo su agradecimiento y confianza si quieres tener un futuro.

Claro que la opción de seguir luchando para distraerle, ni que sea durante unos instantes más, mientras tus compañeros abaten a ese horrible gigante albino, puede salirte muy cara... todavía es posible que te ponga la hoja al cuello y te obligue a rendirte, pero quién te dice que no fuera a degollarte directamente. Es muy arriesgado...

Bien. Lo que voy a hacer es algo así como empezar a levantar la mano para pedir clemancia, arridillado como estoy. Con la otra mano cojo arena del suelo que le voy a lanzar a la cara de improviso. Intentando darle con la espada en las piernas.

Y aquí surgen los problemas del sistema :P

¿Cómo sabes si me ve o no me ve? ¿Si le pillo de improviso o no?

Ya veo... realmente cuesta adaptarse a saber las posibilidades que tengo realmente de éxito.

Pero algo rastrero debo hacer...

?Tengo un cuchillo arrojadijzo escondido? :)

Ashur, rodilla en tierra, extiende el brazo hacia su atacante y agacha la cabeza ligeramente, sin perderlo de vista.

Maldita sea, parece que el mercader  no ha podido con el ... GRAN campeón, dice con algo de desprecio y cara de dolor.

Debes estar muy orgulloso de esta victoria... CAMPEÓN dice enfatizándolo.

No se que harás ahora ¿Matarme?

Clavo la espada en el torso del sirio, no será letal si le atienden "rápido" o quizá si... pero desde luego no le he regalado una muerte rápida e indolora. 

- Los gladiadores no deciden sobre la vida o la muerte.... - digo mientras me encamino al grupo, pero no para apoyar a mi compañero - ¡¡CRIXO!! - bramo desafiante mientras me acerco a él

Les rodeo, por lo que o se separan o me dan la espalda a mi o se la dan a la Sombra.

Crixo continúa apoyando a Espartaco, siempre fiel a la palabra dada, y lo cierto es que la acción combinada de ambos está sometiendo al monstruoso gigante albino a una situación cada vez más difícil... los tajos se suceden a tal ritmo que algunos logran alcanzarle en los brazos o las piernas, de momento no han logrado causar ninguna herida mortal, pero cada vez se mueve más torpemente, se está desangrando por media docena de cortes...

Si siguen así, incluso alguien como La Sombra Mortal acabará por caer. Tiene que hacerlo.

El galo invicto se ve obligado a volverse para encarar al nuevo contrincante que le increpa, retador, mientras avanza con aire decidido hacia él...

Pero ya le viene bien, piensa enseñarle a ese liberto presuntuso lo que es un gladiador de verdad, un leal miembro de la hermandad. Puede que Gannicus haya sido un gran capeón en el pasado... ¡pero los tiempos cambian!

El gigante albino ha sufrido ya muchas heridas, tan sólo aguanta por su desmesurada fortaleza física... y por su inhumana capacidad de ignorar el dolor. Tal vez sea la consecuencia de esa enfermedad que le ha ido deformando con los años, que le provoca los brotes de locura, pero la cuestión es que ser casi incapaz de notar algunas partes de su cuerpo le permite ahora continuar combatiendo impertérrito.

Sin embargo también es cierto que empieza a percibir que sus brazos ya no tienen la misma fuerza que antes. La pérdida de sangre por todos esos cortes pasa factura... sabe que si se enfrenta en solitario contra Espartaco seguramente acabará derrotado, así que maniobra con astucia siguiendo a Crixo para que la contienda no se divida y continue siendo una sola, de dos contra dos. Es su única oportunidad...

Espartaco se ve arrastrado por los acontecimientos. El combate contra La Sombra Mortal no podía ir mejor, entre Crixo y él lo tienen al borde de la rendición... o le darán muerte sin piedad. Por Enomao. Por todos aquellos a los que ha ejecutado sin piedad.

Pero en ese momento aparece Gannicus en escena, tras haberse deshecho de Ashur, que nunca tuvo una oportunidad contra semejante contrincante. Y podría decirse que el combate se inicia de nuevo. Todos deberán esforzarse al máximo.

Creo que vale la pena mencionar que lo más usual con este sistema no serán los combates tan largos, supongo que tras el primer asalto quedará bien claro quién lleva ventaja y el perdedor decidirá retirarse para lamer sus heridas... o para buscarse opciones que le den la vuelta a la tortilla, poniendo las cosas más a su favor.

La clave de todo es que si pierdes, las heridas recibidas te lo ponen todavía peor de cara a la siguiente ronda... así que lo más prudente y razonable es ceder la victoria... y huir.

Pero la presente es una situación anómala, los gladiadores no pueden retirarse, están obligados a combatir en la arena hasta que un bando se imponga sobre el otro, hasta que las autoridades (y en última instancia el público) decidan que han ofrecido suficiente espectáculo a costa de su dolor y su sangre...

De modo que los asaltos se suceden forzosamente... y de paso nos ofrecen la oportunidad de comprobar como las ventajas pueden variar mucho a lo largo de una contienda, volviéndose en un sentido o en el contrario.

Los cortes de Spartacus hicieron mella y con el combate conjunto de su compañero Crixo hicieron que mis heridas se multiplicaran, ahora mi cuerpo se encontraba recubierto por un montón de sangre que emanaba de aquellos cortes, y aunque no parecían profundos si lo fueron. La arma de Spartacus estaba tan bien afilada que cortaba sin darte uno cuenta, sólo cuando te veías lleno de sangre y con los miembros entorpecidos por el dolor que sufrían todas las articulaciones, frenando el movimiento y la agilidad en el combate, entonces sabías tarde ya, lo mortífera que era ese arma.

Cuando ya veía los últimos ataques de mis enemigos caer sobre mí para darme el golpe final, la gente se levantó y gritó desesperada, no sabía el porqué. Ya que mi visión se encontraba nublada debido a mi desfallecimiento, no obstante hice un último esfuerzo sobrehumano para mantenerlos a raya y que no me flanquearan. De pronto mi compañero Gannicus saltó como felino en la batalla, poniéndose entre las espadas de mis enemigos y la mía, y empezó a atacar y defender como alma que llevara al demonio, ahora más que nunca no podía desfallecer y apoyé a mi compañero no dejándole sólo contras los intrépidos contrincantes, sólo ansíe que si la victoria no era mía que fuese al menos de mi aliado, y que mi tumba fuese contada entre sangre y muerte de aquellos que habían osado desafiarme en mi último combate.

La sangre emanaba con más fuerza de las heridas de la Sombra, eso era un buen augurio de los Dioses. Sin embargo, Gannicus se interpuso en su camino para terminar lo que habían empezado - ¡Maldita sea! - ahora era conveniente separarles fuese como fuese - Espero que Crixo me apoye... - entonces gritó a Crixo para que atacara a Gannicus - ¡Ataquemos a Gannicus! - evidentemente, el tracio usó el engaño para que una vez Crixo estuviese trabado, él se escaquearía para dar muerte a la Sombra y dejarlo en un combate 2 a 1.