Partida Rol por web

Escuchaba las palabras del resto, aunque no había duda que se encontraba algo abrumado lo que pasaba pero su atension se volvió mas clara cuando tuvo a Zeke mas cerca. Suspiro en su traje ante el discurso para hacerlo sentir mejor asintiendo un par de veces antes de levantar la cabeza. No estaba entusiasmado como ellos dos, pero tampoco esta tan triste. “Si tienes razón y si, ya tengo familia dos preciosas hijas.” Le contesto a Zeke esforzándose en dibujar una sonrisa en su rostro.

“Supongo que lo mejor será avanzar, pero si vamos todos mejor cierro la puerta para que no se escape nada. Aunque yo podría quedarme para empacarlo todo.” Comento pensando en que si bien la aventura le entusiasmaba, lo práctico de tener todo lo que venían a buscar listo por si finalmente el ónix volvia por ellos.  “Creo que terminare de acomodar lo que pueda y los seguiré mas tarde. Aunque si quieren los acompaño luego de cerrar la puerta.” Les comento de nuevo forzando una sonrisa y mirando lo que tendría que empacar.

Leashrra sonrió con orgullo, mostrando sus afilados colmillos y sacando sus zarpas retráctiles para lucirlas bien cual guerrera preparada para una batalla cuerpo a cuerpo. Se levantó cuando lo ordenó la capitana y apartó al humano sin demasiada suavidad del puesto que ahora le pertenecía. Siendo una mrrshan y él un enjuto obrero, casi se vio con fuerzas para agarrarle y lanzarle al fondo de la nave, pero quizá eso sería poco decoroso.

- Órdenes de tu querida capitana.- le dijo manteniendo esa expresión soberbia. Se sentó en el puesto de artillería y en seguida buscó a la lamprea, aunque primero estiró su vestido con las manos para quitarle esas feas arrugas que tenía por tanto correr de aquí para allá.- Muy bien, volvamos a la acción. ¡Sufre mi ira desatada, monstruo espacial!- dijo antes de descargar contra ella un rayo dirigido a su punto débil.

Ahora tenía claro que su padre y su instructor estarían orgullosos de ella. Por otro lado, si alguna vez se enteraban de que estaba cometiendo esa temeridad... Quizá sobrevivir a la lamprea no valdría la pena si luego tuviera que vérselas con sus discursos eternos y sus reprimendas cargadas de superioridad moral.

La enorme compuerta de la nave se abrió en silencio. Dwalas no podía oír el ruido pero sentía la vibración del suelo al través de sus botas. De repente, el compartimento de carga parecía pequeño comparado con la enormidad del espacio exterior. Desde la puerta abierta podían verse los asteroides más cercanos que, aún así, estaban a cientos de kilómetros.

De la Onyx no se veía ni rastro. Ni de la lamprea. 

Con un suspiro, el minero volvió a cerrarla. Una lamprea espacial que pudiera meterse por aquella compuerta sería sin duda pequeña para sus estándares pero un problema grandioso en cualquier caso. Después, Inirgol colocó los enchufes magnetoaxiales del vehículo polivalente sobre el equipo de minería y ajustó los retropropulsores. Su dedo enguantado dudó justo antes de activar el motor del todo terreno.

Buena chica, pensó al notar el zumbido del vehículo al arrancar. 

Meson y Zeke salieron al pasillo. El humano iba a seguir recto pero el alienigena le detuvo con un gesto indicándole una pequeña compuerta auxiliar que antes no habían visto. Tenía una capa de blindaje reforzado y un teclado de combinación para abrirlo. Con gesto casual, Zeke arrancó un cable de la pared desactivando un mecanismo de seguridad probablemente mortífero. 

Alguien se había tomado muchas molestias para proteger algo muy valioso.

Meson se inclinó sobre el teclado. Además de haber servido junto a Tllk, sabía unas cuantas cosas sobre los klackons : eran grandes trabajadores y constructores pero no especialmente astutos. Era un dato no especialmente conocido que el 86% de las contraseñas klackon eran la misma.

-Dos -musitó apretando un botón.

La compuerta se abrió revelando su contenido. 

Era un pequeño contenedor criogénico blindado que brillaba suavemente. En su interior podían atisbar una pequeña criatura de seis patas encogida e hibernada. Tenía un innegable parecido con la capitana. 

Una reina klackon. 

La Onyx dio un salto hacia adelante cuando el dispositivo dejó de parasitar la botella energética. Los motores de la pequeña nave rugieron como dragones y les alejaron de su gigantesco perseguidor. En las pantallas de a bordo, junto a un montón de indicadores en rojo que avisaban de inminentes averías, apareció una pequeña roca que se hacía cada vez más grande. 

Pero la lamprea espacial era una bestia primigenia surgida del lodo primordial de la juventud de la galaxia, un depredador tan definitivo que prácticamente no existía nada que no pudiera comerse. Moviendo su serpentino cuerpo en espiral podía alcanzar velocidades inimaginables que hacían que los científicos psylon se rascaran la cabeza confusos: las criaturas de aquel tamaño sencillamente no podían existir. 

Y, sin embargo, allí estaba. 

-¡Va a engullirnos! ¡Esto es el fin!  -gritó Sebrance desde el suelo con la cara roja por las luces de problemas. 

-Ese bicho ya me tiene harta. ¡Muy harta!-gruñó lady Mrr'namara apretando los dientes.

El cañón de iones, repentinamente hiperalimentado por el flujo energético, vibró entre sus manos mientras escupía un chorro de luz destructora contra su inabarcable enemigo. Impactó en la mandíbula superior haciendo explotar algo  (¿una bolsa de gas?). A aquella distancia era difícil juzgarlo porque parecía una lucecita pero la deflagración habría engullido tranquilamente la Estación Nauticus de Trilar. 

La lamprea apartó la cabeza, quizás por dolor o tal vez por algo totalmente distinto. Desvío ligeramente su dirección. 

La superficie del asteroide abarcaba ya toda la pantalla. La Onyx dio un brutal giro de 138° que lanzó a Leashrra y a Sebrance contra una pared pero la apartó bruscamente del rumbo de colisión.  El monstruo espacial chocó contra el asteroide levantando una nube de polvo y piedras tan espectacular como silenciosa. 

En aquel momento, las luces se apagaron y la tripulación de la Onyx se quedó a oscuras. La nave siguió moviéndose por pura inercia alejándose del asteroide. 

-Yo... quiero volver a... mi mina...  -gimió Sebrance desde debajo de la nobleza mrrshan. 

¿Alguien herido? ¿Todos bien? -dijo la capitana revisandolos a la luz de las lámparas de emergencia.  Parecía que el único que tenía tres pies o más era el ozolönido, seguía en su sitio.  

Kherr, tengo una intuición.  Con el poder autónomo de las computadoras, ¿puedes analizar las imágenes infrarrojas que grabamos cuando el macrobio abrió la boca?   Quiero saber si hay algo allá adentro que valiera la pena entrar a buscar.  Al fin que Lady Leashra ya sabe dónde están sus puntos débiles y podríamos salir sin problema.  

Por cierto, este holovideo de Go-pro la hará muy popular miLady.  Ahora no sólo el duque, sino todos los Mrrshan se van a querer casar con usted, je je.  

Bueno pues, a aprovechar la pausa para analizar y recuperar todo mientras recuperamos la energía.  Se puso a la reparación ingenieril de los sistemas.  Intentó primero con el comunicador:  

Dwalas, Zeke, Meson, ¿nos escuchan?  

Dwalas, Zeke, Meson, ¿nos escuchan?

Estamos bien.  Dejamos a la lamprea comiéndose un meteorito muy sabrosamente metálico.  Aunque nos quedamos sin potencia.  Andaremos a la deriva hasta reganar poder y en cuanto esté, vamos por ustedes.  

¿Cómo van?  ¿Todos en buena condición?  ¿Encontraron algo más? 

De nuevo había ejecutado un tiro perfecto y esta vez algo había estallado de forma espectacular entre los dientes de ese monstruos espacial. Por desgracia, la mrrshan no tuvo mucho tiempo para regocijarse porque salió disparada en cuanto la Onyx cambió de rumbo bruscamente. Acabó encima del humano y tardó unos segundos en recuperar el control de sus extremidades.

Gimió débilmente cuando notó el dolor del impacto contra el minero. Al darse cuenta de que lo tenía justo debajo y que le estaba tocando, se apartó de un brinco y gritó aún más fuerte, sorprendida e incomodada por la situación.

- ¡Agh! Menudo desastre...- dijo mientras se levantaba y se alisaba el vestido. Se giró y corrió hacia el puesto de piloto donde estaba la capitana.- No vamos a meternos dentro de esa cosa. Es justo lo que no queremos hacer, ¿recuerdas? Creo que con el disparo a tu pata se deben haber desparramado parte de tus sesos.- sugirió muy contrariada. Suspiró y se calmó.- Vamos a buscar a esa reina, a los inútiles de tu tripulación y nos vamos a ir. La lamprea estará ocupada masticando sus propios dientes. ¡Nada más!- se asomó para mirar las pantallas de mando, aunque no dominara la tecnología de navegación.

Tranquila, tranquila, m'lady.  Sólo nos meteríamos si vemos algo interesante allá adentro. -le explicó.  Y siempre la podemos poner a vuestra merced en un pod de rescate dando sus coordenadas para que la vengan a recoger.   

Pero no nos adelantemos.  Mientras ayúdeme con ese desarmador por favor, bueno, ¿puede mejor con sus garras rajar ese conductímetro?  Necesito que las nanopartículas se plieguen al conducto para que retomemos curio-potencia lo más pronto posible. 

Kherr, ¿algo interesante en la revisión de los escáneres?  En todo caso nuestras observaciones será una pieza valiosísima para el diseño biotecnológico de naves.  Imagínate descubrir alguno de los secretos de eones detrás del manejo gravitacional de masas de la lamprea. ¡Imagina el valor de esas patentes! ¡Podríamos hasta poner nuestra propia empresa de construcción de mega-cargueros!  -las klackon nunca dejaban de trabajar.  

En la silenciosa oscuridad de la Onyx, el ozznolido tragó ruidosamente.

-Computadora no energía, capitán. ¿Capitán querer volar fauces muerte? ¡No tanto suerte en nave!

Los asteroides pasaban junto a la nave. El polvo estelar repiqueteaba contra el casco. Si el aire no hubiera estado tan quieto  (los recicladores de atmósfera artificial estaban funcionando al mínimo) y con un creciente sabor rancio, habría resultado casi relajante. 

-No fastidie, capitana -protestó Sebrance -Casi no lo contamos ¿y quiere meterse en la boca de ese bicho?¡Antes me tiro por la escotilla!

Por una vez, Leashrra sintió cierta afinidad por sus compañeros de viaje. Podía decirse que estaban pensando en lo mismo. 

Ajena al pequeño brote de desobediencia, la klackon seguía atornillando cables y cambiando condensadores de sitio. Los trabajadores robot habían desviado alternadores de casi todos los sistemas para dar energía al dispositivo psylon. Tllk estaba dedicándose meticulosamente a deshacer su trabajo y un pequeño montón de piezas se iba acumulando a su pie.

Cuando subió un interruptor, un zumbido grave empezó a retumbar en las entrañas de la nave. El reactor inyectaba nuevas fuerzas a la hambrienta maquinaria. 

La radio de Inirgol petardeó débilmente:

Dwalas, Zeke, Meson, ¿nos escuchan?  

Era la capitana Tllk. 

Dwalas se iba diriguiendo donde se encontraba el resto de su grupo luego de terminar de guardar gran parte del equipo, cuando escucho esa llamada en su radio.

"Capitana, es usted?" le respondio rapidamente sin darle mucho pensammiento. "Como esta? aca nosotros nos separamos en dos grupos, no se si el resto la escucha."

....y pasaron tres horas sin incidentes....

Dwalas, Dwalas, cambio.  Si somos nosotros.  Ya tenemos energía.   Nos quedamos sin pila justo después de engañifar a la lamprea, la cual sigue comiéndose el asteroide férrico que encontró Kherr como si fuera un escarabajo pelotero.  

La volteó a ver en las pantallas para confirmar que seguía haciendo lo mismo.  Probablemente está dejando dentro del asteroide una de sus larvas, por el extraño movimiento de cola que le estoy viendo.   Ah que ganas de llevarnos una de esos huevos de lamprea.  Por lo que lo podríamos vender, ¡o criar en otro cinturón de asteroides para que nos lo cuide!  Una klackon adoptadora siempre es una klackon adoptadora.

¿Ustedes se dividieron? ¿Que están haciendo los demás?  ¿Encontraron a la reinita?  

Estoy justo prendiendo los motores para dirigirme hacia su posición.   Sintió con gusto el ronroneo de los motores (¿o era Leashra después de su siesta de 3 horas?) y empujó la palanca hacia adelante, con mucho sigilo para que no los notara nada la lamprea.  Hasta esperó el momento en que un meteorito pasó eclipsando la Onyx para acelerar fuera de la zona.

Kherr, ¿tienes suficiente energía para prender el aparato psylon de nuevo?  Y por favor empieza a correr por la computadora los escàneres infrarrojos y ultravioletas que hicimos de la lamprea.  El conocimiento científico que ganaremos será de gran utilidad.  Esperemos fama y quizá alguna oportunidad de negocio. 

“Me alegra escuchar eso capitana, cambio.” Dijo dejándose ver la emoción en sus palabras, lo que ella no sabía era que hasta hace poco había estado con una distinta actitud. “Si nos dividimos, me quede trabajando con la carga mientras los otros se pusieron a explorar la nave. Igual antes de escuchar la radio me encontraba yendo donde están.” Le explico para que no se alarmara mas de la cuenta.

“Es bueno escucharlo, ya tengo todo puesto cuando llegue avíseme que vuelvo a la bodega para abrirle la puerta.” Comento mientras comenzaba a avanzar. “Voy con los otros, espero no se corte pero igual si quiere decirme algo Capitana.”

 -¡Santa madre de los bichos! ¡Es una reina klackon! vaya que estamos de suerte Zeke. Comenta sonriendo y levantando la mano esperando que el alienigena "las chocara".

-Todo ha sido tan fácil hasta el momento... debe de haber algún truco, una reina klackon no puede estar expuesta de esa forma.

El explorador se acerca al contenedor sin tocarlo, examinando la forma en que está sujeto al suelo y buscando alguna posible trampa.

-¿Crees que debamos liberarla?

-¡Santa madre de los bichos! ¡Es una reina klackon! vaya que estamos de suerte Zeke.

-Todo ha sido tan fácil hasta el momento... debe de haber algún truco, una reina klackon no puede estar expuesta de esa forma.

-¿Crees que debamos liberarla?

Dwalas volvio a activar la radio rapidamente para hablar con la capitana. "Encontraron a la reina!" casi grito emosionado. "Capitana voy a reunirme rapidamente con ellos, de paso para informarles que esta bien. Nos hablamos luego." dicho eso le volvio a cortar, no sin antes se escucharan sus pasos avanzando.

"Meson decime por radio por donde fueron." se apuro a decir el exminero por la radio mientras avanzaba en el pasillo. Una vez recibio las explicasiones las siguio hasta finalmente terminar con el resto.

Al llegar suspiro con algo de cansancio mientras observaba lo que habian encontrado. "Buen trabajo compañeros, yo ya termine lo mio. Aunque las mejores noticias son que la capitana logro engañar a la lamprea y ahora se dirigue de vuelta hacia aqui." comento rapidamente con pocas pausas en sus palabras debido a su felicidad por lo bien que estaban saliendo las cosas.

-Es muy pequeña- murmuro viendo a la futura reina de un planeta un tanto loco, zeke  miro por la puerta tratando de encontrar algo valioso pero no pudo ver nada que valiera la pena. 

-En este momento es mas seguro para ella ese contenedor- un pequeño suspiro empaño su visor, cuando escucho por el transmisor se paro en el corredor para que su compañero lo encontrara. Hizo un pequeño gesto de agrado al ver a Dwalas acercarse. -Aun quedan muchos abanos- una risa nerviosa se escucho por el transmisor 

- Caballeros, no perdamos tiempo- zeke se acerco al cowboy -¿ocupas ayuda con ella?- señalo a la Klackon  

Claro Dwalas... le iba a decir que se alegraba de que la hubieran encontrado a la reina y todos estuvieran bien, pero oyó los pasos alejándose y supo que el ingeniero en minas estaba ya en acción.  Aceleró a la Onyx para llegar allá con tiempo antes de que la lamprea se hubiera acabado su tentempié. 

¡Encontraron a la reina! -les dijo a Leashrra, Kherr y Sebrance.  Vamos a recoger equipo, compañeros y realeza.  La klackon sonreía, como sonríen las klackon. 

-¡Inirgol!, que rápido terminaste. Le dice el explorador a su compañero que acababa de alcanzarlos. ¿Cómo sabes que la Onyx viene por nosotros? ¿Te has comunicado con ellos?

Meson no dejaba de sonreír al notar que la misión principal estaba saliendo más fácil de lo planeado. El humano le da el pico a Zeke para poder cargar con ambas manos el contenedor de la reina.-Bien, regresemos al almacén a esperar que vengan por nosotros.