Partida Rol por web

Llegas a las puertas del banco. Es un banco medianamente grande, y a través de los cristales llenos de publicidad puedes ver un bullicio de gente averiguando sus problemas, ya que la mayoría de las personas que creen en los bancos tienen problemas.

Tú eso lo sabes, así que entras al lugar y como habías visto en el mapa te encuentras a tu derecha con una gran fila para la caja, donde atienden aburridos trabajadores las dudas de los clientes, y a la izquierda están las mesas, donde hombres y mujeres vestidos con chaqueta resuelven los problemas de los clientes más fieles.

El de seguridad te mira con cara de poca sorpresa y pocos amigos y te dice.- Haz cola allí.- y te señala una cola inmensa. No parece muy por la labor de ayudar. Mientras miras las cámaras disimuladamente. Una por allí, dos por allá... Perfecto.- Piensas.

Me quedo perpleja ante la respuesta del aquel hombre, obviamente era parte de mi actuación estelar, así que con una suave voz de igual manera continuo con mi persuasión, -Tranquilo amigo, puede que hayas tenido un mal rato pero no es para que te enojes con todos a tu alrededor- hago una pausa para mirarle de arriba abajo esbozando una sonrisa pícara y enarcando mi ceja derecha agrego –Aunque, así mal humorado y todo te ves guapo- le hago un guiño y camino en dirección a la que aquel guardia me indico anteriormente.

Perfecto, tengo la ubicación de las primeras cámaras, pienso mientras continuo caminando con un particular movimiento de caderas hasta llegar a la altura de la fila, en ese sitio observo a los cajeros e identifico las típicas cámaras de seguridad que ponen a sus espaldas.

-Oh por Dios, que calor hacia allí fuera, debo estar muy desaliñada- digo a mediana voz y vuelvo a tomar mi polvorera para esta vez buscar los ductos de ventilación, posibles sitios de alarmas y tubos de prevención de incendios.

El hombre se pone colorado y comienza a mirarle el escote a la chica. Poco después ella se va sin que a él le de tiempo a decir ni una palabra. Cuando ella está en la fila disimuladamente se pone a su altura y le dice.- Señorita... ¿Me permite que le ayude con su asunto?.- Y acto seguido le señala la puerta que hay junto a la fila, para que la acompañara...- ¿A qué se refería el hombre?

Volteo la mirada y bajo el espejo para guardarlo en el bolso, -Gracias, ¿y a qué se debe tu cambio oportuno y repentino?- dedicándole una sonrisa al hombre en cuestión, y siguiendo sus indicaciones camino hasta el lugar al que me señala. –Son pocas las personas que hacen su trabajo con buen carisma sabes, por eso te ira muy bien en la vida, no olvides mis palabras-

No pareces ver ninguna cámara mientras te encaminas al cuarto donde te indica el segurata. Cuando entráis, este cierra el pestillo interior de la puerta.- Así nadie nos molestará.- Dice, y acto seguido comienza a desabrocharse el cinturón.- Sé que lo estás deseando, y yo llevo un tiempo...- Sin más el hombre se quita los pantalones.- ¿A qué estás esperando?.- No parecía que fuera a tener muy buenas voluntades.- La puta que me provoca, la paga.- Acto seguido saca una porra y le ordena que se desnude. 

El lugar era un lugar lleno de cajas, sucio y desordenado, como un trastero.

Pensando en que quizá entraríamos a una especie de centro de seguridad, me doy por sorprendida cuando lo que encuentro al ingresar es un sitio lleno de mugre y suciedad, parece que hace falta alguien que se encargue de la limpieza. –Oye, ¿a que se debe el aseguramiento de la puerta?- pero sin dar más tiempo a una posible respuesta, el hombre se pone cachondo y libera su herramienta, -Vaya, aparte de guapo tienes con que responder eh- suelto una risa picarona hacia el guardia que en calor parece no escuchar ninguna palabra más que las voces mentales que le indican, folla, folla.

-¿Quieres que sea tu putita, cariño?- respondo al hombre con voz deseosa, y volteo para dejar encima de una de las cajas mi bolso, tomando cuidadosamente la navaja y escondiéndola entre el escote. Me vuelvo y subo mi falda, mostrando parte de mi ropa interior, y camino para acércame al hombre y agarrar fuertemente su miembro mirándole a los ojos, -te gusta esto, te gusta lo que ves cabrón… ¿eh?, ¿eres mi puto amo, eh?- de inmediato y al terminar las palabras me pongo de rodillas y lamo la punta de su pene hasta la base, para luego meterlo todo en mi boca.

Cuando más o menos observe la reacción del tipo y vea que está entrando en éxtasis, tomo de mi escote la navaja y la entierro en su vientre en un movimiento rápido, que me permita ponerme de pie para tomarle por el cuello y asfixiarle.

Lucianna tomó su navaja y la intentó ocultar en su escote, pero al girarse se cayó al suelo. El guarda la agarró rápidamente.- ¡Vaya! ¿Así que me intenta agredir? ahora sí está totalmente pillada, o se deja... o la llevo a la policía, acusada de intentar agredirme.- Dice intentando forzarla.

Al parecer mi sentidos no estaban en su punto el día de hoy, y esto se ira a cosas serias si no pongo de mi parte para salir de esta, ya sea ilesa, o con algunas magulladuras.

El hombre con mucha fuerza le arranca la ropa. Nadie es testigo de el abuso que se comienza a cometer en aquel lugar... pero el polvo es rápido, ya que tiene que volver al trabajo. A penas unas embestidas y nuestra amiga Lucianna se puede dar por violada literalmente. Ahora tendría una pesadilla todas las noches con ese hombre... hasta que consiguiera venganza... El hombre se viste y le da una chaqueta a ella para que se cubra.- Que sea la última vez que intentas agredir a alguien de seguridad.- Dice disimulando delante de la gente mientras echa a Lucianna de la habitación y finalmente del banco. Ahora ella estaba sola y medio desnuda. El segurata se había quedado su dignidad y su cuchillo. Buscas con la mirada a tus compañeros, pero ya parecen haberse ido en el coche... seguramente investigaran al de seguridad, por salir de un lugar con una chica con ropas rasgadas, aunque el hecho de que tuvieras un arma y hubieras intentado atacarle no te ponía en buen lugar...

Intento grabar en mi rostro su expresión y cada una de sus facciones, esta sería la primera y última vez que alguien me hacía algo como esto, y no permitiría que se saliera con la suya, tomando las cosas como puedo, salgo de la habitación y corro a la calle cubriéndome un poco el rostro, cuando estoy allí, alzo la mirada en busca de un taxi, para que me lleve devuelta al piso.

A pesar de ser una mujer que en algún momento se consideraba ruda, esta vez le salió el tiro por la culata, sus años de hacer cosas en contra de la ley seguramente le estaban pasando cuenta de cobro, pero esto no se quedaría así, tenía un último plan, para hacer las cosas sin tener que ir a lo bestia, pero ya adentro, las cosas no se iban a tornar color de rosa para tal segurata.

Justamente cuando sales del lugar pasa un taxi a toda velocidad. Alzas la mano y para con un frenazo contundente y sonoro. Al entrar el taxista, al cual no puedes ver bien el rostro le pregunta.- ¿Un día duro?.- Dice serio y con una voz profunda, la cual no suele coincidir con la voz de un taxista común...

Al momento de escuchar la voz, levanto la cabeza para observar a su propietario, acaso alguna vez la había escuchado antes, o solo fue una impresión, trato de limpiarme los ojos un poco y arreglarme la ropa, -Por favor, lléveme aquí- le escribo con el esfero una dirección en un trozo de papel de mi libreta de apuntes, la dirección es a dos calles del piso, no quería tener sabe lo todo por si algo podría pasar mal en nuestro plan.

- Tranquila, se dónde vives.- Y acto seguido comienza a callejear para llegar al piso franco.- Si está de nuevo en apuro no dude en llamar a nuestro servicio taxi.- Dice ofreciéndote una tarjeta sin girarse. Acto seguido espera a que bajes y se va.

Le miro a la cara a través del espejo retrovisor, quien era ese sujeto extraño que sabía dónde vivía, o bien se suponía que llegaría, ¿acaso es alguno de mis compañeros jugándome una broma y tienen un plan bien elaborado?

-Oye, una pregunta, ¿cómo sabes dónde vivo?- aun me inquieta por saber acerca del conductor misterioso.

Simplemente quiero que le des un mensaje a tus "chicos".- Acto seguido hizo una pausa.- Ese robo es nuestro. Ha llegado a su destino, le regalo el viaje.- Acto seguido esperó a que bajara, si no lo hacía por las buenas lo tendría que hacer por las malas...

A mis chicos, a que se refiere este hombre y porque supone saber que tenemos en mente, además, porque sabe dónde vivo, esto está muy extraño y no quiero averiguarlo, por ahora, pero seguro que esto les llamara la atención a los demás, esta situación se pone más peligrosa de lo que pensaba; esto no es como los robos de antaño, al parecer tenemos competencia… -Disculpe, la verdad no comprendo de que me habla señor, y que tenga un buen día-

Salgo del auto y camino en dirección contraria al apartamento, intentando perder de vista al taxista, y dar vuelta en la esquina de la cuadra, perdiendo un poco de tiempo y vigilando que de alguna manera nadie esté cerca, cruzo la calle y llego de nuevo al apartamento.