Partida Rol por web

- ¡Oh! ¡Tack tack camarada! Per-Olof se guarda el cigarrillo en un bolsillo. A lo mejor sirve luego para cambiarlo por algo... Yo también voy. No tengo ganas de quedarme aquí.

Muller, Lutz, Pavel y Per-Olof salen hacia el puesto de mando.

Los soldados han empezado a acumularse en la entrada. Los guardias que siempre vigilan la puerta han desaparecido. Algún curioso ojea disimuladamente por una ventana con cortinas. Se forman corrillos. Otros, precavidos, vigilan desde sus trincheras. Ni rastro de ningún mando.

Se oyen voces de discusión y algún grito autoritario que viene de dentro. Un soldado empieza a aporrear la puerta, y alguien le abre. El puesto está lleno a rebosar. Casi todos parecen soldados rumanos.

La tensión se palpa en el ambiente...

Karl da una última calada a su Camel y coge la pala de trincheras que lleva siempre a mano, colgando del cinturón. Saca una piedra de afilar de un bolsillo y, con calma metódica, empieza a pasarla por el borde del instrumento. De hecho, la pala ya está bastante afilada, pero Rolfe ha aprendido por experiencia la utilidad de la pala en el combate cuerpo a cuerpo...

No es por ser cenizo, Sven, pero esto huele a que los rumanos se dan el bote a la mínima. Y, no sé tú, chico, pero yo no tengo ningunas ganas de ser un bonito héroe recibido con todos los fastos en Valhalla... dice con una sonrisa cínica

Me cargaré a todo ruski que se me ponga enmedio, y más si quieren mi piel, pero de ahí a inmolarme va un trecho. Y eso que he visto lo que ocurre en retaguardia: mucho heldenklauer* buscando desertores para decorar los árboles y farolas cercanos... y si no, destino Torgau. Las cosas andan peor de lo que parece, créeme le comenta en tono agrio, aunque sin perder la sonrisa

Y mirando a Heinrich, le sonríe divertido ¿Así que el sanitario quiere un arma? ¿No va eso en contra de la Convención de Ginebra, o como se llame eso? Tranquilo, que nosotros no nos chivaremos, y dudo que Ivan muera de forma diferente si le dispara uno de nosotros, o un sanitario berserker. Así que bienvenida la idea, si quieres algo que nos ayude a salir de ésta tirando tiros, no seré yo quien te lo critique!

Lutz tuerce el gesto visiblemente ante la situación y mira a sus Compañeros.-Chicos...Esperadme un momento voy a ver que ocurre.-Lutz se pasa una mano por el pelo castaño y sucio mientras avanza con la mirada baja hasta llegar a una de las ventanas.-Perdonad..¿Que ocurre Compañeros?.-Pregunta Lutz Tímidamente en alemán mientras intenta hacerse un hueco y poder mirar a través de la ventana que ocurre en el interior de la cabaña.

Sven sonríe tristemente y responde: tranquilo Karl, que pretendo sobrevivir a esta mierda de guerra e instalarme a vivir muy lejos de esta mierda de lugar. Coincidí una vez con un tal "Barcelona" Blom, un alemán que había luchado en las Brigadas Internacionales, en la Guerra de España. Allí por lo menos no hace frío.

Después empieza a meter los artefactos explosivos arrojadizos en un par de morrales, y una vez preparados, continúa su discurso. Dejemos sin embargo que los perros de la Feldgendarmerie sacien su sed se sangre con los rumanos. ¿Quién sabe, igual se lía un zipostio que nos sirva de distracción.

Desde una distancia prudencial y sin salir de la oscuridad que me arropa como un manto ante el peligro creciente trato de escuchar a los rumanos. Su jerga no me es extraña, había rumanos y turcos en el Dorna, si gritan es posible que logre entenderles.

Entonces escucho al llamado Lutz dirigirse a la turba rumana con una educación rayana en la ignorancia o la burla. Van a tomarle por un hiwi como yo si les habla con tanta timidez. Pero él lleva uniforme alemán y lo verán enseguida, según los ánimos que lleven puede meterse en un buen lío.

Miro como Lutz se acerca a una de las ventanas para mirar en el interior, y dice no se qué de esperar, yo, con mi cigarrilo ya consumido que me resisto a tirar, me acerco tranquilamente a uno de los corrillos y me quedo escuchando a ver si me entero de algo.

Heinrich, nervioso por todo lo que está sucediendo, se dedica a reorganizar su mochila, manía obsesiva que tiene desde que probó el frente. Su rato "ocioso" a pasado y ahora, como todo el mundo, está a la espectativa de lo que pasa en la cabaña del Hauptfeldwebel y la historia que se traen entre manos los rumanos.

El grupo que ha salido de la trinchera continúa ahora en la escena (b) Noche del 26 de septiembre de 1943.

Una vez satisfecho con el filo de su pala de trincheras, Karl la devuelve a su sitio, para que esté siempre a mano, y tras repasar el mecanismo y munición de su arma, revisa metódicamente el contenido de su mochila...

Así que España, ¿eh? Debe ser un lugar bonito y con lo justo de calor. Yo ya me he pateado media costa mediterránea, y en África hacía demasiado para mi gusto... Italia por el contrario es otro cantar ¿sabeis? dice con voz ensoñadora, mientras sus ojos parece que miren al infinito

Chicos, los italianos no valen gran cosa como aliados... ¿qué puede esperarse de unos tipos que llevan plumas de gallina en el casco? pero saben vivir como nadie. Incluso en los momentos más jodidos en el Alamein, eran capaces de tener en primera línea cantidades ingentes de pasta recién hecha y sus buenas botellas de vino

El Obergerfreiter hace una pausa, y sonriendo, recuerda Y cada vez que una de aquellas italianas me llamaba il mio bello tedesco... bufff, la piel aún se me pone de gallina al recordarlo. Imagínate: una mesa en un lugar romántico al lado del mar, un buen plato de ossobuco estofado lentamente y acompañado por una montaña de arroz, una botella de chianti y una de aquellas bámbolas italianas, siempre sonrientes...

Rolfe sacude la cabeza, como para despejar aquellos recuerdos, aunque mantiene una simpática sonrisa En fin, que todos querríamos estar en cualquier parte menos aquí para darle las buenas noches a Ivan. Pero esto es lo que hay, ¿no chicos? termina diciendo mirando a Sven y a Heinrich

Jawohl, responde Sven. Eso es lo que hay, y me da que habrá que hilar fino para salir de este bonito lío de Adolfo con la piel completa, así que empecemos a pensar cómo salir pitando cuando vayan mal dadas.

Veamos, dice mientras dibuja rápidamente con un palito en la tierra del suelo, éste es nuestro sector del frente, el del 304 PzGren, con los rumanos (que me dan más miedo que un nublado) en nuestro flanco. Está claro que los russkis querrán cruzar el río, y lo harán por aquí (señala una zona) o por aquí (señala otra) o, si les sobra gente, como de costumbre, por los dos sitios. Cuando salte todo por los aires, yo sería partidario de escondernos en el río, junto a los puntos de cruce, dejar pasar a los T-34 y a la infantería que los acompañe, y luego buscarnos un lugar donde capear el temporal. Por lo que he oido, la Liebstandarte, la 1 y la 7 Pz vienen echando virutas para reforzar al 4º ejército; estarían llegando a Zhitomir, por lo que en este sector se va a liar parda, y tampoco es cuestión que nos encuentren huyendo. Vale más que los kameraden nos "liberen" del asedio bolchevique.

Heinrich sonríe, buscaba nuevas emociones, y desde luego las encontro, pero los anuncios de reclutamiento distan mucho de su situación actual. Oe como sus compañeros, expertos militares, comentan las jugadas que se le van ocurriendo, e intenta ir aprendiendo. Al fin y al cabo, Heinrich es médico, con un adiestramiento militar básico, casi nulo. 

-Quizá pasado todo este embrollo me puedas hacer de guía por Italia, creo que me has convencido. -dice intentando alejarse un poco de Rusia, aunque solo sea dejando volar la imaginación.

Luego levanta su mirada un momento por encima de las trincheras.

-Que creéis que estará pasando en la cabaña del oficial?

Espero que no se líen a tiros allí mismo; ya tenemos bastante con Iván.

Karl sonríe abiertamente a la propuesta del sanitario Cuando acabe todo esto, primero os enseño mis bosques del Tirol, de allí pasamos a Italia en plan turismo con clase y Sven estará a dos pasos de España...

El Obergerfreiter escucha entonces atentamente la explicación de Hassel, y asiente Parece un plan condenadamente bueno, sobre todo porque conoces la zona y el frente a conciencia. Y guiñando un ojo a los otros dos añade, divertido Igual, si nos lo montamos bien, yo recupero mis galones por cuarta vez y hasta nos dan algún trozo de hojalata que prendernos del pecho...

Rolfe no puede evitar arquear una ceja ante la pregunta de Heinrich y la respuesta de Sven Pues sinceramente dudo que vayan a repartirse tarjetas de visita, como en una fiesta de puesta de largo... Aunque a tiros no se hayan liado todavía, están tardando mucho para mi gusto y eso no es buena señal

Parece un plan condenadamente bueno, sobre todo porque conoces la zona y el frente a conciencia

Por eso yo llevo galones y tú no, responde Sven en tono de chanza. Hay que usar la materia gris, aunque eso no esté muy de moda en este ejército, concluye con tristeza.

Lutz os hace un gesto para que vayáis. Echa la mano a la correa de su fusil, lo que hace que todos los soldados se lleven las manos a sus armas. Otros deciden empezar a alejarse cuidadosamente de la Comandancia.

Solo hace falta un ligero soplido para que se derrumbe el castillo de naipes.

Sven suspira, recoge amorosamente su MP40, montando en silencio el cerrojo de forma disimulada, y se levanta.

Luego emprende el corto camino hacia la cabaña.

Karl mira a Sven con pinta de ya te lo decía yo... y tras montar su Mkb 42W fuera de la vista del resto de gente, dentro del agujero, se la cuelga del hombro derecho, la mano casualmente cerca del gatillo

A ver, camaradas, ¿qué está ocurriendo aquí? ¿Han llegado ya los víveres de la cantina? dice con tono amable y la mejor de sus sonrisas, intentando confundir un poco a los presentes al acercarse a la cabaña

Heinrich mira como todos los hombres llevan manos a sus armas, y quien mas y quien menos la prepara por si hace falta, se maldice pensando: "ni una puta pistola, NI UNA PUTA PISTOLA". Y sale de la trinchera tras Sven y Karl, sus compañeros de trinchera. Es consciente de que un sanitario en medio de la guerra es bien apreciado, pero prefiere arriesgarse lo justo.

Sin decir nada, queda atento a todo lo que se dice y se hace, siempre pegado a sus compañeros.

Con el grupo reunido, continuamos todos en la escena (b) Noche del 26 de septiembre de 1943.