Partida Rol por web

Out in the Black

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18/12/2013, 14:12
Director

Todos deseábais salir de Hera. Independientemente del bando en el que cada uno luchase en la guerra, la ciudad de Serenity View ofrece un paisaje tan desolador como su nombre promete: una vista completa del valle de Serenity, el lugar de una de las batallas más cruentas de la guerra, la que hizo que la balanza finalmente se inclinase hacia la Alianza. Un inmenso cementerio con más de medio millón de tumbas es lo único que identifica el antiguo campo de batalla. Mujeres y niños estaban enterrados allí entre los soldados de ambos bandos. Alguna de las tumbas tiene nombre, la mayoría no. Incluso para Randall, que sólo conoce la guerra a partir de los libros de historia, el espectáculo era demasiado abrumador.

Pero al fin habéis salido de allí: un trabajo finalizado que no os hará ricos ni mucho menos, pero al menos os permitirá llenar los depósitos, comprar comida y continuar volando. Vuestro próximo destino será Paquin, el planeta gitano, lugar sede del mayor número de ferias y teatros de todos los planetas fronterizos. Un buen lugar para gastar vuestros pocos créditos y buscar un nuevo trabajo.

Por si fuera poco, habéis encontrado un par de pasajeros dispuestos a pagaros por volar hasta allí: un médico de mediana edad con aspecto despistado y una mujer oriunda de ese planeta, que ha viajado a Hera para visitar la tumba de su esposo. Por una vez, parece que el Cuervo va a tener un vuelo tranquilo.

El estado de ánimo de la tripulación va mejorando según os alejáis de Serenity View y, para cuando Todd ha terminado de marcar la ruta de la nave, la vida transcurre con normalidad.

Sin embargo, una de las ventajas de haber hecho escala en un planeta agrícola como Hera es la posibilidad de haber abastecido la nave con productos frescos. Pronto os volveréis a hartar de comer proteínas, pero durante los próximos días podréis disfrutar de una comida de verdad.

Por supuesto, ingredientes como esos harían la delicia de cualquier cocinero, por lo que Bazooka Wilson parece haber abandonado momentáneamente su posición habitual en la sala de máquinas para ocupar la cocina de la sala común. El olor de la comida casera no tarda en extenderse por la nave y poco a poco os empezáis a congregar en la sala común.

Notas de juego

Si no os importa, dejamos que sea Hoban quien empiece con los flashbacks. Hay dos motivos para ello, fue él quien los ideó para otra partida y es el capitán de la nave, así que habrá que respetarle el rango. Sin embargo, si queréis ir roleando un poco mientras empezamos, tenéis cancha libre.

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18/12/2013, 17:16
Todd Snow
Sólo para el director

Notas de juego

¿Podemos ir mandando nuestras historias a sus correspondientes destinatarios? yo he tenido tiempo a hacer 2 flashbacks, uno de Bazooka y otro del Capitán. Y supongo que conforme pase el tiempo iré escribiendo otros.

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19/12/2013, 08:59
Randall Shepard

Notas de juego

Por eso, creo que deberiais de empezar como dijo Bran

Yo empiezo que pa borrar siempre hay tiempo : )

BBB: OK, ¡pero pónmelo en notas!

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19/12/2013, 12:49
Randall Shepard

Randall se deja caer en una de las sillas, con su terminal encima.

-Eso huele de miedo Bazooka.

Contempla su pantalla llena de formulas matemáticas complejas… Quizá esta vez sí, la universidad tendrá que pagarle el millón de créditos y él pasaría a la lista de personas que resolvieron uno de los problemas irresolubles, una selecta lista cuyo origen se remontaba a los días de la tierra que nunca fue y que solo había crecido en cinco miembros desde que la humanidad llego a este sistema. Guarda los cambios y cierra el programa, el wallpaper de una rubia despampánate sobre una moto queda a la vista hasta que apaga la terminal.

(Como volviendo de un lugar lejano) –¿Te ayudo con algo?

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19/12/2013, 14:41
Shue Gowan

La mujer se acerca a Randall y le sujeta suavemente del hombro.

- No te preocupes, Randall, ya le echo yo una mano al señor Kuwayan... - No puede evitar observar el fondo de pantalla de la terminal del chico al hablarle. - ¡Oh! - dice sonrojándose y apartando rápidamente la mirada.

Shue es una buena mujer. Durante años, ahorró dinero para costearse el viaje a Hera, donde poder visitar la tumba de su marido, fallecido en la batalla del Valle de Serenity. El precio que ha pagado por el pasaje a duras penas le llegaría para cubrir su manutención durante el viaje, pero Hoban no tuvo corazón para prohibirle la entrada al comedor. Perfectamente consciente de ello, la mujer se esfuerza en compensarlo realizando todo tipo de tareas domésticas en la nave. Después de varios meses con una tripulación de seis hombres, probablemente haya pagado la comida con creces con el trabajo que ha hecho.

Aún turbada por la foto de la chica, se dirige tras la barra para coger unos platos.

- Realmente es usted muy buen cocinero, señor Kuwayan. - Bazooka asiente agradecido, pensando que tendría que haberse puesto el traje bueno, dado que hay una señorita en la nave. - ¿Aprendió a cocinar en la guerra? - pregunta casi sin pensar.

En cuanto se da cuenta de sus palabras, se le llenan los ojos de lágrimas. No puede evitar recordar a su marido, Josh, cada vez que escucha hablar de la guerra y, a pesar de que se ha serenado un poco tras la visita a Hera, el tiempo aún no ha terminado de curar sus heridas.

Notas de juego

Al lío. Dado que el capitán Qing ha dado permiso para ir empezando con los flashbacks, vamos a ello. Podéis irlos mezclando con la narración de la escena, también. De cualquier forma es una comida cualquiera en un viaje tranquilo...
 

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19/12/2013, 14:59
Todd Snow

De pie, apoyado en el mamparo de entrada, Snow observa a los allí reunidos, mientras mastica una zanahoria cruda.

No puede evitar una risa socarrona, al ver la reacción de la mujer ante el terminal de Randall.

En un momento dado, abandona su posición para acercarse a la cocina, aprovechando la ocasión para lanzar una mirada poco decorosa a la mujer cuando pasa a su lado. 

-¿Qué estás preparando grandullón?, - pregunta, mientras deja el resto de su zanahoria junto a las verduras que Wilson está cortando. Abre la nevera y coge un par de bebidas, destapando una y ofreciéndole la otra al gigante negro que, malhumorado, aparta con el cuchillo la zanahoria mordisqueada de sus verduras.- ¿Quieres una?, - le pregunta mientras se echa un largo trago - Tranquilo, no tienen alcohol, ya sabes que a Qing no le gusta que bebamos en la nave- un sonoro eructo concluye su frase.-¿ves?.- ríe divertido, mirando de nuevo a la mujer.

================= FUNDIDO EN NEGRO =================

Parecía una tranquila noche en Rivertown, el calor había bajado notablemente, haciendo soportable e incluso agradable dormir, la gente honrada se había retirado ya a sus casas para descansar. El resto se encontraban en la taberna.
De una de las ventanas salió un tipo disparado rompiendo el cristal e impactando contra la barandilla del porche exterior. Se quedó ahí tirado, gimiendo y sangrando.
La puerta de la taberna se abrió dando paso a una tambaleante mole de casi dos metros. Eso si, elegantemente vestida. El tipo, un hombre de color rondando la cuerentena, llevaba camisa, chaqueta y chaleco así como una cómica media chistera algo torcida. Lucía una enmarañada barba, y ni un solo pelo bajo el sombrero. En una mano  llevaba una botella de whisky, bajo el otro brazo tenía enganchado por el cuello a un tipo que pataleaba como un conejo intentando zafarse. Bebió un trago directamente de la botella, dejando ver a la luz de la sucia lampara del porche, unos nudillos sangrantes propios de alguien que acaba de terminar una pelea - ¡SNOWWW! ¿NOS VAMOSSS? - gritó al aire. 
De la taberna salio otro hombre menos tambaleante, tenía el pelo castaño y algo rizado, y lucía unas enormes patillas. Miró la ventana y al tipo que gemía en el suelo alternativamente. - je, si, será lo mejor grandullón, este sitio no da más de si...- dijo, mientras limpiaba un cuchillo en la pernera de su pantalón antes de guardarlo en su funda. Al bajar los escalones, cambió de idea, y se acercó al tipo tirado en el suelo. Rápidamente registró sus bolsillos y chaqueta, encontrando una cartera, de la que sacó algunos billetes que se guardó en uno de los bolsillos de su chaleco, luego echó una rápida mirada a la puerta de la taberna y se reunió con el gigante más abajo.  
Comenzaron a alejarse de la taberna adentrándose en la oscura calle.

- ¿Que demonioss le passharía a esshe tipo para que she pushiera asshí?.-  decía el gigante mientras andaba.
Wilson... - dijo el otro con aire paciente mientras se echaba un poco hacia atrás abanicando el aire para apartar el hedor a alcohol.- creo que la mujer que bailaba era su hermana.-
El gigante se detuvo y miró al llamado Snow durante unos segundos, - ¡Tzao gao! yo también meh habrría cabreado entoncess, - y comenzaron a reírse a carcajada limpia en medio de la noche.

Continuaron andando

-Wilson...
-¿Qué?
-Creo que este tipo está inconsciente
-¿Quién?
-Este... aquí debajo.- concretó Snow, dando unos toquecitos con el dedo al hombre que el gigante tenía enganchado en su brazo.
Upsss... - dijo en voz baja, soltando una risilla y relajando la presa, dejando caer al desgraciado como un plomo al suelo. Snow se agachó y registró al hombre inconsciente, obteniendo otros pocos créditos.
 
Ya apenas se distinguían sus sombras en la oscuridad de la noche. Mientras andaban, Snow, miró de nuevo hacia la taberna. Aun se distinguía la luz del porche.
-Wilson, - volvió a decir
- ¿Qué?  
- Creo que no podremos volver a este sitio
- Me gusstaba la mujer.- dijo el gigante, haciendo una especie de cómico puchero
- A ti te gustan todas, ¡marrano! - Bromeó Snow, mientras le daba una sonora palmada en el hombro.

Hacía una agradable noche en Rivertown. El tipo tirado en el porche exterior de la taberna, continuaba gimiendo...
 

============== VOLVEMOS A LA SALA COMÚN =====================

 

 

 

Notas de juego

Ale, me lanzo yo, que tengo varios escritos. Empiezo por el que me correspondía, Bazooka.

 

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20/12/2013, 00:08
Randall Shepard

Randall por un momento se siente identificado con la mujer, aquellos dos individuos podrían impresionar a cualquiera. A él le habían dado un poco de miedo, bueno mucho que cojones. Un cubo geométrico de músculos cuyo apodo, bazooka, procedía de ser capaz de tumbar a una caballo de un puñetazo. Y el inquietante tío escurridizo que siempre estaba jugueteando o afilando algún tipo de cuchillo o navaja. ¿En qué momento pasaron de ser inquietantes a amigos? Era una pregunta a la que no tenía respuesta. Mientras la mujer pone los platos, Randall hace lo mismo con los vasos comentándole (como si la mesa estuviese a km de los otros dos y no fuesen a oírlo, aunque obviamente lo harán): Debajo de su coraza de salvajes hay dos salvajes amigables y leales, son buenas personas, pero tienen que defenderse. Sentir dolor, amistad, mie… ganas de defenderse es licito y humano, pero en este universo o escondes tan nobles sentimientos o alguien puede aprovecharse de ellos, se confunden con debilidad cuando no lo son,…

Se calla, no sabe si se ha sabido expresarle a la mujer lo que quería transmitirle o solo ha tenido un derrape de palabras. En cualquier caso mira a ambos individuos unos segundos…

 

Cortinilla de estrella

Randall se arrebuja en la manta, los demás duermen. A su alrededor copitos de hielo van condesando y cayendo. Menudo fiasco de misión, al menos su guardia era la última, pronto saldría el sol.

Todo ocurre a cámara lenta: Todd se mueve en el saco, se incorpora. Randall ve, horrorizado, como se levanta mientras las lunas hacen reflejo en el filo que tiene en las manos. Ve sus ojos, los de un psicópata homicida, que le miran directamente… su cerebro calcula que el rifle esta en sus rodillas, no hay tiempo a apuntar al piloto antes de que el metal se le clave en la carne y procesa un último pensamiento, improvisado y a la vez un clásico como telón de cierre: “mierda”. El expresidiaro tensa el brazo y el joven cierra los ojos, listo para despedirse del mundo.

El cuerpo desplomándose a su lado le hace abrirlos de nuevo, un tío de negro con una sierga aun entre las manos, “eso iba para mi garganta”. La adrenalina de los primeros disparos hace el resto y pronto esta tirado detrás del tronco que antes era su asiento.

Recibió críticas por su despiste durante semanas, muy duras y jocosas al principio, pero al final aquella noche se mezclo con los fallos de otros miembros de la tripulación y al final fue una anécdota  divertida.

-Aquella vez que…

-Te cagaste en los pantalones, eh Randall

-Ya sabes que si Todd, pensé que ibas a matarme y a poco lo logras solo del susto.

–¿Que os digo de los cuchillos?

–(Todos a coro) Nunca se tienen suficientes

–(y la en su dia expontanea ocurrancia de Randall que aun provoca las risas pese a estar repetida hasta la saciedad) Ni tampoco jabón de tajo para los gallumbos.

 

Cortinilla de estrella

Todo es difuso y calido, brillante a la vista. Que cuelge-piensa Randall, -ah no me estoy muriendo. El calor es de su sangre que mana por la herida. Alguien le lleva a cuestas.

-No te duermas chiflado, ¿me oyes? Rick te va a a coser como un puto cojin y te pondrás bien

-¿Eres un angel? Atina a preguntar Randall antes de desvanecerse.

 

-De verdad Bazooka, no puedo hacer más, se despertara pronto. Es lo que empieza a medio entender al despertarse. El capitán entra en la enfermería, y antes de que le diga nada bazooka está deshaciéndose en explicaciones:

-Era una trampa…

…aparecieron desde todos los lados, yo le dije que se quedara quieto, pero se puso a disparar también, …

…se levanto del parapeto para hacer un tiro y le acertaron…

…Hasta que no se paso el tiroteo ninguno de los dos nos dimos cuenta de que sangrando, ni  si quiera él.

…lo agarre y lo traje aquí…

…pero todo el material está allí…

…No cogí la terminal del crio, no se me ocurrió hasta mitad de camino, y no iba a volver…

…si quiere  un culpable, ese soy yo, él hizo esas cosas de ordenadores superrapido.

 

Randal pensando en la sala comun sobre este flashback:
Era nuestra primera misión, aun no conocíamos al capitán, y Bazooka se disculpaba por haberle traído a la enfermería y dejar el material detrás, pero a la vez se reafirmaba en que estaba orgulloso de esa decisión. Ahora sabemos que es la clase de decisión poco rentable de cara a lograr el encargo pero alocada, valiente y a favor del equipo son las que le gustan, y creo que en ese momento Bazooka gano muchos puntos a los ojos del capitán (Y a los mios). Y eso que fue un discurso de 15 minutos en los que una y otra vez Hoban intentaba intervenir para decirle que había hecho lo correcto y le respaldaba, pero Bazooka seguía y seguía.

Volviendo al flashback:

-Podéis hacer caso al cojín un momento… Ay bazooka por dios suéltame me duele.

-¡Los puntos! -Grita Rick viendo peligrar su trabajo.

-No os preocupeis por esa terminal,  no hay nada que nos involucre. Capitan, Bazooka y yo hemos completado con un 100… 99 -corrige mirándose en la cama de la enfermería- por ciento de éxito la misión.  Si mirais entre mi ropa –Señala al monton- veréis que el colg… ¡cuanta sangre!  Cae inconsciente de nuevo, no al ver la sangre sino al darse cuenta de que es suya y que no está en su sitio. No hace falta que siga, porque todos recuerdan que se había adueñado del colgante que salió en un paquete de proteínas de regalo, una  horterada plastiquera con forma de un personaje de una de las ultimas películas de ciencia ficción que arrasaba en los cines del núcleo y los gestores de descarga del cortex cuya única virtud era sin duda ser un almacenamiento de datos.

Notas de juego

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20/12/2013, 10:23
Todd Snow

Abandoné la silenciosa compañía de Wilson. - Siempre callado cuando está la tía esta por aquí.- Pienso, mientras me siento a la mesa sin esperar a que Randall y la mujer terminen de colocar los platos. 

Conforme el chico pone un cesto con pan, echo mano a un pedazo, pero cuando estoy a punto de darle un bocado, alguien me arrea una colleja que me para en seco.

- Deja eso ahí y espera a los demás.- Dice el capitán, quitándome el trozo que tenía en la mano, y empezando a comérselo el mismo con una media sonrisa, mientras se aleja.

Miro unos segundos la espalda del capitán mientras se aleja... finalmente sonrío de nuevo negando con la cabeza y cojo otro trozo de pan que empiezo a comer mientras me acomodo en la silla apoyando completamente la espalda.

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-¡Cuidado!
El aviso fue suficiente, para que reaccionara. Dos tipos se me echaban encima, por el rabillo del ojo, vi el brillo mortal de un pincho en la mano de uno de ellos. De manera instintiva mi mano agarró su muñeca evitando que me lo clavase en un costado. Eran los Ramiro...
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Un mes antes, cuando los hermanos Ramiro, habían intentado hacerme su chica, habíamos acabado en la enfermería, con severas contusiones, y traumatismos. Allí los dos hermanos, Johny y Ricky, juraron que me ensartarían como a un pollo, que no saldría vivo de la prisión, que era carne muerta andante, lo típico. No les presté mayor atención, cosas de niños pensé... gran error 
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La mano que sujetaba era la de Ricky, que a su vez agarraba mi otra mano. Mis ojos, no paraban de mirar el oxidado punzón que asomaba de su manaza, capaz de perforar zonas muy peliagudas de mi preciada anatomía. Mientras Ricky y yo compartíamos ese baile, su hermano se dedicaba a castigarme los riñones bien a gusto con sus enormes puños. En pocos segundos me quebraría, y ese pincho alcanzaría alguno de sus objetivos. - Te lo dije, Shee-niou, nadie se rie de los Ramiro, - gritaba Ricky soltando esputos de saliva.

Entonces llegó el alivio, de repente el molesto hermano menor, dejó de pegarme.

No necesitaba más, de manera automática, le arreé un rápido rodillazo en los genitales, suficiente para que aflojase su presa y me permitiera amablemente hundirle la nariz de un codazo, esto lo distrajo el tiempo justo para que pudiera hacerme con el arma y comenzar a usarla de manera creativa con su cuerpo, una y otra vez, y otra, y otra, y ... de repente alguien me agarró la muñeca. Me giré dispuesto a divertirme con el otro hermano, pero no era él.

Si quieres salir de aquí algún día será mejor que pares.- Me dijo el extraño que me sujetaba, Johny Ramiro estaba en el suelo inconsciente a sus pies. El hombre tenía su otra mano extendida para ayudarme a levantarme.

Ricky yacía en el suelo entre convulsiones en un creciente charco de sangre. Sobrevivirá, pensé, las cucarachas nunca mueren...

Tiré el punzón lejos, y acepté su ayuda, levantándome, no sin cierto esfuerzo - ¿me avisaste tu?.- pregunté.

- No me pareció una pelea justa.- Contestó amablemente. Reconocí al tipo, le había visto por el patio deambulando solo, había oído cosas sobre él, cosas sorprendentes.

Todd Snow, muchas gracias.- Me presenté extendiendo mi mano a modo de saludo, un gesto que duele como el infierno cuando te han vapuleado a base de bien el hígado.

- Hoban Qing.- contestó sonriente estrechándome la mano.

 

Los guardas se aproximaban corriendo y gritando con sus porras alzadas.

A buenas horas.- Dijimos los dos a la vez mientras levantábamos las manos...
 

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23/12/2013, 15:38
"Bazooka" Wilson Kuwayan

Un poco de tomate, bien troceado. Sal… mmm… ¡Qué bueno! Bazooka se chupó el dedo impregnado en la salsa que estaba preparando mientras echaba un vistazo a la otra sartén donde se freía el pollo fileteado y las habas con tocino de cerdo. Todo mientras resoplaba y apartaba de un empellón a Todd que se estaba comiendo las zanahorias. Con la mano izquierda quitó los platos de la mano de la señora Shue, con un poco más de delicadeza.

- No se preocupe, m'am. Yo me encargo de dar el pienso a los muchachos. - dijo sonriendo nervioso y evitando cruzar la mirada con la rubia. Al fin y al cabo había pasado unas cuantas semanas pensando en el trasero de aquella mujer y mirándolo de reojo, así que siempre se sentía turbado por miedo a que ella se diese cuenta de algo. La empujó con suavidad intentando reconfortarla - En la guerra no se aprende nada, señora. Fue mí abuela quien me enseñó a hacer buena comida sureña, como en la Tierra-que-fue. Siéntese, allí al lado de Randall. Está un poco loco y viste demasiado ajustado para mi gusto pero ya sabe que es más de números que de acciones.

Echó media docena de huevos frescos sobre otra sartén llena de mantequilla con bastante habilidad y lanzó los platos a Todd por el aire para que los colocase.

- ¡Haz algo por una vez en tu vida! - luego cogió una cacerola y la chocó con fuerza contra otra, gritando - ¡A comer! ¡Salid de mi puta cocina de una vez y dejarme terminar la comida! ¡A comer! ¡Sentaditos todos en la mesa! ¡Capitán!¡Gideon!¡Doctor! ¡Vamos!

Cuando el capitán apareció dándole una colleja a Todd, Bazooka río con ganas. Esperaría a que llegasen el resto de aquella pequeña familia de "corvinos" para servir el plato humeante.

Había sido toda una suerte parar en Hera. Él y el capi habían ido al mercado local y aquello ayudaría a tener el estómago en condiciones de la tripulación, sin tantos polvos y pastillas proteínicas. Todo a la vieja usanza, tal y como ponía el libro. Su pequeño libro de bolsillo. Acarició sus viejas portadas de piel gastada a través del bolsillo de su pantalón gastado. Aún recordaba cómo había podido pagarlo gracias a la ayuda del a-veces-tan-estirado Gideon Wool…

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El cubo de agua en la cara le sacó de su ensimismamiento. Estaba helada y Bazooka tuvo que sacudirse para despejar. La cara le dolía horrores y sangraba por la nariz. Con la mirada enrojecida miró a su alrededor, situándose de nuevo.

La gente se golpeaba mientras chillaba y mostraba sus créditos a los tipos que llevaban las apuestas. Algunas mesas cercanas gritaban su nombre o la de su oponente, que se bamboleaba de pierna a pierna dispuesta a seguir el combate. La mujer le había golpeado varias veces en los riñones y aunque Bazooka había replicado los puñetazos apenas la había hecho tambalearse.

- bā, qi, liu… - el tabernero del Rio Amarillo, un asiático pequeño y tuerto hacía las veces de árbitro.

Wilson se levantó como pudo. La recompensa por pelear era jugosa, pero podía dejarse las pelotas en aquel combate. No le gustaba nada pelear contra mujeres, pero era lo que había disponible. No había sido un buen mes y su salario reparando tostadoras en Georgia no le daba para más. Se levantó y gritó enseñando los dientes, levantando el puño y lanzándose en carrera contra la luchadora.

La patada en la boca retumbó en su cabeza. ¿Patadas? ¿Por qué no le habían dicho que estaban permitidas? Con su propia inercia y con el sabor de la sangre en la boca Bazooka cayó hacia atrás con fuerza, derribando a varios espectadores junto a sus mesas y sus bebidas.

Apoyándose en una de las mesas de madera intentó levantarse, derribándola sobre su inquilino, incluyendo las botellas, los vasos de la mesa y un plato con alitas de pollo en salsa de mostaza. El tipo, un caballero con ropas elegantes pero barba desaliñada maldijo al ver cómo el whisky se derramaba sobre sus pantalones:

- Maldita sea.- bajo su sombrero de ala ancha el hombre murmuró algo mientras se tocaba la pierna izquierda con nerviosismo, apartándose de la bebida que goteaba de la mesa. Con una mirada de determinación y una media sonrisa en la cara empujó con la bota a Bazooka y le dijo:

- Espero que pierdas esta pelea, negro. De ello dependerá que podamos ser amigos.

Desconcertado, Wilson se levantó como pudo y volvió al improvisado ring, golpeando la espalda de la mujer que hacía aspavientos jaleando al público. Cuando esta se giró y puso sus muslos alrededor de la cabeza del púgil negro Bazooka solo escuchó cómo coreaban el nombre de la mujer oriental y su golpe al caer al suelo de espaldas. Luego quedó inconsciente, perdiéndose en las sombras de su pasado.

….

Un nuevo cubo de agua le despertó minutos después. Estaba en el callejón trasero del Río Amarillo, entre la basura y los restos de una vieja máquina de hologramas estropeada. Yiang-Li, su jefe, el asiático que arbitraba la pelea, sostenía el cubo de agua vacío y cara de pocos amigos:

- Tú decilme sabel peleal. No ganal mujer.Tú peldel. Hacelme peldel dinero a mi. ¡Mucho! No más cocinar aquí, Basoka. Despedido.再见 - le chilló en un inglés muy rudimentario, tirándole un hatillo con sus cosas. Luego se metió en el tugurio de nuevo.

Mierda. A Wilson a veces le perdía su confianza en sí mismo. Dos semanas cocinando allí y ahora se iba todo a tomar por el saco. No debería haberse ofrecido como animador para ganarse unos créditos extra. Intentó levantarse pero la cabeza le dolía horrores. Escuchó ruidos en el callejón y pensó que era hora de levantarse. No era buena idea andar por aquellos callejones por la noche. La luz de una nave volando bajo iluminó los andares  de un tipo con gabardina y sombrero que se acercaba hacia él. Bazooka no pudo levantarse.

Desde el suelo vio la cara del tipo al que le había manchado las ropas durante la pelea en el bar. Su rostro sonreía mientras mascaba una de sus alitas de pollo. Rascándose una ceja sonrío y le tiró un par de billetes de créditos sobre el pecho:

- Tu parte, Bazooka Wilson. Tienes suerte que haya apostado porque perdías, grandullón. - Wilson abrió los ojos, con dolor, sorprendido. Era bastante más que su salario semanal. - ¡Ah! He descontado la parte de la lavandería. Tendré que llevarlo a un buen sitio ¿conoces alguno por aquí? Da igual...- dijo moviendo la mano en un ademán.

Luego agachándose al lado de Bazooka le habló en voz más baja, limpiándose los restos del pollo de la boca:

- No se que mierda de condimentos le echas a estas alas de pollo, amigo… pero están condenadamente buenas. Oye, mi capitán me ha dicho que busque alguien que se encargue de la cocina del Cuervo y bueno, veo que tu estás libre. - dijo mirando hacia la puerta trasera del Río Amarillo.- ¿Sabes hacer algo más? 

Bazooka intentó hablar, pero antes tuvo que escupir restos de sangre seca:

- Claro. Me gustan las máquinas.

El hombre del sombrero sonrío y dijo:

- ¡Bien! Eso tendrás que contárselo al capitán Hing mañana. Busca al "Cuervo", en el muelle ocho… y ponte algo de ropa antes de venir.

Luego se levantó y se fue por el callejón, para girarse antes de desaparecer en la sucia nube de polvo de la calle principal y decir:

- Por cierto, me llamo Gideon. Gideon Wool. Zàijiàn, Bazooka.

Wilson se levantó como pudo, cogiendo los billetes y comprobando que fuesen de verdad. Luego, renqueante cogió su hatillo y se dirigió a la chabola en la que vivía. Mañana por la mañana tendría que pasar por el mercadillo a comprarse algo de ropa nueva y algún viejo libro de cocina más en el rastro. Quizá sus alitas de pollo y su arroz con tabasco no fuesen suficientes para convencer al capitán…

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23/12/2013, 16:39
Hoban Qing

Tras robar un pequeño panecillo, Hoban salió de la habitación. Apoyando la espalda contra uno de los laterales del pasillo. Por fin habian conseguido terminar una misión en condiciones, aunque hubiese sido un mero transporte de reses. El olor que desprendía ahora la bodega era mucho más fácil de respirar con los bolsillos llenos.

Tercera tripulación. Había perdido a muchos hombres, pero no estaban muertos. Hacía tiempo que no hablaba con Jade, Bane y los demás. Esperaba que les fuera bien. De fondo se escuchaba la voz de Randall:

- ...Pero en este universo o escondes tan nobles sentimientos o alguien puede aprovecharse de ellos, se confunden con debilidad cuando no lo son,…

Maldito papanatas. Un techno-geek. Un adicto a la marihuana. Lo que Bane llamaría un "Jodido Loco". Cerró los ojos, acordándose de lo que había pasado tan sólo unas semanas atrás.

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Una gota de sudor caía por la frente de Randall. Agarrado a un datapad intentaba como loco abrir la maldita puerta.

- ¡Gorram! Maldita sea, lunático. ¿Quieres abrir la puerta de una puñetera vez? - Agarrado a su revólver, Todd parecía estar al borde de un ataque de nervios. Los agentes se les estaban echando encima y si no conseguían salir de alli rapido, volverían a prisión mucho antes de que aquella cama (si es que se le podía llamar así) terminara de enfriarse.

- ¡Ya lo estoy intentando! - se paró en seco - Si crees que es tan fácil... hazlo tu, yúbèn de. - se giró hacia el hombretón, cruzándose de brazos indignado. - Capitan, yo no puedo trabajar con esta presión.

Hoban también tenia algo de idea sobre mecanismos y aperturas de puertas, pero no sabía tanto como Randall. El hecho de que no tuviera un graduado en ingeniería, no significaba nada. Nunca había visto a nadie resolver problemas informáticos con la velocidad de aquel chaval.

 - Randall, te diría que te tomaras un respiro, pero si no abres esa puerta en menos de un minuto, seguramente no tendremos más respiros que tomarnos. Hay que abrirla, y tiene que ser rápido. ¿Podrás hacerlo? No espero menos del mejor - Las continuas miradas hacia atrás, daban a entender que Hoban no estaba precisamente tranquilo, pero tenía que ganarle un respiro.

- Si, capi... si lo estoy intentando - tecleó de nuevo con velocidad - La transmisión de las cargas electromagnéticas del cerrojo deberían de bloquearse a través del sistema central de seguridad, pero dado que se trata de un sistema APM con tecnología anterior al RPC-43-B, me resulta complicado saltarme el primer hielo y transmitir la petición al centro neurálgico de receptor XY43... - el hombre seguía hablando en voz alta y diciendo cosas que eran peores que el mandarín antiguo. El primer disparo surgió del revolver de Todd.

- Ya están aqui. Maldita sea.

- ¡Lo tengo! ¡Lo tengo! - accionó un botón y miró la puerta con cara alegre. Sonó un sonido en la puerta. No se abrió. Randall miró de nuevo el data-pad. - No puede ser. No puede ser.

- ¿Ahora que? - Todd soltó un nuevo grito seguido de un nuevo proyectil.

Hoban disparó a una rejilla. Había que buscar el plan C. Y tenian que improvisar. - ¡Todos, a través de la rejilla! Yo os cubro. - Todd fue el primero en meterse por el agujero. Quién diría que deseaba salir de alli. Randall... - ¡Randall!

Randall seguía tecleando. - Solo necesito un segundo más, capitan. *Click* *Click* - 3... xy43, 38B, 0110110110... 01000111... y si... claro... ¡YA! - Esta vez sí, la puerta se abrió, muy lentamente. - Le dije, capi, que podría hacerlo. Al otro lado, un pasillo enorme se abria, en medio del mismo, 10 hombres de seguridad les apuntaban con rifles de asalto. Hoban efectuó dos rápidos disparos mientras agarraba a Randall por la camisa tirando hacia atrás y metiendole en la rejilla. Uno de los hombres de seguridad cayó al suelo con un agujero en el pecho. Devolvieron el fuego, muchas balas. Hoban se lanzó por detrás de Randall, con la cabeza por delante, sin saber bien donde caería ni hacia donde irian. Una de las balas le alcanzó en la pierna. Un grito ahogado se perdió en la oscuridad mientras caía por el conducto de ventilación.

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Maldito chalao,... Jodido Loco - pensaba con una amplia sonrisa en la cara.

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23/12/2013, 18:17
Todd Snow

- ¡¡Por fin!!, un minuto más y me comía a alguien.- dijo Todd echando a la mujer una mirada algo inquietante. 

La verdad es que estaba bien comer algo de verdad de vez en cuando, cocinado y caliente. Con un poco de suerte podría repetir. Snow era de la creencia que uno nunca sabía cuando podría comer de nuevo, así que, hay que hacerlo siempre como si fuera la última vez. A su lado Randall esperaba ansioso también. Tendría competencia, con lo delgaducho que estaba...

La verdad es que el chico era una sorpresa constante, tan joven y sabía cosas que a el le sonaban a ciencia ficción, y pese a lo delgado y poca cosa que era, no se movía mal cuando la situación lo requería...

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¡¡TOCK!!

El cuchillo vibró con fuerza al clavarse en la viga de madera otra vez. Los hombres armados que custodiaban el porche estaban visiblemente nerviosos. Todd sonreía. Se levantó por enésima vez del taburete, y andando pasimoniosamente recorrió la distancia entre éste y la viga. - Como falles con ese trasto alguna vez, te coso a balazos.- Dijo uno de los tipos del porche. Snow lo miró de arriba a abajo, mientras desclavaba el cuchillo. - Pfff!.- se mofó. Y luego se giró dándole la espalda, para volver a sentarse en el taburete.

¡¡TOCK!!

El calor era abrasador, Todd se remojó el cuello con un cubo de agua que había colocado estratégicamente junto al taburete. En ese momento se abrió la puerta y salio Randall, ¡al fin!, pensó Snow. El chico bajó los escalones con pequeños saltitos y con una expresión de felicidad en el rostro.
Venga, está hecho, yo conduzco.- dijo, enseñándole a Todd, un extraño dispositivo.
- ¡Cai bu shi!. Llevo aquí al sol casi una hora, ¿que demonios hacías? - protesto, colocándose junto al vehículo en el lado del conductor. Mientras miraba intrigado el aparato que le mostraba Randall.
El joven, dio un rápido brinco metiéndose dentro del vehículo por el otro lado, para luego, ya dentro, moverse y colocarse en el sitio del conductor. - Asegurándome de que no nos daban gato por liebre, y transfiriendo los créditos. Esas cosas no se pueden hacer así, a la ligera.
-¡Ta ma de!.- Protestó Snow, mientras contemplaba como el chico sonriente se ponía los cinturones de seguridad . -Y que huevos es eso? ¿se supone que debo saberlo?,- añadió, señalando con un gesto de la cabeza el dispositivo que Randall se metía ahora en el bolsillo. 
Es lo que hemos venido a buscar, cabeza hueca. - Bromeó, mientras buscaba algo en la guantera y en el salpicadero, sin percatarse de la mirada asesina de Todd, que ahora se movía hacia el otro lado del vehículo, para sentarse en el lado del copiloto. Se abrochó los cinturones. - Espero que valga lo que pagamos.- dijo, mientras contemplaba como Randall seguía rebuscando algo por el suelo bajo sus pies.
El chico se detuvo unos instantes y en voz baja le susurró a Todd - bueno, teniendo en cuenta que la operación se ha hecho de manera electrónica, igual nos ha salido más barato de lo esperado ... - 

Tras unos segundos necesarios para procesar lo que acababa de oir, Snow abrió mucho los ojos - ¿Que coño has hecho Shepard?.- luego usando el retrovisor vio como se abría la puerta del local, dando paso a un tipo claramente enfadado que buscaba a alguien.
Vale, me rindo. ¿Donde están las llaves?. - Pregunto Randall finalmente mirando a su compañero.
Snow sonrió, y levanto su mano, mostrando un juego de llaves, que Randall le arrebató en un rápido gesto, para a continuación arrancar el vehículo.

El tipo enfurecido, señaló hacia donde estaban ellos, gritando ordenes a los matones armados.
- ¡¡Qing wa cao de liu mang!!.- Maldijo el joven, mientras los motores rugían, su sonido ahogó la risa de Snow, y el polvo levantado les sirvió de cobertura cuando las balas comenzaron a silbar...
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... el recuerdo levanto media sonrisa en su feo rostro. Y además, pensó, siempre tenía buena mierda para compartir...

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24/12/2013, 15:45
Randall Shepard

Aquello olía de muerte, y más a Randall que, desde el desayuno, lo único que había hecho era fumarse unos petillas al lado de la recicladora de aire mientras pensaba en una forma de coger a la esas zorras llamadas física quántica y teoría de la relatividad y hacer que dejaran de pelearse desnudas en el barro y se reconciliasen. No era una tarea fácil ni de un solo día pero durante los viajes tenia tiempo de sobra para enfrentarse a este puzzle cósmico...

Randall estaba seguro de que sus descubrimientos más importantes nacerián en este lugar. Esta nave era especial, la llamaban cuervo, pero para la mente de Randall tenia otro nombre antiguo, matemático y sagrado...

Cortinilla de barras

Un joven Randall de 18 años para su moto delante de la nave. Una firefly negra, preciosa. ¿Qué hacia esa joya en una plaza de espera en tierra? Era como una ballena varada en la costa. Una lástima. Otra moto se detiene a su lado.

–Esa no es la que buscamos- le dice su ocupante. No hace falta decir más, en esas palabras se esconde un “mueve el culo o te lo pateo, hemos venido a hacer un trabajo” Randall arranca de nuevo, recordando un dato: pista 161. El aire anuncia tormenta, le sopla en el pelo. Si llevase menos gomina quizá hasta le despeinaría. La noche es joven, tienen pasta para gastar, aun más cuando termine el trabajo, y Dalia, su novia, está muy cariñosa últimamente. A su derecha las distintas naves confiscadas van pasando mientras conduce.

La Galileo es un vulgar carguero moderno. Empieza la fiesta. Hasta ahora podían decir que no sabían que ese “parking” era una propiedad del gobierno y hacerse los locos sobre como entraron en el recinto, pero si les pillaban dentro de la nave confiscada la cosa seria peor… El trabajo sencillo: mientras Douglas vigila con prismáticos que nadie se acerque, Randall se colara en la Galileo, formateara el ordenador central y lo cargara con datos falsos, un falso historial: archivos creados guardados y borrados, hasta trozos de archivos borrados recuperables (para que mañana los peritos los encuentren y los recompongan para encontrase solo con trivialidades) Se acabaron las pruebas de la acusación contra alguien y ese alguien le pagaría pasta a su jefe y una buena parte caerá en sus manos.

***

Al amanecer un Randall desquiciado por no dormir desde hace varios días, la adrenalina del asalto y el pirateo, la tensión de que durante unos días no sabrá si sus tretas han engañado  a los peritos, horas bebiendo en discotecas, dos discusiones y tres reconciliaciones con Dalia y una llamada de la secretaria de su madre a las 6 de la mañana para recordarle que se tiene que tomar la pastilla (puto carbonato de litio) se desploma sobre la silla delante de su terminal.  Aburrido y sin saber qué hacer, tras descubrir delante de su holopizarra que su solución para uno de los problemas matemáticos por cuya respuesta la universidad ofrece un millón de créditos no funciona, se cuela a cotillear en la base de datos del depósito de naves confiscadas.

Pista 161 Expediente 8033... Ey, eres Fi, nena. (Piensa para sí). Vaya, parece que te vas a quedar en tierra hasta que tu dueño el tal Hoban salga de la cárcel…  (No mira los datos sobre el capitán o el caso, eso no está en la base de datos del depósito de naves) Te han reservado plaza por 18 meses.

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24/12/2013, 16:04
Randall Shepard

Por supuesto no había logrado nada, productivo al menos, ninguna de sus hipótesis matemáticamente brillantes sobrevivía a un conflicto con la realidad. No paró hasta sentir una gota de sangre en su camiseta. horrorizado miró al techo en busca de la fuente y solo al no ver nada se le ocurrió pasarse el dedo por la nariz. Ufff... Randall no tenia nada en contra de la sangre, pero le gustaba que la suya estuviera correteando por sus venas y no secándose en su camiseta. Por suerte el goteo termino pronto y no hubo necesidad de buscar al doctor. El doctor Rick... otro personaje de esta estrambótica familia...

Cortinilla de desplazamiento a arriba a la izquierda

Randall contempla el vaho de su respiración. La banda era ya casi un mito. Cada cual tiraba solo para sus intereses, ya no había lealtad, solo miseria y deserciones. Desde que este planeta pasó de ser seguro a ser una jungla, el crimen estaba imposible. Si, para el pequeño empresario era duro vivir aquí, ¿pero para las pequeñas bandas? La competencia era cada vez más dura. Y aquí estábamos, un ladrón robando a otro ladrón…

Rick contempla desde el tejado el edificio, son muchos y variopintos los motivos que le llevan a estar aquí esta noche, de nuevo en las alturas, y esta vez sin tenderetes con toldo. Espera que no haga falta lanzarse al vacío en plan camicace. Con un salto ágil pasaría a la terraza de al lado… aunque más que ágil es tembloroso, le sudan las manos y le tiembla el pulso… su mente va a decirle los nombres técnicos de los síntomas y sus causas, pero manda a la mierda a la parte de su cerebro que se doctoro en medicina.  El local, una farmacia como otra cualquiera, está dirigida por una chiflada, una mujer de la que se sabe que vende medicinas robadas a  proyectos de caridad por su hermano, un matón vigorexico no menos chiflado.

Joder que puto mono, que miseria,  Randall se detiene unos segundos mientras la vista se le difumina. Si al menos no le doliera la cabeza. Finalmente se lanza y cruza la calle hasta la fachada oeste del edificio.

Un salto más y caerá, más o menos silencioso, en la terrazucha del patio de luces, solo tendrá que entrar por la ventana de la fachada este. Hora de ponerse los guantes. Rick conoce todo esto porque su actual anfitriona y ligue, que ahora mismo está trabajando, vive en el edificio de enfrente. Esos dos chiflados siempre discuten porque ella no le deja fumar en la trastienda y lo manda a la ventana del despacho. Y hoy eso les va a jugar una mala pasada porque a mole-man se le olvidó cerrar la ventana.

Randall llega hasta la puerta, hora de ponerse los guantes. Introduce en la ranura una tarjeta de la que salen unos cables hasta un pequeño terminal, vamos… vamos… dime la contraseña 8… joder rápido… 0… finalmente los cuatro dígitos aparecen en la pantalla: 8033, un numero que le suena de algo, pero ahora no tiene tiempo para matemáticas, es la hora de la química. Randall  respira tranquilo cuando la puerta se cierra tras de sí.

Rick esta en cuclillas ante unos estantes. No veía tal cantidad de medicamentos juntos desde hacia tiempo, algo preocupante dado su presunto oficio. El solo ha venido a por unos pocos parientes químicos del opio, sabe a quién y cómo venderlos para pagar gran parte de sus deudas. Quizá se quede también unas muestras para sí... De repente la puerta se abre. Apenas tiene tiempo de apagar su linterna y esconderse un poco cuando un tío entra y enciende su linterna.

Menudo almacén, y todo esto le sale gratis a esa zorra. Piensa Randall mientras pasea la linterna por los estantes buscando los psicoactivos que el necesita

El puto tío avanza despacio, alumbrando al detalle como si contara las existencias. Joder quizá haya activado una alarma. Rápidamente Rick piensa su plan: aventar algo a una esquina, saltar a nockear a su agresor y antes de que se recupere, correr hacia la salida.

Mmm por fin el estante de los antidepresivos, piensa Randall mientras alumbra una colección de frascos. Un ruido en la esquina le hace girar la cabeza cuando siente un fuerte impacto que lo derriba al suelo, su agresor se levanta y echa a correr, pero eso no va a pasar… “No pedirás refuerzos” piensa mientras lo agarra del tobillo para derribarlo.

Unos minutos después, que se cobraran unos moratones, ambos caen en la cuenta: el otro también lleva guantes y linterna.

-Vienes a robar a la chiflada ¿no?

-A lo mismo que tú parece.

-Joder que puta casualidad ¿por dónde has entrado?

-Por la ventana, se la dejaron abierta.

-¿Una alarma de cifrado triple en la puerta y la ventana abierta?

-Hablamos fuera. Ahora asegúrate de que no has sangrado en ningún sitio ni tocado nada sin guantes.

El trabajo fluye en armonía. Randall abre la caja registradora mientras Rick rompe varios frascos en el suelo por donde han peleado, por si han dejado alguna prueba. Es imposible que esta tía pueda hacer un análisis de ADN o que vaya a denunciar que le han robado mercancía robada, pero nunca se sabe. Finalmente vuelven a coincidir con sus sacos de saqueo ante los estantes. Cada uno coge lo suyo…

Notas de juego

¿Se irá cada uno por su lado y un año después se reencontraran en el cuervo? ¿Se fundirán su nuevo dinero en una noche de juerga? ¿Se harán amigos y será uno de ellos quien le hable al otro sobre el cuervo?...

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24/12/2013, 16:47
Randall Shepard

Así que tras ser apuñalado por la física teórica hasta sangrar, se paso a las matemáticas (Uno de los problemas irresolubles del millón de créditos) que le mantuvo entretenido, hasta que llego la hora de comer. Y así fue como llego a la sala común, se desplomo en la silla, la viuda se escandalizo de su fondo de pantalla, lo que solo provoco que fuera más acosada.

Randall trato de explicárselo: coge todo tu mundo emotivo y guárdatelo dentro, y por fuera finge ser emocionalmente estable y estar cuerdo (si, está proyectando). Pero parece que la mujer se resiste, lo cual la hace encantadora pero le garantiza muchas dificultades y atropellos en su futuro.

Hay bromas para acosar a la mujer, eructos, collejas y ahora el capitán sonríe pensativo.

Mientras el capita piensa cariñosamente que Randall es un "Maldito chalao,... Jodido Loco" Randall, a su vez. recuerda como conoció al capitán.

Venga va, esta vez si: fundido en negro

El astropuerto, naves saliendo  y llegando con sus mercancías y pasajeros. Un lugar de cambio e intercambio. Por primera vez en tres meses presenta de nuevo un aspecto digno, o más correctamente ha dejado de abandonarse. Quiero salir de este puto planeta, piensa, ya lo decía esa canción: Todo los planetas están tocados por el hombre y por tanto corruptos. Solo el vacio y las estrellas permanecen puros. El espacio es el último bastión de pureza.

Esa nave negra… ¿será la misma? Joder… una ola de recuerdos le invaden: aquella moto, aquella chica, Dalia, Douglas y sus prismáticos,… Randall sonríe  recordando algunos días especiales cuando la banda era un equipo. Cuando una niña le sonríe él le dedica una amplia sonrisa y le suelta “bienvenida a la mejor luna del sistema” mientras su madre tira de ella alejándola de ese desconocido que va riéndose solo.

Después, apenas tres minutos, vienen los recuerdos tristes, patea una columna de hormigón al rememorar la sangre saliendo del cuerpo de Randall, el calor en sus manos mientras intenta taponar la herida con la ropa, los disparos. La gran bronca entre los que sobrevivieron al ataque, Dalia dejando el grupo para siempre junto con otros más… Joder, no voy a llorar en público. Se mete en un local y se encierra en el baño se echa a llorar a temblar. La vida pierde sentido. Se arrepiente de de haber dejado su  casa, ahora podría volver y estar solo y tranquilo. Pero no, tenía que haberle dado por irse a buscar aventuras ¿para qué?... nada tiene una puta mierda de sentido. ¿Y si acabase con esta tontería ya? así mis padres podrían tirarme ya por el retrete, o hacerme un funeral bonito si les sobra tiempo, y seguir convirtiendo al bobo de mi hermano en una piraña empresarial. Finalmente se toma un antidepresivo y come en ese tugurio para recuperar el aspecto decente. 

Se acerca a la nave, pronto se encuentra con el capitán. Señor, me llamo Randall y tengo que salir de esta luna, no puedo pagar peaje pero se algo de mecánica y le garantizo que no encontrara mejor ingeniero técnico en este planeta, si no le importa que no tenga titulo.

Cuando le hace las preguntas pertinentes sobre de que huyes, a donde vas, que buscas,… incapaz de pensar una historia típica simplemente dice la verdad: necesito belleza y ya solo queda en las estrellas. Curiosamente esa respuesta le gano el puesto (o quizá algo que el capitán vio en él)

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24/12/2013, 16:58
Randall Shepard

-Me temo, amigo bazooka, que no vas a lograr que esa pareja acuda golpeando dos cazuelas entre si...

Randall se levanta y se acerca a un comunicador interno usando la función de megafonía:

-Doctor Rick, acuda a cocina... Doctor Rick a cocina.

Tras una pequeña pausa e imitando una voz de señorita:

-Los delegados de la nobleza pueden acudir al "lunch" (pronuncia está palabra con especial retintín) en el salón principal...

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24/12/2013, 17:44
Drew Hawthorne

El otro pasajero llega apresuradamente al comedor.

- ¡Perdonen el retraso! - dice haciendo un gesto de disculpa con la mano. - Estaba en la enfermería charlando con el doctor Highwarden y no nos dimos cuenta de la hora de la comida.

Con movimientos tranquilos se dirige al asiento que Hoban le asignó desde el primer momento. Al contrario que el de la viuda Shue, su pasaje sí le daba derecho a manutención durante el viaje, aunque es suficientemente reservado como para ocultar los motivos del mismo. Parece un tipo distraído, aunque su interés por la medicina es bastante evidente, lo que hace que pase bastante tiempo en la enfermería con Richard, aunque de vez en cuando le desespera colocando los bisturíes meticulosamente y en orden riguroso de tamaño. Por algún motivo, también parece llevarse bien con Gideon, aunque suele ser muy elusivo sobre su pasado en la guerra.

- Huele delicioso, señor Wilson - le dice a Bazooka mientras se sienta en la mesa. Sin embargo, en vez de probar la comida, saca una pequeña petaca de su chaqueta y le da un trago, guardándola nuevamente sin decir nada al respecto.

Notas de juego

Faltan por aparecer Gideon y Richard. A ver si cogen el gancho y empezamos de verdad.

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25/12/2013, 13:02
Gideon Artemidoros Wool

Gideo Artemidoros Wool salió al fin de su habitación. Se había levantado hacía más de una hora, pero le había costado media decidir si se afeitaba o no. Todas las mañanas igual. De entre las muchas decisiones que había tenido que tomar para cambiar drásticamente de vida, mantener aquella barba enmarañada era la que más le costaba.

Había muchas razones. Su rostro tajado por la guerra, lleno de cicatrices desordenadas, era un buen reclamo para quienes le conocieran de entonces. Sin embargo, su rostro cubierto de una hirsuta capa de pelo rubio, por más que utilizara un sombrero para taparla, también era memorable entre los de los bajos fondos. Al final, todo consistía en decidir por quién quería ser recordado... por cómo quería ser recordado.

Salió al pasillo, tragando saliva por los nervios. No dejó de pensar durante todo el trayecto en que la dirección que dejaba a su espalda llevaba al puente, a esa inmensa ventana que se abría al espacio. El olor suave y apetitoso de la comida le sacó del mal recuerdo, pero volvió a él cuando imaginó a su cocinero, Bazooka Wilson, entre los fogones.

--------------- Unos días antes----------------

-¿Qué quieres decir "impacto"?

-Pues eso, hombre - respondió el maquinista, mientras echaba vistazos profesionales y poco convencidos a los indicadores -, que nos hemos dado contra algo y la cámara de despresurización se ha despresurizado.

Gideo parpadeó.

-Bueno, ¿y no es para eso para lo que sirve? No me engañes con palabras torcidas, tú. 

-Argh - se quejó Bazooka -. No seas tan cabezota, por Dios. La puerta del exterior no se abre. Se habrá desincronizado y eso se arregla fácilmente desde el interior. Es un juego de niños.

-¿Los niños juegan con trajes de vacío? ¿Y los demás, por qué no lo hace el capitán?

-El capitán está gobernando el cuervo como puede y todos los demás están asegurándose de que no haya nada más de qué preocuparse. Aquí todos hacemos nuestro trabajo, menos tú, que no tienes ninguno. ¡Deja ya de estirarte tanto y ponte el maldito traje!

-¡No pienso salir al exterior!

-¡No vas a salir, joder. ¿Cómo tengo que explicártelo? Entras en la cámara, reseteas el temporizador y sales. Ya está.

Gideon se acercaba al traje que colgaba inerte a su lado, mirándolo como a una babosa enorme y hambrienta.

-Entonces, ¿por qué el traje? ¿Para qué cerrar la puerta del interior?

-Joder, blanco. Pura precaución, ¿de acuerdo? Eres el que tiene el cometido menos relacionado con el exterior de los que hay. En la ventanilla del exterior apenas se ve nada. Concéntrate en...

-¿Precaución? ¿Es que se va a abrir...?

-¡No, joder! Será...yo qué sé, una posibilidad entre diez millones. Hay un montón de sistemas de seguridad, tanto activos como pasivos, que lo impiden, pero...

-Que te den por culo, Wilson - gritó Gideon, ya desde el pasillo, agarrado a la barandilla de seguridad como si todo fuera a hacerse pedazos en ese momento.

------------------------De vuelta al presente ------------------

Bazooka fue el primero en ver entrar a Gideon al comedor. Ambos esbozaron una sonrisa fría, de respeto y a la vez, de cierta distancia.

-¿Qué, Gideon? ¿Ya estás dispuesto a hablarme de nuevo?

El aludido apartó la vista y emitió un gruñido parecido a un "sí". Se sentó en la mesa sin decir nada más que un lacónico "buenos días".

Notas de juego

Sí, lo sé, me falta poner tacos en chino. Los pondré cuando tenga algunos, que ahora, como imagináis, es hora de ponerse guapo y comer como una bestia sin alma.

Y sí, según Bazooka, al final el pobre Gideon entró en la cámara de despresurización y reseteó la mierda. Volvió aún más blanco de lo que ya era. Lo del vómito que hubo que limpiar luego...bueno, no estamos seguros de quién pudo ser...

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25/12/2013, 13:58
Richard Highwarden

Unos minutos después de que apareciese Drew, Rick entró por la puerta, terminando de ponerse una camiseta. Pero con la parsimonia suficiente como para que todos viesen el cuidado físico del que gustaba alardear. Cuando se la terminó de colocar, pasó la mirada por los presentes, a modo de excusa.

- Perdón, me estaba cambiando.

Y con un encojimiento de hombros y un pequeño saltito se plantó detrás de su silla. Se fijó en la mirada reprobatoria del capitán. Y tuvo al menos la decencia de hacer como que se sonrojaba y mirar a la señorita Shue.

- Mil disculpas, siempre se me olvida que tenemos invitados.

Mentira. La mujer llevaba suficiente tiempo con ellos como para que todos se hubiesen acostumbrado a su presencia. Pero a Rick le gustaba hacer algún numerito al menos una vez a la semana para demostrar su presencia. Sabía que al capitán no le hacía mucha gracia que acosase a las pasajeras. Así que se limitaba a exibir distintas dotes de vez en cuando, a la espera de que fuese ella la que se acercase. Hasta el momento, no había habido suerte. Pero eso no hacía que el doctor perdiese la esperanza.

Olisqueó el aire.

- Vaya, Wilson, ¿celebramos algo? Eso huele de maravilla.

Se reclinó sobre la silla para echar un vistazo alrededor, y suspiró hondo. Tenía hambre.

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El sudor corría por la frente de Rick. Se pasó la manga de la bata para secárselo. Aquello estaba siendo complicado. Era el quinto paciente que atendía en aquellas dos horas. Habían llegado todos a la vez, y él había tenido que decidir en qué orden atenderles. Había uno que se lo había puesto fácil. Se había desangrado allí mismo, antes de que tuviese tiempo siquiera para empezar con él. No sabía cómo acabaría aquello. Todos pertenecían a una misma banda de matones. De poca monta, sí. Pero no les iba a gustar que uno de los suyos hubiese muerto en su quirófano. Si a aquello se le podía llamar quirófano.

Era la trastienda de la herboristería del chino al que le había alquilado el catre donde dormía. Tenía un par de camillas, y había tenido que tirar unas mantas en el suelo para colocar al resto de los heridos. No entendía cómo un sólo hombre se había conseguido deshacer de aquellos seis tipos. Eran la clase de persona que no juega limpio. Les había visto entrar en peleas otras veces. Patadas en la entrepierna, armas escondidas, e incluso había visto a uno de ellos pedir clemencia sólo para ser una distracción mientras otros dos se acercaban por la espalda. Y al parecer un "llanero solitario" había dado una paliza a los seis. Y mandado a uno de ellos al otro barrio. Aunque por las heridas que tenían, no era la intención.

Aquellos cortes eran precisos, limpios. Dolorosos de pelotas, pero casi ninguno mortal. Se había divertido con ellos y luego les había dejado allí tirados. Por suerte alguien les había encontrado y les habían llevado a las manos del doctor Highwarden. Pero no erea raro, él era el mejor cirujano de aquella polvorienta ciudad. Estaba dando las últimas puntadas al corte más feo de aquel chico. Apenas debía superar la veintena, pero ya se creía todo un maleante. Si le viesen ahora llorando de dolor... porque la anestesia era cara. Y aunque le iban a pagar bien por los remiendos, no lo bastante bien como para costearla.

Terminó la última sutura y pegó un trago al whisky que tenía en la mesita auxiliar. Luego roció la herida con él. Rudimentario, y seguramente poco efectivo, pero era parte del teatrillo que había que hacer para ganarse la reputación de matasanos. Nadie quiere acabar en manos de un médico con pinta de estirado. A su tipo de clientela le gustaba más sentirse en manos de un tipo tan duro como ellos.

Salió a la parte delantera de la tienda, dejando atrás al grupo de quejumbrosos y parcheados matoncillos. Ahora no intimidarían ni a una niña. Allí le esperaba el jefe de la banda. Le interrogó con la mirada. Rick se pasó la lengua por los labios resecos.

- Uno no lo ha conseguido. Había perdido demasiada sangre antes de que me lo trajesen. Al resto, más les vale guardar cama un par de semanas si no quieren correr la misma suerte. Estaban bastante mal. En manos de otro cirujano menos experto...

Se encogió de hombros. Aquello también era parte del teatrillo. El darse importancia. El tipo dejó unas cuantas monedas encima del mostrador. Quitó un par, por el cadaver. Aquella era la norma no escrita. Luego entró en la trastienda dando un pequeño empujón al médico. Rick recogió las ganancias y subió a su habitación, en la primera planta. Allí, sentado en una silla, con las pesadas botas encima de la mesa le esperaba un hombre. Cuando vió entrar al doctor, sonrió. La mueca hacía tensarse las feas cicatrices de su cara, que acentuadas por una extravagantes patillas, daban un resultado bastante aterrador.

- Joder, Todd, te has cargado a uno.

El hombre se guardó el cuchillo con el que andaba jugando en una funda.

- Lo siento, me tocó mucho las pelotas.

Como si aquello fuese toda la explicación que hacía falta.

Rick puso encima de la mesa la bolsa con el dinero y lo dividió en dos montones. Empujó uno de ellos hacia su compañero.

- Tu parte. Y ahora, será mejor que salgamos de este planeta. Ya hemos tentado bastante a la suerte con este negocio. Y creo que te han visto entrar aquí arriba.

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No pudo evitarlo y se acabó levantando para buscar una de aquellas botellas de sucedáneo de alcohol. Él tenía alguna cosilla escondida para ocasiones especiales entre los medicamentos de su sala, pero en público siempre refunfuñaba para dejar claro que no le gustaba aquella prohibición de beber en la nave. Tenía la duda de si el capitán sabía lo que guardaba en su botiquín, pero aquel acuerdo tácito parecía funcionar bien por el momento. Así que se cuidaba muy mucho de que nadie se enterase de su alijo personal.

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26/12/2013, 10:06
Todd Snow

Al ver a Gideon, Todd dibujó una sonrisa maliciosa en su rostro, miro con complicidad a Wilson, y se lanzó a ello. - ¿Oye Wilson ¿cómo va la reparación del panel de aislamiento atmosférico del interfaz del inversor de soporte vital?.- Lo dijo en voz suficientemente alta como para que Gideon que acababa de pasar a su lado lo oyera perfectamente.

Wilson alzó una ceja extrañado mirando a Todd, y al seguir su mirada entendió de que iba el asunto, y así con una media sonrisa añadió, - estamos en ello, no te preocupes.

- No, si no me preocupo, se que estamos en las mejores manos.- Terminó echándose hacia atrás, entrelazando sus manos por detrás de su cabeza, y observando la reacción de Gideon...

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La temperatura en los jardines de la mansión era excelente, el calor ambiental estaba atenuado por la sombra de los árboles y el agua de las fuentes. La música sonaba levemente dando al entorno un ambiente bucólico.

-¿Y quien es ese Sha gua?.- Murmuró Snow a su compañero señalando a la nueva pareja que acababa de entrar en el jardín.
- Ese es el comisionado Spencer Forberst, - contestó Gideon ignorando el insulto, y apartando discretamente el dedo señalador de Snow. Luego, tras meditar unos instantes, reformuló su respuesta añadiendo - ... o para que lo entiendas, un pez gordo.-
- ¡Je! para gorda, la tía esa que lo acompaña, ¡menudo orco!
Gideon, se masajeó el puente de la nariz, ocultando así una leve sonrisa. - esa ... , pedazo de animal, es su hija, y heredera de toda su fortuna.
-¿Fortuna?.- dijo Snow, incorporándose levemente, y ajustándose el chaleco -¿mucha?.
-Si, bastante,- dijo Gideon sonriendo, pero sin perder la compostura.
Tras unos instantes de reflexión Snow volvió a apoyarse contra la columna -nah, paso.-

[...]

- ¿Y que dices que le pasaba a Qing? - Pregunto Gideon de nuevo.
- ufff, se encontraba fatal, se cagaba vivo, parecía un jodido elefante con diarrea en un desfile. Probablemente algo que comió.- El explícito comentario fue realizado en un tono quizás algo más alto de lo necesariamente apropiado, provocando que unas damas muy estiradas que se encontraban no demasiado lejos, se apartaran mirando de reojo a la extraña pareja.

Gideon Artemidoros Wool, vestía con sus mejores galas, limpio y perfumado. Su ropa perfectamente planchada se ajustaba como un guante a su atlético cuerpo, desde su metro noventa y pico de altura, era todo elegancia y compostura.

A su lado Todd Snow, que aunque alto, parecía un enano junto a él. Vestía con ropa que claramente no era suya, elegante y planchada también, pero quizás una o dos tallas por encima de lo adecuado. Además llevaba el pelo engominado y repeinado hacia un lado, dándole un aspecto bastante ridículo. Cosa que Gideon no mencionó.

-¿Por que lo preguntas? ¿Habrías preferido venir solo?- Preguntó Snow
- No. - Mintió.
- Qing siempre es precavido,- continuó Snow, - y sospecha de todo el mundo, no le gusta que andemos solos por ahí. Podría ser una trampa.- Acompaño la frase llevándose la mano a un costado y palmeando algo que debía llevar debajo de la chaqueta.
Gideon abrió mucho los ojos - ¿Te has traído un arma?¡¿Aquí?!
- Nunca se tienen demasiados cuchillos.- Dijo Snow con una sonrisa a modo de única explicación.
Gideon, sacó un pañuelo del bolsillo de su chaqueta para secarse el sudor de la frente.
- Además, a mi tampoco me gusta estar aquí con todos estos  Xi Niu,- continuó diciendo.- pero Richard está vigilando al capitán, obligándolo a mantenerse en cama, Wilson está ocupado reparando el derivador de gravedad. Y no querrías a Randall aquí, parecería tu acompañante, jejeje...

[...]

Hizo su aparición en el jardín una nueva pareja, que causó un revuelo contenido entre los allí presentes. Un hombre de mediana edad, elegantemente vestido, con el pelo cano largo atado en una larga coleta y una cuidada barba pulcramente recortada. Portaba una vara de mando, así como una banda azul y blanca cruzada sobre su pecho, muestra de su cargo sin duda.

Su pareja, una mujer espectacular, alta con el pelo rojo fuego, largo y rizado, atado en una larga trenza que caía sobre su espalda, cuyo ajustado vestido dejaba al aire permitiendo intuir su atlética figura. Por supuesto la mujer era mucho más joven que él y sus refinados modales la señalaban como su acompañante.

-Allí está nuestro contacto, vamos para allá y terminemos con esto.- dijo Gideon, colocando su pañuelo de manera correcta en su bolsillo.
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26/12/2013, 12:18
Todd Snow

Cuando Rick volvió con el brebaje, Todd alzó su taza de hojalata, dando a entender que quería su parte.

- ¡Yo quiero!, el piloto necesita su medicina.- luego miró al otro doctor, el tipo extraño que el capitán aceptó como pasajero, - si no puedo tomar de la suya, - le dijo directamente, señalando la petaca oculta en su chaqueta, - tendré que conformarme que la de nuestro médico.

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-¡Ouch! ¡ay! ¡ay!
-Basta ya, Ma tze, deja de quejarte, - dijo Rick, intentando cerrar los puntos en la espalda de su compañero. 
-¡Ta ma de! Un poco de anestesia no vendría mal, o wishky en su defecto.- dijo Snow, comprobando el cargador su su pistola. 
- ¡Ya! y material esterilizado, y un bisturí láser, e hilo  de Vicrylplast, y unas bonitas enfermeras que nos la estuvieran ...
-¡Vale, vale!, ¡ha quedado claro!.- Volvió a chequear el cargador.
-Tranquilo, - dijo Rick, terminando la última puntada - creo que no queda ninguno que pueda seguirnos.
- Joder, esa maldita rata de alcantarilla estaba ahí agazapada esperándome, alguien tuvo que darle el soplo.
- Te lo dije, se olían algo, ahora ya si, es hora de dejar esta luna. Es eso, o alguien nos hará dejar esta vida.
Todd meditó unos instantes.
- Conozco a un tipo. Tiene una nave. Me parece que la he visto en el puerto. Podemos probar suerte, es buena gente, no como nosotros.

¡¡BLAM!!

En ese momento la puerta se abrió de golpe y dos tipos armados con rifles entraron en la habitación a balazo limpio. 
Todd y Ricky rodaron tras los muebles, evitando milagrosamente ser alcanzados. Arrastrándose por el suelo consiguieron llegar al sucio cuarto de baño, donde se agazaparon tras la puerta.
- ¡Maldito matasanos! ¡nadie roba a los Mayans!- Gritaron los matones
Todd y Rick realizaron unos disparos disuasorios desde el baño que hicieron a los no invitados ocultarse de nuevo en el pasillo. 

- ¡Snow! .- susurró Highwarden. - ¡No me quedan balas!

- ¡Eh! ¡Tu! ¡Niu fen!.- uno de los matones tenía ganas de hablar - ¡no tenemos nada contra ti! ¡Sólo queremos al medicucho! ¡Si nos lo entregas no te pasará nada!

Snow sacó su recortada mirando a Richard, que palideció visiblemente.

- El cuervo, - susurró, - así se llama la nave, es fácil de reconocer, una Firefly negra, háblale al capitán de mi, y no tendrás problemas.- Luego señaló con la cabeza la ventana en el cuarto principal, para a continuación salir del baño y efectuar varios disparos con la recortada hacia el pasillo. Sendas partes de la pared y del marco de la puerta volaron por lo aires. La sangre, y los gritos, se entremezclaban con el humo, los restos de yeso y madera, y el olor a pólvora. Desde el pasillo alguien comenzó a disparar también profiriendo insultos, desatándose un infierno en la sala.

Detrás de Snow, Richard Highwarden atravesó el dormitorio para llegar a la ventana y saltar por ella... afortunadamente era una primera planta...
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Notas de juego

Bueno, y con esto he terminado con todos. Bueno, falta Bane, pero parece que no lo conocemos todavía ¿no? Espero que os haya gustado.