Partida Rol por web

Los gendarmes se quedan pensativos tras las palabras de Sven. Hoy en día es difícil discernir entre la verdad y un farol. O quizá no valga la pena averiguarlo.

- ¿Váis a hacer algo? -pregunta Ramcke, aburrido.

El cabecilla de los gendarmes hace una mueca con la boca, como el que da la victoria a su contrincante.

- Muy bien. De acuerdo. ¡Claro! Adelante -hace un gesto con la mano invitándoos a pasar. Pero tened muy claro que no podréis hacer siempre lo que os de la gana. Ni siquiera Heydrich podía. Lange no está por encima de todo.

Maier y Ramcke se dan la vuelta y vuelven a los vehículos.

El cabecilla levanta la voz.

- Y tú, Maier, ve con cuidado. Es un consejo de amigo. Vas a aprender a respetarnos. Tarde o temprano. Tarde o temprano...

Maier sonríe, como si hubiera escuchado un chiste. Os ordena a todos que volváis a vuestros puestos para reanudar la marcha.

No sin antes darle un collejón a Pavel.

Con el cuello caliente subo de nuevo al Panzer. Al menos no me han dejado en manos de la policía militar que seguramente me habría enviado de cabeza a un campo de trabajo en el mejor de los casos.

Ahora encima le debo una al SS y estoy seguro que no lo olvidará. No se va a conformar con un gracias. No, este no.

Venga, Pavel, alegra esa cara que los amigos han estado a punto de alargarte el cuello con una corbata de cáñano ríe Karl echando una mano a los que han de subir a la caja del camión

El Obergefreiter espera a que el pequeño convoy se ponga de nuevo en marcha y vuelve a acurrucarse en su posición anterior, esperando a ver cúanto tardaría en llegar la siguiente incidencia, tal vez más problemática que ésta... y se pone a tararear una canción muy del agrado de la soldadesca, no tanto de los mandos del partido y de la tropa

Vamos, que seguro que ésta os la sabéis todos...

¡Da! El cáñamo no debería ser tan barato. Si al menos ahorcaran con seda sería menos desagradable.

Mientras me agarro de nuevo a las ametralladoras otro estúpido pensamiento me ocupa la mente. Están frías, si las hubieran usado ahora tendríamos más ropa, más medicinas y yo me calentaría las manos en los tubos de las armas.

No les des ideas, resopla Sven mientras desamartilla con cuidado la MP40. A los traidores les ahorcan con cuerda de piano, así que confórmate con lo que tienes. Ya se lo dijeron a Cristo*: "¿crucifixión?: bien, salga por esa puerta, alinéese a la izquierda, una cruz por persona."

Heinrich suspiraba aliviado de haber salvado su vida. Unos momentos atrás estuvo seguro de que las balas volarían con el consiguiente riesgo de que una le diera a el. Tras pensar un rato en esto, se dio cuenta de que no había conseguido ni un solo suministro médico.

-Mierda!!! no cogí nada de la ambulancia...

Continuáis la marcha siguiendo la carretera. Tras unos pocos kilómetros os ordenan tomar un desvío sin asfaltar. Llegáis a una pequeña aldea completamente derruida. Maier se asoma por la torreta del Panzer.

El pueblo está formado por pequeñas casas de campesinos, y algunos establos y graneros. En la entrada, camuflados entre los escombros, hay apostados un puñado de soldados con ametralladoras. Parecen todos SS. Os observan al pasar.

Paráis los motores una vez dentro del pueblo. Maier hace un gesto para que bajéis.

- Todos abajo. Buscad un sitio donde pasar la noche. Pero no os acomodéis. Hoy temprano, presentaciones. -comenta Ramcke.

heinrich se baja del camión, no sin quedarse sorprendido por tal destino... un pueblo en ruinas custodiado por soldados de la SS, aquí se cocía algo, y seguramente no le acabaría gustado.

Despejando su cabeza de cualquier otro pensamiento, Heinrich se dedicó a buscar un sitio donde descansar, que estuviera a salvo de posibles chuvascos y de las corrientes de aire. Cuando encuentra algo que pudiese medianamente cumplir esas funciones, avisa a sus compañeros.

- Heey chicos, creo que este puede ser un buen sitio para descansar.

Karl enarca una ceja al ver a la tropa allí reunida y ya frunce completamente el ceño al oír lo de presentaciones. Ya sabía que todo esto era muy fuera de lo normal, pero tanto SS en la supuesta retaguardia hacía que todos sus sentidos de supervivencia se pusieran en máxima alerta

Mientras no vayamos a descansar eternamente, me parece perfecto, Heinrich dice Rolfe con sorna y sonriéndole a Sven le pregunta, mientras rebusca en su mochila algo para cenar rápido

¿Tú que crees, camarada? Has visto más cosas raras que yo, seguro... pero no me gustaría ser el tonto que pagara el pato para cubrir a un par de listillos Mira una lata de conserva -todo un tesoro- pero decide dejarla para otra ocasión y echa mano a un trozo de embutido reseco, al que da un vigoroso bocado antes de añadir Habrá que tener los ojos bien abiertos, y el dedo preparado ¿no te parece?

O igual es que me he vuelto un paranoico y nos dejan descansar esta noche, antes de tomar al asalto el burdel que os dije, mañana por la mañana dice ya para todos, riendo

Aterido de frío tras el viaje agarrado al helador metal bajo el cortante viento me descuelgo del viejo panzer y pataleo con fuerza una y otra vez mientras manoteo para recuperar la circulación en las extremidades. Poco a poco pies y manos recuperan algo de temperatura y entonces extiendo mis pataleos y manotazos para dar un pequeño paseo por las derruidas casas.

Estoy buscando alguna que se vea abierta pero no derrumbada del todo. Conozco las costumbres de la zona y cuando el terreno lo permite es habitual que bajo el suelo de la casa haya pequeñas despensas donde esconder contrabando, productos prohibidos, sobrante de una buena temporada, caza ilegal, alcohol o al primo Iván que una vez más necesita ocultarse de la policía.

Siempre será un lugar más abrigado aunque esté vacía si localizo una de esas despensas.

Sven hace como que no mira en derredor, pero su cerebro no deja de computar hechos... y ausencias de los mismos.

En un aparte con Karl le comenta: Como Sonderkommando* éste es más raro que un perro verde. Nunca había visto uno mixto, y menos que agrupara juntos a SS, SD, y pringaos de la Wehrmacht como nosotros. Si no fuera porque sé que nunca se quitarían las dos granadas cruzadas del parche del cuello (que lo tienen a orgullo) diría que esto es la brigada de Dirlewanger, y entonces estaríamos MUY jodidos.

Pero de entrada hay que poner cara de tonto y no hacer preguntas. Cuanto menos sepamos de esta peña, mejor.

Aparco el panzer a ser posible en un lugar techado o si hay habilitado algún aparcamiento pues lo dejo sin más. Ordenos los papeles del mismo como hago siempre que termino un turno y busco la hoja de ruta del vehículo para apuntar destino y kilómetros, y de paso a ver si encuentro algo de interes en el tanque.

Le reviso los niveles al transporte para cuadrarme y dar un "sin novedad" a Ramke. Hay que tener todo a punto por si se necesita una salida rápida. Cuando he terminado de dejar preparado el Panzer y si no he encontrado nada de utilidad, me reuno con mis compañeros en silencio, dándole una palmada amistosa a Pavel en la espalda, a modo de saludo.

Encontráis un pequeño rincón desocupado donde podríais pasar lo poco que queda de noche. Todo lo demás o son solo escombros o está ocupado por otras tropas.

Vuestro dormitorio serán dos paredes que a duras penas todavía se tienen en pie, y un montón de basura y escombros desperdigados por el suelo. Las prendas (harapos) que encontráis tiradas os llaman la atención.

Tras echar un vistazo no parece que vayáis a encontrar nada de provecho por el lugar. Quizá será que alguien se os adelantó...

Un SS se os acerca, caminando lentamente como quien se da un paseo por la Alexanderplatz.

- ¿Sois nuevos eh? ¿De dónde salís? -pregunta sonriendo. Después, busca un cigarrillo en su paquete.

Karl arquea una ceja, divertido ante el desparpajo del SS... Desde luego, la mayoría son unos chulos acabados, pero esto... piensa mientras rebusca en su bolsillo

Del puto culo del mundo, camarada. De allí donde las bayonetas de Iván se empeñan en hacer cosquillas a los que asoman la jeta de sus trincheras... contesta, sin decir realmente nada que pueda servirle de pista al SS, mientras enciende su zippo americano y le ofrece fuego al recién llegado, con una sonrisa cínica

Toooodo generosidad, el amigo sigue pensando Rolfe, al ver que el SS no hace el habitual gesto de compartir tabaco

Sven revuelve (con la punta del MP40) los harapos que hay por el suelo intentando sacar alguna idea de la procedencia de esta extraña tropa.

Son ropas burdas de campesino.

El SS muestra cara de sorpresa ante el zippo. Se enciende el cigarro y guarda el paquete. Sonríe ampliamente ante la respuesta de Rolfe.

-¿Ah sí? Creo que por aquí somos unos cuantos de venimos de esos lares. -os mira como si tuviera un pelotón de chavales y novatos delante. Hace una pausa y dice: Mirad, aquí se trata de cumplir órdenes. Haced lo que se os dice. Punto. Ya he visto que conocéis a Maier. Ramcke es un payaso pero no os va a decir nunca nada. Lange... -sonríe más- Ojalá hubiera sido así mi padre, jaja. Los demás... Ya los veréis -vuelve a ponerse serio- Bueno. Hacedme caso.

Habla como habla un timador de ciudad, pero da la impresión de que habla en serio. Lleva la insignia de Unterscharführer, con un traje cuidado aunque un poco desgastado.