Partida Rol por web

De seguro nos encontraremos en mejores circunstancias, mi anfitriona.. hasta entonces - Digo suavemente mientras me encamino detras de su sire. Me muevo lentamente a travez de la cortina de agua que se interponia entre el automovil y yo.

Miro con una ceja levantada cuando llegamos. -Esto no me suena de nada, éste no es el Eliseo, o al menos el que yo conocía aqui.....- Les miro serios a ambos, entonces, justo llegamos y me instan a salir presentandome a un tipo, que ni me suena....

-Qué hago aqui? éste no es el museo....- digo secamente, quitandome con las manos el agua de mi chupa de cuero.

Edward se acercó a su Sire y arriesgándose mucho, le pasó su brazo por la cintura y comenzó a caminar junto a ella. L´Strange no era un Vástago como cualquier otro Gangrel de la zona. Su forma de cazar, a veces no era la típica de "acecho a la víctima y salto sobre ella", a veces, le gustaba jugar a improvisar y a demostrar que él era más inteligente que el simple ganado.

Además, su Sire estaba lo bastante buena como para distraer a dos humanos.

- Es hacia allí cariño, por lo menos eso dijo Rupert Hangley. - Dijo Ed mientras que sacaba un paquete de tabaco de su bolsillo y un mechero, el cual empezó a raspar, para sólo obtener chispas y más chispas.

- Mierda. - Repitió. - Este mechero es una puta mierda. Vamos a preguntarle a esos muchachos si me pueden dar fuego. - Dijo y se acercó a uno de ellos soltando a su Sire de la cintura para que ella se acerque al otro.

Pero Edward ya estaba sobre uno de ellos, con el tabaco en la mano y el mechero en la otra, encogiéndose de hombros compungido al tener que pedirle fuego a un desconocido. Lo más normal del mundo...

Y así esperó.

El desconocido asintió y se metió ambas manos a los bolsillos, buscando en ellos el mechero para el fuego y fue allí cuando Edward sonrió y sus colmillos brillaron en la oscuridad.

Con una velocidad increible, sus manos cogieron los brazos del hombre y lo lanzaron hacia atrás, hasta que su espalda se apoyó en un árbol mientras que su boca se cerró sobre el cuello de la víctima, comenzando a succionar la vitae... la preciosa vitae que el necesitaba.

Erik comenzó a hablar -Lauren, hay dos cosas que tengo que mostrarte... la primera es esta-. Y mientras daba arranque al auto, sacó un ejemplar del Philadelphia Inquirer y lo puso en tus manos. Se leía la siguiente noticia:

Misteriosa Desaparición desconcierta a la Ciudad

Esta mañana fue encontrado en las cercanías del Museo de Arte de Filadelfia, el auto en el que se transportaba el periodista de este diario, Charles Bottom. El reportero se encontraba cubriendo una recepción que tenía lugar precisamente en el Museo durante la noche, donde varios testigos aseguran haberlo visto entre los invitados, tomando fotos y declaraciones en su trabajo habitual. Posteriormente, abandonó el sitio y se encaminó a su casa, sitio al que nunca llegó.

La policía aún está a la espera de encontrar alguna pista que les indique el paradero del desaparecido Charles, su auto se encontró vacío por completo, las llaves en su sitio, no se encontraron tampoco los equipos que usaba el periodista para tomar fotografías y hacer sus reportajes. Finalmente la policía de Filadelfia investiga porque el hombre salió tan apresuradamente del evento que se encontraba cubriendo, minutos antes del acontecimiento más importante del mismo. De la misma forma, baraja la posibilidad de un secuestro extorsivo por parte de persona o personas desconocidas.

Finalmente este diario agradece y ofrece una remuneración por cualquier información por parte de los lectores que permita localizar el paradero de Charles Bottom.

Erik ya estaba conduciendo, tras el auto de Lawrence.

-:El doctor Wright aceptó ayudarte, pero quiere hablar contigo personalmente Lauren... y le he dicho que está noche podría... creo que no estaba muy entusiasta en cuanto identificó el cuerpo como el de Charles Bottom... y hay algo más... en el bolsillo de la chaqueta encontré algo... que traje- dijo buscando en su bolsillo con rapidez, y sacando un papelillo arrugado. -Lo logré retirar sin que tu amigo se diese cuenta...-

Es una pequeña hoja de taco, arrugada, pero legible:

Lauren no te dedica ni un saludo de respuesta, y te internas en medio de la lluvia hasta el auto. El interior es acogedor, huele a cera un poco, y la cojinería marrón era mullida, limpia e impecable. Detrás de tí, sube el hombre que es el Sire de Lauren Rienne, Lawrence Cramer, aquel sujeto de aspecto menudo y lentes, que parecía no tener mucha voluntad.

-: Al Elíseo- dijo simplemente y el conductor asintió. El carro empezó a moverse y a atravesar la lluvia. Por unos momentos imperó un silencio incómodo, hasta que finalmente el mismo sujeto lo rompió con su voz desapasionada. -: ¿Y... no es usted de la ciudad, cierto señor Jones?- preguntó finalmente -: ¿Que asuntos lo podrían haber traído a la ciudad del Amor Fraterno? Por supuesto, se que puede sonar entrometido, pero quizás hablar un poco le permita aclarar sus ideas mientras llegamos... supongo que nunca habrá estado en una audiencia con el Príncipe Langley... quizás claro, la de bienvenida, pero esta vez el asunto es ostensiblemente más severo...- preguntó casi de inmediato con una sonrisa falsa. Pero te miraba fijamente, con sus ojos pequeños y oscuros, como si estuviese atento hasta al más mínimo de tus gestos.

El hombre del cigarro se adelanta, y da unos pasos hacia ti, le sacas algunos centímetros, pero no parece intimidarse con tu presencia como otros.

-:¿ No estaban de broma cuando me dijeron que era nuevo en la ciudad eh?- dijo mientras sus ojos te miraban a través del cristal de sus lentes redondos -: William Danton, ¿Verdad?, que enternecedor suena cuando hace comentarios como esos...- no sonríe, tan solo habla con cierto tono ácido e impaciente. -Soy Horatio Ramsey, guardián de los Elíseos... sí, ha oído bien, al parecer no había pisado nunca esta bella ciudad como un vástago- su tono estaba cargado de sarcasmo. -: Filadelfia tiene más de un Elíseo, si se refiere al Museo de Arte, ese es otro de los Elíseos, aquí, todo lo que sea histórico o artístico, tiene altas probabilidades de ser Protegido por el buen Príncipe Langley- el hombre miró hacia arriba -: Eh, chico, y que no se te ocurra tocar nada dentro del Elíseo, un consejo para un novato...- y exhaló con esfuerzo una bocanada de humo.

-: A esperar a sus amigos, veamos que clase de compañías frecuentan, Danton... ya podrán ir juntos de la mano a l... a hablar con Edmund Langley.- te miró fijamente.

-Mis amigos? he venido solo. Asi que podemos hablar tranquilamente. Yo no sé una mierda de lo ocurrido en el museo. Estaba de paso, buscando a mi sire, y a una amiga suya, Mika. La conoces? Se citó con mi sire ahí, de ahí mi razón de estar en el museo.- Le comento mirandole directamente a los ojos, habiendole escuchado sus consejos y poniendolos en un espacio en mi cerebro, en la sección de "gilipolleces"....

Meto las manos en los bolsillos, y paseo de forma vacilante alrededor de los hombres, sin perder el contacto visual.

De vez en cuando, pateo una piedra solitaria, para hacerla rodar por el suelo, hasta que se detiene a unos pocos metros.

La bestia luchaba contra tus propio instinto de conservación, de humanidad... una batalla dispareja, el hambre era demasiado fuerte, y la sangre, ese sabor ferroso, aquel éxtasis orgásmico que te reportaba, era tan díficil de dejar, cada gota devolvía la vitalidad a tu cuerpo, era como si una esencia antinatural te poseyera, bajaba por tu garganta, aquello era mejor a cualquier cosa. El cuello, el cuello arrojaba la sangre con rapidez, y tu boca sorbía, chupaba, se alimentaba con deseo, un par de gotas resbalaron... y usando toda tu voluntad, lograste detenerte... era tan fantástica... tu boca tenía ese color rojo. El hombre negro, cayó, sus pupilas apretadas, parecía haberlo disfrutado tanto como tú... La herida en su cuello manaba aún sangre, que se disolvió por la lluvia que había aumentado su intensidad en los últimos instantes.

Samantha tenía en cambio al otro chico, igualmente negro, pero delgado y de un saco amarillo, arrodillado, ella tenía la mano de él entre las suyas y mordía la muñeca, te observó y se retiró sonriente, lamiendo la herida. Estaba ahora también mojada. Su sonrisa se borró, el rastro de la bestia...

-Muy inteligente Ed... pero está lloviendo... un encendedor... deberían darte un premio...- el chico parecía estar tiritando de frío y de placer, Sam se acercó y lo trató de acomodar.

-Vamos, vamos, todo está bien, Ed, deja al chico contra el árbol, que no le de una hipotermia, y al auto...- dijo mientras caminaba, la lluvia ahora más intensa había aportado una cortina extra, pero también empezaba a enfriar todo. Tu sire camina hacia el auto y te espera allí, tratando de secarse en vano.

-Eh, Capullo... a mi me da igual que hayas venido de la Reina de Inglaterra o solo, pero hay tres vástagos más que tiene cita contigo, no me importa si son tus compañeros de cuadrilla, o te lamen el culo en sus tiempos libres, la audiencia es para los cuatro- y arrojó el cigarro a la lluvia, la chispa rojiza se perdió y apagó en medio del aguacero. -Pues te felicito muchacho, te daré un pastel para celebrártelo...- dijo mientras se metía las manos en los bolsillos, sin moverse de su puesto.

-La han cagado, y la han cagado mucho...- el hombre parece serio -Si yo fuese el guardián a cargo de ese Elíseo, ya tendríamos una linda charla familiar, pero han logrado una audiencia con Edmund Langley, y tu no te has a presentarte...- dijo mientras miraba hacia el techo nuevamente. - Yo me empezaría a preocupar por mantener mi cabeza sobre los hombros, chico... ahora, ten paciencia, ya tendrás que verle la cara a tus...- y parecía buscar la palabra -...compañeros de desgracia-

Chupo su sangre por el cuello, sintiendo los latidos del corazón en mi boca mientras lo hago. Lo realizo lentamente, esperando el momento justo para soltarlo, justo cuando el corazón de mi víctima está acelerado por completo. No lo quiero matar, ni pienso hacerlo, por lo que en el momento exacto separo mi boca del cuello y lamo su herida para cerrarla.

Después, dejo su cuerpo en el arbol, y sigo a mi sire al coche.

Bueno, ya estamos todos mojados. Y algo mejor, debo decirte. Dijo el vástago a su mentora mientras entraba al coche. Cuando quieras podemos ir a nuestra cita.

Me rio, suelto una gran carcajada, como si me hubiera contado un gran chiste... Mi futuro.

-Sábes? me parece muy fuerte que gasteis tantos esfuerzos en cuatro mataos que no tienen nada que ver, en vez de buscar al puto fotografo que fué quién mató al tio ese del museo.

Si vierais las cosas dos veces, veriais que solo somos cabezas de turco, yo al menos. Porque al resto, ni los conozco....

Pero nada, seguir jugando a CSI Transilvania....-

Comento con bastante sorna, nunca se me dio bien esperar, la paciencia, no es una de mis virtudes, precisamente....

- ¿De que quiere hablar? - preguntó encogiendose de hombros - Esta claro que es una cabeza de turco. - explicó tras leer la nota informativa, mirando las calles de Philadelphia por la ventanilla - ¿Has investigado esta dirección? - volvió a preguntar recogiendo el papel y ojeandola por encima.

Miro al sujeto solo un momento y luego con un gesto de cansancio en mi cara digo mientras veo la humeda ciudad a traves de las ventanas del auto - Estoy solo de paso, me habian informado de la muestra de arte de la primogenito y me intereso el asistir para tal vez, tener la oportunidad de adquirir alguno de sus cuadros...pero claro esta, esa ilusion se me hace cada vez mas imposible... - digo volviendo la mirada - De todos modos, ¿Cual es el motivo de mi inesperada cita con el principe?, sera que las noticias de nuestro pequeño mal entendido ya se extendieron por toda la ciudad..

El otro hombre parece no estar muy a gusto con tus continuas respuestas, se manifiesta con una mirada fria.

- Si empieza con esas respuestas frente a todos, incluso frente a Langley, no le auguro una larga no-vida Danton, aprenda a callar, no vaya  ser que tenga que amanecer una noche de estas...- dijo mientras sacaba otro cigarro del bolsillo, lo ponía en su boca, y lo encendía. - A mi me da igual, no estoy al frente de la investigación, lo que vaya a decir, las excusas que vaya a dar, y las súplicas, ahórreselas para la audiencia, seguro que le harán falta- dijo mientras daba la primera calada al cigarro en medio de la noche.

Los otros hombres, estaban serios, callados y apenas si se atrevían a cuchichear. La lluvia aumentaba de intensidad, y afuera, un par de relámpagos anunciaban que no habría tregua por lo pronto. Pero algo llama tu atención afuera, una camioneta Toyota, color rojizo o algo así, aparece en medio de la oscuridad, luces plenas y se aparca frente a los edificios del Elíseo...

-Si según tú, ya lo teneis tán claro, no sé que daño hago al decir lo que pienso..... Pues parece que la sentencia a muerte ya esta hechada.-

Comento sin apartar mi mirada a la suya, hasta que viene un vehiculo. Sonrio sarcasticamente, mientras giro la cabeza. Pues los corderos llegan al matadero....

Me encanta éste pais. Donde una persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario.... Si, estoy siendo sarcastico. Es lo unico, parece ser que me queda, mi sarcasmo....

Samantha no respondió inmediatamente. Metió el acelerador a fondo, y la lluvia empezó a caer con más fuerza sobre el parabrisas, el auto dio un arrancón, y con la misma habilidad y quizás, exceso de velocidad, al vieja Toyota se movía por las calles de Filadelfia, mientras los Limpiaparabrisas se movían de lado a lado, el tráfico estaba algo difícil, pero tu Sire incluso parecía saber como moverse. Era bastante temprano, y vehículos, algunos transportes, transitaban ocupando la ciudad y haciendo la movilidad más complicada que en la madrugada. El sonido del claxon se oyó repetidamente durante el trayecto.

-: Edward, tienes que empezar a ser más cuidadoso con estas cosas... no se como te permites el hambre, no se como te permites tantos descuidos... a veces creo que soy demasiado sobreprotectora contigo- y el auto te da un tirón al dar un giro algo brusco en una esquina. -: Cuantas veces te habré salvado, esperemos que hoy ambos estemos de suerte-

Y finalmente, llegan al conjunto del Elíseo. La cortina de lluvia es intensa, Samantha abre la puerta, puedes ver varias siluetas allí adentro... incluyendo la de Ramsey, que recuerdas de ayer, y alguien familiar... enorme e intimidante...

El agua golpeaba las ventanas, Erik conducía detrás de Lawrence, mientras trataban de evitar el tráfico de la ciudad, habían bastantes vehículos y transeúntes con sombrillas, o impermeables. La vida regresaba a Filadelfia en aquellas horas, así como un par de embotellamientos que eran molestos y retrasos inesperados.

-: Lauren, voy y le llevo el mismo hombre que desaparece, él es Forense... creo que quiere que le aclares cosas... no es que haya querido tratar demasiado conmigo- dijo mientras daba un giro, y continuaba en su labor de conductor. -: No he tenido tiempo Lauren... entre llevar a tu amigo el cuerpo del Periodista, y quedarme con él, no me he dado espacio para averiguar algo sobre la dirección... - dijo mientras los limpiaparabrisas seguían yendo de lado a lado, y la lluvia se fortalecía con dos relámpagos.

-: Lauren... esta... audiencia... es un juicio?- preguntó Erik finalmente, mirándote a través del Espejo retrovisor.

El vástago asintió - Más que una cita, me temo que es una audiencia por los acontecimientos del... "pequeño malentendido"- respondió Lawrence sin sonreír -Para serle sincero, que los hayan convocado en tan poco tiempo, no es una buena señal, señor Jones, es una verdadera lástima que si usted y Lauren son realmente inocentes, terminen involucrados en estos absurdos problemas... pero ya que estamos en el tema...- continuó hablando y hablando, con ese tono ligeramente tedioso...

-: ¿Que es exactamente lo que ha sucedido? No tengo demasiados detalles, pero puedo deducir que Madame Kingsley de alguna forma u otra, tiene relación con lo que está pasando. Señor Jones, que tiene que decirme al respecto?- te miró profundamente, Cramer, podría aparentar ser un sujeto sin valor, sin voluntad... pero algo había en su mirada que parecía poner en duda todo aquello...

Afuera, la lluvia se mantenía con un par de relámpagos, el tráfico era difícil, y los transeúntes paseaban con sus sombrillas, las luces distorsionadas de autos y postes, le daban un ambiente algo onírico a Filadelfia, mientras las imágenes de la joven noche, se perdían a través del vidrio mojado de las ventanas y el parabrisas...

No iba a decir nada a mi Sire, simplemente me quedé callado mientras conducía por la ciudad. Cuando llegamos al Eliseo, ambos bajamos del coche y ambos entramos al Eliseo.

Mis pintas no son las mejores que puedo tener, sencillamente por que estoy un poco mojado. En cambio mi Sire, de alguna manera parece estar completamente preparada para la ocasión. Su chupa de cuero hasta la mitad del abdomen cubre perfectamente la camiseta negra ajustada que lleva con algún tipo de grabado celta o nordico. También sus pantalones, de cuero, parecen inmaculados y sus botas militares brillan ante los focos artificiales del lugar.

Sólo sus cabellos están un poco enmarañados, pero veo como rápidamente se los recoge con una coleta por detrás, pasando de ser una salvaje y mortal Vástaga a lo que puede ser una simple chica gótica o heavy del lugar.

Yo, en cambio, voy de vaqueros y chaqueta vaquera... húmedas...

Buenas noches, caballeros. Dijo el Vástago con total respeto a los presentes.

-Vaya... Buenas noches, por decir algo....- Comento apoyandome en una superficie plana con las manos en los jeans.

Faltan dos, joder por qué nos obligan a esperar, odio esperar. Si al menos me contestarán a mis preguntas sin ironias de pre-ejecución, quizás hasta se me iria de la cabeza plantarle un balazo en mitad de la puta cabeza del tal Horatio.....